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XVII.

Carta de Hernan Cortés al Emperador, de Tezcuco á 10 de octubre de 1530.

S. C. Ces. M. Después que besé las manos á V. M. en Barcelona, y le dí cuenta de las cosas que hasta aquella sazon habian sucedido en esta Nueva-España, estuve algunos dias en Madrid para que los del Consejo de Indias cumpliesen lo que V. M. les envió á mandar cerca del remedio destas partes, porque, como quien mas que á nadie le dolia, tenia dello mas cuidado. Estando entendiendo en esto, llegó una cédula de V. M. en que mandaba al arzobispo de Santiago, presidente del Consejo Real', que entendiese en proveer las cosas de acá, y fué provision divina, y como de tan católico y cristianísimo príncipe se espera; y no en balde tiene Dios el cuidado de las cosas de V. M. que hasta aquí ha tenido, pues tanto V. M. tiene de su honra, y de dilatar su fé católica y conservar estas gentes que nuevamente á ella se convierten y tenga V. M. este por el mayor premio que ante Dios merece, porque en todo el universo no hay cosa donde su santa iglesia mas engrandezca.

acá

El arzobispo de Santiago se comenzó á informar de las cosas de para mejor acertar en su provision, y á esta causa hobo alguna dilacion; y en este tiempo llegaron muchas informaciones de religiosos y de otras personas celosas del servicio de Dios y de V. M. por donde al arzobispo y á los del Consejo de las Indias

Don Alonso de Fonseca y Azevedo, que lo fue desde 1526 á 1534.

les constó los insultos y robos y otros dapños que V. M. sabrá por otra parte, que el presidente é oidores que acá estaban hacian, y la necesidad que habia de breve remedio, y así comenzaron á dar mucha prisa en buscarle, y hablaron á algunas personas para encomendarles la presidencia de la nueva audiencia que proveian y con ninguna se concertaron. Las causas ellos las habrán dado á V. M.

Visito que en esto habia alguna dilacion, y cómo V. M. me mandó diese mucha priesa en mi venida, determiné de me partir antes de ver la conclusion desto, aunque deseando que todos vinieramos juntos por excusar algun escándalo que se me representaba que habia de haber con mi venida. Me detuve en Sevilla y en San Lucar muchos dias, y aun en Santo Domingo de la isla Española dos meses y medio, creyendo que cada dia me alcanzarian, y cómo yo traía mucha costa con la mucha gente que traje, no pude detenerme, y así me vine: verdad es que primero supe como la Emperatriz, mi Señora, y los del Consejo habian ya dado fin á este remedio, y señalado todos los oidores, y por presidente al obispo Santo Domingo de la Concepcion, y presidente de la isla Espaǹola', que tambien me paresció cosa proveida de Dios, segund lo que yo allí conoci de su persona y vi en las obras que hacia en su oficio; y tengo por cierto que Dios no tiene olvidados á estos que con tan buena voluntad desean su salvacion, y tan á rienda suelta se convierten y tan milagrosamente conocen su Criador.

Yo llegué al puerto de esta Nueva-España á 15 de julio deste año, y en la cibdad de Veracruz, que es el primer pueblo de españoles, presenté antel cabildo della la provision de V. M. en que me manda sea su capitan general en estas partes, y allí fué obedecida con todo acatamiento y pregonada publicamente. Antes desto habia scripto, luego que llegué al Puerto, á los oidores desta abdiencia, haciéndoles saber mi llegada y diciéndoles que saltando en tierra les haria mas larga relacion de lo que V. M. me mandó. Allí junto, cinco leguas de la cibdad de la Veracruz, está un poblezuelo pequeño que se dice la Rinconada, y antes le llamaban

Llamabase Sebastian Ramirez, y era natural de Villaescusa de Haro. Fué primeramente inquisidor de Sevilla, oidor de Granada, y presidente de la audiencia de SantoDomingo. Pasó después, como aquí se refiere, á presidir la de Méjico, y volvió á España, donde murió siendo obispo de Cuenca, en 1547.

los indios Yzcalpan, y es uno de los que V. M. me hizo merced, y por virtud della tomé la posesion con los abtos y diligencias necesarias ante escribano público. Y cómo los oidores supieron que la provision de V. M. habia sido obedecida y cumplida por los del cabildo de aquella cibdad de la Veracruz y supieron que habia tomado aquella posesion, sintieron mal dello, porque quisieran hacer con estas provisiones lo que con todas las otras que V. M. y la Emperatriz, mi Señora, han enviado, que es no haber cumplido ninguna; en especial lo quisieran mucho efectuar en estas, porque demás de la enemistad que á mis cosas han mostrado, sigueseles mucho interese por tener ellos, como tienen, todos los mas destos. pueblos mios, y se sirven y aprovechan dellos, unos puestos en cabeza de V. M., otros en si mesmos, otros en debdos y criados suyos, y de todos estos depósitos no tienen mas del nombre, y los intereses llevan ellos, como parescerá por los libros de los oficiales de V. M., que se verán cuánto son los intereses ó ventas que de los pueblos que para V. M. tienen señalados, se le han seguido, como ya otra vez hablando á S. M. en esta materia le dije. Y aun quisieron hacer alguna alteracion y bullicio, y enviar á prender los que obedecieron la provision de S. M., y hicieron muestra de juntar gente, y aderezar artillería, y hacer capitan della, y otros bullicios de esta calidad muy en deservicio de V. M. y desasosiego de la tierra. Cómo yo lo supe, hablé al obispo de Tlascala, y al prior de la órden de Santo Domingo, é al guardian de los franciscos, y les rogué y dije de parte de V. M. que fuesen á los oidores y les dijesen cómo yo habia sabido aquella novedad, y que ya sabian cuanto desasosiego era para la tierra y cuanto V. M. se deserviria; y que si hacian aquel apercibimiento de artillería é junta de gente para alguna cosa que conviniese al bien é pacificacion de la tierra, que ya sabian como yo era capitan general, y que ellos habian visto la provision que V. M. me dió y tenidola muchos dias; que me lo hiciesen saber, porque luego iria con mi persona, y con toda la gente que traía y con la que mas fuese menester á entender en ello; y que sino era para este efeto, que les rogaba y aun requeria de parte de V. M. que no hiciesen aquel bullicio ni alboroto, porque seria muy dapñoso, antes les pedia que nos conformásemos en todo para el servicio de V. M., y bien y sosiego de la tierra, y otras muchas cosas que me paresció que

convenia decirles y amonestarles para que se cumpliese la voluntad de V. M., pues yo mejor que nadie la sé en este caso.

Este obispo y religiosos aceptaron mi ruego, y fueron á la cibdad de Méjico donde ellos resíden, y yo me quedé en la provincia de Tascala ', porque la Emperatriz, mi Señora, me envió á mandar por una su cédula, que no entrase en la dicha cibdad con diez leguas á la redonda, á causa que entre los dichos presidente é oidores no hobiese algund escándalo, y así lo obedeci y cumpli, y hablaron á los dichos oidores, é significaron mi voluntad, y ellos respondieron que tambien la suya era de toda conformidad; pero las obras no correspondieron, ni hasta agora han sido conformes á esta respuesta, porque no solo no han querido cumplir provision ninguna de las que V. M. me mandó dar, ni merced de las que me mandó hacer, antes han tenido y tienen muchas formas para proseguir en hacerme dapño, porque luego que les constó la merced que V. M. me hizo del valle de Güaxaca 3, habiendo visto las provisiones originales, porque tuviese contradicion y por dar color á su dapñada voluntad, fundaron una villa en el dicho valle, y repartieron los pueblos dél que yo tenia, y V. M. me hizo merced, á los vecinos de la dicha villa, los cuales son todos hermanos, parientes, allegados de los dichos presidente é oidores, é me tomaron todos los otros pueblos que yo tenia en esta Nueva-España sin me dejar ninguno, é los repartieron asimismo por personas de esta calidad para que hobiese opositores que defendiesen la posesion, pues no era menester mas de oposiendo ellos los jueces, á los cuales dieron luego que en la tierra entré, mandamiento de amparo, y con ellos me requirieron. Por manera que demas de haberme tomado toda cuanta hacienda, mueble y raiz yo dejé en esta Nueva-España, me quitaron los dichos pueblos, é me han dejado sin tener de donde haya una hanega de pan ni otra cosa de que me mantenga. Y ademas desto, porque los naturales de la tierra con el amor que siempre me han tenido, vista mi necesidad, é que yo é los que conmigo traía nos moriamos de hambre, como dehecho se han muerto mas decientas personas de las que en mi compañía traje, por falta de refrige

Así en el original, pero parece que debió decir Tlascala.

2 Es la misma que queda ya impresa á pag. 497.

3 En otras partes Oaxaca.

rio y necesidad de provisiones, me venian á ver, é me proveian de algunas cosas de bastimento, enviaron los dichos oidores alguaciles á prender á los dichos naturales que conmigo estaban, é prendieron é llevaron presos muchos dellos con mucho escándalo y alboroto, á fin que los dichos naturales no me proveyesen, é se les diese á entender que yo no era parte para nada en la tierra, é para que con estas afrentas y con ponerme en estrecho de necesidad, yo no pudiese hacer sino resistir algo, por dar algund color á lo que tan falsamente han propuesto é querido decir, por tener, como han tenido, la tierra en tirania, é que no hobiese en ella quien contradicion les hiciese, para no obedecer, como hasta aquí no han obedecido ni cumplido, carta ni provision de V. M., sino como absolutos señores della han robado, así á los naturales como á los nuevos pobladores, y destruidola en tanta manera, que certifico á V. M. que si les durara, que en muy breve tiempo la pusieran en el término que á la Española y á las otras islas; por que ya falta mas de la mitad de la gente de los naturales, á causa de las vejaciones y malos tratamientos que han recibido, que ni han bastado para lo estorbar las ordenanzas que para defensa desto V. M. mandó hacer enviar, antes las han tenido suspensas sin cumplir ninguna dellas; y ahora, después de yo venido, andan en darles limitacion, diciendo que no se pueden sufrir, é para me enemistar con los españoles dicen é publican que yo fui él que las hice y dí á V. M. el aviso dellas; y ni tampoco ha bastado la proteccion que V. M. mandó que tuviese el electo obispo de Méjico, porque jamas han querido cumplir ni obedecer las provisiones que para esto trajo; antes porque el dicho electo ha trabajado de defender que no sean los naturales tan mal tratados, le han á él maltratado y ofendido, así en la persona, poniendo las manos en él, como en la famal, evantándole mil testimonios falsos, siendo como es uno de los buenos religiosos, y de buena doctrina y ejemplo que pueden ser, y como tal V. M. le escogió para el cargo mas por que si el dicho electo lo tuviera, ellos no pudieran haber tenido, como tienen, cada cincuenta mil castellanos en un año, sin cási otros tantos que han gastado en pagar muchas debdas que trajeron, y enviar á esos reinos, como han enviado, en cabeza de otros, mucha suma de oro y joyas, y gastar en banquetes y fiestas con mugeres y otras deshonestidades, que porque

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