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V.

Carta de Hernan Cortés al emperador : fecha en Cuyoacan á 15 de mayo de 1522

Muy alto y potentísimo príncipe, muy católico é invictísimo emperador, rey y señor. Con la presente envio á V. C. M. larga y particular relacion de las cosas sucedidas en esta Nueva-España, que por orden es tercera1 después que yo á ella vine y la poblé y conquisté con los trabajos y peligros que por ella y por las otras V. A. puede mandar ver; la cual envio juntamente con los oficiales de V. M. que á todo ó lo mas se han hallado presentes. Suplico á V. A. la mande recibir é oir benignamente, pues en ella se verán obras no de nuestras manos mas de Dios, con cuyo favor á V. M. se han hecho tantos servicios en estas partes, que por no me alargar los dejo de significar, y tambien por ser yo en parte ministro dellos.

Lo que á V. A. quiero solamente hacer saber es que después que en esta tierra estoy, que ha mas de tres años, siempre he escripto y avisado á V. M. y los de su consejo de las indias cosas que im- á portaban mucho á su servicio, y nunca hasta agora de cosa dellas he habido respuesta: la cabsa creo ha sido, ó no ser bien recibidas mis cartas y servicios, ó la distancia de la tierra, ó la negligencia

Es la siguiente carta-relacion, la cual parece en efecto ser tercera en órden de las mandadas por Hernan Cortés. El original se conservaba en Simancas, y hoy está en el Archivo de Indias, de Sevilla, er. un legajo rotulado: Descripciones y Poblaciones N° 7. Hay copía de ella y de esta carta de remísion en la Col. Muñoz, tomo LXXVI, fol. 267.

de las personas que solicitan mis negocios; é lo mismo ha acaecido á los pobladores é conquistadores desta Nueva-España que allá tienen sus procuradores. Y viendo estos la mucha necesidad que hay de informar á V. M. de las cosas de acá, agora tornan de nuevo á enviar sus procuradores; y porque dellos y de los que tienen mi poder V. A. será muy particularmente avisado, en esta no me alargaré mas de suplicar á V. C. M. tenga por bien de mandar dar abdiencia á los unos y á los otros, é recibir dellos el servicio y muestra que á V. A. hacemos desta su nueva y abundantísima tierra.

Por la relacion que agora envio verá V. M. la solicitud Ꭹ diligencia que yo he puesto en descubrir la mar del sur, y como gracias á nuestro Señor la he descubierto por tres partes, lo cual puede V. A. tener por uno de los mas señalados servicios que en las Indias se han hecho; y tambien ver como para descubrir y saber todo el secreto, que sin dubda, segun la noticia tenemos, se han de hallar maravillosas cosas, he comenzado á hacer cerca de la costa bien noventa leguas destas provincias navíos y bergantines; y porque antes de agora teniendo alguna noticia de la dicha mar, yo avisé á los que tienen mi poder de ciertas cosas que se habian de suplicar á V. M. para la mejor y mas breve expedicion del dicho descubrimiento, y despues acá no solamente yo he descubierto la dicha mar, pero aun en cierta costa della tengo poblados doscientos y cincuenta españoles, en que hay cuarenta de caballo; y porque aquel aviso mio no sé si se habrá recibido, porque fué por diversas vias, la persona que agora envio con mi poder, informará á V. A. muy larga y particularmente desta negociacion. Suplico á V. C. M. tenga por bien de le mandar oir, porque este negocio es de tanta importancia, que es mucha razon que V. A. le tenga en mas que á todo el resto de las Indias, segun de lo que, como digo, tenemos relacion.

Potentísimo señor, Dios nuestro Señor la vida y muy real persona y muy poderoso estado de V. C. M. conserve y aumente con acrecentamiento de muchos mas reinos y señorios como su real corazon desea. - De Cuyuacan á 15 dias de mayo de 1522 años. — Potentísimo señor, de V. C. M. muy humilde siervo Ꭹ vasallo que los muy reales pies y manos de V. A. besa Hernando Cortés.

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VI.

Tercera carta-relacion de Hernan Cortés al Emperador. Cuyoacan á 15 de mayo de 1522.

Muy alto y potentísimo Príncipe, Rey católico y invictísimo Emperador, mi Señor : con Alonso de Mendoza, natural de Medellin, que despaché desta Nueva-España á 5 de marzo del año pasado de 521, hize segunda relacion á V. M. de todo lo sucedido en ella, la cual yo tenia acabada de hacer á los 30 de octubre del año de 520, y á causa de los vientos muy contrarios, y de perderse tres navíos que yo tenia para enviar en el uno á V. M. la dicha relacion, y en los otros dos enviar por socorro á la isla Española, hubo mucha dilacion en la partida del dicho Mendoza, segun que tambien mas largo con él lo escribí á V. M.; y en lo último de la dicha relacion hice saber á V. M. cómo después que los indios de la ciudad de Tenuxtitan1 nos habian echado por fuerza della, yo habia venido sobre la provincia de Tepeacá, que era sujeta á ellos y estaba rebelada, y con los españoles que habian quedado y con los indios nuestros amigos le habia hecho la guerra y reducido al servicio de V. M.; y que cómo la traicion pasada y el gran daño y muertes de españoles estaban tan recientes en nuestros corazones, mi determinada voluntad era revolver sobre los de aquella

De varias maneras está escrito en las copias el nombre de esta capital; en unas: Temistlitan, en otras Temixtitlan, y Temixtitan en las mas. Todas son corrupciones de Tenuxlitlan que parece haber sido el verdadero.

gran ciudad, que de todo habia sido la causa; y que para ello comenzaba á hacer trece bergantines para por la laguna hacer con ellos todo el daño que pudiese, si los de la ciudad perseverasen en su mal propósito. Escribí á V. M. que entre tanto que los dichos bergantines se hacian, y yo y los indios nuestros amigos nos aparejábamos para volver sobre los enemigos, enviaba á la dicha Española por socorro de gente y caballos y artillería y armas, y que sobre ello escribia á los oficiales de V. M. que allí residen, y les enviaba dineros para todo el gasto y expensas que para el dicho isla socorro fuese necesario; y certifiqué á V. M. que hasta conseguir victoria contra los enemigos no pensaba tener descanso ni cesar deponer para ello toda la solicitud posible, posponiendo cuanto peligro, trabajo y costa se me pudiese ofrecer, y que con esta determinacion estaba aderezando de me partir de la dicha provincia de Tepeacá.

Asimismo hice saber á V. M. cómo al puerto de la villa de la Veracruz habia llegado una caravela de Francisco de Garay, teniente de gobernador de la isla de Jamaica, con mucha necesidad; la cual traia hasta treinta hombres, y que habian dicho que otros dos navíos eran partidos para el rio de Pánuco, donde habian desbaratado á un capitan del dicho Francisco de Garay, y que temian que si allá aportasen, habian de recibir daño de los naturales del dicho rio. E asimismo escribí á V. M. que yo habia proveido luego de enviar una caravela en busca de los dichos navíos, para les dar aviso de lo pasado, é después que aquello escribí, plugo á Dios que el uno de los navíos llegó al dicho puerto de la Veracruz, en el cual venia un capitan con obra de ciento y veinte hombres, y allí se informó cómo los de Garay que antes habian venido habian sido desbaratados, y hablaron con el capitan que se halló en el desbarato, y se les certificó que si iba al dicho rio de Pánuco, no podia ser sin recibir mucho daño de los indios. Y estando así en el puerto con determinacion de se ir al dicho rio, comenzó un tiempo y viento muy recio, y hizo la nao salir, quebradas las amarras, y fué á tomar puerto doce leguas la costa arriba de la dicha villa, á un puerto que se dice San Juan; é allí, después de haber desembarcado toda la gente y siete ó ocho caballos y otras tantas yeguas que traian, dieron con el navío á la costa, porque hacia mucha agua; y cómo esto se me hizo saber, yo escribí luego al capitan

dél haciéndole saber cómo á mí me habia pesado mucho de lo que le habia sucedido, y que yo habia enviado á decir al teniente de la dicha villa de la Veracruz, que á él y á la gente que consigo traia hiciese muy buen acogimiento y les diese todo lo que habian menester, y que viesen qué era lo que determinaban, y que si todos ó algunos dellos se quisiesen volver en los navíos que allí estaban, que les diese licencia y los despachase á su placer. Y el dicho capitan y los que con él vinieron determinaron de se quedar y venir adonde yo estaba; y del otro navío no hemos sabido hasta agora ; y como há ya tanto tiempo, tenemos harta duda de su salvamento: plega á Dios lo haya llevado á buen puerto.

Estando para me partir de aquella provincia de Tepeacá, supe cómo dos provincias que se dicen Cecatami y Xalazingo', que son sujetas al señor de Tenuxtitan, estaban rebeladas, y que cómo de la villa de la Veracruz para acá es por allí el camino, habian muerto en ellas algunos españoles, y que los naturales estaban rebelados y de muy mal propósito, E por asegurar aquel camino, Ꭹ hacer en ellos algun castigo, si no quisiesen venir de paz, despaché un capitan con veinte de caballo y docientos peones y con gente de nuestros amigos; al cual encargué mucho, y mandé de parte de V. M., que requiriese á los naturales de aquellas provincias que viniesen de paz á se dar por vasallos de V. M., cómo antes lo habian hecho, y que tuviese con ellos toda la templanza que fuese posible; y que si no quisiesen recibirle de paz, que les hiciese la guerra; y que hecha, y allanadas aquellas dos provincias, se volviese con toda la gente á la ciudad de Tascaltecal, adonde le estaria esperando. E así se partió entrante el mes de diciembre de 520, y siguió su camino para las dichas provincias, que están de allí veinte leguas.

Acabado esto, muy poderoso Señor, mediado el mes de diciembre del dicho año, me partí de la villa de Segura la Frontera, que es en la provincia de Tepeacá, y dejé en ella un capitan con sesenta hombres, porque los naturales de allí me lo rogaron mucho, y envié toda la gente de pié á la ciudad de Tascaltecal, adonde se hacian los bergantines, que está de Tepeacá nueve ó diez leguas, y yo con veinte de caballo me fui aquel dia á dormir á la ciudad

' Cecatami y Xalazingo, hoy llamado Xilozingo.

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