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la, y un bienhechor los hospedó en su casa, donde estaban muy incómodos; pero como habituados à vida muy penitente, sufrian con alegria lo estrecho y desabrigado de la vivienda, y sustentaban su vida con unas pocas de yerbas sin sal ni aceite, cuando mucho sazonadas con axi y un poco de casabe, que es el pan del pais. Predicaban y confesaban con un tezón estraordinario, y cuenta Herrera que cuando desembarcaron, por hallarse el Almirante con su muger en la Concepcion de la Vega, fué à verle fr. Pedro de Córdova à pie, treinta leguas de camino, comiendo raices y durmiendo en el campo: que fue recibido con grande reverencia, y predicó el dia siguiente amonestando á sus oyentes, que despues de comer le enviáse cada uno sus indios à la iglesia: todos fueron y teniendo un Cristo en la mano, con los intérpretes les hizo un sermon muy patético y largo, desde la creacion del mundo hasta que el Verbo fué puesto en la Cruz (139) por nosotros, sacando tanto provecho de él, que el Almirante y los indios todos le quedaron muy aficionados.

Al mismo tiempo se remedió un desórden muy grande que se habia introducido en la isla tocante à los indios. Con la avaricia que cegaba à los habitantes de la isla, se hallan los infelices indios vejadísimos y nada instruidos en los misterios de nuestra santa fé, aunque su instruccion fué el único pretesto que se tomò para el establecimiento de los repartimientos: pareciales á los encomenderos haber satisfecho sobradamente á su obligacion hacién, dolos bautizar, como si pudieran los adultos recibir este sacra mento en la fé de la iglesia como los pàrbulos. Los misioneros así franciscanos como del clero regular bien conocian este abuso, y se oponian cuanto podian procurando instruirlos ántes en el modo posible. Llegaron los padres de Santo Domingo à la sazon que coadyuvaron á la resistencia de los primeros ministros evangélicos clamando contra irreligion tan grande; hay autor (*) que diga que los padres domínicos fueron los primeros que hicieron advertir lo mal que se hacia en conferir el bautismo á los adúltos y que declararon contra una pràctica tan irreverente; pero no es fàcil persuadirse que varones tan doctos, que llegaron primero que los padres domínicos á trabajar en la conversion de estos indios, cometiésen un yerro tan grande; es cierto que los encomenderos des→ cuidaban mucho sobre la instruccion de sus encomendados, y que con la llegada de estos cuatro religiosos domínicos que vivian en tanta austeridad y cumplian con su ministerio con tanto celo, que se reformaron muchos abusos, y que tal vez ocurrian con su predicacion fervorosa al remedio de uno u otro caso de esta naturaleza, que no puede dar márgen para atribuirles que fueron los primeros que abrieron los ojos sobre pràcticas tan indecentes; mas me inclino á creer que nunca la hubo, y que siempre se opusieron los

[139] Por cierto que tenia materia para muchos dias, [*] Charlevoix.

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misioneros à las instancias de los encomenderos, cumpliendo con la obligacion de instruirlos, y bautizàndolos cuando lo hallaban por conveniente. En lo que principalmente se esmeraron estos cuatro religiosos, fué en reformar la corrupcion de los logros y usuras, y se puede decir que en muy poco tiempo hicieron mudar de semblante á toda la colonia en cuya santa obra fueron muy apoyados, de la autoridad del Almirante. Establecieron escuelas arregladas de doctrina cristiana para los hijos de españoles y de indios, y hallaron en estos últimos una docilidad grande, que los llenó de gran contento y admiracion: así que despues de haber trabajado con mas felices sucesos que solo prometian libertarlos de la esclavitud del demonio, pensaron en desviar de ellos aquella especie de servidumbre en que los tenian, clamando contra los repartimientos; pero cuando quisieron tocar esta tecla, se cambió la veneracion que se habian adquirido con la eminencia de su santidad, desinterès y celo, en una violenta persecucion como lo verémos à su tiempo.

Poco despues llegò fr. Domingo de Mendoza con otros religiosos que quisieron voluntariamente pasar á Indias en su compañia, y juntos con los cuatro que habian llegado antes, formaron una comunidad de quince frailes: se impusieron otras constituciones mas rigorosas que las que prescribe su regla, y vivieron muchos años guardando este rigor, à lo menos mientras vivió fr. Pedro de Córdova, de modo que floreció mucho la religion de Santo Do-. mingo en obediencia y pobreza. Con ardor y diligencia igual trabajaron los hijos de ambos patriarcas Santo Domingo y San Francisco en la conversion de estos idólatras, y tan raros ejemplos de piedad y de constancia dieron en ésta santa obra, que no pudo menos el Almirante D. Diego Colón, gobernador de la isla de Santo Domingo, que dar parte al Rey D. Fernando, que la conversion de los indios se lograba con mucha facilidad, asegurandole que se debia à la actividad y religioso empeño de estos ministros, y el Rey se lo agradeció, ordenándole que en ello pusiese el posi ble cuidado favoreciéndolos, y en especial á los padres indicados, para que llevasen adelante la fàbrica de una iglesia y monasterio que habian comenzado. (140) En este año cantó su primera misa el lic. Bartolomé de las Casas, (*) natural de Sevilla, que fué la primera misa nueva que se cantó en Indias, y como concurriò nucha gente á la novedad, y por ser tiempo de fundicion à la que traian todos el oro como doblónes, y de estas como tambien de algunas monedas de reales que se usaban ya, fueron ofrecidas muchas, las que regaló al misacantàno el padrino, el Almirante la celebró mucho, y varios particulares acomodados que se hallaban en la ciudad de la Vega; lo que hubo de singular en esta funcion (dice el historiador Herrera) fuè que los clérigos que allá con,

[140] Haróldo Epitom. anna! año de 1519. pag. 780, no. 1, [*] ́Al_mentar nombre tan respetable el corazon de todo americano se diluta.... El vuron grande, el padre de los indios.

currieron no bendecian, esto es que no se bebió en celebridad de ella una gota de vino, porque no se halló en toda la isla, por haber ya tiempo que no venian navios de España. Con la abundancia del oro que se cogia por entonces en la Española, y la grangería de los repartimientos, se introdujo fácilmente en los primeros pobladores de ella el lujo en galas y vestidos; é informado el Rey de los grandes excésos que pasaban en esto, mandó una pragmàtica ó ley suntuaria para poner remedio en tanta corrupcion, prohibiendo severamente el uso de bordados de oro y plata, y los vestidos de seda ú otra materia costosa, ordenando qué personas po⚫ dian vestirse con mayores adornos atenta su distincion y posibilidad. Herrera trae los capitulos de esta pragmática con toda su estension, que omito trasladar para evitar toda inútil proligidad.

Tuviéronse por este tiempo unas noticias bien funestas de los dos gobernadores Ojeda y Nicueza, que el año antecedente habian partido para el continente con el fin de descubrir y poblar por el golfo de Uraba, Veragua y demás tierras, cuyas costas habia descubierto el Almirante D. Cristobal Colòn. Despues de varios sucesos en que Ojeda manifestó siempre su grande ànimo, y Nicueza su poca conducta, al fin se determinaba ya nuestra gente á dejar aquella tierra, y estando todos en suma tristeza sin saber que hacer, oyendo cada uno á cada cual su parecer, dijo Vasco Nuñez de Balboa, hombre intrépido, valeroso y fecundo en arbitrios, que se acordaba que yendo por aquella costa algunos años antes con Rodrigo de Bastidas à descubrir, penetraron hasta lo último de este golfo, y que á la banda del occidente habian encontrado un pue blo de la otra parte de un gran rio, situado en unas tierras muy fértiles, y que gozaba de un clima muy bueno y templado, cuyos habitantes no usaban de flechas emponzoñadas. Todos concurrieron en el parecer de Vasco Nuñez, y gustosos determinaron atravesar al instante el golfo que tiene seis leguas de ancho, y hallaron ser verdad cuanto habia dicho Vasco Nuñez; pero á su llegada tuvieron que pelear los españoles con quinientos indios guerreros que tenian por capitan un cacique llamado Cemaco, los que entendiendo à que iban los castellanos despues de haber puesto en salvo las mugeres y los niños, se habian adelantado con la resolucion de no permitir que los españoles se establecièsen en sus tierras. Aunque Balboa habia asegurado que aquellos bàrbaros no usaban de flechas emponzoñadas, no queria la gente fiarse en ellos: à mas de eso la resolucion y valor que manifestaban, y el cuidado que habian tenido de apoderarse de un cerrillo que dominaba todo el llano, dieron que pensar à lus mas atrevidos de los castellanos. Estos entonces ocurrieron al cielo en lance tan apretado, haciendo voto à nuestra Señora, que en Sevilla llamaban la Antigua, de que enviarian gente que hicièse romerìa á su santuario, para que le ofreciése algunas joyas de oro y plata; y si les concediése victoria sobre sus enemigos, que la primera iglesia y puebles que hiciésen se llamarian Santa Maria de la Antigua: hecho el voto y

constreñidos por el bachiller Enciso bajo de juramento á la obligacion que hicieron de morir primero que volver las espaldas, dieron sobre los indios con mucho ardor y brio, resistieron un poco los indios; pero al fin fueron deshechos con mucha pérdida de los suyos, y se huyeron à los montes circunvecinos. Entraron luego los castellanos en el pueblo donde no encontraron á nadie; pero si mucha provision de comida: corrieron todo el pais sin encontrar ni un bárbaro, hallaron sus chozas solas, y pillaron cuantas alhajas habia de oro y plata, y mucha cantidad de algodón: pesaron el oro que era muy fino, y salió de las piezas, y joyas con que se adornaban aquellos indios el valor de diez mil pesos. Con esta espedi→ cion tan feliz ganó Vasco Nuñez mucha reputacion, y en cumpli miento del voto, acordaron todos de fundar y asentar allì una ciu→ dad que se llamáse Santa Maria la Antigua del Darien, que era el nombre del rio grande que descarga sus aguas en el golfo de Urába. Fué la primera ciudad y la primera silla episcopal del continente de la América; pero poco subsistió, y con el tiempo por los años de mil quinientos veinte y cuatro y veinte y cinco, se transfirió esta ciudad y silla à Panamà.

No solo tuvo la mortificacion el Almirante D. Diego Colón del establecimiento de la audiencia real de Santo Domingo por unos jueces de apelación que limitaron en gran manera sus prerrogativas, sino tambien el que recibió fuertes reprensiones de la corte, por no haber cuidado como debia los despachos de Diego Nicueza, y de Alonso de Ojeda. Asimismo por la facilidad que tenia en conceder repartimientos, llegaron los indios à disminuirse notablemente, tanto que por mucho favor ó por empeños, podian sus amigos, ó los que tenian crèdito en la córte, conseguir repartimientos muy escasos. El ejemplo de Nicueza movió el ánimo de algunos à ir á las pequeñas Antillas, para sacar de ellas por fuerza à algunos caribes. Uno de aquellos habitantes de la Española de los mas acomodados armó con tal fin una carabéla, y se metió en la Guadalupe; pero halló a los bàrbaros muy prevenidos, y se vió precisado á salir de la isla con pérdida de alguna gente, y sin haber tomado un esclavo siquiera: otros salieron muy bien librados con este proyecto; pero no devengaron sus gastos, y habiéndose introducido la mortandad en los indios de la Española, fue necesario por fin recurrir al trato de los negros, mal necesario, pues sin ellos como dice un autor, las colonias mejor establecidas en el nuevo mundo serian en el dia casi de ninguna utilidad y consideracion. Ya habian comenzado á introducir algunos negros en tiempo de D. Nicolás de Ovàndo; pero estaban tolerados, y aun à peticion de este gobernador (quien siempre se opuso à su introduccion) habia mas ordenes del Rey catòlico contra esta novedad: temia el gobernador Ovando que esta nacion que parecia soberbia é indómita se rebelase si llegaba á multiplicarse, y atragese á los indios à mover una revolucion peligrosa. Ahora la necesidad obligó à valerse de ella, para reemplazar la pérdida de los naturales de

Santo Domingo, y con el tiempo se vió que no se conocia muy bien su genio, y es cierto que á mas de tener los negros mas espíritu y fuerzas que los indios, pues un negro trabajaba por seis naturales, se acostumbraban mas bien à la esclavitud para la que parece haber nacido: (141) no se enojan fàcilmente: se contentan de poco para su sustento, y no dejan de criarse robustos y fuertes, aunque coman mal: tienen en efecto su altivéz y mala condicion; pero con mostrarles mas orgullo y entereza, basta para tenerlos sujetos, y con latigazos hacerles conocer que tienen amos. Lo que admira es, que por mas que los castiguen y hasta con bastante crueldad, no conservan especial rencor contra sus amos, y no se enflaquecen ni pierden nada de sus carnes. Y porque habian informado á los Reyes que los indios iban à menos y que no sufrian mucho por su poco espíritu el trabajo de las minas, mandaron á los oficiales reales de la casa de Sevilla, que enviásen esclavos para trabajar en ellas. Verémos en los años siguientes como se insistió en la introduccion de negros en las Américas, bajo el pretesto mismo de la inutilidad de los indios y pujanza en fuerza de los negros, y hoy por hoy palpamos de sobra el daño infinito. que ha causado entre nosotros la introduccion de esta casta, principalmente en órden à la limpieza de sangre en las familias establecidas en la América; dejando aparte otros muchos y muy graves inconvenientes, que se han pulsado. (142)

CAPITULO 23.

Creacion de los primeros obispos de las Indias: nuevas disputas sobre los repartimientos; se exâmina en el consejo la causa de los preparativos para la conquista de la isla de Cuba: religion de sus habitantes: queda sujeta la isla al capitan Diego Velazquez, y por consiguiente á la dominacion española. Año de 1511.

Si el año antecedente fué desastrado y memorable en las

[141] Error detestable; nadie ha nac do para ser esclavo: la primera prerrogativa del hombre es ser libre hasta para cumplir con la ley de Dios.

[142] En el dia esta raza exótica se ha propagado infinito, hasta establecer un nuevo imperio. Los negros acabaron con los indios, y despues con los franceses y con todo blanco. Fundaron un gobierno bajo el mundo de Cristobal que atacado por el mulato Pethion le obligó à darse la muerte de un balazo en la cabeza. Por su muerte se convirtió en república independiente con una constitucion política de las mas libera

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