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las letras de este eclesiástico, no fué como la de los demás criollos que queda sepultada en aquel continente; la de D. Cárlos de Sigiienza voló en España, y el rey Carlos II lo hizo su cosmógrafo: de allí pasó á Francia, de donde Luis el Grande que deseaba recoger en Paris los mayores hombres, le escribió convidándolo con un buen partido que no quiso admitir." Este célebre literato profesó en la Compañía de Jesus pocos dias antes de su muerte, y su cadáver fué enterrado en el colegio de San Pedro y San Pablo, capilla de la Purísima, colegio perteneciente á la congregacion de aquellos religiosos misioneros.

El mismo año falleció en España el rey Cárlos II el hechizado, último vástago de la dinastía austriaca en la península. El rey Felipe V de Borbon que le sucedió en el trono, viendo amenazada sus posesiones ultramarinas por la guerra que iba á declararle toda la Europa, y confiando muy poco en las ideas políticas del conde de Moctezuma y Tula, lo removió del gobierno de la Nueva-España el año de 1701, y despues lo honró con el título de duque de Atlisco y grande de España. Le sucedió en el mando por segunda vez D. Juan de Ortega Montañez, promovido el año anterior del obispado de Michoacan al arzobispado de México.

Durante la administracion española de México en el siglo diez y siete, no brilló una sola idea que tendiese á mejorar la suerte de los colonos con relacion á sus propios intereses; pues la desconfianza que existia de mucho tiempo atrás en el espíritu de los monarcas de Castilla, le hacia mirar con horror cualquier idea de progreso intelectual en los pueblos que habia vencido con sus armas. Las mejoras materiales que se establecieron tanto en la capital como en los demás puntos del territorio, no llevaron por objeto engrandecer el pais en favor del mismo pais; porque siendo otra la política de los castellanos en América, creyeron ver en esas mejoras un medio de poner á contribucion los inmensos terrenos de la Nueva-España. La metrópoli, donde entónces eran desconocidas las sábias doctrinas de economía política, no habia concebido las mejores ideas de conservacion en cuanto á sus colonias; pues creyendo deber conseguir por medio de la fuerza é ignorancia, lo que debió haber implorado desde un principio de la dulzura y sabiduría, entregó la suerte de sus colonos á la cruel é inhumana direccion de los inquisidores de México, y la dureza de este tribunal que se dió á conocer en sus severos castigos, preparó insensiblemente la revolucion que ya hervia en el cerebro de muchos habitantes de la Nueva-España. Los autos de fé tan frecuentes durante el siglo diez y siete, no solo llenaron de horror á los hombres que tenian luces naturales para conocer sus ultrajados derechos, sino que fueron envileciendo à la clase indígena del pais, hasta el extremo de haberla hecho degenerar en perjuicio de sus intereses y los del comun. La política española del siglo diez y siete, está esplicada en la historia de la Inquisi

cion de la misma época; pues á ella confió la custodia de sus ideas religiosas y viejas instituciones.

CAPITULO X.

Vireinato de Nueva España.

(SIGLO DIEZ Y OCHO.)

GOBIERNO DEL ILLMO. SR. D. JUAN DE ORTEGA MONTAÑEZ, arzobispo y trigésimotercero virey de México. Gobierno de D. Francisco Fernandez de la Cueva Enriquez, trigésimocuarto virey de México. Gobierno de D. Fernando de Alencastre Noroña y Silva, trigésimoquinto virey de México. Gobierno de D. Baltazar de Zúñiga, trigésimosesto virey de México: conquista de la provincia de Nayarit. Gobierno de D. Juan de Acuña, trigésimosétimo virey de México: construccion de la Aduana y casa de Moneda. Gobierno del Illmo. Sr. D. Juan Antonio de Vizarron y Eguiarreta, arzobispo y trigésimoctavo virey de México: horrorosa peste conocida con el nombre de Matlazahualt. Gobierno de D. Pedro de Castro y Figueroa, trigésimonono virey de México: gobierno provisional de la real Audiencia. Gobierno de D. Pedro Cebrian y Agustin, cuadragésimo virey de México. Gobierno de D. Francisco de Giiemes y Horcasitas, primer conde de Revillagigedo y cuadragésimoprimero virey de México. Gobierno de D. Agustin de Ahumada y Villalon, marques de las Amarillas y cuadragesi mosegundo virey de México; gobierno provisional de la real Audiencia. Gobierno de D. Francisco Cajigal de la Vega, cuadragésimotercero virey de México: gobierno de D. Joaquin de Monserrat, marques de Cruillas, cuadragésimocuarto virey de México. Gobierno de D. Carlos Francisco de Croix, cuadragésimoquinto virey de México: espulsion de los Jesuitas: motin de Guanajuato y otras provincias: cuarto concilio mexicano. Gobierno de D. Martin de Mayorga, cuadragésimosétimo virey de México. Gobierno de D. Matias de Galvez, cuadragésimoctavo virey de México: gobierno provisional de la real Audiencia. Gobierno de D. Bernardo de Galvez: gobierno provisional de la real Audiencia. Gobierno del Illmo. Sr. D. Alonso Nuñez de Haro y Peralta, arzobispo y quincuagésimo virey de México: gobierno de D. Antonio de Flores, quincuagésimoprimero virey de México. Gobierno de D. Juan Vicente de Giiemes Pacheco de Padilla, segundo conde de Revillagigedo, y quincuagésimosegundo virey de México. Gobierno de D. Me

guel de la Grua Talamanca y Branciforte, quincuagésimotercero virey de México: conspiracion de Juan Guerrero. Gobierno de D. Miguel José de Azanza, quincuagésimocuarto virey de México: conspiracion de los machetes. Breve ojeada sobre la situacion de México en los últimos años del siglo diez y ocho.

GOBIERNO DEL ILLMO. SR. D. JUAN DE ORTEGA MONTAÑEZ, arzobispo y trigésimotercero virey de México (1701 á 1702). La muerte de Cárlos II dió por resultado una guerra que duró mas de veinte años entre el archiduque Cárlos y Felipe de Anjou; pero á pesar de que el segundo habia concebido temores acerca de la seguridad de sus colonias, donde fué jurado rey de España con gran pompa y solemnidad, los habitantes de México permanecieron tranquilos espectadores de la lucha empeñada entre las casas de Austria y de Borbon. La córte española no tuvo razon al concebir sospechas contra el noble comportamiento del conde de Moctezuma; porque aun conviniendo en que tuviese afecciones por la casa de Austria, debió haber considerado que los criollos de México estaban interesados en la tranquilidad y union del pais, como dos garantías necesarias para equilibrar la superioridad numérica de los indígenas y las castas, cuya aversion á españoles y criollos era muy conocida para dejar de infundir recelos en todas ocasiones. Bajo la corta administracion del arzobispo Montañez, sugeto recomendable por sus virtudes y actividad, no hubo suceso alguno que sea digno de ocupar un lugar en la historia, á no ser la fria relacion de los prudentes actos gubernativos de aquel insigne prelado. ,,El arzobispo virey, dice el Sr. D. Lúcas Alaman, persiguió con empeño todos los vicios y en especial á los ociosos, considerando la ociosidad como orígen de todos los males. Por este motivo el dia 2 de Mayo de 1702, habiendo ido á visita de cárcel, entró en la sala del crímen, y hallándola llena de gente que estaba oyendo los informes y alegatos de los abogados, mandó cerrar las puertas é hizo prender á todos los que allí estaban, que eran muchos, diciendo que pues iban á entretenerse en oir pleitos, no tendrian ocupacion." Habiendo salido de Veracruz la flota española escoltada por una escuadra francesa, escapó á la vigilancia de los ingleses que la aguardaban en la sonda de la Tortuguilla, y habiendo buscado un abrigo en la bahía de Vigo para libertarse de los enemigos, cayó en poder de ellos y perdió mas de diez y siete millones de pesos. El arzobispo virey dejó el mando el 18 de Noviembre de 1702.

Gobierno de D. Francisco Fernandez de la Cueva Enriquez, trigésimocuarto virey de México (1702 á 1710). El nuevo virey llevaba el título de duque de Alburquerque, y como pertenecia á esta familia muy ilustre en los anales españoles, se hicieron grandes preparativos para solemnizar su entrada en México, que se ve

rificó el 27 de Noviembre de 1702, habiendo salido á encontrarlo hasta Otumba el arzobispo de aquella ciudad. Ningun virey hasta entonces habia desplegado tanto lujo y magnificencia como et duque de Alburquerque, y nadie como él dió á su autoridad el carácter de un verdadero despotismo, segun aparece por los diarios manuscritos de aquellos tiempos. A principios de 1703, los soldados de Palacio vistieron uniforme á la francesa, y los particulares adoptaron en sus trages las modas francesas para seguir la imitacion del gobierno. Felipe V condecoró á su duque con el toison de oro en 1708, y el inquisidor mas antiguo D. Francisco Deza le puso por comision especial las insignias de esta órden. En 1709 se verificó la dedicacion del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, erigido en Colegiata por real provision de Felipe I, y en 1747 se juró á la Santísima Virgen por patrona de todo el reino de Nueva-España. El duque de Alburquerque dejó el mando á fines

de 1710.

Gobierno de D. Fernando de Alencastre Noroña y Silva, trigé simoquinto virey de México (1711 á 1716). El duque de Linares y marques de Valdefuentes, cnyos titulos condecoraban al nuevo virey, fué testigo de dos acontecimientos muy al principio de su entrada al gobierno: una nevada que llenó de admiracion á todos los habitantes de México, y un fuerte temblor verificado el 16 de Agosto de 1711 por espacio de media hora, y tan fuerte que las campa nas sonaron por sí solas, llevando la desolacion entre los affigidos vecinos de la cindad. El virey se dedicó con empeño á la persecucion de los ladrones y malhechores, habiendo contribuido á la ereccion del tribunal de la Acordada que se fundó por mandato de la Audiencia, y sobre este punto formó una instruccion para que sirviera de norma á su sucesor en el gobierno. Esta instruccion, dice el Sr. Alamán, da la mas alta idea de la capacidad de este virey. Escrita con precision y agudeza, pinta en ella al natural á todos los individuos que ocupaban los puestos principales de la iglesia y del estado: descubre con acierto los males de que uno y otro adolecian, y las arterías de que se valian los seductores para hacer entrar á los vireyes en sus miras. Es un documento inapreciable, que sin embargo no se ha impreso nunca." El duque de Linares mandó construir los arcos de Belen con la renta que producia el estanco de la nieve, y estableció en la provincia de Monterey la colonia de San Felipe de Linares, conocida actualmente con el nombre de ciudad de Linares en el estado de Nuevo-Leon. Este funcionario dejó el mando el 15 de Agosto de 1716, pero no habiendo podido partir á España á causa de sus penosas enfermedades, murió en México á 3 de Junio de 1717, y fué sepultado en la iglesia de San Sebastian que era entonces el convento de los religiosos carmelitas.

Gobierno de D. Baltazar de Zúñiga, trigésimosesto virey de TOM. I.

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México: conquista de la provincia de Nayarit (1716 á 1722). D. Baltazar de Zúñiga, marques de Valero y duque de Arion, tomó posesion del mando el 16 de Agosto de 1716, y durante su gobierno fué nombrado visitador el inquisidor de México D. Francisco Garzaron. Todos los vecinos vivian contentos bajo su prudente y justiciero sistema administrativo; pero el dia de Corpus de 1718, al retirarse de la procesion el marques de Valero, un demente pretendió sacarle el espadin cuando subia la escalera de Palacio con la audiencia y demás comitiva. Este hombre llamado Nicolás Camacho, natural de San Juan del Rio, fué detenido y reducido á prision, de donde pasó á habitar con sus compañeros en el hospital de San Hipólito. Dos años antes el mismo virey, muy recien entrado á desempeñar el gobierno de Nueva-España, tuvo noticia del estado aflictivo en que se hallaban los colonos de la provincia de Tejas, y los proveyó de víveres, soldados y menestrales para enseñar las artes á aquellos indígenas.

En 1718 fijó su atencion en la provincia de Nayarit, pais situado entre los estados de Zacatecas y Jalisco, de donde vino á México su principal cacique para reconocer al rey de España por señor de su territorio, trayendo tambien por objeto conseguir para su nacion el uso de la sal que se producia en las costas del mar del Sur inmediatas á la provincia; pues con motivo de algunas hostilidades que habian provocado los nayaritas, los vecinos de las costas les habian prohibido acercarse á aquellas salinas. El padre Cavo, hablando de esta provincia y de la presentacion de su gefe en México, dice lo siguiente: ,,Es evidente que la reduccion de esta provincia cuando no fuera libre, era por su situacion dificultosísima, pues corriendo de Norte á Sur al pié de cuarenta y cinco leguas, de Oriente á Poniente por mas de treinta, toda la provincia se compouia de los despeñaderos que forma en aquella parte la gran sierra madre, que corre de la una á la otra América, por lo cual pocas gentes apostadas en aquellos desfiladeros, con las piedras que tienen á mano, podian derrotar un ejército bien ordenado. Aun en nuestros dias, que los misioneros jesuitas teniamos cuidado de la composicion de caminos, apenas podia ir por ellos una béstia á media carga, y cuando caminabamos por la provincia, á veces era necesario cerrar los ojos para no desvaHecernos. Con todo, la tierra es abundante, á lo que parece, de minerales ricos, que los indios tienen cuidado de ocultar á los españoles, y tan fértil, que en las cañadas que forman tres grandes rios que cortan la provincia, y que abundan de pescados de esquisito sabor, se dan casi sin cultivo maices, frutas y añiles, y otras producciones que apenas las creeriamos sino las hubiéramos visto. La lengua Cora, que en la mayor parte de estes pueblos se habla, es tan dificil, que si no se está entre ellos muchos años, no se puede aprender; y tiene de particular que no se asemeja á otra de las naciones que tienen vecinas, de donde parece se puede colegir que estos indios des

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