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tina desapiadada esclavitud, siempre que no quisiesen abrazar la fé católica y someterse al yugo de la nacion conquistadora, La armada se hallaba tripulada con dos mil hombres entre españoles é indígenas. Los aventureros se hicieron à la vela con direccion â Veragua; pero la tenacidad de los costafirmeños, las tempestades y otros accidentes, el hambre y las saetas enemigas acabaron con la mayor parte de la gente expedicionaria: de suerte que despues de una cadena de funestos acontecimientos, se formó una pequeña colonia en Santa Maria la Antigua al mando de Nuñez de Balboa. El famoso Francisco Pizarro tomó parte en esta expedicion.

Colonizacion de San Juan de Puerto-Rico: colonizacion de la isla de Cuba (1511). El almirante gobernaba á Santo Domingo con aprobacion de los buenos castellanos, que veian en sus determinaciones gubernativas realizadas las intenciones de la metrópoli; pero el obispo Fonseca y Lope, Conchillos, secretario del rey, que erau contrarios á la familia de Colon, no perdian ocasion de indisponer la voluntad de aquel contra su nuevo almirante. A consecuencia de esto, al poco tiempo se formaron en la Española dos partidos: uno capitaneado por el tesorero Miguel de Pasamonte, que servia de instrumento á las ruines maquinaciones del obispo; y el otro se componia de los honrados favorecedores del almirante, á quien se queria atribuir el proyecto de alzarse contra su soberano. Entretanto Don Diego, cuyo noble y franco carácter lo ponia al abrigo de cualquier sospecha, continuaba promoviendo en favor de los intereses coloniales cuanto le parecia necesario y útil. Las reales cédulas que eran debidas al favoritismo de los cortesanos, no las cumplia hasta esperar la segunda órden, conforme se le habia autorizado en sus instrucciones. Esta enérgica conducta encendió muy pronto en la córte el ódio de sus enemigos, que consiguioron del rey en este año el establecimiento de un tribunal superior, al cual se apelase de las providencias del almirante y sus alcaldes mayores.

Los negocios de Indias se miraban cada vez con mayor entusiasmo: en el pueblo español habia eundido sobremanera el espíritu de los descubrimientos, ó la ambicion de adquirir riquezas poniendo á contribucion el trabajo de los indígenas; aunque algunos veian tambien un campo abierto á sus deseos de gloria, donde el valor y la lealtad del siglo podian añadir nuevos laureles á la rica corona de Castilla. A mas de haberse multiplicado en la Española el uso de los repartimientos, se introdujeron en ella cincuenta negros esclavos, cuya raza ha sido despues muy funesta al porvenir de las Antillas: se prohibió al mismo tiempo la emigracion forzada de los indígenas pertenecientes á las otras islas, á menos que se hallasen en estado de guerra. Esta excepcion 'dió Ingar á innumerables abusos; porque algunos navegantes los molestaban en sus pacífi

cas poblaciones, y los arrastraban hasta la Española so pretesto de haber hecho armas contra ellos.

Don Diego habia nombrado gobernador de Puerto-Rico al caballero Juan Ceron, á fin de que continuase la obra de la conquista en esta isla; pero los enemigos de la gloria de su padre, que no desperdiciaban la ocasion de contrariar sus providencias, representaron al rey los buenos servicios que habia prestado Juan Ponce de Leon, cuando se hizo el reconocimiento de la isla, y consiguieron al fin que se le diese el gobierno de ella: esta providencia hirió profundamente el amor propio de Don Diego; pues no se le escondia la mano oculta que intrigaba coutra él al rededor del trono. Valiéndose Juan Ponce de Leon de frívolos pretextos, cuando se encontró en plena posesion de su gobierno, mandó aprender á su antecesor y lo envió á Castilla bajo partida de registro; pero no tardó en volver libre y con mercedes del rey á la Española. Ponce de Leon fundó en seguida una poblacion castellana al norte de la isla, con el objeto de poner en obra la explotacion de las minas de oro; pero apenas comprendieron los indios lo gravoso del sistema de los repartimientos, cuando sintiéndose heridos en los derechos de su libertad é independencia, formaron el plan de acabar en un solo dia con los conquistadores europeos. La fortuna no correspondió á sus deseos; pues habiendo derrotado los castellanos sus ejé citos en multitud de combates, lograron domar al fin el heroismo de los habitantes del pais. En posesion tranquila de la isla, todavia tuvieron que lidiar por mucho tiempo con los caribes de las islas inmediatas, los cuales invadian contínuamente las costas, cargando con los indefensos indígenas para saciar su apetito de comer carne humana. Por una parte los caribes y por otra las crueldades del pueblo conquistador, exterminaron en breve tiempo la numerosa poblacion de esta isla. Juan Ponce de Leon, además de llevar á cabo esta conquista, tuvo la gloria de distinguirse el siguiente año con el descubrimiento de la Florida, de cuya provincia nos ocuparémos en la historia de los Estados-Unidos.

Viendo Don Diego Colon que las minas de oro empezaban á disminuir en la Española, se propuso llevar á cabo la completa ocupacion de la isla de Cuba, cuyos tímidos habitantes no debian oponer obstinada resistencia á las armas españolas. El capitan Diego Velazquez, muy conocido ya por sus antecedentes militares, mereció su confianza para el buen éxito de esta empresa; y habiendo reunido la fuerza de trescientos hombres en la villa de Salvatierra de Zabana, donde disfrutaba el prestigio debido á su autoridad, marchó al frente de ellos con direccion á las playas de Cuba. El capitan Velazquez habria encontrado muy poca resistencia en esta isla, si el cacique Hatuey, que huyó de la Española al sentirse agoviado por las crueldades del pueblo conquistador, no hubiese reclamado de sus habitantes contra ellos el sostenimiento de

la independencia y libertad, pintándoselos como vasallos vendidos á la codicia del oro. El cacique Hatuey juntó su gente en la provincia de Maicí, donde se encuentra la punta del mismo nombre, y se preparó á resistir el impetu guerrero de los colonos de Europa. A pesar de que el encuentro fué sostenido con valentía, correspondió muy mal á los deseos del cacique; pues habiendo caido prisionero de guerra, el gefe español dió la inhumana órden de que se le quemase vivo: horrible castigo que infundió un pánico terror en el espíritu de la raza conquistada.

Pánfilo de Narvaez, á la cabeza de treinta buenos flecheros, habia acudido desde Jamaica á Cuba en auxilio de Diego Velazquez. Habiendo recibido el nombramiento de teniente, marchó en seguida á recorrer algunas provincias del pais, en las cuales no encontró séria y formal resistencia, excepto una sorpresa que le dieron en tierra de Bayamo por su descuido y abandono. El Padre LasCasas, que acompañó á Narvaez en esta expedicion, templó muchas veces las crueles intenciones de los aventureros españoles. Cuando el capitan Velazquez recibió el nombramiento de gobernador, fundó varias colonias que han trasmitido sus nombres á las principales poblaciones que existen hoy en Cuba, eligiendo para su residencia la ciudad de Santiago, antigua capital de la isla. Âunque los indígenas no habian admitido gustosos el yugo de la dominacion extrangera, lejos de buscar en las armas una defensa á sus derechos, encontraron mil veces en el suicidio un remedio para la cesacion de sus males civiles y políticos.

La crueldad de los europeos encontró un vasto campo en esta isla; pues á fines del siglo XVI, segun el cálculo mas probable, habian ya desaparecido de ella sus primitivos habitantes, cuyo número era muy crecido en los primeros dias de su conquista. La raza africana, vendida á la codicia europea como un género de comercio, fué consagrada desde un principio á los pesados trabajos del campo con el sello de la esclavitud. En 1521 se introdujeron por primera vez en su parte oriental trescientos negros; y desde esa época hasta 1825, segun opinion del baron de Humboldt, se trasportaron de Africa el considerable número de cuatrocientos trece mil quinientos esclavos negros. Esta infoliz raza, sin la conciencia de su libertad y derechos, además de ofrecer á la civilizacion de Cuba el triste espectáculo de su miseria y abatimiento, ha destruido en el pensamiento de los amantes de una libertad moderada, la idea de conseguir para ella los mismos derechos políticos que disfruta la metrópoli española.

Regreso de Don Diego Colon á Castilla: descubrimiento del rio de la Plata (1514 á 1515). Las intrigas de la córte tomaban cada dia mayor incremento. Habiendo recibido Rodrigo de Alburquerque el nombramiento de repartidor de indios, cuyo oficio habia formado siempre parte de las atribuciones del gobernador, el almi

rante se creyó ofendido en los derechos de su dignidad y honor; pnes se le excluia completamente de toda intervencion en el asunto. Para esta providencia influyó sobremanera el tesorero Miguel de Pasamonte, cuyo buen celo en el desempeño de la mayordomía de Real Hacienda habia llegado á tal grado, que habiando encontrado sesenta mil vecinos indios en 1508, época de su arribo á la Española, solo pudo dar cuenta de catorce mil al nuevo repartidor; pues los demás habian muerto ó huido para substraerse á las crueldades de sus opresores. Deseoso el almirante de reclamar la reparacion de sus agravios, obtuvo permiso del rey para ir á la córte de Castilla, á donde llegó con feliz viage el año de 1515, llevando el sentimiento de la reciente muerte de su honrado é ilustre tio Don Bartolomé. Los jueces de apelacion se hicieron cargo provisionalmente de las riendas del gobierno. Don Diego fue recibido en la córte con señaladas muestras de estimacion; pero cuando trató de reclamar su parte de utilidad en las provincias descubiertas por su padre en Tierrafirme, como tambien la reparacion de los vejá-, menes que habia sufrido en la Española, se vió otra vez envuelto en un laberinto de interminables pleitos.

El casual descubrimiento que del imperio del Brasil habian hecho los portugueses, así como el deseo de hallar mas fácil camino para las islas Molucas y de la Especería, movió el ánimo de Fernando á costear una expedicion que colocó bajo el mando de Juan Diaz de Solís. Habiendo salido de España este inteligente nave-. gante en octubre de 1515, siguió á lo largo la costa de la América meridional hasta presentarse delante de la desembocadura del gran rio de la Plata, por cuyas corrientes penetró con el objeto de cerciorarse si era un estrecho que salia al oceano Indico. Despues de haber surgido cerca de una pequeña isla que se encontraba en la fuerza del rio, formó el proyecto de apoderarse de algunos indígenas para llevarlos à Castilla; pero apenas desembarcó en tierra al frente de unos cuantos españoles, cuando fué vencido y muerto por una emboscada que le pusieron aquellos. Sus buques volvieron á Castilla sin haber hecho ningun otro descubrimiento.

Esfuerzos de Bartolomé de Las-Casas en favor de los indios: diputacion de los religiosos de Sun Geronimo: expedicion de Francisco Fernandez de Cordoba á Yucatan (1516 á 1517). El sistema de los repartimientos diezmaba á los indígenas de las islas: en vano los religiosos domínicos, contra la opinion de los franciscanos, habian levantado su voz en favor de los miserables isleños; porque sus clamores no encontraron eco en el frio é indiferente corazon de los conquistadores, cuyas principales autoridades se hallaban interesadas en mantener los abusos que se cometian contra aquellos infelices. Ya era tiempo que se hicieran algunas importantes reformas sobre este asunto; pues el cristianismo y la morali

pública repugnaban el diario espectáculo de la opresion y escan dalosos crímenes.

El Lic. Las-Casas que acompañó á Velazquez en su expedicion á Cuba, habiendo tenido ocasion de estudiar el sencillo y dócil carácter de los indígenas, concibió el proyecto de representar sus derechos ultrajados ante la justicia del trono de Castilla, á cuya som, bra se habia levantado y sostenido el abusivo sistema de los repartimientos. Las-Casas hizo dejacion de la encomienda que se le habia dado en Cuba; se embarcó en 1514 con direccion à la Españo la, donde no tuvo embarazo de manifestar públicamente sus piadosas intenciones; y apenas tuvo en España una corta conferencia con el rey Fernando en 1516, cuando la muerte de éste vino á interrumpir el curso á sus pretensiones. El cardenal Jimenez de Cisneros, arzobispo de Toledo, que entró á regir provisionalmente los destinos de la monarquía, oyó con interés las quejas del misionero de los indígenas, y despues de haber tenido varias conferencias con algunos individuos inteligentes de la córte, nombró una comision compuesta de tres religiosos de San Gerónimo, un abogado y el mencionado Las-Casas, para que se encargase de arreglar en la Española tan graves como perniciosos males. Entre las opiniones encontradas de dominicos y franciscanos, fué prudente el nombramiento de una tercer órden religiosa, extraña á los intereses del pais, para que pudiera obrar con independencia é imparcialidad. El Lic. Las-Casas recibió el título de Protector General de las Indias.

La comision religiosa, cuyas instrucciones no podian ser mas favorables al buen gobierno de los indígenas, procuró tomar informes de la conducta que observaban los castellanos con la raza conquistada; y aunque se persuadió de los escandalosos abusos que se habian cometido en la isla, no creyó oportuno confiar á una violenta reforma la destruccion de males arraigados en el corazon de la colonia. Por otra parte, el abandono y desidia de los isleños le hizo creer que, dejándolos á su libre albedrio, seria muy dificil conseguir su conversion de la idolatría al cristianismo. En consecuencia, muy poco ó nada se varió en lo sustancial el sistema de los repartimientos; pero sí se tomaron importantes medidas para evitar abusos, reformar las viciadas costumbres y reprimir la avaricia del pueblo conquistador. Por este tiempo llegó á la Española el Lic. Alonso de Zuazo, nombrado por la metrópoli para el desempeño de las funciones de gobernador durante la ausencia de Don Diego; pues los jueces de apelacion no solo habian cumplido muy mal con las obligaciones de su ministerio, sino que tambien habian consentido innumerables desórdenes en el territorio de las islas y Tierrafirme.

El Lic. Las-Casas, que partió de España con la intima persuacion de haber alcanzado completa victoria contra el sistema de los

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