Imatges de pàgina
PDF
EPUB

voz del pueblo comenzaba á clamar contra el ruinoso gobierno de Maxtlaton.

Viendo Nezahualcoyotl que sus perseguidores le concedian algun respiro, fué á pasar una noche en Tezcotzinco, hermosa casa de recreo construida por sus abuelos; y en ella formó con seis señores feudatarios, despojados de sus dominios, un sério plan de conspiracion. En seguida recorrió sucesivamente los estados de Chalco, Huexotzinco y Tlascala; donde sus habitantes le prometieron coadyuvar con las armas al bueu éxito de sus intenciones. Cuando emprendia su marcha á Tezcoco le acompañaban tantos nobles, que mas bien parecia un monarca rodeado de sus vasallos que un principe perseguido, segun las palabras del historiador Clavigero. La exaltacion al trono mexicano del príncipe Izcoatl, con quien Nezahualcoyotl formó inmediatamente alianza, servia de complemento al buen éxito de sus planes. El tirano tembló en medio de su córte al saber la tempestad que iba á descargar sobre su cabeza.

El príncipe Nezahualcoyotl, creyendo que era llegado el tiempo de poner en obra sus designios, salió al frente de sus tropas y auxiliares de Tlascala, con el objeto de pasar á enchillo la mayor parte de los habitantes de Tezcoco, cuya infidelidad se habia hecho muy notable durante los dias de su infortunio. Habiendo pernoctado en Oztopolco, lugar situado á la vista de Tezcoco, c} pueblo de esta ciudad salió á pedirle perdon por sus pasados agravios, diciéndole:,,Tened piedad, clementísimo señor, de vuestros siervos atribulados. En qué os han ofendido estos miserables viejos, estas pobres mugeres y estas inocentes criaturas? No confundais con los culpados los que no tienen la menor parte en las ofensas que quereis vengar." El príncipe los perdonó con generosidad; pero hizo horrorosa carnicería en los gobernadores, autoridades civiles y tepanecas que se hallaban en la ciudad. Los tlascaltecas entraron en seguida por fuerza la ciudad de Acolman, la saquearon, pasaron a cuchillo á la poblacion, y mataron al caudillo que era hermano del tirano. Los auxiliares de Chalco se apoderaron el mismo dia de Coaltichan, y dieron muerte á su gobernador. La desgracia perseguida empezaba á triunfar de la injusticia.

Batallas de México: saco de Aztcapuzalco: muerte del tirano Martlaton: sumision de los tepanecas. (1425). Los progresos del héroe de Acolhuacan, si causaron vivo sentimiento en el corazon del tirano, produjeron en el uoble espíritu del rey de México la mas sincera satisfaccion. Deseoso de anticiparse á los designios de su enemigo, que juntaba tropas para hacerle guerra, envió a su sobrino Moctezuma por embajador á Tezcoco, á fiu de ratificar la alianza que habia celebrado con Nezahualcoyotl, cuya popularidad aumentaba de dia en dia. Moctezuma, hombre de estraordinario valor, desempeñó felizmente el objeto de su mision; pero en su regreso á la ciudad cayó en poder de las tropas del tirano, y habría perecido

sin duda alguna, si su carcelero no le hubiese dado generosa libertad con sacrificio de su misma vida.

El héroe de Acolhuacan, burlando la vigilancia de los enemigos que se hallaban apostados en el camino, llegó á México desde Tezcoco para conferenciar con el rey sobre el plan de operaciones. Esta conferencia dió por resultado la reunion de los ejércitos de ambos príncipes en defensa de la ciudad amenazada: proyecto que debia desconcertar completamente los planes del tirano Maxtlatou, que habia pensado vencer primero á los mexicanos para lanzarse despues sobre Tezcoco.

Apenas supo el pueblo azteca la resolucion del soberano, cuando levantado en masa se pronunció contra la proyectada resistencia, que su terror pánico le hacia ver tan infructuosa como temeraria. Temiendo el rey los efectos de una sedicion popular, condescendió contra su voluntad en someterse pacíficamente al enemigo de su nacion, pero el valiente Moctezuma, en cuyas venas hervia la sangre de sus antepasados, se lanzó inmediatamente á la plaza pública, echó en cara al pueblo su cobardía y en vilecimiento, reanimó en sus corazones el apagado amor de la gloria, y alcanzó por último la confirmacion de la guerra, si el tirano no les concedia una paz honrosa. Era necesario una peligrosa embajada: el mismo Moctezuma se ofreció á llevarla á la córte de Atzcapuzalco.

Maxtlaton consultó las proposiciones de los mexicanos con su consejo de gobierno, y éste consideró como un hecho necesario el rompimiento de las hostilidades. Cuando Moctezuma recibió del tirano esta grave resolución, puso en práctica las ceremonias acostumbradas para el desafio entre dos señores, salió disfrazado por una puerta secreta del palacio, aconsejado por el mismo Maxtlaton, y cruzó silenciosamente por las calles hasta ponerse fuera de la ciudad. Entonces comenzó á burlarse de los centinelas avanzados, que obstruian las comunicaciones con la ciudad de México; y sin embargo de verse atacado á la vez por innumerables enemigos, se defendió de ellos con admirable heroicidad, salvó su vida de tan inminente peligro, y llevó á su rey la noticia de la declaracion de guerra.

La plebe mexicana, á quien el tirano habia infundido un carácter mugeril, pidió al soberano que le permitiese salir de la ciudad, pues no queria presenciar su inevitable ruina y desolacion. En vano Iz. coatl procuraba animarla con la esperanza de una gloriosa victoria. La plebe contestaba: „,si somos vencidos ¿que harémos?" „Si eso su,,cede, respondió el rey en nombre de su nobleza, nos obligamos á ,,ponernos en vuestras manos, para que nos sacrifiqueis, si fuere de ,,vuestro agrado." „Así será, replicó la plebe, si sois vencidos; pero ,,si conseguís la victoria, desde ahora tanto nosotros como nuestros ,,descendientes quedamos obligados à ser tributarios vuestros, á la,,brar vuestras tierras y las de los nobles, á fabricar vuestras casas, "y á conduciros vuestras armas y bagages siempre que váyais á la TOM. I. 9

,,guerra." Esta resolucion de la plebe, que alhagaba sobremanera las ideas de los partidarios de la guerra, cuyo buen éxito creian tau positivo como lo era el general descontento contra el tirano, dejó concluida por entonces la cuestion.

El valiente Moctezuma recibió el mando en gefe de las tropas mexicanas; y el príncipe de Acolhuacan entró en la ciudad un dia antes del combate. El numeroso ejército de los tepanecas, mandado por el esforzado general Mazatl, se presentó en el campo con todo el orgullo del que tiene en su mano la victoria. Salierou á sm encuentro los mexicanos, y la lid se empeñó con tanto encarnizamiento, que durante el dia no pudo saberse definitivamente de que parte estaba la ventaja; pero en la tarde volvió á introducirse el desaliento en la plebe mexicana, que consideraudo imposible el triunfo sobre sus enemigos, á gritos pedia la cesacion de las hostilidades antes de su completo exterminio. Todo era confusion en el campo de los aztecas.

El rey, el príncipe y el general se reunieron inmediatamente para conferenciar sobre el medio oportuno, que pudiera salvar el honor del pais en tan críticas como aflictivas circunstancias:,,¡Qué! dijo ,,Moctezuma, no hay otro medio que combatir hasta la muerte; pues ,,si perecemos con las armas en la mano por defender uuestra libertad ,,amenazada, nos sonreirá la gloria de haber llenado un sagrado deber ,,hácia á la patria; y si tenemos la desgracia de sobrevivir al triunfo ,,de nuestros enemigos, las generaciones venideras se acordarán de ,,nuestros nombres para ultrajarlos y llenarnos de vergüenza. Va,,mos, pues: vamos á morir." Durante esta conferencia la plebe mexicana, desconociendo los deberes de la patria, comenzaba á rendirse ante el ejército de los tepanecas; pero apenas el rey se présentő delante de las tropas, á quiénes el príncipe, el general y la nobleza convidaban á una muerte gloriosa, cuando renovando éstas con mas ardor lo sangriento de la batalla, lograron desalojar al enemigo de un foso que defendia con ventaja, y lo arrojaron á gran distancia de las calzadas de México. Moctezuma que le seguia el alcance, haciendo prodigios de valor, se encontró con el famoso general Mazatl, que venia conteniendo la retirada de sus tropas con cierta especie de orgullo, y lo dejó muerto de un furioso golpe en la cabeza. Este acontecimiento acabó de introducir el desórden en las tropas enemigas; y á no ser porque sobrevino la noche á oscurecer el campo de' batalla, los mexicanos habrian alcanzado ese dia completo triunfo. Al siguiente comenzó de nuevo el combate con igual furor de entrambas partes; porque los tepanecas, aunque desordenados el dia' anterior, oyeron durante la noche la terrible voz del tirano, que los estuvo animando por la última vez de su vida. La victoria no pudo decidirse hasta el medio dia. Los mexicanos, despues de haber sembrado el campo de innumerables cadáveres, desordenaron los escuadrones enemigos, los pusieron en vergonzosa fuga y les siguie

ron el alcance hasta la corte de Atzcapuzalco, donde pasaron á cuchillo la mayor parte de los habitantes. Al ver el tirano invadidos los muros de su capital, tomó el partido de refugiarse en los baños, de donde le sacaron para ser sacrificado al númen de la nacion, couforme á la cruel costumbre del pueblo azteca. La ciudad de Atzcapuzalco no solo fué saqueada sino destruida hasta en sus cimientos, y su pasagero esplendor vino á convertirse despues en un pueblo despreciable, que sirvió de mercado de esclavos a las naciones del territorio de Anáhuac. Los tepanecas que sobrevivieron á los horrores de la matanza, se encerraron en los montes vecinos para escapar al furor de sus vencedores; y algunos meses despues se sometieron prudentemente al yugo de los mexicanos, cuyo rey los recibió como hijos, bajo las leyes de su pais. Este notable acontecimiento, que tuvo efecto el año de 1425, vino á solemnizar el primer siglo de la fundacion de México, cuyo pais sintió desde entonces el deseo de la gloria y dominacion.

La destruccion de Atzcapnzalco fué el primer paso dado en contra de los tepanecas y su partido. En seguida los aliados tomaron por asalto la autigua corte de Tenayuca y otras ciudades. Coyoacan, Churubusco y Tacubaya no se rindieron al vencedor, hasta que sintieron sus fuerzas disminuidas por los continuos combates; y los aztecas fueron señores en ese momento del pais que los habia oprimido tiránicamente por tantos años: tal es la suerte de las naciones. Solo el valor de Moctezuma hubiera podido salvar al pais de esta terrible crisis: su patria, combatida por tantos años por el despotismo de Atzcapuzalco, debia disputar el todo por el todo para conseguir, ó los laureles de una completa victoria, ó hundirse gloriosamente en el no ser de las naciones. Si el tirano hubiera triunfado del primer paso dado por los mexicanos en favor de su independencia, ademas de la completa destruccion de la ciudad de Tenochtitlan, ni aun habria quedado recuerdo de los adelantos hechos en Acolhuacan, durante el legitimo reinado de la dinastía de los chichimeeas. La sucesiva usurpacion de dos tiranos, que fueron célebres por sus hechos de crueldad, interrumpieron los progresos que hacia en el camino de la civilizacion la familia de Tezcoco, cuya alianza con los toltecas le habia dado inconcusamente ciencia en las artes y gobierno. El príncipe Nezahualcoyotl, desgraciado y fugitivo por una série continuada de años, se atrajo con el ascendiente de sus virtudes las simpatías de sus descarriados súbditos, y en un dia de gloria para la patria, que vió despreciada la córte de sus reyes, colocó sobre ella el legítimo pabellón de su nacionalidad, despues de haber deshecho el tiránico poder de sus enemigos.

Despues de este glorioso acontecimiento, la monarquía de México, colocada en el primer escalon de su futura grandeza, empezó á constituirse sobre un odioso sistema de tiranía. Los plebeyos, cuya clase ha sido infeliz en todos los paises, tuvieron que ratificar el cou

venio que habian celebrado con la aristocracia en un momento de cobardia: convenio que colocó sobre su porvenir el yugo de una verdadera esclavitud.

El rey Itzcoat! premió á su sobrino Moctezuma con el dominio de una parte de las conquistas recien hechas; y dió á los sacerdotes, cuyo ascendiente era grande en el pais, algunas tierras para su sustento. Despues de celebrar con públicos regocijos el triunfo del ejército, á quien consideraba protegido por la voluntad de sus dioses, despidió á los auxiliares de Huetxotzingo y Tlascala con demostraciones de gratitud; tendió un brazo de protectora amistad al principe Nezahualcoyotl, para que acabara de reducir á la obediencia algunas ciudades que rehusaban hacerlo; y se ocupó con empeño en consolidar la estabilidad de sus dominios, cuya naciente aurora fué el preludio de la futura grandeza del imperio azteca en la América septentrional.

CAPITULO II.

Desde el advenimiento del príncipe Nezahualcoyotl hasta el reinado de Moctezuma segundo.

NEZAHUALCOYOTL SÉTIMO REY CHICHIMECA DE ACOLHUACAN: fundacion de la monarquía de Tacuba: triple alianza. Moctezuma I, quinto rey de México. Rendicion de Chalco. Derrota y muerte de Cuauhtlatoa, tercer rey de Tlatelolco. Inundacion de México. Horrorosa hambre. Nuevas conquistas. Conquista de la provincia de Cotasta. Rebelion y saco de Chalco. Arayacatl, sesto rey de México: expedicion à Tehuantepec. Reconquista de Cotasta y Tochtepec. Victoria de México sobre los ejércitos de Huexotzinco y Atlixco. Quimalpopoca, segundo rey de Tacuba. Civilizacion de Tezcoco durante el reinado de Nezahualcoyotl: Nezahualpilli, octavo rey chichimeca de Acolhuacan. Conquista de Tlatelolco por los mexicanos. Ultimas conquistas de Axayacatl. Tizoc, sétimo rey de Méxi·

CO.

Guerra de Tezcoco contra los habitantes de Huexotzinco. Envenenamiento de Tizoc: Ahuizotl, octavo rey de México. Consagracion del templo mayor. Toloquihuazin II, tercer rey de Tacuba. Guerra entre México y Atlixco: derrota de Ahuizotl. Nuevas conquistas: muerte de Ahuizotl.

NEZAHUALCOYOTL, sétimo rey chichimeca de Acolhuacan: fundacion de la monarquía de Tucuba: triple alianza. (1426). La restauracion de la dinastía chichimeca al trono de Acolhuacan, formó

« AnteriorContinua »