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facultad de conceder "lycencia para yr a descobrir con las condiciones é partido que bien visto os fuere...... (y cuidando de) que non Nos pueda ser fecho frabde nin engaño," porque hay que saber que la monarquía no perdonaba nunca su parte en los despojos habidos en las Indias.

Aunque la emigración no tuvo ya ningunas trabas para los españoles, no por esto se depuró; salvo alguna que otra rarísima excepción, todos cuantos arribaban á América eran aventureros de la peor calaña. La navegación seguía siendo dilatada y peligrosa; los indígenas, cansados al fin del trato cruel que recibían de los españoles, habían matado ya á varios de éstos, entre otros á todos los que dejó Colón en la Española al regresar á la Península en 1493, según veremos en el Capítulo siguiente; la vida, en fin, desenfrenadamente licenciosa á que se entregaban en Indias los españoles, hacía que enfermasen muchos de ellos; "desta causa (manifiesta Oviedo) aquellos primeros españoles que por acá vinieron, quando tornaban á España algunos de los que venian en esta demanda del oro, si allá volvian, era con la misma color dél; pero no con aquel lustre, sino hechos azamboas é de color de açafran ó tericia; é tan enfermos que luego ó desde á poco que allá tornaban se morian."2 "Por cierto yo ví (añade el mismo autor) muchos de los que...... volvieron a Castilla con tales gestos, que me paresce que aunque el Rey me diera sus Indias, quedando tal como aquellos quedaron, no me determinára de venir á ellas." Por todo lo cual "infamóse mucho esta tierra é Indias, é no se hallaba gente que quisiesse venir á ellas:"4 "si passaba un hombre noble y de clara sangre, venian diez descomedidos y de otros linajes obscuros é baxos."5

De muy poco sirvió, en consecuencia, que los Reyes Católicos derogasen, por cédula de 11 de abril de 1505, las disposiciones de 1497, relativas á que se desterraran á las Indias á los delincuentes de Esрапа. в

Por lo demás, aun la gente de blandos sentimientos, que acá pasaba, volvíase luego dura y cruel, según indica Mártir al hablar de lo nugatorias que fueron las primeras leyes dadas en favor de las Indias:

1 Idem, XXXI, 213.

2 Oviedo, I, 501y2.

3 Idem, I, 641.

4 Idem, I, 641.

5 Idem, I, 542.

6 En Bibliografía Colombina, 661.

"¿Pero qué sucede? (pregunta). Idos á mundos tan apartados, tan extraños, tan lejanos, por las corrientes de un océano que se parece al giratorio curso de los cielos, distantes de las autoridades, arrastrados de la ciega codicia del oro, los que de aquí se van mansos como corderos, llegados allá se convierten en rapaces lobos."

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Aseguraba Colón, cuando se hubo establecido en las Antillas, "que los españoles que llevó consigo eran más dados al sueño y al ocio que no á los trabajos, y más amigos de sediciones y novedades que de paz y tranquilidad."2 Hablando de esos españoles el hijo del Almirante, nos hace saber que eran "los más de ellos gente baja, deseosos de la vida y del buen tiempo que Roldán les ofrecía;3 prometíales éste “que en vez de la azada manejarían...... [lo que no debían, puellarum papillas]; y en vez de trabajo, placeres; en vez de hambre, abundancia, y descanso en vez de cansancio y vigilias. No es de extrañar, por lo mismo, que tal gente se rebelara contra el.Almirante; sí sorprende que lograse verle regresar á España ignominiosamente aherrojado: cuando así volvía, escribió Colón al ama del príncipe don Juan: "Seis meses habia que yo estaba despachado para venir á sus Altezas con las buenas nuevas del oro y fuir de gobernar gente disoluta que no teme á Dios ni á su Rey ni Reina, llena de achaques y de malicias.'

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Transcurrieron los años y en nada mejoró la calidad de los inmigrantes; en 1516 se decía á Mr. de Xevres, que habían sido todos los españoles "que acá pasaron ó la mayor parte dellos el escoria Despaña, gente codiciosa é robadosa;"6 ocho años después era el mismo Hernán Cortés quien decía á Carlos V: "es notorio que la mas de la gente española que acá pasa, son de baja manera, fuertes y viciosos, de diversos vicios y pecados;"7 en el propio año de 1516 manifestaba el bachiller Luis Sánchez: "todos quantos pasamos á las Indias, vamos con intencion de volver á España muy ricos, lo qual es imposible— pues de acá no llevamos nada y allá holgamos-sino á costa del sudor y sangre de los indios; pasado mucho tiempo, Oviedo afirmaba

1 IV, 123.

2 En Mártir, I, 216-17.

3 II, 80.

4 Mártir, I, 255,

5 En Navarrete, I, 268.

6 Varios Padres, 401.

7 326-27.

8 Docs, de América, XI, 163.

Conquista.-4.

que los españoles venidos á América eran "por la mayor parte mas cobdiciosos que continentes, é mas idiotas que sabios, é mas envidiosos que comedidos, é mas personas de baxa sangre que hidalgos é ilustres;" López de Velasco, que escribió hacia 1571, decía: "conmunmente se han inclinado pasar destos reinos á aquellos los hombres enemigos del trabajo, y de ánimos y espíritus levantados, y con codicia más de enriquecerse brevemente que de perpetuarse en la tierra, no contentos con tener en ella segura la comida y el vestido, que á ninguno en aquellas partes les puede faltar con una mediana diligencia en llegando á ellas, siquiera sean oficiales ó labradores, siquiera no lo sean, olvidados de sí se alzan á mayores, y se andan ociosos y vagamundos por la tierra, hechos pretensores de oficios y repartimientos. 2

Hacia fines del siglo XVI manifestaba Antonio Pérez: "Los Hespañoles y los Portugueses [de quien se puede decir como de los Romanos que no han tomado jamas las armas fuera de su patria sino por abaricia o por ambicion] es cierto que no vbieran emprendido tan grandes y tan peligrosas nabegaciones (á las Indias) sino vbieran hallado mas oro que en los desiertos de Liuia. 3

3

Á los anteriores juicios podemos agregar otros más explícitos. Pinta Oviedo á la clase común de los conquistadores, á quienes llama los particulares soldados, diciendo: "que como verdaderos manigoldos ó buchines ó verdugos ó sayones ó ministros de Satanás, mas enconadas espadas é armas han usado, que son los dientes é ánimos de los tigres é lobos, con diferenciadas é inumerables é crueles muertes que han perpetrado, tan incontables como las estrellas."4

No merecieron mejor concepto los capitanes, los gobernadores ni los jueces de residencia.

Ya desde el repetido año de 1516 se indicaba como uno de los remedios necesarios para que cesasen los males y daños que había en América: "Que ninguno de cuantos algun cargo han tenido en las Indias, de proveer ó mandar ó ordenar ó entender en cosa dellas ó tocante á indios ó en otro cualquiera oficio, que cerca dellos haya usado ó sido en usarlo, que no le deje con él ni tal use de aqui adelante ni en él entienda; porque ellos han esterminado la tierra y ellos han sido

1 III, 2562.

2 36-37.

4 111, 1732.

causa de morir tantos indios y de perder el Rey nuestro señor tan grandes rentas; porque los unos por favorecer los otros, y los otros por enviar dineros á otros porque les favorezcan, y los otros por no acusar ó castigar los males que en los indios ven hacer y saben que hacen los otros, porque no les sea dicho que ellos lo hacen peor, como es verdad, ó porque escriban dellos bien acá, ó porque allá, si algun cargo tienen de justicia, los tengan por propicios y por otras causas, de manera que si quedasen con ellos, apareceria que acabarian de destruir lo que han comenzado."1

Refiriéndose Oviedo á los jefes conquistadores y capitanes, manifiesta: “quando acá vienen, no buscan los soldados de mejor conciencia ni conoscidos, sino los primeros que topan ó les paresce que mejor les ayudarán á robar y saquear, y unos pláticos y desalmados que nunca vieron ni conoscieron,"2 "pero yo dubdo de la salvacion de las más, porque ha dias que vivo en estas Indias y he visto que se fundan, por la mayor parte, en esta maldita cobdicia, posponiendo todos los escrúpulos que á sus consciencias serian provechosos é dignos de aceptar;" fray Lorenzo de Bienvenida escribía á Felipe II: "si V. A. estuviera presente...... en lugar de dar premio á los capitanes, avia de ser quitalles las vidas."4

Con relación á los gobernadores asegura Oviedo que de sus culpas. mucho "con verdad se podria decir,"5 y Diego de la Zobilla nos hace conocer cuán infamemente se entregaban aquéllos al vicio del juego cuando escribe: «Xugaba Pedrárias en su mayor contentamiento al axedrez, quando cinquenta e quando cien e quizá quynientos esclavos de los que se abian de traer de las entradas, sin dystincion, si eran xusta o inxustamente esclavos; e lo peor es, que con su exemplo, quizá fyscieron lo mesmo otros gobernadores»> 6

Por último, el propio Oviedo, al hablar de los jueces de residencia, manifiesta: "por la mayor parte los más de los que acá vienen con tales cargos, tienen más fin á hacer dineros que no á corregir delic

דיי.tos

Pero ¿á qué acumular más citas? El glorioso manco de Lepanto, to

1 Docs. de América, VII, 21-2.

2 II, 2251.

3 III, 5862.

4 Cartas de Indias, 72-3.

5 III, 1241.

6 Docs. de América, XXXVII, 123–24.

7 III, 562.2

davía en el siglo XVII, llamaba desenfadadamente á las Indias "refugio y amparo de los desesperados de España, iglesia de los alzados, salvoconducto de los homicidas, pala y cubierta de los jugadores [á quien llaman ciertos los peritos en el arte], añagaza general de mujeres libres."

§ 3. MUJERES.

No habrá seguramente quien deje de pensar que las mujeres que vinieron de España á las Indias con tales aventureros, eran de la misma ralea que éstos. Diremos, sin embargo, dos palabras acerca del particular.

Veremos en el libro siguiente cómo á raíz de haberse terminado la destrucción de México, no tuvieron empacho alguno las damas españolas para asistir á la licenciosa bacanal á que se entregaron Cortés y los suyos en Coyoacán. 2

Con posterioridad aumentó considerablemente en Nueva España el número de las referidas damas, pero en nada mejoraron su prosapia y conducta; al pintar Mendieta el descompuesto comportamiento de las españolas en las iglesias de México, quéjase amargamente "de ver tanta irreverencia y desvergüenza...... dando tan mal ejemplo á gente nueva en la fe, y que tanta devocion y reverencia tenian cuando eran infieles en los templos...... Porque salidas de la iglesia andan desnudas entre los indios, peores que las muy soeces berceras." También manifestaba Oviedo: "yo he visto muchas indias desnudas mas vergonçosas que algunas chripstianas vestidas;"4 Torquemada exclamaba á su vez: "Y quien no se espantará en vér, y oír las cosas deshonestas, y descompuestas, que dicen, y hacen las Doncellas Christianas, con tan gran disolucion........ Miren á las Hijas de los Gentiles, criadas con tanto recogimiento, y honestidad, como Monjas, y Religiosas."5

Llegó á tanto la relajación de las castellanas en México, que en 1530 la Emperatriz "embió vna prouision al Arçobispo, para que se la intimasse. En que las mandaua, y rogaua, q porque de la ociosidad se siguen muy grandes daños; que todas se ocupassen en exercicios dignos de sus personas: y que si fuesse menester, embiaria lino, y todos los

1 Cervantes, 1721.

2 Díaz del Castillo, 1972.

3 504-5.

4 II, 3561.

5 II, 4752.

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