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"jos estuvieron los Papas de conceder la facultad de hacer guerra "contra los Indios; así como tambien cuanto se aparta de la ver"dad el egregio Doctor Sepúlveda cuando supone que las guerras "hechas á los desgraciados Indios han sido mandadas por nuestros "Reyes y conformes á lo prevenido por los Papas en sus Bulas.— "Me calumnia el Docior Sepúlveda cuando me imputa la intencion "de persuadir que los Reyes de Castilla no tienen título justo para "que posean la Soberanía de las Indias, y que cuando yo confieso "que la tienen, lo hago solo por complacer al Emperador á causa "del mucho bien que S. M. puede hacerme, Lo que yo he dicho "en mi obra del Confesonario, en la de Treinta proposiciones y en "muchas otras obras mas, lo diré siempre y lo repito ahora. To"do se reduce á sostener que cuantas guerras han existido hasta "ahora y en adelante hubiere con título de conquistas, han sido y "serán injustas, inicuas, crueles y tiránicas en la substancia y en el "modo, sin razon, motivo ni autoridad, y que no han dado ni son "capaces de dar título alguno de adquisicion del Señorío y de la "Soberanía de las Indias.-Esta proposicion es muy compatible "con la otra de que los Reyes de Castilla gozan legítimamente la "Soberanía en virtud de la concesion del Papa Alejandro, por que "al fin ellos descubrieron el nuevo mundo no conocido, fueron co"gidos por este mérito para llevar allí la religion Católica, la lle"varon, fué admitida, y los Indios que la profesaron quisieron re"conocer y reconocieron por Soberanos suyos y de sus Caciques y "de sus Reyes al Rey de Castilla, que les proporcionó la religion, "la civilizacion y las luces. El conjunto de todas estas circunstan"cias hace legítima la Soberanía que goza el Emperador, pero no "el de guerras llamadas Conquistas, así lo he demostrado en varios "libros que he escrito ya en romance ya en latin y particularmen"te en uno compuesto de intento para probar El verdadero y jurídi"co título que los Reyes de Castilla y Leon tienen al principado uni"versal y soberano de las Indias.-Tambien es falsa la doctrina "del Doctor en que intenta persuadir que basta ser idólatras los "Indios para que por disposicion del derecho se entienda estar pri"vados de la propiedad de las Tierras y demás bienes que posean "lo cual funda en decir que la propiedad está fundada en la gra"cia y en la fé, doctrina que San Jerónimo tachó de herética en "sus comentarios de la Epístola de San Pablo á Tito su discípulo, "y que acaba de renovar Fray Martin Lutero, Lo cierto es que "Senacherib, Nabucodonosor, y otros muchos, son reconocidos "como verdaderos Reyes y Soberanos en la Sagrada Escritura sin "embargo de ser idólatras. El hombre cristiano no tiene poder "alguno sobre el idólatra para despojarle de su propiedad solo "por el motivo de ser idólatra, Dios se ha reservado el castigo de "aquel error ó pecado. El es el único que sabe cómo y cuándo "será conveniente autorizar al hombre para que le sirva castigan"do por su órden.-Dice igualmente que yo escribí mi obra del "Confesonario para retraer al Emperador de la propagacion de la "Santa fé Católica, y que yo injurié mucho á Su Magestad en esto,

"por que trataba de persuadir que todo lo que se habia hecho y ha"cia era pecado mortal, y que no daba título justo para la Sobera"nía; por lo cual y por otras razones merece ser tenida mi obra "por Libelo famoso. Yo respondo que mi Confesonario fué apro"bado por el maestro Galindo, el maestro Miranda, el maestro "Cano, el maestro Mancio y los presentados (ya maestros) Fr. "Pedro de Sotomayor y Fray Francisco de San Pablo, regen"tes de Estudios del Colegio de San Gregorio de Valladolid, "y la doctrina contraria contenida en el Libro del Dr. Sepúl"veda fué reprobada por las Universidades de Alcalá y Salaman"ca, por lo que no le permitieron imprimirlo el Consejo Real de "Castilla ni el de Indias.-Algo mas daño hace su doctrina: pues "la mia puede producir el arrepentimiento de lo pasado y la enmien"da para lo futuro, pero la suya se dirige á tranquilizar las con"ciencias manchadas con muertes, robos, incendios, violencias y "otros atrocísimos crímenes.-Además, es causa de la mísera opi"nion que los Reinos comarcanos han de formar de la moralidad "de nuestros Reyes, viéndolos proseguir una marcha tan abomi"nable.-Dice que no se hallaria quien quisiese pasar á la Améri"ca por treinta ducados de asignacion en cada mes, como se su"piera que no habia de haber guerras de sujecion de Indios. Esto "equivale á confesar que los que van no lo hacen por el objeto "de que los Indios sean cristianos, sino solo por el deseo de enri"quecerse con el oro, la plata, y las perlas que se roban á los Indios. "Y como esto no se verifica sin las muertes y demás calamidades "indicadas, equivale tambien la proposicion del Doctor á confesar"las y defenderlas como dignas de tolerarse, lo cual es una moral "opuesta en sumo grado al Evangelio y á las declaraciones que con "diferentes motivos han hecho el Rey y su Consejo de las Indias, "condenando y calificando de inícuos esos modos de enriquecerse. "Sin duda por esas esperanzas el número de gentes que desean "pasar á las Indias sin los treinta ducados, y aun sin sueldo algu"no, creció desde el año de mil quinientos tanto, que uno de los "trabajos mayores que hubo en la Contratacion de Sevilla y despues "en el Consejo de Indias, ha sido el de sufrir las importunaciones "de los pretendientes de permiso.-Debiera saber el Doctor que "aunque no vaya gente de guerra, podrán otros ir allá con gran"des esperanzas de enriquecerse pronto, por que las tierras son "fertilísimas y produciráu riquezas inmensas á los honrados y pací"ficos labradores que quisieren establecer allí su agricultura, re"glada por el plan de la Península, sin necesidad de robar á nadie "nada. Está mal instruido el Doctor en lo que dice de que los "Indios no admitieran á los predicadores sin gente de guerra, y "que si los admiten será para matarlos como á Fray Luis Cancer "en la Florida. Los Indios son pacíficos por carácter y jamás han "becho mal alguno á los europeos sino despues que ya no podian "sufrir tantas atrocidades como estos les hacian. En una oca"sion de esta clase acaeció la desgracia de Fray Luis, á quien los "Indios mataron por error, teniéndole por uno de los españoles

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"que los habian maltratado, y aun en esto fué culpado el conduc"tor, pues estando advertido de desembarcar lejos de allí, hizo lo "contrario, sabiendo que habian desembarcado en la Florida cua"tro armadas de españoles con seguridad.-El caso fué que los de "estas armadas habian hecho tantas y tan crueles atrocidades, "que los Indios estaban resueltos á no permitir español alguno; y "viendo á Fray Luis que hablaba español creyeron que fuese tan "bárbaro como los otros. Pero en llegando los Indios á certificarse "de que los predicadores son pacíficos y no gente de guerra, no "solo no les hacian mal sino que los reciben amistosamente, los "agasajan, oyen con atencion lo que se les predica y adoptan la "doctrina con facilidad, como el mismo Fray Luis, yo y otros reli"giosos de la órden de Santo Domingo lo experimentamos en Gua"temala, donde convertimos á los habitantes de un vastísimo te"rritorio, al cual se dió por esta razon el nombre de provincias de "la Vera paz.-Aun permitiendo como verdadero el discurso de "que los Indios matasen á los predicadores, no por eso podrá ser "lícito nuevo modo contrario de propagar el Evangelio, pues Jesu"Cristo previó este peligro, lo anunció de antemano á sus discípu"los; se verificó su profecía y lejos de ser necesario mudar de me"dios, acreditó la experiencia que la sangre de los mártires era la "semilla fructificante del cristianismo, como el grano del trigo cita"do como muerto en el Evangelio para fructificar. Así creemos "nosotros que Fr. Luis Cancer, verdadero mártir de Jesu-Cristo, "estará pidiendo ahora en el cielo por la conversion de todos los "del país en que derramó su sangre, y que á sus oraciones se de"berá la eficacia de las exhortaciones que despues de su muerte "han hecho con gran fruto en la Florida otros predicadores.-El "Doctor Sepúlveda tira consecuencias falsas en sus obras del Diá"logo y de la Suma, no menos en la impresion de lengua española "que en la latina, pero no se puede extrañar, por que así debia su"ceder, estableciendo como establece principios falsos. Supone (ó "por lo menos discurre como si supiera) que nuestros Reyes tienen "derecho á conquistar las Indias por la fuerza de las armas, y por "eso pasó á decir que sin ella no podrian (y aun tal vez no querrian) "suplir los gastos de misiones á que no estaban obligados, si no "habiau de conquistar el país para resarcir los dispendios. Un pre"supuesto de semejante naturaleza no puede menos de ser falso "en todo sentido, por que nuestros Reyes ni por sí mismos ni por "concesion del Papa no tenian ni podrian tener derecho de con"quistar por la fuerza de armas un país poseido por sus naturales "que no hacian mal al conquistador ni lo habian hecho jamás.-El "Doctor debió establecer el verdadero principio de que nuestros "Reyes tienen por concesion del Papa (hecha en premio del mérito "de primeros descubridores) un derecho preferente á proyectar y "ejecutar misiones en los países que descubran y de adquirir una "Soberanía de proteccion sobre los habitantes que reciban la religion "cristiana. Si el Dr. hubiera establecido este principio sacaria la "consecuencia de que (una vez admitida la concesion Pontificia) nues

"tros Reyes no podrian excusar los gastos de misiones aun cuando "los países no produjesen las riquezas que producen, por que sin mi"siones no habria Soberanía protectiva.-Lo peor es que diga el Doc"tor que nuestros Reyes no están obligados á enviar predicadores "ahora mismo ni para el futuro, sino enviar tropas de conquistas que "reciban y remitan riquezas compensativas. Pues qué no han re"cibido ya tantos y tan estimables tesoros que sobrepujen á cuales"quiera gastos que hubiere para enviar misiones y gentes pací"ficas?-Se alaba el Doctor de ser el defensor de los derechos de "nuestros Reyes y de la autoridad del Papa; pero si se medita "bien el rumbo de las doctrinas sostenidas en su Diálogo y en la "Suma resultaria que sirve muy mal á las dos potestades especial"mente al Emperador, cuando en lugar de avivar el celo Real por "la conversion de las almas de los reos de tantos pecados mortales "y de tantas atrocidades inhumanas, busca los medios de discul"par los crímenes, de proseguir cometiéndolos, y de adormecer la "conciencia misma del Emperador. Este modo de servir po"drá ser bueno para ideas puramente mundanas que se consiguen "muchas veces por medio de la adulacion, la lisonja, la complacen"cia y la defensa de doctrinas agradables; pero no será bueno jamás "para salvar las almas de los que mandan ni para cumplir la obli"gacion de quienes deben decirle sencillamente la verdad que les "conviene. Yo he preferido este segundo extremo en todas oca"siones, de treinta y cinco años á esta parte, aprovechándome de "las experiencias que me han enseñado por espacio de cincuenta "años. Es imputacion arbitraria y sin fundamento el decir que "yo trato de aniquilar el principado de nuestros Reyes sobre las "Indias; pues yo no me opongo al que de veras han tenido, al que "tienen ahora, ni al que puedan tener y aumentar en adelante, si"no solamente al título falso de conquista á que se suele acudir, "siendo como es injusto y nulo; por que les asiste otro noble, líci"to y suficiente, cual es el derecho de preferencia para la predica"cion del Evangelio en los países de su descubrimiento, del cual "nace la Soberanía protectiva que los mismos naturales del país "(despues de convertidos al cristianismo) acuerdan y conceden "con voluntad libre al Rey que les hizo el bien de la conversion, "de la civilizacion y de la instruccion; así es evidente que los títu"los verdaderos de nuestros Reyes á la posesion de la América, "son la concesion del Papa y el cumplimiento de sus condiciones; "pero no para conquistar como guerreros con armas ofensivas sino "como predicadores del Evangelio con armas de persuasion y de "paz, pues no es menos evidente que tampoco podria el Papa dar "otros para el país que jamás habia sido propio de cristianos y cu"yos habitantes no eran aun súbditos de la Iglesia."

Esta manifestacion explícita, satisfactoria y convincente de las ideas efectivas que habia formado el Padre Casas y que sostuvo en aquella ocasion con tanta energía, no pudo dejar de ser apreciada por el Emperador y su Consejo, que reunidos reconocieron que aquel varon apostólico al escribir su libro el Confesonario, que

habia promovido é inquietado los ánimos en sus conciencias y en sus intereses, no habia por ningun término ni manera atacado los derechos ya reconocidos y establecidos á favor de los Reyes de Castilla para poseer las Indias descubiertas y extender sus conquistas á los otros países que aun estaban por descubrir. Se convencieron de que su doctrina se habia concretado á sostener que los Reyes de Castilla carecian de justo título para conquistar las Indias por medio de guerra contra los naturales de ella que no habian hecho mal ninguno á los Castellanos, y que solo lo tenian mediaute la bula para conseguir la soberanía por medio de la predicacion pacífica del Evangelio y el consentimiento voluntario de los Indios, obtenido en virtud de tratamientos amables, amistosos y llenos de buena fé. Con esta prueba satisfizo el Consejo al Padre Casas admitiendo con el mayor aprecio otra obra en que ratificaba su dictámen, con el título de Tratado sobre la liberdad de los Indios que ya son esclavos.

El vigoroso esfuerzo del célebre protector de los indios, aunque considerado de grande importancia por la energía y validez de sus argumentos, era la confirmacion de principios ya anteriormente reconocidos y practicados. Las leyes promulgadas por el Emperador en el año de 1543 habian decretado la abolicion de la esclavitud, disminuido el número de las encomiendas, coartado la potestad de los encomenderos, suavizado las obligaciones del indio, ampliado sus derechos, recomendado á las autoridades la proteccion del oprimido, y en fin establecido una diferencia esencial entre la actual y la antigua deplorable situacion en que permanecian desde la conquista; pero su último tratado era aun oportuno y necesario, mientras no se dispusiese sobre la suerte de los indios que aun estaban reputados como esclavos, ó porque lo eran antes de la prohibicion ó porque se hubiesen esclavizado teniéndolos por caribes. En él demostraba Casas su celo y legaba á la posteridad la doctrina que habia sostenido en el curso de su vida, para que fueran instruidos los indios si en lo adelante volvieran á suscitarse controversias de aquella especie. Para mas apoyarlas, á pesar de la edad casi octogenaria que debia agoviarle, escribió con pulso y dió á luz las obras siguientes: Un Sumario de lo que el Doctor Sepúlveda escribió contra los indios; Disputas del Obispo de Chiapa con el Obispo de Darien y con el Doctor Sepúlveda; Tratado de la obligacion de auxiliar y fomentar los Indios; Historia general de las Indias y Sumaria, de su cualidad y naturaleza y costumbres de sus naturales; Carta dirigida á Fray Bartolomé Carranza de Miranda que residia en Londres, sobre el estado de las Indias; Tratado sobre los derechos y obligaciones del Rey y de los conquistadores del Perú, trabajo que concluyó á los noventa años.

En estas obras ya inéditas ó impresas se exponen principios de alta política y profunda moral y aunque algunos escritores hayan tachado al Padre Casas de poca fidelidad en la historia, de imprudente, inconsecuente y ambicioso, el que las examine con im

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