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adonde vió muchas entradas y muchas isletas, y puertos, y porquel viento era mucho y la mar muy alterada no osó acometer á entrar, ántes corrió por la costa al Norneste cuarta del Oueste, mirando si habia puerto, y vido que habia muchos, pero no muy claros. Despues de haber andado así sesenta y cuatro millas halló una entrada muy honda, ancha un cuarto de milla, y buen puerto (1) y rio, donde entró y puso la proa al Sursudueste, y despues al Sur hasta llegar al Sueste, todo de buena anchura y muy foudo, donde vido tantas islas que no las pudo contar todas, de buena grandeza, y muy altas tierras llenas de diversos árboles de mil maneras é infinitas palmas. Maravillóse en gran manera ver tantas islas y tan altas, y certifica á los Reyes que las montañas que desde antier ha visto por estas costas y las destas islas, que le parece que no las hay mas altas en el mundo ni tan hermosas y claras sin niebla ni nieve, y al pié dellas grandísimo fondo; y dice que cree que estas islas son aquellas innumerables que en los mapamundos en fin de Oriente se ponen; y dijo que creia que habia grandísimas riquezas y piedras preciosas y especería en ellas, y que duran muy mucho al Sur, y se ensanchan á toda parte. Púsoles nombre la mar de nuestra Señora, y al puerto que está cerca de la boca de la entrada de las dichas islas puso puerto del Príncipe, en el cual no entró mas de velle desde fuera hasta otra vuelta que dió el Sábado de la semana venidera, como allí parecerá. Dice tantas y tales cosas de la fertilidad y hermosura y altura destas islas que halló en este puerto, que dice á los Reyes que no se maravillen de encarecellas tanto, porque les certifica que cree que no dice la centésima parte: algunas dellas que parecia que llegan al cielo y hechas como puntas de diamantes: otras que sobre su gran altura tienen encima como una mesa, y al pié dellas fondo grandísimo que podrá llegar á ellas una grandísima carraca, todas llenas de arboledas y sin peñas.

Jueves 15 de Noviembre.-Acordó de andallas estas islas con las barcas de los navíos y dice maravillas dellas, y que halló almáciga é infinito linaloe, y algunas dellas eran labradas de las raíces de que hacen su pan los indios, y halló haber encendido fuego en algunos lugares: agua dulce no vido, gente habia alguna y huyeron: en todo lo que anduvo halló hondo de quince y diez y seis brazas, y todo basa, que quiere decir, quel suelo de abajo es arena y no peñas, lo que mucho desean los marineros, porque las peñas cortan los cables de las anclas de las naos.

Viernes 16 de Noviembre.-Porque en todas las partes, islas y tierras donde entraba dejaba siempre puesta una cruz: entró en la barca y fué á la boca de aquellos puertos, y en una punta de la tierra halló dos maderos muy grandes, uno mas largo que el otro, y el uno sobre el otro hechos una cruz, que diz que un carpintero no los pudiera poner mas proporcionados; y adorada aquella cruz

[1] Parece debe ser el puerto de Tanamo en Cuba. (Nav.)

mandó hacer de los mismos maderos una muy grande y alta cruz. Halló cañas por aquella playa que no sabia donde nacian, y creia que las traeria algun rio y las echaba á la playa, y tenia en esto razon. Fué á una cala dentro de la entrada del puerto de la parte del Sueste (cala es una entrada angosta que entra el agua del mar en la tierra): allí hacia un alto de piedra y peña como cabo, y al pié dél era muy fondo, que la mayor carraca del mundo pudiera poner el bordo en tierra, y habia un lugar ó rincon donde podian estar seis navíos sin anclas como en una sala. Parecióle que se podia hacer allí una fortaleza á poca costa, si en algun tiempo en aquella mar de islas resultase algun resgate famoso. Volviéndose á la nao halló los indios que consigo traia que pescaban caracoles muy grandes que en aquellas mares hay, y hizo entrar la gente allí, é buscar si habia nácaras, que son las ostias donde se crian las perlas, y hallaron muchas, pero no perlas, y atribuyólo á que no debia de ser el tiempo dellas, que creia él que era por Mayo y Junio. Hallaron los marineros un animal que parecia taso ó taxo. Pescaron tambien con redes y hallaron un pece, entre otros muchos, que parecia propio puerco, no como tonina, el cual diz que era todo concha, muy tiesta, y no tenia cosa blanda sino la cola y los ojos, y un agujero debajo della para expeler sus superfluidades; mandólo salar para llevarlo que viesen los Reyes.

Sábado 17 de Noviembre.-Entró en la barca por la mañana y fué á ver las islas que no habia visto por la banda del Sudueste: vido muchas otras y muy fértiles y muy graciosas, y entre medio dellas muy gran fondo: algunas dellas dividian arroyos de agua dulce, y creia que aquella agua y arroyos salian de algunas fuentes que manaban en los altos de las sierras de las islas. De aquí yendo adelante halló una ribera de agua muy hermosa y dulce, y salia muy fria por lo enjuto della: habia un prado muy lindo y palmas muchas y altísimas mas que las que habia visto: halló nueces grandes de la India, creo que dice, y ratones grandes (1) de los de India tambien, y cangrejos grandísimos. Aves vido muchas y olor vehemente de almizcle, y creyó que lo debia de haber allí. Este dia de seis mancebos que tomó en el rio de Mares, que mandó que fuesen en la carabela Niña, se huyeron los dos mas viejos.

Domingo 18 de Noviembre.-Salió en las barcas otra vez con mucha gente de los navíos y fué á poner la gran cruz que habia mandado hacer de los dichos dos maderos á la boca de la entrada del dicho puerto del Príncipe, en un lugar vistoso y descubierto de árboles: ella muy alta y muy hermosa vista. Dice que la mar crece y descrece allí mucho mas que en otro puerto de lo que por aquella tierra haya visto, y que no es mas maravilla por las muchas islas,

[1] "Hutias debian de ser" (Casas.)-Oviedo en la Relac. sumar. de la His. nat. de Indias, cap. 6, dice que las Hutías son cuasi como ratones, ó tienen con ellos algun deudo ó proximidad; y los Cories son como conejos ó gazapos chicos, y no hacen mal, y son muy lindos y de varios colores. (Nav.)

y que la marea es al reves de las nuestras, porque allí la luna al Sudueste cuarta del Sur es baja mar en aquel puerto. No partió de aquí por ser Domingo.

Lúnes 19 de Noviembre.-Partió antes de quel sol saliese y con calma, y despues al medio dia ventó algo el Leste y navegó al Nornordeste; al poner del sol le quedaba el puerto del Príncipe al Sursudneste, y estaria dél siete legnas. Vido la isla de Babeque al Leste justo, de la cual estaria sesenta millas. Naregó toda esta noche al Nordeste escaso; andaria sesenta millas y hasta las diez del dia Martes otras doce, que sou por todas diez y ocho leguas, y al Nordeste cuarta del Norte.

Martes 20 de Noviembre.-Quedábanle el Babeque ó las islas del Babeque al Lesueste de donde salia el viento que llevaba contrario. Y vien lo que no se mudaba y la mur se alteraba, determinó de dar la vuelta al puerto del Príncipe, de donde habia salido, que le quedaba veinte y cinco leguas. No quiso ir á la isleta que llamó Isabela, que le estaba doce leguas que pudiera ir á surgir aquel dia, por dos razones: la una porque vido dos islas al Sur, las queria ver; la otra porque los indios que traia, que habia tomado en Guanahani, que llamó San Salvador, que estaba ocho leguas de aquella Isabela, no se le fuesen, de los cuales diz que tiene necesidad, y por traellos á Castilla &a. Tenian diz que entendido que en hallando oro los habia el Almirante de dejar tornar á su tierra. Llegó en paraje del puerto del Principe; pero no lo pudo tomar porque era de noche y porque lo decayeron las corrientes al Norneste. Tornó á dar la vuelta y puso la proa al Nordeste con viento recio; amansó y mudóse el viento al tercero cuarto de la noche; puso la proa en el Leste cuarta del Nordeste: el viento era Sursneste y mudóse al alba de todo en Sur, y tocaba en el Sueste. Salido el sol marcó el puerto del Príncipe, y quedábale al Sudueste y cnasi á la cuarta del Oueste, y estaria del cuarenta y ocho millas, que son doce leguas.

Miércoles 21 de Noviembre.-Al sol salido navegó al Leste con viento Sur: anduvo poco por la mar contraria; hasta horas de visperas hobo andado veinte y cuatro millas. Despues se mudó el viento al Leste y anduvo al Sur cuarta del Sueste, y al poner del sol habia andado doce millas. Aquí se halló el Almirante en cuarenta y dos grados de la línea equinocial á la parte del Norte como en el puerto de Mares; pero aquí dice que tiene suspenso el cuadrante hasta llegar á tierra que lo adobe. Por manera que le parecia que no debia distar tanto, y tenia razon, porque no era posible como no estén estas islas sino en (1) grados. Para creer quel cuadrante andaba bueno le movia ver, diz, que el Norte (2) tan alto como en Castilla, y si esto es verdad mucho allegado y alto

[1] Igual vacío en el original. (Nav.)

[2] Falta el verbo era ó estaba para completar la oracion. (Nav.)

andaba con la Florida; pero ¿dónde están luego agora estas islas que entre manos traia? Ayudaba á esto que hacia diz que gran calor; pero claro es que si estuviera en la costa de la Florida que no hobiera calor sino frio: y es tambien manifiesto que en cuarenta y dos grados en ninguna parte de la tierra se cree hacer calor sino fuese por alguna cansa de per accidens, lo que hasta hoy no creo yo que se sabe. Por este calor que allí el Almirante dice que padecia, arguve que en estas Indias, y por allí donde andaba, debia de haber mucho oro. Este dia se apartó Martin Alonso Pinzon con la carabela Pinta, sin obediencia y voluntad del Almirante, por eudicia diz que pensando que un indio que el Almirante habia mandado poner en aquella carabela le habia de dar mucho oro, y así se fué sin esperar sin causa de mal tiempo, sino porque quiso. Y dice aquí el Almirante, "otras muchas me tiene hecho y dicho."

Jueves 22 de Noviembre.-Miércoles en la noche navegó al Sur cuarta del S teste con el viento Leste, y era cuasi calm: al tercero cuarto veató Norn or leste: to bavía iba al Sir por ver aquella tierra que por allí le quedaba, y cuando salió el sol se halló tan lejos como el dia pasalo por las corrientes contrarias, y quedábale la tierra enarenta millas. Esta noche Martin Alonso siguió el camino del Leste para ir á la isla de Babeque, donde dicen los indios que hay mucho oro, el cual iba á vista del Almirante, y habria hasta él diez y seis millas. Anduvo el Almirante toda la noche la vuelta de tierra, y hizo tomar algunas de las velas y tener farol toda la noche, por que le pareció que venia hácia él, y la noche hizo muy clara, y el ventecillo bueno para venir á él si quisiera.

Viernes 23 de Noviembre.-Navegó el Almirante todo el dia hácia la tierra, al Sur siempre, con poco viento, y la corriente nunca le dejó llegar á ella, antes estaba hoy tan lejos della al ponerse el sol, como en la mañana. El viento era Lesnordeste y razonable para ir al Sur, sino que era poco; y sobre este cabo encabalga otra tierra ó cabo que va tambien al Leste, á quien aquellos indios que llevaba llamabin Bohio, la cual decian que era muy grande y que habia en ella gente que tenia un ojo en la frente, y otros que se llamaban Caníbales, á quien mostraban tener gran miedo. Y desque vieron que lleva (1) este camino, diz que no podian hablar porque los comian, y que son gente muy armada. El Almirante dice que bien cree que habia algo dello, mas que pues eran armados seria gente de razon, y creia que habian captivado algunos, y que porque no volvian á sus tierras dirian que los comian. Lo mismo creian de los cristianos y del Almirante al principio que algunos los vieron.

Sábado 24 de Noviembre.-Navegó aquella noche toda, y á la hora de tercia del dia tomó la tierra sobre la isla llana (2), en

Ha de decir llevaba. (Nav.)

[2] Cayo de Moa. (Nav.)

aquel mismo lugar donde habia arribado la semana pasada cuando iba á la isla de Babeque. Al principio no osó llegar á la tierra porque le parecia que aquella abra de sierras rompia la mar mucho en ella. Y en fin llegó á la mar de nuestra Señora, donde habia las muchas islas, y entró en el puerto questá junto á la boca de la entrada de las islas, y dice que si él antes supiera este puerto, y no se ocupara en ver las islas de la mar de nuestra Señora, no le fuera necesario volver atrás, aunque dice que lo da por bien empleado por haber visto las dichas islas. Así que llegando á tierra envió la barca, y tentó el puerto, y halló muy buena barra, honda de seis brazas, y hasta veinte, y limpio, todo basa: entró en él poniendo la proa al Sudueste, y despues volviendo al Oueste, quedando la isla llana de la parte del Norte, la cual con otra su vecina hace una laguna de mar en que cabrian todas las naos de España y podian estar seguras sin amarras de todos los vientos. Y esta entrada de la parte del Sueste, que se entra poniendo la proa al Sursudueste, tiene la salida al Queste muy honda y muy ancha: así que se puede pasar entremedio de las dichas islas, y por cognoscimiento dellas, á quien viniese de la mar de la parte del Norte, qués su travesía desta costa. Están las dichas islas al pié de una grande montaña qués su longura de Leste Oueste, y es harto luenga y mas alta y luenga que ninguna de todas las otras que están en esta costa adonde hay infinitas, y hace fuera una restinga al luengo de la dicha montaña como un banco que llega hasta la entrada. Todo esto de la parte del Sueste y tambien de la parte de la isla llana hace otra restinga, aunquesta es pequeña, y así entremedias de ambas hay grande anchura y fondo grande, como dicho es. Luego á la entrada á la parte del Sueste dentro en el mismo puerto, vieron un rio grande y muy hermoso, y de mas agua que hasta entonces habian visto, y que bebia el agua dulce hasta la mar. A la entrada tiene un banco, mas despues adentro es muy hondo de ocho y nueve brazas. Está todo lleno de palmas y de muchas arboledas como los otros.

Domingo 25 de Noviembre.-Antes del sol salido entró en la barca, y fué á ver un cabo ó punta de tierra (1) al Sueste de la isleta llana, obra de una legua y media, porque le parecia que habia de haber algun rio bueno. Luego á la entrada del cabo de la parte del Sueste, andando dos tiros de ballesta, vió venir un grande arroyo de muy linda agua que descendia de una montaña abajo, y hacia gran ruido. Fué al rio, y vió en él unas piedras relucir con unas manchas en ellas de color de oro, (2) y acordóse que en el rio Tejo, que al pié dél junto á la mar se halló oro, y parecióle que cierto debia tener oro, y mandó coger ciertas de aquellas piedras para llevar á los Reyes. Estando así dan voces los mozos grumetes, diciendo que vian pinales. Miró por la sierra, y vídolos tan grandes y tan maravillosos, que no podia encarecer su altura y derechura como

[1]Punta del Mangle ó del Guarico. (Nav.)

[2] Estas debian ser piedras de Margarita. (Casas.)

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