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ledas, y de las aves que no podia dejallas para se volver. Dice que es aquella isla la mas hermosa que ojos hayan visto, llena de muy buenos puertos y rios hondos, y la mar que parecia que nunca se debia de alzar porque la yerba de la playa llegaba hasta cuasi el agua, la cual no suele llegar donde la mar es brava: hasta entonces no habia experimentado en todas aquellas islas que la mar fuese brava. La isla, dice, qués llena de montañas muy hermosas, aunque no son muy grandes en longura salvo altas, y toda la otra tierra es alta de la manera de Sicilia: llena es de muchas agnas, segun pudo entender de los indios que consigo lleva, que tomó eu la isla de Guanahani, los cuales le dicen por señas que hay diez rios grandes, y que con sus canoas no la pueden cercar en veinte dias. Cuando iba á tierra con los navíos salieron dos almadías ó canoas, y como vieron que los marineros entraban en la barca y remaban para ir á ver el fondo del rio para saber donde habian de surgir, huyeron las canoas. Decian los indios que en aquella isla habia minas de oro y perlas, y vido el Almirante lugar apto para ellas y almejas, qués señal dellas, y entendia el Almirante que allí venian naos del Gran Can, y grandes, y que de allí á tierra firme habia jornada de diez dias. Llamó el Almirante aquel rio y puerto de San Salvador.

Lunes 29 de Octubre.-Alzó las anclas de aquel puerto y navegó al Poniente para ir diz que á la ciudad donde le parecia que le decian los indios que estaba aquel Rey. Una punta de la isla le salia á Norueste seis leguas de allí, otra punta (1) le salia al Leste diez leguas: andada otra legua vido un rio, no de tan grande entrada, al cual puso nombre el rio de la Luna (2): anduvo basta hora de vísperas. Vido otro rio muy mas grande que los otros, y así se lo dijeron por señas los indios, y cerca de él vido buenas poblaciones de casas: llamó al rio el rio de Mares (3). Envió dos barcas á una poblacion por haber lengua, y á una dellas un indio de los que traia porque ya los entendian algo y mostraban estar contentos con los cristianos, de las cuales todos los hombres y mujeres y criaturas huyeron, desamparando las casas con todo lo que tenian, y mandó el Almirante que no se tocase en cosa. casas diz que eran ya mas hermosas que las que habian visto, y creia que cuanto mas se allegase á la tierra firme serian mejores. Eran hechas á manera de alfaneques, muy grandes, y parecian tiendas en real sin concierto de calles, sino una acá y otra acullá, y de dentro muy barridas y limpias, y sus aderezos muy compuestos. Todas son de ramas de palma muy hermosas. Hallaron muchas estatuas en figura de mujeres, y muchas cabezas en manera de caratona (4) muy bien labradas. No sé si esto tienen por hermosura

[1] La punta de Mulas. (Nav.)

Las

[2] Debe ser el puerto de Banes que está al N NO. del anterior (Nav.) [3] Ha de ser el puerto de las Nuevitas del Príncipe. (Nav.)

[4] Por carátula, careta ó mascarilla. (Nav.)

ó adoran en ellas. Habia perros que jamás ladraron: habia avecitas salvajes mansas por sus casas: habia maravillosos aderezos de redes y anzuelos y artificios de pescar; no le tocaron en cosa dello. Creyó que todos los de la costa debian de ser pescadores que llevan el pescado la tierra dentro, porque aquella isla es muy grande, y tan hermosa que no se hartaba de decir bien della. Dice que halló árboles y frutas de muy maravilloso sabor; y dice que debe haber vacas en ella y otros ganados, porque vido cabezas en hueso que le parecieron de vaca. Aves y pajaritos y el cantar de los grillos en toda la noche con que se holgaban todos: los aires sabrosos y dulces de toda la noche ni frio ni caliente. Mas por el camino de las otras islas en aquellas diz que hacia gran calor y allí nó salvo templado como en Mayo; atribuye el calor de las otras islas por ser muy llanas y por el viento que traian hasta allí ser Levante y por eso cálido. El agua de aquellos rios era salada á la boca: no supieron de donde bebian los indios aunque tenian en sus casas agua dulce. En este rio podian los navíos boltejar (1) para entrar y para salir, y tienen muy buenas señas ó marcas: tienen siete ú ocho brazas de fondo á la boca y dentro cinco. Toda aquella mar dice que le parece que debe ser siempre mansa como el rio de Sevilla, y el agua aparejada para criar perlas. Halló caracoles grandes, sin sabor, no como los de España. Señala la disposicion del rio y del puerto que arriba dijo y nombró San Salvador, que tiene sus montañas bermosas y altas como la Peña de los enamorados, y una dellas tiene encima otro montecillo á manera de una hermosa mezquita. Este otro rio y puerto, en que agora estaba, tiene de la parte del Sueste dos montañas así redondas y de la parte del Queste Norueste un hermoso cabo llano que sale fuera.

Martes 30 de Octubre.-Salió del rio de Mares al Norueste, y vido cabo lleno de palmas y púsole Cabo de Palmas, (2) despues de haber andado quince leguas. Los indios que iban en la carabela Pinta dijeron que detrás de aquel cabo habia un rio (3) y del rio á Cuba habia cuatro jornadas, y dijo el capitan de la Pinta que eutendia que esta Cuba era ciudad, y que aquella tierra era tierra firme muy grande, que va mucho al Norte, y que el Rey de aquella tierra tenia guerra con el Gran Can, al cual ellos llaman Cami, á su tierra ó cindad Fava, y otros muchos nombres. Determinó el Almirante de llegar á aquel rio y enviar un presente al Rey de la tierra y enviarle la carta de los Reyes, y para ella tenia un marinero que habia andado en Guinea en lo mismo, y ciertos indios de Guanahani que querian ir con él, con que despues los tornasen á su tierra. Al parecer del Almirante distaba de la línea equinocial cuarenta y dos grados hácia la banda del Norte, si no está corrupta la letra de donde trasladé esto, y dice que habia de tra

[1] Canal de la entrada del puerto de las Nuevitas del Príucipe. (Nav.) [2] Llámase hoy el Alto de Juan Dañue. (Nav.)

[3] Rio Máximo. (Nav.)

bajar de ir al Gran Can, que pensaba que estaba por allí ó á la ciudad de Cathay (1) qués del Gran Can, que diz que es muy grande, segun le fué dicho antes que partiese de España. Toda aquesta tierra dice ser baja y hermosa y fonda la mar.

Miercoles 31 de Octubre.-Toda la noche Martes anduvo barloventeando, y vido un rio donde no pudo entrar por ser baja la entrada, y pensaron los indios que pudieran entrar los navíos como entraban sus canoas, y navegando adelante halló un cabo que salia muy fuera, y cercado de bajos (2), y vido una concha 6 balía donde podian estar navíos pequeños, y no lo pudo encavalgar porquel viento se habia tirado del todo al Norte, y toda la costa se corria al Nornorueste y Sueste, y otro cabo que vido adelante le salia mas afuera. Por esto y porquel cielo mostraba de ventar recio se hobo de tornar al rio de Mares.

Jueres 19 de Noviembre-En saliendo el sol envió el Almirante las barcas á tierra á las casas que allí estaban, y hallaron que era toda la gente huida y desde á buen rato pareció un hombre, y mandó el Almirante que lo dejasen asegurar, y volviéronse las barcas, y despues de comer tornó á enviar á tierra uno de los indios que llevaba, el cual desde lejos le dió voces diciendo que no hobiesen miedo porque era buena gente, y no hacian mal á nadie, ui eran del Gran Can, antes daban de lo suyo en muchas islas que habian estado, y echóse á nadar el indio y fué á tierra, y dos de los de allí lo tomaron de brazos y lleváronlo á una casa donde se informaron dél. Y como fueron ciertos que no se les habia de hacer mal, se aseguraron y vinieron luego á los navíos mas de diez y seis almadías ó canoas con algodon hilado y otras cosillas suyas, de las cuales mandó el Almirante que no se tomase nada, porque supiesen que no buscaba el Almirante salvo oro á que ellos llaman nucay; y así en todo el dia anduvieron y vinieron de tierra á los navíos, y fueron de los cristianos á tierra muy seguramente. El Almirante no vido á alguno dellos oro, pero dice el Almirante que vido á uno dellos un pedazo de plata labrado colgado á la nariz, que tuvo por señal que en la tierra habia plata. Dijeron por señas que antes de tres dias vernian muchos mercaderes de la tierra dentro á comprar de las cosas que allí llevan (3) los cristianos, y darian nuevas del Rey de aquella tierra, el cual segun se pudo entender por las señas que daban questaba de allí cuatro jornadas, porque ellos habian enviado muchos por toda la tierra á le hacer saber del Almirante. Esta gente, dice el Almirante, es de la misma calidad y costumbre de los otros hallados, sin ninguna secta que yo conozca, que fasta hoy aquestos que traigo no he visto hacer

[1] Marco Polo hace la descripcion del gran reino de Cathay; y con este nombre se conoce aun la China en muchas partes del Oriente, segun el Dr. Robertson. (Recherch. histor. sect. III.) (Nav.)

[2] Es lo que ahora se llama Boca de Carabelas grandes y Punta del Maternillo. (Nav.)

[3] Ha de decir llevaban. (Nav.)

ninguno oracion, antes dicen la Salve y el Ave María, con las manos al cielo como lo amuestran, y hacen la señal de la cruz. Toda la lengua tambien es una, y todos amigos, y creo que sean todas estas islas y que tengan guerra con el Gran Can, á que ellos llaman Cavila, y á la provincia Bafan, y así andan tambien desnudos como los otros. Esto dice el Almirante. El rio, dice, que es muy hondo, y en la boca pueden llegar los navíos con el bordo hasta tierra: no llega el agua dulce á la boca con una legua, y es muy dulce. Y es cierto dice el Almirante questa es la tierra firme, y que estoy, dice él, ante Zayto y Guinsay, cien leguas (1) poco mas ó poco menos lejos de lo uno y de lo otro, y bien se amuestra por la mar que viene de otra suerte que fasta aquí no ha venido, y ayer que iba al Norueste fallé que hacia frio.

Viernes 2 de Noviembre. Acordó el Almirante enviar dos hombres españoles: el uno se llamaba Rodrigo de Jerez, que vivia en Ayamonte, y el otro era un Luis de Torres que habia vivido con el Adelantado de Murcia, y habia sido judío, y sabia diz que hebraico y caldeo y aun algo arábigo, y con estos envió dos indios, uno de los que consigo traia de Guanahani, y el otro de aquellas casas que en el rio estaban poblados. Dióles sartas de cuentas para comprar de comer si les faltase, y seis dias de término para que volviesen. Dióles muestras de especería para ver si alguna della topasen. Dióles instruccion de cómo habian de preguntar por el Rey de aquella tierra, y lo que habian de hablar de parte de los Reyes de Castilla, cómo enviaban al Almirante para que les diese de su parte sus cartas, y un presente, y para saber de su estado y cobrar amistad con él y favorecelle en lo que hobiese dellos menester &c., y que supiesen de ciertas provincias, y puertos y rios de que el Almirante tenia noticia, y cuanto distaban de allí &c. Aquí tomó el Almirante el altura con un cuadrante esta noche, y halló questaba 42 grados de la línea equinocial, y dice que por su cuenta halló que habia andado desde la isla del Hierro mil y ciento y cuarenta y dos leguas (2), y todavía afirma que aquella es tierra firme.

Sábado 3 de Noviembre.-Eu la mañana entró en la barca el Almirante, y porque hace el rio en la boca un gran lago, el cual hace un singularísimo puerto muy hondo y limpio de piedras, muy buena playa para poner navíos á monte (3) y mucha leña, entró por el rio arriba hasta llegar al agua dulce, que seria cerca de dos leguas, y subió en un montecillo por descubrir algo de la tierra, y no pudo

[1] Esta algaravía no entiendo yo. (Casas.)—Como el Almirante estaba persuadido que aquella tierra era el extremo del continente de la India, se creia tambien á distancia de 100 leguas de las ciudades que cita. Marco Polo hace la descripcion de Quinsay 6 Guinsay en el cap. 98 de la relacion de su viaje. (Nav.)

[2] La verdadera distancia andada era de 1105 leguas. (Nav.)

[3] Poner los barcos á monte era vararlos en la playa para limpiar ó recorer sus fondos. (Nav.)

ver nada por las grandes arboledas, las cuales eran muy frescas, odoríferas, por lo cual dice no tener duda que no haya yerbas aromáticas. Dice que todo era tan hermoso lo que via, que no podia cansar los ojos de ver tanta lindeza, y los cantos de las aves y pajaritos. Vinieron en aquel dia muchas almadías ó canoas á los navíos á resgatar cosas de algodon filado y redes en que dormian, que son hamacas.

Domingo 4 de Noviembre.-Luego en amaneciendo entró el Almirante en la barca y salió á tierra á cazar de las aves que el dia antes habia visto. Despues de vuelto vino á él Martin Alonso Pinzon con dos pedazos de canela, y dijo que un portugues que tenia en su navío habia visto á un indio que traia dos manojos della muy grandes; pero que no se la osó resgatar por la pena quel Almirante tenia puesta que nadie resgatase. Decia mas, que aquel indio traia unas cosas bermejas como nueces. El Contramaestre de la Pinta dijo que habia hallado árboles de canela. Fué el Almirante luego allá y halló que no eran. Mostró el Almirante á unos indios de allí canela y pimienta, parece que de la que llevaba de Castilla para muestra, y conosciéronla diz que, y dijeron por señas que cerca de allí habia mucho de aquello al camino del Sueste. Mostróles oro y perlas, y respondieron ciertos viejos que en un lugar que Hamaron Bohío (1) habia infinito, y que lo traian al cuello y á las orejas, y á los brazos y á las piernas, y tambien perlas. Entendió mas que decian que habia naos grandes y mercaderías, y todo esto era al Sueste. Entendió tambien que lejos de allí habia hombres de un ojo, y otros con hocicos de perros que comian los hombres, y que en tomando uno lo degollaban y le bebian su sangre, y le cortaban su natura. Determinó de volver á la nao el Almirante á esperar los dos hombres que habia enviado para determinar de partirse á buscar aquellas tierras, si no trajesen aquellos alguna buena nueva de lo que deseaban. Dice mas el Almirante: esta gente es muy mansa y muy temerosa, desnuda como dicho tengo sin armas y sin ley. Estas tierras son muy fértiles: ellos las tienen llenas de mames, que son como zanahorias (2), que tienen sabor de castañas, y tienen faxones (3) y fabas muy diversas de las nuestras, y mucho algodon, el cual no siembran y nace por los montes; árboles grandes, y creo que en todo tiempo lo haya para coger porque ví los cogujos abiertos, y otros que se abrian y flores todo en un árbol, y otras mil maneras de frutas que no me es posible escribir, y todo debe ser cosa provechosa. Todo esto dice el Almirante.

[1] Bohio llamaban los indios de aquellas islas á las casas, y por esto creo que no entendia bien el Almirante. Ante debia de decir por la Isla Española que llamaban Haití. (Casas.)

[2] Los ajes ó batatas son estos. (Casas.)--Oviedo en su historia natural de Indias, cap. 82 distingue los ajes de las batatas. Aquellos (dice tiran á un color como entre morado azul; y estas son mas pardas y mejores. No les da el nombre de mames. (Nav.)

[3] Acaso feroes, por fréjoles ó judías, como mas adelante. (Nav.)

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