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por volver á España. A estas angustias se agregaba la severidad con que el Almirante estrechaba á todos á que trabajasen en los edificios, canales y molinos. A nadie permitia estar ocioso, y hasta los caballeros hidalgos, careciendo de criados que les sirviesen, estaban obligados á prestarse á diversas ocupaciones.

Tal vez no habia quien asistiera á los enfermos, que adolecian en sus casas, y á veces imponia por las faltas cometidas, la pena de acortar las raciones; providencias que aunque útiles, porque se evitaban algunas demasías, daban causa á fomentar las murmuraciones contra la dureza del gobierno.

No perdió momento el Almirante en atajar los males que pudiera traer el descontento: para ello reunió las gentes sanas y las menos útiles para el trabajo, que serian como cuatrocientos hombres de á pié y diez y seis de á caballo, y las remitió á las órdenes de Margarit, las cuales deberian recorrer la isla y examinarla en todos sentidos. A este efecto comunicó una instruccion á Pedro Margarit, que decia así:

"Primeramente: que luego que vos fuere dada é entregada la dicha gente por Hojeda, la rescibais segun é en la manera que la él lleva, é así resbibida, ordeneis las batallas que segund la dispusicion de la tierra, que os paresciere ser necesarias, é las deis é entregueis á las personas con nombres de Capitanes que viéredes que las deben llevar, é que sirven al Rey é á la Reina, nuestros Señores, é vos obedezcan é cumplan lo que les dijéredes é mandáredes de parte de sus Altezas é de la mia, por virtud de los poderes que para ello tengo de sus Excelencias

Item: por alguna experiencia que se tiene del andar de esta tierra, se escriben aquí bajo algunas cosas que son necesarias de hacer: con todo, porque vos andareis otras provincias ó lugares de las que se han experimentado, puesto que todo es una costumbre é una manera de la gente, se os deja cargo que vos como presente acrecenteis 6 quiteis de esto que aquí abajo se escribiere como á vos os paresciere al tiempo é á la dispusicion de la tierra; porque la primera intencion desto es que vais con toda esta gente que aquí se escribirá toda esta isla, y reconozcais las provincias de ella y la gente y las tierras y lo que en ellas hay, y en especial toda la provincia de Cambao, porque de todo puedan el Rey é la Reina, nuestros Señores, ser muy bien informados, y de aquí de esta ciudad se os enviará é proveerá de todas las cosas que fueren necesarias. Primeramente, de aquí se os envian diez y seis de caballo, é doscientos é cincuenta escuderos é ballesteros, é ciento é diez espingarderos, é veinte Oficiales.

De esta gente habeis de hacer tres batallas: la una para vos, y las otras dos dellas á dos personas, que serán las que á vos mejor parescieren ser suficientes para el tal cargo, á los cuales dad la parte de gente á cada uno que os paresciere.

La principal cosa que habeis de hacer es guardar mucho á los Indios, que no les sea fecho mal nin daño, ni les sea tomado cosa contra su voluntad, antes resciban honra, é sean asegurados de ma

nera que no se alteren.

Y porque en este camino que yo hice á Cambao acaesció que algun indio hurtó algo, si halláredes que algunos de ellos furten, castígadlo tambien cortándoles las narices y las orejas, porque son miembros que no podrán esconder, porque con esto se asegurará el rescate de la gente de toda la isla, dándoles á entender que esto que se hizo á los otros Indios fué por el furto que hicieron, y que á los buenos los mandarán tratar muy bien, y á los malos que los castigan.

Porque agora la gente no podrá llevar tanto mantenimiento desto nuestro como es necesario para el tiempo que han de estar fuera, allá van (1) N....y N....los cuales llevan mercadurías de cuentas é cascabeles é otras cosas, y llevan mandado, como por virtud de la presente les mando, que por el pan é vituallas que se hallaren á comprar las paguen con las dichas mercadurías, teniendo cuenta de ellas, poniendo el dia y el lugar donde las hallaren, y que todo lo que dieren de las dichas mercadurías sea en presencia de la persona que estoviere por el Teniente de los Contadores mayores, para que solamente tengan razon é cuenta dello.

Item mas: debeis ordenar de dar veinte y cinco hombres á Arriaga, si aquí yo no se los doy antes que se parta, y él tenga cargo de ir juntamente con esos tres á proveer de todos los mantenimientos para toda la hueste, porque no haya causa que ninguna persona, de cualquier grado ó condicion que sea, vaya á rescatar cosa ninguna de los Indios y los hacer dos mil enojos: y es cosa que es mucho contra la voluntad y deservicio del Rey é de la Reina, nuestros Señores, porque sus Altezas desean mas la salvacion de esta gente porque sean Cristianos, que todas las riquezas que de acá puedan salir, así que bien proveido va, y se debe de contentar cada uno que sus Altezas les manden pagar para comer y otras cosas que necesarias vos fuesen.

Y si por ventura no se hallare de comer por compra, que vos Mosen Pedro lo proveais, tomándolo lo mas honestamente que podais halagando los Indios.

Desto de Cahonaboa, mucho querria que con buena diligencia se toviese tal manera que lo pudiésemos haber en nuestro poder: y por eso debeis tener esta manera segun mi albedrío: enviar una persona con diez hombres que sean muy discretos, que vayan con un presente de ciertas cosas que allá llevan los sobredichos que llevan el rescate, halagándole y mostrándole que tengo mucha gana de su amistad y que le enviaré otras cosas, y quel nos envie del oro, haciéndole memoria como estais vos ahí y que os vais holgando por esa tierra con mucha gente, y que tenemos infinita gente, y que cada dia verná mucha mas, y que siempre yo le enviaré de las cosas que trairán de Castilla, y tratallo así de palabra fasta que tengais amistad con él, para podelle mejor haber. Y no debeis curar agora de ir á Calionaboa con la gente, salvo

(1) Igual vacío en el original. (Nav.)

enviar á Contreras, el cual vaya con las diez personas, y se vuelvan á vos con la respuesta á dó quier que se supiere que esteis; y rescibida la embajada, podreis enviar otra vez y otra, fasta que el dicho Cahonaboa esté asegurado y sin recelo que le habeis vos de hacer mal; y despues tener la forma para prendelle como mejor os paresciere, y segun la forma que él habrá entendido por la relación del dicho Contreras, haciendo el dicho Contreras lo que vos le dijéredes é no exediendo dello.

La manera que se debe tener para prender á Cahonaboa, reservando á lo que allá se hallará despues, es esta.

Quel dicho Contreras trabaje mucho con él, é tenga manera que Cahonaboa vaya á hablar con vos, porque mas seguramente se haga su prision; é porque él anda desnudo é seria malo de detenerle, é si una vez se soltase é se fuyese no se podria así haber á las manos por la dispusicion de la tierra, estando en vistas con él, hacedle dar una camisa y vestírsela luego, y un capus, y ceñille un cinto, y ponelle una toca, por donde le podeis tener é no se vos suelte. E tambien debeis prender á los hermanos suyos que con él irán; y si por caso del dicho Cahonaboa estoviere indispuesto que no pueda ir á estar con vos, tened manera con él que dé por bien vuestra ida á él; é antes que vos á él llegueis, el dicho Contreras debe ir primero por le asegurar, diciéndole que vos vais á él por le ver é conoscer, é tener con él amistad, porque yendo vos con mucha gente podria ser que tomase recelo é se pornia á ir por los montes, é errariades la presa; pero todo se remite à vuestra buena discrecion para que fagais segun que mejor os paresciere.

Item: debeis mucho mirar que la justicia sea mucho temida, y que el que vuestro mandamiento pasare sea castigado muy bien, porque si de otra manera pasase, por la gente se podria recrecer que se perdiese toda la hueste é se desmandaria, é no vos podriades así aprovechar de la gente, é farian daño; é los Indios, viéndolos así desmandados é desconcertados por el mal recabdo que ternian, como estos Indios sean cobardes é no dan la vida á ninguno por puro temor, fallándolos de dos en dos, ó tres en tres, podria ser que tomasen atrevimiento de los matar; así que por esto é por otras cosas es bien que seades muy bien obedecido, é se cumpla en todo lo que mandáredes, é ninguno no salga de vuestro mandamiento, avisándoos que no hay tan mala gente como cobardes que nunca dá la vida á ninguno; así que si los Indios hallasen un hombre ó dos desmandados, no seria maravilla que los matasen.

Item: pues con el ayuda de nuestro Señor habeis de andar mucha tierra, será bien é en todo caso, por do quiera que fuéredes, por todos los caminos é sendas, faced poner cruces altas y mojones, y asimismo cruces en los árboles y cruces en los logares que son convenientes, é do no se puedan así caer, porque allende ques razon que así se faga, pues, loado Dios, la tierra es de Cristianos, aprovechareis mucho por la perpetua memoria que dellas se habrá, é au faciendo poner en algunos árboles altos é grandes los nombres de sus Altezas.

Item mas: porque me paresce bien que toda esta gente vaya agora con Hojeda hasta Cambao, y que de allí la rescibais vos toda, y al comienzo de vuestro camino á Yamauix, y dende llevareis el camino donde os paresciere para ver el término de Cambao; y porque los caballos, segun nos informaron el otro día Gaspar y los otros que fueron á Yamahuix, no pueden pasar de Santo Tomas adelante por el mal camino, debeislos de dejar en Santo Tomas, y dar cargo de ello á un escudero de los de las guardas que tenga el suyo allí tambien, ó otra persona que os paresciere que mejor lo haya de saber, que haga cuidar destos caballos juntamente con mucha diligencia tanto é mas que si fuesen suyos, porque ya vedes cuanto nos va en tenerlos buenos, y si hallásedes tierra para que viésedes, pudiésedes enviar por ellos para proveeros y serviros.

Para lo cual todo que suso dicho es, é para cada una cosa é parte dello, é para lo á ello anejo é dependiente vos do é concedo el mismo poder que yo he de sus Altezas de Viso Rey é Capitan General destas Indias por la presente, bien así como si el dicho poder aquí fuese inserto é encorporado; é por virtud del dicho poder de parte de sus Altezas mando á la gente que con vos fuere de aquí adelante que obedezcan vuestros mandamientos, é fagan todo lo que vos les dijéredes é mandáredes de parte de sus Altezas, como farian bien así como si yo ge lo mandase, so las penas que les vos pusiéredes, las cuales esecutad en las personas é bienes de los que lo contrario hicieren. Fecha en la cibdad Isabela, que es en la Isla Isabela en las Indias, á nueve dias del mes de Abril, año del Nascimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mil cuatrocientos noventa y cuatro Almirante. Por su mandado la fice escribir. Diego de Peñalosa. Testigos que fueron presentes á ver leer é concertar este dicho treslado de la dicha Carta original de Instruccion, Francisco de Madrid, vecino dende: é Francisco de San Miguel, vecino de Ledesma, vecino dende. E yo Diego de Peñalosa, Escribano de Cámara del Rey é de la Reina, nuestros Señores, á mandamiento del Señor Almirante, la fice escribir é concerté, é por ende fice aquí este mi signo. En testimonio de verdad. Diego de Peñalosa."

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Entregada esta órden á Alonzo de Ojeda, para que condujese la gente hasta el fuerte de Santo Tomás, endonde se haria cargo del mando Mosen Pedro Margarit, salió aquel de la Isabela y sin novedad particular en su tránsito llegó al rio Yaque. Allí se le informó que un indio habia robado ciertos efectos á los españoles que pasaron últimamente para el interior y que no queria darlos porque decia que los habia entregado al Cacique, y este no se precisaba á devolverlos ni se prestaba á castigar al indio. Molestado Ojeda del caso, mandó prender al Cacique y sus cómplices, á los cuales tuvo á bien remitir á la Isabela, despues de hab cortar las orejas al indio.

Divulgada esta noticia, vino otro Cacique á la ciudau, par,2 interceder por los presos, confiado en los diferentes favores y servicios que habia hecho á los españoles, pero despues de recibirlo

el Almirante con agasajo, se manifestó inflexible y mandó sacar á la plaza al reo. Insistiendo el Cacique con lágrimas y ruegos, perdonó por último á este y á los otros presos, concediéndoles la libertad, bien persuadido que, con tales demostraciones, quedaba por entonces castigado el delito y asegurada la gratitud de los indios. Desde este momento procuró atender al adelantamiento de la poblacion, conclusion de los molinos y otras providencias benéficas, lo mismo que se dedicó á poner eu órden el régimen y buen gobierno de la isla, antes de su salida á descubrir la tierra firme, segun que se lo habian ya recomendado los Reyes, con idea de que no se anticipase otro príncipe, como se temia del de Portugal. Luego que hubo dado impulso á todos los trabajos, antes de ausentarse nombró de Gobernador de la isla á su hermano D. Diego y una junta que habia de presidir, designándole de consejeros vocales al Rdo. P. Boyl, Pedro Fernandez Coronel, Antonio Sanchez Carbajal y Juan de Lujan, é inmediatamente que dejó todo arreglado, se embarcó en la carabela Niña, y con las otras nombradas San Juan y la Caldera, salió en demanda de la isla de Cuba.

Navegó el Almirante por la costa boreal de la Española via recta á Monte-Cristi y al lugar que ocupó el fuerte de la Navidad. Allí tomó informes del Cacique Guacanagarí, quien avisado, se preparaba á visitarlo; pero no pudiendo este esperarle, siguió hasta la isla de la Tortuga. Despues de un dia de demora á causa de los vientos, llegó el veinte y nueve de Abril al Mole de S. Nicolás, desde donde reconoció las costas y una punta de la isla de Cuba, á la que llamó Alfa: los indios la denominaban Baitiquirí y es hoy conocida con el nombre de punta de Maisí. Principió á costearla desde aquel punto y despues de navegar veinte leguas, reconoció una gran bahía, á la que puso por nombre puerto Grande, conocida hoy por Guantánamo, que tenia cincuenta varas de boca. Fondeó en ella y ocurrieron muchos indios en canoas, trayéndole pescado y otros comestibles. Bajaron á tierra y encontraron en la playa dos casillas y mucha prevencion de comida de iguanas y jutías. Huyeron algunos indios, que parecian estar allí preparados á alguna festividad, empero se les tranquilizó por medio del intérprete Diego que era uno de los indios bautizados en Barcelona.

Prosiguió el Almirante su derrota, y en los dias primero y dos de Mayo fué continuo el agasajo que recibió de los indios de la costa, que en sus canoas le hacian sus presentes de casabe, frutos, peces y calabazas de agua, creyendo como los de la Española, que aquella gente venia del cielo. Navegó despues hácia el Sud y á las veinte y cinco leguas descubrio la isla de Jamaica, hermosísima á sus ojos, y la reconoció en grande extension; pero no encontrando en ella oro, porque no se advertia en los adornos de los indios, volvió á arribar á la Isla de Cuba, resuelto á navegar quinientas leguas adentro, para asegurarse si era esta tierra firme.

A diez y ocho del mes llegó sobre el cabo Cruz y continuó por el bajo de buena Esperanza por entre innumerables isletas, unas

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