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tado: sereis por tanto castigado como traidor á vuestro soberano."

Fué entregado con sus cómplices á Cortés, quien les hizo varios interrogatorios, y al principio no inculpaban al rey; pero viéndose amenazados del tormento, y creyendo inevitable el suplicio, declararon que cuanto habian hecho les habia sido mandado por Moctezuma, sin cuyas órdenes no hubieran osado intentar la menor cosa contra los españoles.

No obstante esta declaracion, Cortés los mandó quemar vivos delante del real palacio, como reos de lesa magestad, y puso grillos al rey de México, diciéndole que se habia hecho acreedor al mismo castigo que aquellos; pero que por favor le disminuia la pena que merecia por su delito; despues le quitó los grillos y mandó que se le dejara en libertad, de la cual no quiso usar Moctezuma, quien se sometió con la nobleza mexicana al rey de Castilla, forzado por las creencias supersticiosas que tanta influencia ejercian en el ánimo de los mexicanos, cuyas creencias hacian aparecer á los españoles como descendientes del dios Quetzacoatl, anunciados por las profecías como los dueños de Anáhuac, que algun dia vendrian por el Oriente.

Sin embargo, no faltaron algunos que con almas mas fuertes influyeron en la nobleza y en el ánimo del rey, para que insistiesen en que Cortés saliera de México, á lo que este se prestó aparentemente gustoso; pero en ese tiempo llegó Narvaez con diez y ocho buques y con órden de prender á Cortés, por rebelde y traidor á su soberano, cuya noticia le fué comunicada á Cortés por el mismo Moctezuma. Narvaez venia enviado por Velazquez, gobernador de Cuba, para castigar á Cortés.

La tropa de la nueva expedicion desembarcó en la costa de Zempoala, y se acuarteló en aquella ciudad: el gefe de ella acusó á Cortés de traidor con Moctezuma; quiso introducir la discordia ofreciendo al emperador mexicano libertarlo, así co

mo á toda la nacion, prometiendo salvarlos de la opresion en que vivian; pero el rey mexicano, lejos de atender à tales sugestiones, ofreció á Cortés un grande ejército para que batiese á Narvaez, cuya oferta no fué aceptada. Cortés rogó al senado de Tlaxcala le proporcionara cuatro mil hombres para llevarlos consigo; pidió dos mil de Chinantla, y dejando en México ciento cincuenta españoles al mando de Pedro de Alvarado, salió al encuentro de Narvaez en Mayo de 1520. En 27 de este mes quedó derrotado Narvaez, y dueño Cortés de diez y ocho buques, aumentando sus tropas con cosa de dos mil españoles y cien caballos.

Cuando Cortés bajó con objeto de atacar á Narvaez, pasó por Huatusco, y atravesando los rios de la Antigua y Chachalacas, se dirigió á Zempoala.

Nueve leguas antes de este sitio, encontró á Narvaez, en un punto llamado Tampaniquita, que ya hoy no existe, pero que debió encontrarse á pocas leguas de Jalapa.

La vuelta de Cortés á México, concluido el negocio de Narvaez, la hizo por el camino que habia seguido hasta Tlaxcala la primera vez.

Al regresar Cortés á México, despues de haber derrotado á Narvaez, encontró á los mexicanos sobre las armas, para castigar las maldades de Pedro de Alvarado, empleando los dias siguientes á su entrada en combatir y teniendo que abandonar la poblacion por hallarse reducido al último extremo.

La retirada se verificó en la noche en medio de las tinieblas, por la calzada de Tlacopan, pasando por el santuario hoy conocido por "de los Remedios;" no pudiendo evitar los españoles, á pesar de su bizarría, el ser completamente derrotados, perdieron muchos hombres, buen número de caballos, la artillería, los tesoros tomados en los palacios que les servian de aposentos, las hijas de Moctezuma y los tlatoanes que en calidad de prisioneros seguian al ejército español; siendo conocida

esta jornada en la historia con el nombre de la Noche Triste, en la cual triste y lleno de afliccion lloró el conquistador.

Los españoles tomaron el rumbo de Tlaxcala dando la famosa batalla de Otumba, en la que los castellanos creyeron que era llegado el último dia de sus vidas; pero no desmayaron y pelearon con brío, debiendo la victoria á la audacia de Cortés, que con unos pocos de á caballo penetró por entre la multitud, alcanzó al general mexicano y se apoderó del estandarte.

Entonces huyeron los indios y se salvaron los españoles como por milagro, entrando á la capital de la república tlaxcal

teca.

Desde ahí hicieron algunas excursiones á las provincias vecinas, y habiendo determinado salir contra la capital del imperio, fuertes con los refuerzos indígenas recibidos y con nuevas alianzas celebradas emprendieron la marcha para Texcoco, lugar escogido para base de sus operaciones, mandando antes construir en Tlaxcala los trece bergantines destinados para combatir á México, los que fueron conducidos en piezas al cuidado de Cristóbal de Sandoval.

Establecido Cortés en Texcoco, reforzado con algunos nuevos socorros de españoles, dió principio á sus operaciones, tomando primero á Iztapalapan, el dia siguiente á Chalco, pasando despues á Tacuba y Atzcapozalco, dándose frecuentes combates en toda la extension del perímetro de las lagunas.

Arrojados al agua los bergantines y reunidos en Texcoco los aliados, procedió Cortés al sitio riguroso de México: puso parte de las tropas en las naves y el resto lo dividió en tres secciones; una al mando de Pedro de Alvarado en Tlacopan, al de Cristóbal de Olid otra en Coyoacan, y la tercera á cargo de Gonzalo de Sandoval en Iztapalapan.

Juntos Alvarado y Olid combatieron contra los mexicanos en Chapultepec, para romper el acueducto que llevaba á la ciudad el agua potable, en cuyo lugar quedó firme Alvarado.

Las lagunas tenian treinta leguas de circunferencia y estaban divididas por un dique de gran solidez; la mas alta era de agua dulce, y de sabor salitroso la de la parte inferior, donde estaba colocada México. Esta capital se comunicaba con la tierra por tres calzadas, una al Sur, otra al Norte, y la tercera al Poniente; mas de cincuenta mil canoas, se asegura, surcaban entonces las lagunas. La ciudad se dividia en dos cuarteles, llamado el uno Tlaltelolco, y México propiamente el otro; aquí estaban los edificios públicos, palacios reales y casas de los nobles.

Por la muerte del tímido Moctezuma habia sido electo emperador su hermano Cuitlahuatl, hombre de valor y acreditada experiencia, quien mandó á los mexicanos en la noche triste de los españoles.

Pero habiendo muerto este rey de viruelas, enfermedad desconocida hasta entonces en aquella nacion, se fijaron los votos de los electores en Quauhtemoc, sobrino de los reyes precedentes, hombre de ánimo y de una grandeza de espíritu que lo hacia apreciable hasta á los ojos de sus enemigos.

Este soportó los trabajos del largo sitio de México, hasta que fué obligado por sus generales á salvarse en una canoa que fué apresada por Olguin.

El 13 de Agosto de 1521 fué tomada la capital del imperio mexicano por los españoles, ciento noventa y seis años despues de fundada por los aztecas, pasando así esta parte del NuevoMundo al poder de aquellos, despues de un sitio de dos meses y veinticuatro dias, llegando á tener Cortés 240,000 aliados.

El número de muertos habidos en el sitio fué extraordinario, pues Torquemada asegura que á manos de los españoles y confederados perecieron mas de cien mil mexicanos, á mas de los muchos que mató el hambre.

Cortés no omitia diligencia alguna para descubrir los tesoros de los mexicanos, introdujo buzos en las lagunas, pero sacó can

tidades tan cortas que ni los gastos compensaron, y habiéndose corrido la voz de que ocultaba para sí los tesoros, y amenazado por el tesorero Alderete de que lo diria así al emperador, se decidió aquel á cometer uno de los hechos mas bárbaros que registra la historia: mandó dar tormento al valeroso Quauhtemoc y á un caballero secretario de este, con fuego lento aplicado á las plantas de los pies, untadas de aceite, hasta que dijesen donde estaban los tesoros que tenia Moctezuma. Los dos héroes soportaron el tormento con tal silencio y fuerza de espíritu, que dejaron atónitos á los españoles que presenciaban aquel acto.

El caballero, despues de algun tiempo, volvió la cara á Quauhtemoc, quien pareciéndole que aquella demostracion era efecto del sufrimiento, le dijo: Hombre muelle y de poco corazon, estoy yo acaso en algun deleite? Poco despues espiró aquel y mandó Cortés que dejaran de atormentar á Quauhtemoc, echando siempre la culpa de ese acto á Alderete.

Cortés fundó una nueva capital, descubrió las Californias, y regresó á España (1540), y estando en camino para volver á México en 1547, lo sorprendió la muerte en Castilleja de la Cuesta, á consecuencia de una diarrea. Su cuerpo fué depositado en el panteon de los duques de Medina Sidonia, y luego trasladado al convento de San Francisco y á la iglesia de Jesus en la capital de México.

Así pagó el tributo á la naturaleza, aquel hombre que habia llamado la atencion de dos mundos y que acabó en medio del hastío y del desprecio con que la corte de España acostumbraba recompensar á sus hombres ilustres, cuyos rasgos de ingratitud constituyeron por siglos enteros la base de su política.

El ingeniero Patiño asegura que en 1580 no tenia Zempoala sino treinta casas. Los últimos restos de los zempoaltecas fueron trasladados á un lugar de la doctrina de Jalapa, cuando el virey conde de Monterey formó las congregaciones de los pueblos.

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