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Entre todos los obispos, el que trabajó con mas ahinco en 1810 contra de los insurgentes, fué el de Puebla, Campillo, haciendo jurar al clero de su diócesis que jamas se apartaria de la obediencia al gobierno; que sostendria los derechos del rey Fernando y de sus legítimos sucesores, "tanto en los ejercicios propios de su ministerio, como en las conversaciones familiares;" y que usarian de todos los medios oportunos para dirigir con rectitud la opinion pública, "cuidando de averiguar si en los lugares de su residencia habia algunas personas que fomentasen la sedicion ó tuviesen juntas, para dar cuenta al gobierno."

Tambien la Inquisicion publicó un edicto en contra de Hidalgo acusándolo de que propendia al protestantismo, y aun de otros delitos contrarios á la moral y al decoro, terminando dicho edicto citándolo á comparecer dentro de treinta dias en la sala de audiencia del tribunal, so pena de seguir la causa en rebeldía; imponiendo la excomunion y demas penas que establece el derecho canónico y las bulas apostólicas contra los herejes, á todas las personas que aprobaran la sedicion y ayudasen directa o indirectamente á Hidalgo.1

Todos esos edictos y proclamas, publicados en la provincia de Veracruz, no hicieron mas que desprestigiar á la autoridad eclesiástica, poniéndola en ridículo é introduciendo la division. en las ideas religiosas, derivada de la que existia en las políticas.

Algunos eclesiásticos adictos á la independencia, no obligaban á hacer á los penitentes las delaciones que el edicto de la Inquisicion prevenia; esto ocasionaba que los penitentes buscasen confesores conformes con sus opiniones, dividiéndose en partidos religiosos segun las opiniones políticas.

Por la misma fecha se supieron tambien de una manera ofi

Alaman.

1810

cial en Veracruz los sucesos que habian tenido lugar en Dolores, acompañando al oficio del virey una proclama que habia publicado el mismo, y el bando en que ofrecia un premio de 10,000 pesos al que entregara vivos ó muertos á los autores de la asonada.

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Aunque en Veracruz y Jalapa no escaseaban sugetos de ilustracion que comprendieran la importancia del movimiento, el vulgo juzgaba ligeramente que ese levantamiento, acaudillado por Hidalgo, no era mas que un motin aislado y sin consecuencias, cuya creencia era apoyada por las autoridades, excitando contra aquel movimiento la odiosidad general y quitándole su importancia.

Los comerciantes de Veracruz habian ayudado al gobierno español de cuantas maneras les habia sido posible, pues en Julio habia salido la fragata "Marques de la Romana" para Cádiz, conduciendo 3,000 quintales de pólvora, 600 de plomo, y otros muchos pertrechos de guerra, hilas y vendas tomadas de los hospitales de la ciudad, y hechas en parte por las manos de las señoras veracruzanas, á quienes excitó para ello el mismo gobernador; pagaron el flete del buque y el plomo que se compró mediante un donativo que hicieron de 18,400 pesos.

En 31 de Mayo dejó el gobierno de la intendencia de Veracruz D. García José Dávila, entregándolo por órden de la regencia á D. Cárlos Urrutia, de carácter militar y brusco, que representó perfectamente al gobierno despótico del virey Venegas.

El Ayuntamiento de Veracruz reprobó el movimiento de Dolores, por medio de un célebre documento fechado en 6 de Octubre, lleno de palabras sin sentido y de calumnias, recursos que ya desde entonces se usaban para combatir á los enemigos del órden de cosas establecido, y que por tanto tiempo se ha seguido en las comunicaciones oficiales.

Daba las gracias al virey porque habia ofrecido premios á los

que entregasen vivos ó muertos á los infames D. Miguel Hidalgo, D. Ignacio Allende y D. Juan Aldama; acordó manifestar á S. E. que la ciudad y su provincia debian á Dios, entre otros muchos singulares beneficios, el de no conocerse en ellas la preocupacion, la division, la rivalidad, ni los partidos "que tan loablemente desea extinguir V. E., tan bochornosos á los que tienen la desgracia de seguirlos y fomentarlos, cuanto perjudiciales á la causa pública, á la fraternidad de unos y otros españoles, á la unidad de los hijos de una misma madre, á la conservacion de los vasallos de un mismo monarca, y á los derechos de los miembros de una misma sociedad."

Aseguraban al virey "que les causaba un íntimo dolor el inesperado extravío y los abominables desórdenes en que han incurrido esos miserables faccionarios," calificando el suceso de irreligioso, inhumano, descabellado, torpe y facinerosamente emprendido.

El Ayuntamiento veia "con inexplicable complacencia detestada generalmente la brutalidad de esos malévolos," y contemplaba "que por las oportunas resoluciones de V. E. habrán ya expiado su delito." Concluia su oficio diciendo: "que si fueran capaces los demas habitantes de este continente de faltar á sus deberes, la ciudad sola de Veracruz y su provincia, resistirian á los enemigos interiores y exteriores hasta dejar de existir."

Firmaban: Cárlos de Urrutia, José Mariano de Almanza, Angel Gonzalez, Pedro del Paso y Troncoso, Juan B. Lobo, Pedro Antonio Garay, Manuel de Viya y Gibaja, Martin María de Cos, Mateo Lorenzo de Murphy, Francisco Antonio de la Sierra, Alberto Herrero, Francisco Luis de Septien, Valentin Revilla y Francisco García Puertas.

Con objeto de aumentar la guarnicion de Veracruz, se decidió la creacion de dos batallones mas en el Fijo de dicha plaza, á propuesta de los gefes militares y corporaciones del

1810

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puerto (Febrero), despues de haberse examinado el proyecto en junta de guerra y pasado sucesivamente el expediente á los fiscales, así como á la junta superior de la real Hacienda, y oido el voto consultivo del real acuerdo, quedó aprobado el pensamiento, en atencion á las reales órdenes relativas al asunto, y á los temores que siempre habia de una invasion extranjera. El gobierno vireinal puso por condicion, que para que se llevara á cabo el pensamiento con toda la economía que demandaban las circunstancias del real erario, y hubiera con que atender á los precisos gastos de vestuario, armamento, fornituras y demas, se beneficiaran catorce compañías de fusileros, á razon de 8,000 pesos los empleos de capitanes, 3,500 los de tenientes, y 2,000 los de subtenientes.

Fué anunciada esta resolucion al público por órden del arzobispo-virey D. Francisco J. de Lizana y Beaumont, para que los que aspiraran á ocupar tales puestos, presentaran sus instancias en la capitanía general, debiendo acompañar á ellas los militares su fé de bautismo, con copia certificada de sus despachos de cadetes, y los paisanos una informacion que comprobara á lo menos limpieza de sangre, exhibiendo unos y otros el correspondiente papel de abono de la cantidad respectiva al empleo que solicitaran.

Compraron las plazas de oficiales algunos jóvenes nativos y vecinos del puerto, como Gonzalez, Troncoso, Cao y otros, quedando formados los batallones.1

A fines de este año se formó en Veracruz, á pesar de la oposicion que hicieron al proyecto, el primer cuerpo de milicias locales, que tomaron el nombre de "Voluntarios distinguidos de Fernando VII," y despues el de "Realistas."

Se compuso este batallon exclusivamente de individuos del comercio, y se conservó por espacio de diez años, alternando

1 Lerdo.

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