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tierra, no juntos, sino de dos en dos é de tres en tres;" 1 los naturales dijeron á Colón que luego que éste había regresado á España “los cristianos empezaron á tener pendencias y discordias entre sí y á robar cada uno mujeres y todo lo que podían." 2 Á este propósito escribe Mártir: "Los reyezuelos insulares, que hasta entonces, contentándose con lo poco suyo, habían vivido tranquila y pacíficamente, al ver que los nuestros se establecían en el suelo natal de ellos, lo llevaban á mal, y nada deseaban tanto como echarlos de allí completamente, acabarlos del todo y abolir toda memoria de ellos. Pues la gente que había seguido al Almirante en la primera navegación, en su mayor parte indómita, vaga y que, como no era de valer, no quería más que libertad para sí de cualquier modo que fuera, no podía abstenerse de atropellos, cometiendo raptos de mujeres insulares á la vista de sus padres, hermanos y esposos; dados á estupros y rapiñas, habían perturbado los ánimos de todos los indígenas. Por lo cual en muchas partes los indígenas, á cuantos de los nuestros encontraban descuidados, los asesinaban con rabia y como si ofrecieran sacrificios á Dios." Motivo sobrado tuvieron consiguientemente los indígenas para matar á todos los cristianos "no pudiendo sufrir sus excessos.' 14 Desde entonces fué cosa imposible que los naturales de América pudieran vivir en buena armonía con los españoles: "la mayor parte de (éstos)... cometían mil excesos, por lo cual los aborrecían los indios mortalmente, y rehusaban venir á la obediencia." 5

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No era Colón, por desgracia, el más apropiado para reprimir los desmanes de los cristianos; él mismo dió desde temprano vivas pruebas de atroz inhumanidad hacia los indígenas, á pesar de que éstos le habían tratado como á sér bajado del cielo. Vimos ya cómo tomó con violencia algunos indios durante su primer viaje; este apresamiento se hizo cuando los naturales se acercaron con ingenua confianza á las caravelas á contratar "ó á ver (dice el P. Làs Casas) la nao y los cristianos, ó á traerles, quizás, de sus cosas, como lo hacian."6 "Por sola esta injusticia (agrega el excelso apóstol) y no razonable antes muy culpable obra, sin que otra ninguna el Almirante hiciera, podia bien cognoscer

1 Docs. de América, VII, 399.

2 F. Colón, I, 217.

3 Mártir, 1, 206–7.

4 Oviedo, I, 35.1
5 F. Colón, I, 270.
6 Historia, I, 239.2

ser merecedor, ante Dios, de las tribulaciones y angustias en que despues toda su vida padeció."1

Escribía Colón en el memorial fecha 30 de enero de 1494 que para los reyes católicos dió á Antonio Torres: "Direis á sus Altezas........... que visto cuanto son acá menester los ganados y bestias de trabajo para el sostenimiento de la gente que acá ha de estar, y bien de todas estas islas, sus Altezas podrán dar licencia é permiso á un número de carabelas suficiente que vengan acá cada año, y trayan de los dichos ganados y otros mantenimientos y cosas para poblar el campo y aprovechar la tierra.............. las cuales cosas se les podrian pagar en esclavos de estos canibales, gente tan fiera y dispuesta, y bien proporcionada y de muy buen entendimiento, los cuales quitados de aquella inhumanidad creemos que serán mejores que otros ningunos esclavos, la cual luego perderán que sean fuera de su tierra, y de estos podrán haber muchos con las fustas de remos que acá se entienden de hacer."2 Por vía de muestra, envió á España Colón al siguiente año con el mismo Antonio Torres "500 indios injustamente hechos esclavos." En "las ventas que ficiéredes destos indios (ordenaron entonces los Reyes Católicos al obispo de Badajoz) sufincad el dinero dellos por algun breve término, porque en este tiempo nosotros sepamos si los podemos vender ó no, é no paguen cosa alguna los que los compraren, pero los que los compraren no sepan cosa desto."4 Sin disipar todavía sus dudas la Monarquía mandaba en 1496 al mismo obispo: "porque para fornescer ciertas galeras que Juan de Lezcano, nuestro capitan en la nuestra armada, trae en nuestro servicio, habemos acordado de le mandar dar cincuenta indios, por ende Nos vos mandamos é encargamos que de los indios que vos ahí teneis, deis al dicho Juan de Lezcano ó á la persona quél con su carta por ellos enviare, los dichos cincuenta indios que sean de edad de veinte fasta cuarenta años."5 Así que, de hecho, los infelices indígenas llevados á España, no sólo fueron esclavos, sino que los Reyes Católicos les condenaron á los trabajos más rudos.

No se limitaba Colón á hacer él únicamente tan abominables remisiones, sino que permitía también á su gente las hiciera por cuenta propia; en 1498, precisamente cuando enviaba á España 600 indios

1 Idem, I, 240.1

2 En Navarrete, I, 232.

3 Las Casas, Historia, I, 353.1

4 En Navarrete, II, 373.

5 Idem, III, 506.

hechos esclavos, sin contar 200 que por los fletes dió á los maestres de los navíos,1 escribía á los monarcas españoles: "suplico á vuestras Altezas tengan por bien que esta gente (española) se aproveche agora un año ó dos, fasta que este negocio esté en pié, que ya se endereza, que ven agora que esta gente de la mar y casi toda la de la tierra están contentos, y salieron agora dos ó tres Maestres de navíos que pusieron á la puerta cédulas para quién se queria obligar á les dar 1,500 maranedís en Sevilla, que les llevarian allí tantos esclavos y les farian la costa, y la paga seria de los dineros qne dellos se sacasen. Plugo mucho á la gente toda, y yo lo acepté por todos y les protesto de les dar la carga, y así vernán y traerán bastimentos y cosas que son acá necesarias, y se aviará este negocio, el cual agora está muy perdido, porque la gente no sirve, ni los indios pagan tributo.2 Observa Las Casas que "el aprovechamiento también era dar Reyes y señores (indígenas) con sus gentes á los desorejados y desterrados (de España) [por ser dignos de muerte por sus pecados], que sacada la crisma y ser bautizados, eran muy mejores que no ellos, para que les sirviesen haciendo sus labranzas y haciendas, y en todo cuanto ellos querian y decian que habian menester,"3 y concluye: "así, parece claro, de dónde y cuándo tuvo su orígen y principio, y cuán sin pensarlo aquesta pestilencia vastativa de tan gran parte del linaje humano, que tanta inmensidad de gentes ha extirpado, el dicho repartimiento y encomiendas, digo, en el cual se encierran, y para sustentarlo se han cometido, todos los males."4

No cabe negar que Colón trató á los indígenas como á animales ó cosas sin valor. Á causa de que en 1494, "viniendo tres cristianos de la......... fortaleza (de Santo Tomás) para la Isabela, el........ Cacique (de Mao) les dió cinco indios que les pasasen la ropa por el vado, y al medio del rio los dejaron, y volviéronse con ella á su pueblo, y, dizque, el Cacique no los castigó por ello, ántes la ropa se tomó para si ........ (prendió Alonso de Hojeda al Cacique y á su hermano y sobrino de éste). Llegados los presos á la Isabela, y él con ellos, mandó el Almirante que los presos llevasen á la plaza, y con voz de pregonero, les cortasen las cabezas; ¡hermosa justicia y sentencia, para comenzar en gente tan nueva á ser amados los cristianos!"5

1 Las Casas, Historia, I, 448.2

2 En Las Casas, Historia, I, 452.1y 2

3 Loc. cit.

4 I, 453.1

5 Las Casas, Historia, I, 327.1y2

Dados los antecedentes que dejamos establecidos, encontraremos muy natural que Colón no pensase en atraer á los naturales por medios pacíficos, sino que para ello recurriese á medidas extremas, declarando á los agraviados indígenas una guerra sin cuartel llevada siempre á sangre y fuego.

Dícenos Muñoz que si Colón se detuvo algún tiempo en las Indias, después de realizado su segundo viaje, no obstante que urgía su presencia en España, fué por el vivo deseo que tenía de "vengar las muertes de christianos." Es la verdad.

Principió Colón su campaña en las diversas islas adyacentes á la Española causando "no poco miedo á los pueblos;"2 al regresar á aquella isla el 19 de septiembre de 1494 “reparaba las naves con ánimo de devastar otra vez las islas de los caníbales y quemarles todas las canoas." Sabía perfectamente Colón, que los indígenas no tenían "fierro ni azero ni armas, ni son para ello; no porque no sea gente bien dispuesta et de fermosa estatura, saluo que son muy temerosos a marauilla. No tienen otras armas saluo las armas de las cañas, quando estan con la simiente, a la qual ponen al cabo vn palillo agudo, et no osan usar de aquellas, que muchas vezes me ha acaescido enbiar á tierra dos o tres honbres alguna villa para hauer fabla, y salir á ellos dellos sin numero, et despues que los veyan llegar, fuyan a no aguardar padre a hijo."4 Pero puntualmente se aprovechaba de ambas cosas Colón para matarlos más fácilmente, como lo indica con claridad su propio hijo al hablar de la guerra que hizo el Almirante en 1495 al cacique Coanabo; dice así: "Conociendo la naturaleza y calidad de los indios, el Almirante, á dos jornadas de la Isabela, partió el ejército con su hermano el Prefecto, para embestir por diversas partes á aquella multitud esparcida por los campos, creyendo que el temor de oir el estruendo por diferentes partes los metería miedo para que huyesen, como sucedió con efecto, porque habiendo los dos escuadrones de infantes embestido por dos partes, abrieron la multitud de indios, descargando ballestas y arcabuzes, y para que no volviesen á juntarse, los asaltaron los caballos y los perros de improviso, y aquellos pusilánimes, echaron á huir por todas partes y los nuestros siguiéndolos y matando muchos. No hicieron gran estrago con la fuga; pero en breve

1 232.

2 Mártir, I, 198.

3 Idem, I, 202.

4 C. Colón, Select Letters, 6.

con el favor de Dios, alcanzaron victoria quedando muchos muertos y otros prisioneros, entre los cuales estaba Caonabo, principal Cacique de todos ellos, y sus hijos y mujeres."1

De esa manera se conducía el descubridor de América, del cual llegó hasta decir el Papa León XIII hace pocos años que tuvo miras “más altas y de más amplitud (que los muchos benefactores de la humanidad, que ensancharon las fronteras de la ciencia y de la civilización, y acrecentaron el público bienestar)."2 Muestran mejor tino los autores positivistas de El Nuevo Calendario de los Grandes Hombres, cuando asientan discretamente: "grande en sus consecuencias, la empresa de Colón no ha sido menos notable por la reflexión con que el plan fué madurado como por el valor que presidió á su realización," El historiador Sophus Ruge limita aún más la grandeza de Colón, reduciéndola á "la energía sin ejemplo de que dió pruebas (éste)."4 Prosigamos con nuestros indígenas.

Á las matanzas de los naturales llevadas al cabo durante las batallas, agregábanse las ejecuciones que se hacían en los pueblos ya dominados, cada vez que los españoles temían algún levantamiento. Vemos, por ejemplo, casi á raíz de haber sido descubierta la América, que el adelantado don Bartolomé Colón, sin previo proceso, ajustició á dos naturales, so pretexto de "que habían seducido y sobornado á Guarionex," y que si no mató á éste ni á otros, fué por temor y no por clemencia.5

Los desdichados indios se hacían reos convictos de traición cada vez que defendían sus propios bienes, tierras, mujeres ó hijas, contra la rapacidad insaciable y lujuria desenfrennada de los españoles.

Terminada la primera guerra que emprendió Colón contra los na'turales, regresó á España, especialmente para justificarse ante la Monarquía, "pues muchas personas......... no dejaban de informar mal á los Reyes de las cosas de las Indias, en deshonor y perjuicio del Almirante y de sus hermanos." Partió de la Isabela "el jueves 10 de Marzo de 1496" y llegó el 8 de junio al Cabo de San Vicente. Recibieronle bien los monarcas españoles, y no sólo dispusieron

1 I, 272.

2 En Mártir, IV, 460.

3 II, 127.

4 125.2

5 Mártir, I, 241-42.

6 F. Colón, II, 21-2.

7 Idem, II, 22.

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