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co á España muy pocos años después de haber salido de allá: "lleva muchos dineros segund fama (escribía el referido Cabildo á su magestad), é nos dexa la yglesia por acabar é sin querer dar quenta de lo que de ella ha entrado en su poder ansi de las tercias como de limosnas é de otras cosas que la dicha yglesia tenia." 1

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Sucedió á fray Miguel Ramírez, fray Diego Sarmiento, que incurrió en iguales excesos y tropelías; 2 señaláronsele mil ducados de oro anuales por su aviamiento; pero considerando mezquina la espléndida dotación, pedía al monarca más dineros, so pretexto de que estaba absolutamente falto de recursos. Como su antecesor, echó mano de los bienes de la iglesia y se entregó á tráficos escandalosos: guardaba para sí toda la renta del obispado "no dando a la iglesia, ni al hospital, ni a las dinidades la parte que les cabe. Y no contento con esto, a los clérigos que mueren en esta isla los hereda, e aunque vienen sus parientes a heredalles, porque les de la hacienda les lleva a 400 y a 300 pesos, y a otros se lo lleva todo. Pone ogaño por cirio pascual una vela de dos libras, y el cirio que tenía el año pasado le vendio a Vasco Porcallo para su iglesia, que vive en la villa de la Trinidad. Demas que vendio a Alonso Sanchez, vecino de la villa de Santispiritus para su iglesia, una redomita de olio y crisma en seis castellanos. Vea V. M. si allegará nuestro Pastor hartos dineros. Un terno de brocado viejo que trujo de Castilla lo da a la iglesia por cinco veces mas de lo que vale, y el aderezo de pontificial que trujo para decir misa, lo cuenta a la iglesia.

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De don Francisco Marroquín, obispo de Guatemala, decían en 1545 los obispos de Chiapa y de Nicaragua: "a sido vno de los que más an ofendido en hazer injustamente infinitos esclavos, y a tenido y tiene muchos yndios por esclavos y de repartimiento, a predicado dañosa doctrina y palabras mal sonantes y sospechosas," 6

Llegado al lugar de su destino don Cristóbal de Pedraza, obispo de Honduras, comenzó luego á "hazer muchas cosas que parecen no buenas, y muchos escandalos."

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Acerca de don Pedro Hernández de la Torre, obispo del Río de la

1 Idem, 272.

2 Idem, V1, 143 y sigs.

3 Idem, IV, 405.

4 Idem, VI, 71.

5 Idem, 160-1.

6 Cartas de Indias, 19.

7 Idem, 22.

Plata y de Uruguay, no es necesario saber más sino que arrojaba de las doctrinas á los hijos de los naturales y dió motivo, según refiere uno de sus contemporáneos, para que aquéllos perdiesen "vida y ánima, mugeres, hijas y hazienda." 1

Escribía en 1558 al Real Consejo de las Indias el provincial de la orden de San Francisco, refiriéndose á don Antonio Ruiz de Morales, obispo de Michoacán: "no entiende en cosa de ordenes ni de sacramentos, sino en pleitos y diezmos." 2

Respecto de don Alonso de Montúfar, arzobispo de México, se decía en 1559: "es gran émulo de los religiosos y mayor de los naturales; que es gran escandalo oyr las palabras que dize en su desfavor, y traerse en litera por los caminos, sierras y rios á cuestas en los onbros de los indios.

"Andan estos señores......................... (Ruiz de Morales y Montúfar)................. en grandes differencias...... y siempre en pleyto...... y es cantidad el interese, porque solo en el valle de San Sevastian, que es entre Mexico y Michuacan, entendi que avia recogidos siete o ocho mill ducados de solos diezmos de ganados." 3

Al hablar el cabildo eclesiástico de Guadalajara de su obispo don fray Pedro de Ayala, pedía al rey removiese á éste y proveyera con toda brevedad "por obispo alguna persona de que se tenga expiriencia de su buena vida, costumbres y letras, y que sea hombre mayor, porque así conviene para estas tierras y sosiego dellas; y que sea hombre prudente, y que no se sienta en él codicia." 4

Podríamos enumerar otros varios prelados de conducta viciosa, pero nos limitaremos á tres: Pedro Juárez de Deza, primer obispo de la Concepción, como ya indicamos, y del cual decía don Diego de Guzmán, contemporáneo suyo, que "el Rey Católico hizo limosna de los diezmos que le pertenecian de ciertos años para que se hiciese la iglesia, é los tomó el obispo Don Pero Suarez de Deza, é se fué á Castilla, é se los llevó, é no hizo la iglesia; e despues acá no se ha hecho á causa de ser la renta della en poder de los canónigos que han sido mayordomos:" 5 fray Vicente Valverde, obispo del Perú, el cual, encendido en ira, azuzaba á los soldados de Pizarro á la matanza de indíge

1 Idem, 632.

2 Idem, 132.

3 Idem, 140.

4 Docs. de México, II, 486.

5 Docs. de América, I, 462.

nas, como veremos luego, y de quien se dijo entonces: "jamás ha tenido fin ni celo al servicio de Dios ni de S. M., ni menos en la conversion de los naturales en los poner é dotrinar en las cosas de nuestra santa fée católica, ni menos en entender en la paz é sosiego destos reinos, sino á sus intereses propios, dando mal ejemplo á todos:" 1 por último, el célebre arzobispo de los Reyes, don Bartolomé Lobo Guerrero, cuyos muchos excesos motivaron una cédula real en 1596, en la que se previno al presidente y oidores de aquella ciudad: "usareis de los remedios del derecho, executando en su persona las penas en que conforme a el obiere yncurrido o yncurriere, conseruando como es justo la autoridad que representais; que de lo contrario me terne por deseruido." 2

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En lo general, los obispos descuidaban tanto sus diócesis, que solían abandonarlas por completo; "han dejado (decía el Cabildo de Guadalajara), de confirmar y de visitar mas de las tres partes (de la diócesis)." ."3 Fray Angel de Valencia y otros padres suplicaban al Emperador: "mande proveer acerca de los Obispos y clérigos (de Indias) que los Obispos no sean como en España para pompa, sino para provecho y conversión de gentilidad y sustentación de nueva Iglesia, porque á falta desto, el Obispado de Michuacán nunca fué visitado hasta hoy por su Obispo; y si ha sido alguna vez alguna parte visitada por su Vicario, no á derechas; y la visita deste Obispado de Xalisco poca y muy imperfecta;" Fray Juan de San Román escribía igualmente en 1571: "(los obispos) no ponen ni curan de ello (de la policía y culto divino), mas de sacar largos salarios, y tener muchos pueblos que se lo den y paguen," ,"5 cosa que corroboraba fray Jerónimo de Mendieta al asegurar que el fin de aquellos prelados era "de ampliar las rentas de sus iglesias y el fausto de la dignidad episcopal." Precisamente el impecable nuestro don fray Bartolomé de Las Casas, en su memorable petición á Pio V, le rogaba declarase que "los tales ministros..... (quedaban) obligados por ley natural y divina, como en efecto están obligados, á restituir todo el oro, plata y piedras preciosas que han adquirido, porque lo han llevado y tomado de hombres que padecian extrema necesidad y hoy viven en ella." 7

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Entretanto el glorioso abogado de los indios no tenía de donde comer,1 y moría de hambre.2

Si de tal suerte, se conducían los altos prelados, ¿qué podía esperarse del común de los eclesiásticos?

Dícenos Oviedo: "¿Pero qué diré yo, pecador, que como otros muchos he andado en estos trabaxos, buscando de comer para mi muger é hijos, y no he dexado de ver en la misma ocupacion muchos clérigos y frayles de todas las órdenes y hábitos?...... Tienen por devocion que todos les den por amor de Dios, só color de algunas obras pias y de missas que pretenden de decir, é que no pueden cumplir, segund la cantidad de que resciben las pitanças adelantadas. Y demás desto, por otras vias y negociaciones en que se entremeten entre seglares, no es poco el dinero que sacan dello; y al cabo tan poco plomo traen en los pies como los legos mílites, ni dexan de discurrir por todas estas partes y de informarse primero quáles tierras son mas ricas y de menos peligro para la vida."

Responden bien al anterior retrato el ya referido don fray Juan de Quevedo, "el primero prelado que passó á la Tierra-Firme, con título de obispo de Sancta Maria de la Antigua é de Castilla del Oro," y que por cualesquiera dádivas favorecía á los peores delincuentes y todo lo disimulaba;5 el clérigo Alonso González que vino como capellán en la expedición de Francisco Hernández de Córdoba, no por celo cristiano, sino por los prometimientos que se le hicieron, y el cual, mientras los suyos combatían con los naturales de Cabo Catoche, saqueaba los templos del lugar con dos indios de Cuba; el ambicioso y sanguinario fray Bartolomé de Olmedo, que siempre traía armas sobre sí,8 conforme á la antigua usanza de los altos prelados españoles, y que, fuera de que se ocupaba principalmente "en buscar el tesoro de Montezuma,' "por lo menos debía de estar irregular suspenso y descomulgado, porque...... se lavaba él mas veces las manos en la sangre de los inocen

1 Cartas de Indias, 35.

2 Idem, 16.

3 II, 238.1 y 2

4 Oviedo, III, 221.

5 Idem, 40.2

6 Díaz del Castillo, 2.1

7 Idem, 31.

8 Idem, 591

9 Durán, II, 37.

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tes que no Pilatos con agua en la muerte de Jesucristo;" fray Pedro Malgarejo de Urrea que no bien hubo llegado á Nueva España, "en pocos meses...... fué rico y compuesto á Castilla;"2 el clérigo "Johan de Sosa, que yo ví (habla Oviedo y Valdés) bien pobre en Tierra-Firme...... mas entremetido en cosas del mundo que determinado de sosegar en su clericato; y este avia ydo al Pirú, y en la rota y prission del rey ó cacique Atabaliba, de donde resultó tanto oro, cúpole de aquel despojo á este padre ocho ó diez mill pessos de oro, segund á sus amigos muchas veces oy decir," con la cual cantidad regresó á toda prisa á la Península como Melgarejo de Urrea; fray Pedro Núñez de la Merced, que en la batalla habida entre Gonzalo Pizarro y el Virrey Blasco Núñez Vela, tomó el partido de Pizarro "con una cota é otras armas debaxo del hábito (á ejemplo de don Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo), é un sombrero de terciopelo pardo con los cordones de oro encima de un casco, é porque los soldados de Piçarro llevaban bandas roxas, púsose el buen frayle por banda una estola roxa y el manípulo en el molledo del braço derecho: é despues que la victoria quedó por Piçarro, topó este fray Pedro con el comendador (de Quito, otro fraile de la Merced, confesor del Virrey), y echó mano á la espada, é dióle quatro ó cinco espaldaraços en la cabeça tan rescios, que lo derribó de una mula en que yba, y en el suelo le tornó á dar muchos puñetes é coces, diciéndole: «Pesse á tal con el frailecillo denodado,»> é díxole otras palabras feas:" fué ese mismo fray Pedro Núñez, quien con motivo de las ordenanzas de 1542 "mas se desvergonzó contra el Virey, y aun contra el Rey;"5 fray Pedro Sánchez Reyna y Juan de Cartagena, familiar éste del obispo de Burgos, á los cuales Magallanes, "con ocasión de asechanzas que urdían para matarle, les dejó en tierra (entre los patagones) con una alforja de galleta y una espada para cada uno;" el célebremente lujurioso fraile de San Francisco del monasterio de Cuernavaca, "que so color de predicar a los yndios e a las yndias, empreñó e dexó preñadas ocho yndias del dicho pueblo, por lo qual le mandaron dallí a otra parte." Tan lascivo fraile nos hace pensar que mucha razón debió tener el marqués de Barinas para sostener, como lo hizo, con

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