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de los hijos, los aplican á las religiones, y como no llevan la vocación necesaria, sino su natural, se llenan los monasterios de ociosidades y relaxación, ponderando que hay convento que tiene más de setenta y ochenta mil pesos de renta, sin el ingreso cotidiano, que es muchísimo, y más de 300 frailes, y otro tanto número en los de monjas, representando que si esto no se reforma en todo, se perderán las Indias, y propone que se impetre breve de Su Santidad para que por ninguna razón ó título puedan incorporar en sí más bienes raíces de los que al presente gozan." 1

Por lo que hace á Nueva España, vemos que ya desde 1578 el Cabildo de México se alarmaba seriamente por la desmedida amortización de bienes eclesiásticos y trataba de ponerle un debido límite: dice así el acta relativa fecha 24 de enero de aquel año: "...... de cada dia van ensanchandose mas e alargandose (los religiosos de San Agustín y Santo Domingo)...... e de tal manera se esceden en lo susodicho que casi tienen la mayor e mejor parte conprada e abida e si no se pusiese rremedio en ello quedarran con el todo de que la tierra y esta rrepublica rresciben notorio daño e perjuyzio a lo qual conviene se aquda por parte desta cibdad con la ynstancia quel caso requiere lo cual abiendo conferido acordaron e mandaron quel señor procurador mayor a costa desta cibdad e por ella acuda a su excelencia e a la rreal abdiencia e con parescer de los letrados de la cibdad haga la ynstancia e diligencias que convengan...... e se les prohiba (á los referidos religiosos) de todo punto el conprar ni aber por ninguna vía tierras ni heredades fuera desta cibdad ni en tierra de yndios y en lo que toca a esta cibdad asy mismo pedir que.......... no conpren mas posesiones algunas por el daño que recibe e de lo que hiziere de quenta a esta cibdad e asy lo probeyeron e mandoron e lo firmaron........ Leonel de Cervantes.-Bernardino de Albornoz.-Jeronimo Lopez.-Alonso de Valdez Volante.-Andres Vazquez de Aldana.-Baltazar Mexia." 2

La reforma del clero era pues imperiosamente necesaria en la América desde el mismo siglo XVI en que se estableció; no obstante, la realización de tal reforma, bajo la dominación española, convertíase en imposible utopía: así por ejemplo, á causa del memorable acuerdo del Cabildo de México, el virrey don Martín Enríquez dispuso se hiciera una información acerca del particular; pero se escogieron con tal tino los testigos, que todos ellos resultaron teólogos, sacerdotes, presbí

1 34-5.

2 Actas, VIII, 319-20.

teros, y otras personas incondicionalmente adictas al clero, por lo cual las declaraciones no fueron otra cosa que una apología del mismo. 1

Consiguientemente, los eclesiásticos continuaron acaparando por completo la propiedad territorial, sin que nadie osase ya ponerles trabas algunas.

Hubo de transcurrir casi un siglo para que nuevamente se tratara de la urgentísima reforma. Fué hasta 1644 cuando "la gran Ciudad de Mexico (dícenos uno de los panegiristas más fervientes de la Iglesia de Indias), suplicó á la Magestad de Felipe IV..... le concediesse lo siguiente:

"Que no se funden Conuentos de Monjas, ni Religiosos.

"En los de las Religiosas, dize: Que es excessiuo el numero, y mayor el de las criadas que tienen; y el de la necessidad muy grande. "Qve las haziendas de los Conuentos de Religiosos se limiten; y se prohiba el adquirir de nueuo: Y se lamenta, de que la mayor parte de las haziendas está con dotaciones, y compras en poder de Religiosos; y que sino se pone remedio en ello, en breue seran señores de todo. "Tambien suplica, que no vayan Religiosos destos Reinos á la Nueua-España; y dá razones mui fuertes.

"Svplica encargue á los Obispos, que no Ordenen mas Clerigos de los que ay: y afirma que en Mexico, la Puebla, Mechoacan, Goaxaca, Guadalaxara, y Chapia ay mas de seis mil Clerigos, sin ocupacion ninguna, Ordenados á titulo de tenues Capellanias.

"Pide y suplica se reforme el excessivo numero de fiestas, porque con ellas se acrecienta cl caudal de la ociosidad, y daños que causa esta." 2

Por supuesto que las liberales súplicas y peticiones no fueron oídas por la Monarquía, y el clero siguió enriqueciéndose y desarrollándose hasta la monstruosidad.

Don Juan Jorge y don Antonio de Ulloa, todavía en el siglo pasado, hablaban con relación á la América del Sur en los términos siguientes:

"Aunque los religiosos expenden en las concubinas é hijos que tienen en ellas mucha parte de lo que adquieren, otra no menor entra en la misma religion, lo qual ha de suceder precisamente, porque siendo medio para poder vivir fuera de los conventos el tener haciendas propias y casas en la ciudad ó villa á donde pertenecen, luego que se

1 Ojea, anexo.

2 González Dávila, 1, 16_7.

hallan con caudal suficiente procuran comprarlas, y como estas fincas vienen á recaer en la religion por la muerte del religioso, resulta ser tantas las fincas de una y otra especie que poseen, que seguramente puede decirse no haber, fuera de aquellas que gozan con entero dominio, alguna de las que pertenecen á particulares sin estar gravadas con varios censos, los quales son tan considerables en muchas, que sus réditos llegan á montar mas de lo que puede importar su arrendamiento.

"Como todas estas haciendas recaen en las religiones, y los convenventos no pueden cultivarlas todas, las dan á censo á los particulares, con el indulto de alguna corta cantidad; pero esto es para tener su posesion mas segura, porque asi sacan de ellas quanto rinden sus tierras, y á veces sube de ello el importe de los censos; y los particulares que las toman de las comunidades trabajan en cultivarlas sin utilidad propia casi ninguna, siendo lo regular que esta no corresponda ni aun al trabajo personal, pero las toman porque la necesidad les obliga á ello mediante el no tener otro recurso." 1

Acerca de las fiestas religiosas escriben también don Juan Jorge y don Antonio de Ulloa:

"Luego que...... (los Curas) se reciben en sus iglesias, aplican por lo general todo su conato en hacer caudal, para lo qual han inventado muchos establecimientos, con los que acaban de atraer lo poco que les queda á los Indios, y que pudo escapar de la mano de los Corregidores. Uno de sus arbitrios consiste en las hermandades, y son tantas las que forman en cada pueblo, que las iglesias están llenas de Santos por todas partes, y cada uno tiene la correspondiente hermandad; y para que los Indios no se aparten del trabajo, se confiere á los domingos la celebridad de aquellos Santos que caen entre semana.

"Llega pues el domingo en que se hace la festividad de un Santo, y entre los mayordomos se han de juntar cuatro pesos y medio, que es el estipendio de la misa cantada, otros tantos por el sermon que solo consiste en decirles cuatro palabras en alabanza del Santo, sin mas trabajo ni estudio que pronunciar en la lengua Peruviana lo primero que les viene á la imaginacion, y despues han de pagar los mayordomos un tanto por la procesion, la cera y el incienso. Todo esto se ha de pagar en dinero contado, y acabada la fiesta, porque los derechos de iglesia no se pueden dexar de pagar al instante: á esto se agrega

1 523-24.

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luego el regalo que los mayordomos están precisados á hacer al Cura, por costumbre, en la fiesta de cada Santo, el qual se reduce á dos ó tres dozenas de gallinas, otras tantas de pollos, cuyes, huevos, carneros, y algun cerdo si lo tienen: asi pues, quando llega el dia del Santo, arrastra el Cura con todo lo que el Indio ha podido juntar en dinero todo el año, y las aves y animales que su muger é hijos han criado en sus chozas, viviendo casi privados de alimento, y reducidos á yerbas silvestres, y á las semillas que recogen de las pequeñas chacaritas que cultivan. El Indio que no ha podido criar los animales suficientes para el regalo establecido los ha de comprar precisamente, y si no tiene dinero como sucede regularmente, se ha de empeñar ó alquilar por el tiempo necesario para procurarlo y llevarlo con prontitud. Luego que se ha terminado el sermon de una fiesta, lee el Cura un papel donde lleva asentados los nombres de los que han de ser mayordomos y fiscales de la fiesta del año siguiente, y el que no la acepta con voluntad, se le obliga á consentir á fuerza de azotes, y en llegando su dia no hay excusa que le liberte de aprontar el dinero, porque hasta que está junto y entregado al Cura, no se dice la misa, no se predica el sermon, y se aguarda hasta las tres ó las quatro de la tarde si es menester, para dar lugar á juntar el dinero, como experimentamos en varias ocasiones.

"Para que se conozca mas sólidamente el exceso á que llega esto, y la crecida utilidad que sacan los Curas de estas fiestas nos parece conveniente citar aqui lo que un Cura de la provincia de Quito nos dixo transitando por su Curato, y fue, que entre fiestas y la conmemoración de los difuntos recogia todos los años mas de 200 carneros, 6000 gallinas y pollos, 4000 cuyes, y 50,000 huevos, cuya memoria se conserva como se escribió en los originales de nuestros diarios. Se debe advertir que este curato no era de los mas aventajados: hágase pues sobre este principio el cómputo de lo que recogeria en plata; y supuesto que todo sale de una gente que no tiene mas facultades ni proporciones de ganancias que su trabajo personal y un salario muy reducido quando trabajan por otro ¿cómo podrán pagar tantos emolumentos á los curas? Es necesario concluir que solamente teniendolos atareados continuamente no solo á los varones mas las mugeres y toda la familia para entregar al fin del año todo lo que han podido adquirir, bastará para soportar semejantes contribuciones." 1

1 335-37.

No es posible colegir hasta qué punto tenían que ser exhorbitantes las sumas consumidas por el clero de América; empero, nos da alguna idea del monto fabuloso de esas sumas, el hecho de que Felipe IV, precisamente á quien, según indicamos, se dirigió el Cabildo de México, "Consignó en sus Rentas Reales, de renta fixa trecientos mil ducados para el vino que se gastare en las Missas que se dixeren en todos los Conuentos de Nueua-España, y Pirú, y para todo el azeite q fuere menester para las lamparas q arden delante del Santissimo Sacramento." Tenía que sobrepasar en mucho á esta renta lo gastado en vino aceite en las catedrales, parroquias y demás iglesias independientes de los Conventos, asimismo sólo en Nueva España y en el Perú, sin tomar en cuenta el resto de las Indias. ¿Cuáles serían, pues, las cantidades invertidas para la manutención de frailes, clérigos y altos prelados, construcción y sostenimiento de conventos, ermitas é iglesias, etc., etc.?

y

Como el clero, por su propia naturaleza, nada producía, todo cuanto gastaba tenían que proporcionárselo los pueblos indígenas, sobre los que ya pesaba, por otra parte, el gravamen no menos oneroso de los múltiples tributos impuestos por sus ambiciosos dominadores.

Además, la producción de esos pueblos desdichados era rudimentaria y mezquina, debido principalmente á que la monarquía cuidaba de mantenerlos en la mayor ignorancia: como lo prueba, entre otros hechos, la cédula real dictada con fecha 4 de abril de 1531, por la cual se mandó á los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla: "de aquí adelante non consyntais ni deis lugar a persona alguna pasar a las Yndias libros ningunos de ystoria e cosas profanas, salvo tocante a la Relygion Crystiana e de virtud en que sexerciten e ocupen los dichos yndios e los otros pobladores de las dichas Yndias, porque a otra cosa no a de dar lugar." 2

Secundando á la monarquía, todos los religiosos venidos á América, salvo alguna que otra rarísima excepción, atendían exclusivamente á instruir en la doctrina cristiana á los naturales; pero de la manera más desacertada, sin prepararlos con blanda y continua persuación, sino con precipitada ligereza y excesiva violencia; dice Gerónimo López: "El primer yerro que se tuvo por los fraires franciscos, fué dar de golpe el bautismo á todos los que venian por campos, montes, caminos, pueblos, sin decirles lo que recibian ni ellos sabello, de donde ha pareci

1 González Dávila, I, 17.

2 Docs. de América, XLII, 466-67.

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