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encima de la tierra no habia oro ni plata como en el Pirú, acordó de volverse á él, y asi de conformidad se volvieron todos, no por el camino que habian venido sino por el despoblado de Copiapó, por respeto de no volver á pasar la Cordillera Nevada, donde tan mal les habia sucedido;" 1 "é pasando el despoblado........ (supo que los indígenas del Perú se habían rebelado en contra de los españoles) i que toda la Tierra estaba alterada." 2

Inca Manco escribió entonces á Almagro para darle á conocer la causa de la rebelión: "si yo me alcé (decía) fué por los malos tractamientos que me hicieron más que por el oro que me tomaron, porque me llamaban perro é me dieron de bofetones, é me tomaron mis mugeres é tierras en que sembraba. Dí á Johan Piçarrojmill é trescientos ladrillos de oro é dos mill pieças de oro de puñetes é vassos é otras pieças menudas: dí á más siete cántaros de oro é plata. Dí más á Hernando Piçarro dos hombres de oro é siete cargas de oro é mucha plata. Decíanme: «Perro, daca oro: si no, quemarte hé.» Y amenaçábanme...... Yo no soy indio de por ahí que tengo de mentir." 3

Uno de los capitanes del mismo Inca, manifestaba por su parte á Almagro: "El Ynga has de saber que antes que chripstianos en esta tierra viniessen era como el sol, señor soberano, é tenémosle por su proprio hijo......... Nuestras mugeres é hijas estaban seguras, é nuestras haciendas é casas sin rescebir perjuicio de nadie. Agora, despues que los chripstianos venistes, de libres nos hecistes esclavos é de señores sus siervos. El Ynga perdió su reputacion é auctoridad, é nosotros la libertad é refrigerio: en lugar de ser servidos, os serviamos: é lo que no sabiamos ni acostumbrábamos aprendimos para nuestro contentamiento. Hecímonos obreros é fundamos vuestras casas; labradores, sembramos las tierras con nuestras propias manos; residimos en vuestras casas dexándolas nuestras. Aveys seydo tan mal agradescidos, que en lugar de nos tractar bien y mantener en justicia, nos tamásteys nuestras mugeres é hijas para mancebas: robástesnos nuestras haciendas, quemándonos é aperreándonos para nos las sacar, injuriando nuestras personas con malas palabras; y lo que más sentimos y desmaya nuestros coraçones es que un señor natural que Dios nos dió, que tan estimado, servido é querido é acatado ha sydo, sea trac

1 Góngora, 13-4.

2 Herrera, VI. 19.1
3 Oviedo, IV, 288.1y 2

tado como el menor de nosotros. Por estas causas avemos hecho lo passado." 1

Tales relatos fueron causa de que Almagro quedase "muy espantado de aver oydo tan sábiamente decir aquel capitan las culpas de los chripstianos é la justificacion de los indios é con tanta verdad." 2

§ 11. DISENCIONES ENTRE LOS CASTELLANOS.

Poco después "se movieron diferencias y discordias entre...... (Diego de Almagro) y el marqués Francisco Pizarro sobre la particion de aquel reino, como hombres que de conformidad y compañia lo habian descubierto y poblado," 3 originándose á causa de esto una encarnizada guerra civil que se prolongó durante largos años y puso en peligro la soberanía de España sobre las ricas comarcas del sur. Apuntaremos únicamente los rasgos culminantes de dicha guerra.

Á Diego de Almagro sentenció á muerte Hernando Pizarro el año de 1538, y en ejecución de la sentencia "le dieron un garrote é le ahogaron...... é assi muerto le sacaron á la plaça é le degollaron." Poco antes, en ocasión análoga, Almagro "habia......... soltado graciosamente (á Hernando Pizarro) de la prision en que le tuvo, no queriendo tomar el consejo de sus capitanes, que le persuadian á que le matase." 5 Mas no era hecho este que pudiera obligar á Hernando Pizarro, capitán sanguinario que cuando combatía con los naturales mandaba "á todos los españoles que en los alcances no dejasen mujer (indígena á vida, porque cobrando miedo las que quedasen libres no vendrian á servir á sus maridos." 6

De allí á tres años, ó sea el domingo 26 de junio de 1541, moría Francisco Pizarro "de una estocada que le dieron en la garganta (los partidarios del hijo de Almagro)." 7

No obstante, se prolongaron todavía las disenciones entre los españoles hasta 1548, año en que Gonzalo Pizarro fué muerto por el presidente Pedro de Gazca, quien continuó "ejecutando cada dia nuevas

1 Idem, IV, 289.1 y 2

2 Loc. cit.

3 Góngora, 14.

4 Oviedo, IV, 341.2

5 Zárate, 492,1

6 Varias Relaciones, 43.

7 Oviedo, IV, 358.2

Justicias, segun las culpas hallaba en los presos, á unos descuartizando y ahorcando, y á otros azotándolos y echándolos á galeras." 1

§ 12. PEDRO DE VALDIVIA.

Ya para entonces los españoles habían vuelto nuevamente al Chile capitaneados por Pedro de Valdivia. Al dar cuenta éste de su expedición al rey de España, dice: "partí del Cuzco por el mes de enero de 540, caminé hasta el valle de Copiapó, que es el principio desta tierra, pasado el gran despoblado de Atacama, y cien leguas mas adelante hasta el valle que se dice de Chili, donde llegó Almagro........ nombré á la que él habia descubierto é á la que yo podia descubrir hasta el estrecho de Magallanes, la Nueva Extremadura. Pasé diez leguas adelante, é poblé en un valle que se llama Mapocho, doce leguas de la mar, la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, a los 24 de hebrero de 541, formando cabildo y poniendo justicia.'

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Los hijos de Chile pusieron sin embargo una barrera infranqueable á la dominación española, sosteniendo con valentía sin límites una de las guerras más tenaces y despiadadas llevadas al cabo por los conquistadores; según confiesa el propio Valdivia, en una sola escaramuza mató "hasta mil é quinientos ó dos mil indios, y alaceáronse otros muchos, y prendiéronse algunos, de los cuales mandé cortar hasta docientos las manos y narices." 198

Empero, las extremadas crueldades de los castellanos jamás hicieron mella en el adiamantado patriotismo de los araucanos, quienes supieron conservar, á través de los siglos, con perseverancia digna de la epopeya, el último girón de la independencia de América.

1 Zárate, 570.1

2 Valdivia, 20.

3 Idem, 45.

LIBRO TERCERO.

RESULTADOS DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA.

CAPÍTULO ÚNICO.

§ 1. GUERRAS DE INVASIÓN.

Hemos visto que los españoles realizaban sus conquistas haciendo á los naturales una guerra sin cuartel llevada siempre á sangre y fuego, y que en las luchas perecían lo mismo los indígenas que defendían su independencia como los que se habían entregado á los castellanos: "No hay para qué decir (escribe Alonso de Zurita) la multitud que se ha consumido y consume, llevándolos cargados á las conquistas y entradas, y otros para servicio de la gente de guerra, sacándolos por fuerza de su natural, y apartándolos de sus mujeres y hijos, deudos y parientes, y de ellos volvían muy pocos ó ninguno, porque todos perecían allá, ó por los caminos, ó en llegando á sus casas; y yo oí á muchos españoles decir en el Nuevo Reino de Granada, que de allí á la gobernación de Popayán no se podía errar el camino, porque los huesos de hombres muertos los encaminaba; y están en los caminos unas aves que en cayendo el indio le sacan los ojos, y lo matan y se lo comen....... y aconteció que indias que iban cargadas mataban las criaturas que llevaban á los pechos, y decían que no podían con ellas y con la carga, y que no querían que viniesen sus hijos á pasar el trabajo que ellas pasaban. Y en Guatimala oí decir á un procurador de aquella Audiencia, que siendo soldado, yendo á una entrada ó conquista, vió que atravesando una ciénega ó pantano se le cayó á un soldado (español) un daga y se le hundió en la ciénega, que como no la podía hallar, acertó á llegar una india con su carga

Conquista.-24

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