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tines por la otra parte de las casas en que los indios estaban fuertes; por manera que los tuviésemos cercados, y que no los combatiese hasta que viese que nosotros combatiamos; por manera que, por estar así cercados y apretados, no tenian paso por donde andar sino por encima de los muertos...... ni tenian ni hallaban flechas ni varas ni piedras con que nos ofender; y andaban con nosotros nuestros amigos á espada y rodela, y era tanta la mortandad que en ellos se hizo por la mar y por la tierra, que aquel dia se mataron y prendieron mas de cuarenta mil ánimas...... porque ya era tarde y no podiamos sufrir el mal olor de los muertos que habia de muchos dias por aquellas calles, que era la cosa del mundo mas pestilencial, nos fuimos á nuestros reales...... y ya tenian tan pocas casas donde poder estar, que el señor de la ciudad andaba metido en una canoa con ciertos principales."1

Por ser ya tarde, suspende Cortés la monstruosa carnicería, proponiéndose continuarla pronto más en grande: "dejé concertado (escribe), que para otro día siguiente, que habiamos de volver á entrar, se aparejasen tres tiros gruesos...... porque yo temia que, cómo estaban los enemigos tan juntos y que no tenian por dónde se rodear, queriéndolos entrar por fuerza, sin pelear podrian entre si ahogar los españoles."2 De esta suerte ideaba el Capitán español asesinar á mansalva á los mexicanos que, hambrientos y sin armas, pero pletóricos de amor hacia la patria, vivían aún reunidos en un sólo grupo, estoicamente impávidos, cual dioses inconmovibles de la libertad, sobre los infectos cadáveres de sus hermanos muertos en los anteriores días.

Llegado el infausto 13 de agosto, vuelve Cortés á intentar la paz, "porque (preciso es repetirlo) tomándolos por fuerza, habian de echar lo que tuviesen en el agua..... y á esta causa..... se habria........ poca parte de la mucha riqueza que en esta ciudad habia."3 No con otra mira, pues, manda llamar á Cuauhtemoc, quien, ya sin procurar dilación alguna, prefiriendo terminase de una vez su propio martirio y el de los demás mexicanos que le acompañaban, contesta, dícenos el mismo Cortés: "que en ninguna manera...... vernia ante mí, y que antes querria por allá morir...... que hiciese yo lo que quisiese."4

Escribe el despiadado Conquistador: "cómo en estos conciertos...... los de la ciudad estaban todos encima de los muertos, y otros en el

1 254-55.

2 Loc. cit.

3 Cortés, 254.

agua, y otros andaban nadando, y otros ahogándose en aquel lago donde estaban las canoas...... (en una palabra, que) era tanta la pena que tenian, que no bastaba juicio á pensar cómo lo podian sufrir." 1 "Estaban...... todas las casas llenas de indios muertos (manifiesta igualmente Díaz del Castillo), y aun algunos pobres mexicanos entre ellos, que no podían salir, y lo que purgaban de sus cuerpos era una suciedad como echan los puercos muy flacos que no comen sino yerba;" tal era su hambre "que hallóse toda la ciudad arada, y sacadas las raíces de las yerbas que habian comido cocidas: hasta las cortezas de los árboles tambien las habian comido:"3 en verdad que no ha existido "generacion en el mundo que tanto sufriese la hambre y sed y continuas guerras como esta."

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Ahora bien, ni aquel cuadro hondamente desgarrador bastaba para despertar algún débil sentimiento de conmiseración en los castellanos, que, antes bien, azuzados por su legendaria ferocidad, esperaban el momento del ataque con la misma febril impaciencia que sus perros

de presa.

Al fin dió Cortés la señal de muerte. Los cañones abocados de antemano principiaron á hacer fuego sobre los inermes mexica que ya ni moverse podían, y los cuales, estrechados unos contra otros, recibían las balas y sucumbían impasibles, como divinas estatuas marmóreas que cayesen de sus pedestales: "jamás quisieron paz."5

El amor á la patria llenaba las almas de aquellos hombres prodigiosos sin dejar lugar alguno á la humana flaqueza: por esto perecían todos impertérritos y no había uno sólo que implorase piedad ó merced de sus matadores.

Como pareció á Cortés que los cañones tardaban mucho en acabar con los mexicanos, dispuso que los bergantines, con todos los castellanos y aliados indígenas, cayesen de golpe sobre el reducido lugar donde todavía quedaban agrupados algunos de "los principales y gente de guerra de la ciudad......... (procurando ocultar) su perdicion y su flaqueza...... (y) luego fué tomado aquel rincon que tenian, y echados al agua los que en él estaban." 6

1 256.

2 1971.

3 Loc. cit.

4 Loc. cit.

5 Gomara, 3922.

6 Cortés, 256.

Conquista.-21

No de otra manera fueron vencidos los fieles hijos de México: su ejemplo servirá eternamente de modelo supremo á todos los pueblos que amen á su patria y luchen heroicamente por ella.

§ 33. PRISIÓN de Cuauhtemoc.

Cuauhtemoc trató de retirarse por el lago al ver que toda su patria había sido convertida en escombros, cieno y sangre; no ignoraba que la tierra entera le era contraria, y que á su paso sólo hallaría hostilidad, persecución y muerte: tenía de ello experiencia tristísima; mas no había peligros ni sufrimientos que no arrostrara, antes que entregarse á los destructores de su patria.

Recoge pues el Monarca á su familia y á varios principales, embarca á todos en unas canoas, entra en ellas él mismo, y luego las dirige hacia el extremo N.E. del lago.

Entretanto, habiendo tenido noticia Sandoval de la fuga del Monarca, "mandó á los bergantines que dejasen de derrocar casas y siguiesen el alcance de las canoas, é que mirasen que tuviesen tino é ojo á qué parte iba el Guatemuz.............. y como (á) un Garci-Holguin, que era capitan de un bergantin, amigo de Sandoval, y era muy gran velero su bergantin, y llevaba buenos remeros, le mandó que siguiese hácia la parte que le habian dicho que iba el Guatemuz y sus principales y las grandes piraguas, y le mandó que si le alcanzase, que no le hiciese mal ninguno mas de prendelle, y el Sandoval siguió por otra parte con otros bergantines que le acompañaban; é quiso Dios nuestro Señor que el Garci-Holguin alcanzó á las canoas é grandes piraguas en que iba el Guatemuz, y en el arte dél y de los toldos é piragua, y aderezo dél y de la canoa, le conoció el Holguin y supo que era el gran señor de Méjico, y dijo por señas que aguardasen, y no querian, y él hizo cómo que les queria tirar con las escopetas y ballestas;" Cuauhtemoc violentamente "se puso en pié en la popa de su canoa para pelear;" 2 mas vió á su lado á su esposa y otras mujeres, cuyas vidas no quiso sacrificar, por lo que, abandonando su actitud hostil, dijo entonces: "«No me tiren, que yo soy el rey de Méjico y desta tierra, y lo que te ruego es, que no me llegues á mi mujer......... ni á ninguna mujer ni á ninguna cosa de lo que aquí traigo, sino que me tomes á mí y me

1 Díaz del Castillo, 195.1

2 Gomara, 3921.

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lleves á Malinche.» Y como el Holguin le oyó, se gozó en gran manera y le abrazó, y le metió en el bergantin con mucho acato, á él, á su mujer y á veinte principales que con él iban, y les hizo asentar en la popa en unos petates y mantas, y les dió de lo que traia para comer, y á las canoas en que iba su hacienda no les tocó en cosa ninguna, sino que juntamente las llevó con su bergantin." 1

Para recibir al gran rey encontrábase Cortés "en el barrio de Amaxac sobre el tlapanco ó azotea de un principal que se llamaba Aztaoatzin...... (sentado) en una silla debajo de un dosel de carmesí, rodeado de los demas capitanes y principales españoles." 2 Llegado allí el joven Monarca, dijo inmediatamente á Cortés con gravedad solemne: "Señor Malinche, ya yo he hecho lo que estaba obligado en defensa de mi ciudad y vasallos, y no puedo mas........»>" 3 "que ahora ficiese dél lo que yo quisiese (escribe Cortés); y puso la mano en un puñal que yo tenia, diciéndome que le diese de puñaladas y le matase,” 4 agregando: "es lo mejor;" 5 "aborrezco el vivir, y me será ya molesto." "Cortés le respondió con doña Marina y Aguilar, nuestras lenguas, y dijo muy amorosamente que por haber sido tan valiente y haber vuelto y defendido su ciudad se lo tenia en mucho y tenia en mas á su persona...... que descansase su corazon y de sus capitanes, é que mandará á Méjico y á sus provincias como de antes lo solian hacer..... y luego, porque era tarde y queria llover, mandó Cortés á Gonzalo de Sandoval que se fuese á Cuyoacoan, y llevase consigo á Guatemuz y á su mujer y familia y á los principales que con él estaban... Prendióse Guatemuz y sus capitanes en 13 de agosto, á hora de vísperas, dia de señor San Hipólito, año de 1521."7

Habiéndose principiado el cerco el 21 de mayo, duró por lo mismo ochenta y cinco días. "Y en todos...... ninguno se pasó que no tuviese combate con los de la ciudad, poco ó mucho." 8

Los pocos mexicanos que no perecieron, quedaron "tan flacos y sucios é amarillos é hediondos (díjonos ya Díaz del Castillo), que era lástima de los ver.............. y lo que purgaban de sus cuerpos era una sucie

1 Díaz del Castillo, 195.12

2 Sahagún, Relación, 214.

3 Díaz del Castillo, 195.2

4 257.

5 Gomara, 3922.

6 Mártir, III, 366.

7 Díaz del Castillo, 195-96.

8 Cortés, 257.

dad como echan los puercos muy flacos que no comen sino yerba; y hallóse toda la ciudad arada, y sacadas las raíces de las yerbas que habian comido cocidas: hasta las cortezas de los árboles tambien las habian comido. De manera que agua dulce no les hallamos ninguna, sino salada........ y no se ha hallado generacion en el mundo que tanto sufriese la hambre y sed y continuas guerras como esta."1 Dorantes de Carranza escribe: "Murieron en la última batalla el dia de la toma de México mas de quarenta mill hombres y mugeres, asi á spada y lança como de los que se echaban vivos por su voluntad con sus hijos y hijas en las acequias por no verse en poder de los spañoles; y fue tanto el hedor que huvo de los cuerpos muertos que pasaban de ciento y cinquenta mill que tenian escondidos y tapados porque los spañoles no les sintiesen la falta de gente que aunque despues de ganada la ciudad los echaban fuera de ella no los podian agotar ni valerse del mal olor por mucho tiempo." 2

Las pérdidas de los indígenas aliados de Cortés deben haber sido tanto ó más considerables que las sufridas por los mexicanos, no obstante que sistemáticamente las callan todos los cronistas españoles.

§ 34. CONDUCTA DE LOS ESPAÑOLES DESPUÉS DEl sitio.

Al ser destruído el último rincón de la ciudad, y echados al agua los mexicanos que en él estaban, "apenas salieron á tierra algunos soldados (españoles), comenzaron á robarlos y á captivarlos; solamente buscaban el oro que llevaban, y para esto les buscaban las vestiduras á los hombres, y á las mugeres [y aun hasta hacerles abrir la boca] para ver si llevaban oro en ellas, y escogian mozos y mozas los que mejor les parecian, y los tomaban para esclavos, y algunos mozos y mozas se disfrazaban poniéndose lodo en las caras, y cubriéndose con mantas rotas porque no les tomasen por esclavos." 8

"Dióse Méjico á saco, y (los) españoles tomaron el oro, plata, pluma, y los indios la otra ropa y despojo. Cortés.......... Herró muchos hombres y mujeres por esclavos con el hierro del Rey.'

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Escribe Díaz del Castillo: "así el suelo y la laguna y barbacoas, todo estaba lleno de cuerpos muertos, y hedia tanto, que no habia hom

1 197.1

2 M. S.

3 Sahagún, Relación, 231.

4 Gomara, 392.2

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