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en solo sentimiento, el más puro y poderoso, el de la santa libertad, trabajaban de consuno día y noche para resistir al invasor; acerca de esto, lacónicamente dice Ixtlilxochitl: "En México no se dormía.”1

Ansioso Cortés por romper las hostilidades, "Embió á Alonso de Ojeda, para..... que pasase á llamar á la Gente de Tlascala, con apercibimiento, que sino iban dentro de diez Dias, se haria la Guerra sin ellos, i perderian el mucho despojo que avian de ganar........... (llegado Ojeda á Tlaxcala, recogió á la gente que estaba á punto de marchar, y con ella) se fue á dormir á................ (Hueyotlipan) que serian quatro mil hombres: i quando amaneció, iá havian llegado treinta mil, i á la noche mas de sesenta mil, i el Dia siguiente, casi docientos mil....... Entraron en Tezcuco, dos Dias antes de la Fiesta del Espiritu Santo, i toda la Gente tardó tres Dias en entrar, segun en sus Memoriales dice (el propio) Alonso de Ojeda, ni con ser Tezcuco tan gran Ciudad, cabian en ella."2 Venían los tlaxcalteca al mando del indomable joven Xicotencatl y ses hermanos, á quienes "hizo Cortés mucho acato y les abrazó."3 Según Ixtlilxochitl, al hacer alarde los Tlaxcalteca, Huexotzinca y Cholulteca, "halláronse por todos más de trescientos mil hombres de guerra, ,"4 cifra que se compadece con la dada por Ojeda, toda vez que éste únicamente se refirió al nuevo ejército alistado por Tlaxcala, sin contar el muy numeroso que ya acompañaba á Cortés.

El contingente de guerra de Tetzcoco consistía en "200 mil vasallos (al mando de don Fernando Ixtlilxochitl),"5 á quien Cuauhtemoc envió "á reprender mucho...... porque favorecía á los hijos del sol y era contra su propia patria y deudos," Tetzcoco suministró además "cincuenta mil labradores para aderezar puentes y otras cosas necesarias." 7 Por tanto, el ejército indígena, reclutado únicamente en Tlaxcala, Tetzcoco, Huexotzinco y Cholula, ascendía á medio millón de solda 'os número colosal sin duda, pero que no debe tacharse de exagerado. que en todos aquellos pueblos densamente poblados, predomin.. militarismo, y cada hombre era un guerrero cuando la ocasión lo exigía.

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En sus relaciones, tenía Cortés que disminuir extraordinariamente

1 I, 353.

2 Herrera, III, 20.1 y 2

3 Díaz del Castillo, 1741.

4 1, 352.

5 Códice Ramírez, 147.

6 Ixtlilxochitl, I, 353. 7 Idem, I, 352.

el número de indígenas que militaban á su favor, para engrandecer, por el contrario, su propio esfuerzo y el de los demás castellanos en la empresa de la conquista; con efecto, no sólo reduce Cortés paladinamente hasta 75,000 hombres el total del ejército aliado, sino que nos indica que sin reservar ni un natural para sí, dividió todo el ejército indígena entre los capitanes Pedro de Alvarado, Cristóbal de Olid y Gonzalo de Sandoval, tocando 25,000 guerreros al primero, 20,000 al segundo y 30,000 al último.1 No obstante, á poco andar, Cortés se vé obligado á confesar que le acompañaban, tan sólo á él, "ochenta mil hombres,"2 cifra que aumenta en seguida "con mas de treinta mil," eleva luego hasta "mas de cien mil (sin tener en cuenta los que marchaban en tres mil canoas)," y fija después en "mas de ciento y cincuenta mil hombres de guerra,"5 no pudiendo menos por último que declarar una y otra y otra vez que los aliados que traía consigo eran "infinita gente," "infinito número," "que no tenian cuento,"8 declaración que asimismo hace al hablar de los indígenas que combatían al lado de Sandoval y de Alvarado.9

Para determinar el número de guerreros de que se componía el ejército mexicano, no disponemos sino del testimonio de Ixtlilxochitl, poco aceptable en verdad, porque este autor, aunque indígena, se propuso en todos sus escritos glorificar á los conquistadores con bajísima adulación; de cualquier modo que sea, únicamente él habla acerca del número de los soldados mexicanos, diciéndonos que "Cuauhtemoc, Cohuanacochtzin y Tetlepanquezatzin...... juntaron casi trescientos mil hombres;" 10 tal vez incluyó Ixtlilxochitl en esta suma á los niños, á los ancianos y aún á los lisiados que juntamente con las mujeres, como después veremos, lucharon también valerosamente por defender á su patria.

En tal estado las cosas, y llegado el segundo día de Pascua, 20 de mayo, Cortés dividió su ejército en tres grandes guarniciones con el fin de ocupar con ellas las tres ciudades principales que circundaban á Méxi

1 Cortés, 207-8.

2 217.

3 220.

4 226.

5 242.

6 221.

7 231.

8 246.

10 I, 353.

co, y poder sitiar así á esta capital: de la primera guarnición, destinada á Tacuba, hizo capitán á Pedro de Alvarado; de la segunda, que había de asentarse en Coyohuacan, á Cristóbal de Olid, y de la tercera, que asignó á Iztapalapa, á Gonzalo de Sandoval.1 "Para los trece bergantines (habla Cortés) con que yo habia de entrar por la laguna, dejé trecientos hombres, todos los mas gente de la marina y bien diestra."2 No faltó entonces quien con sobrada razón murmurase que Cortés "tomaba lo menos peligroso;" mas no por esto cejó el Capitán en su prudente resolución; con su natural audacia sostuvo, dícenos él mismo, que "la" mas aventura y riesgo era el que se esperaba por el agua; aunque por las personas principales de mi compañía me fué requerido en forma que me fuese con las guarniciones, porque ellos pensaban que ellas llevaban lo mas peligroso."

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Ya todo á punto para comenzar el sitio, Cortés habló á los suyos "encareciendo la calidad de la Empresa: La honra que se ganaba en sujetar la mejor, i maior Ciudad del Mundo...... dixo, que ellos eran Castellanos, Nacion belicosa, i fortisima, que alli tenian muchos Amigos, i Exercito de ellos, qual nunca Romanos juntaron...... i que dandoles Dios vitoria, se enriquecerian, enoblecerian sus Linages, i descansarian: pues sujetada aquella Ciudad, todo lo demás obedeceria."5

Ahora bien, dividido el ejército de la manera indicada, dispúsose "como nos habiamos de partir para otro dia por la mañana."6

§ 27. PRINCIPIA EL SITIO DE MÉXICO.

El día 21 fijado, "porque no tuviésemos tantos embarazos en el camino, enviamos adelante todas las capitanías de Tlascala hasta llegar é tierra de mejicanos."7 Dice Durán que marchaban los aliados "tlaxcalteca y huexotzinca y chololteca y tezcucanos y chalca y xochimilca y tecpaneca, todos muy bien aderezados y en mucha órden, como aquellos que iban á pelear con los que los abían tenido sujetos y por vasallos y tributarios, y tenían que si no salian con la empresa, que su fin abía de ser desastrado y cruel para siempre."8

1 Cortés, 207.

2 208.

3 Ixtlilxochitl, II, 435.

4 210.

5 Herrera, III, 20-1.

6 Díaz del Castillo, 1751.

7 Loc. cit.

8 II, 56.

El joven Xicotencatl caminaba también entre los aliados indígenas, pero repentinamente regresó á Tlaxcala, por "no tener voluntad de ir á la guerra de Méjico," "como el que nunca havia querido bien á los Castellanos:"2 aquel noble jefe indígena no pudo ahogar en su alma la enemistad que desde un principio sintió hacia los destructores de la Nueva España.

Sabido el suceso por Cortés, mandó apresuradamente á llamarle con "muchos prometimientos y promesas, y que le daria oro y mantas porque volviese; y la respuesta......... fué que si el viejo de su padre y Masse-Escaci (Maxixcatzin) le hubieran creido, que no se hubiera (Cortés) señoreado tanto dellos, que les hace hacer todo lo que quiere; y por no gastar mas palabras, dijo que no queria venir."3 Gustoso acogió Cortés esta oportunidad para vengar en el denodado mozo las antiguas rencillas; mandóle prender, "i en llegando á Tezcuco...... (le hizo) ahorcar...... en vna horca mui alta...... En muriendo llegaron muchos Indios á tomar la Manta, i el Mastil, que es vna Faxa ancha, que servia de bragas, como Almayzal; i el que llevaba vn pedaço, crehia que llevaba vna gran reliquia."4 Tan grande era la estimación que los suyos profesaban al eximio tlaxcalteca.

Como la ejecución retardó un día la marcha, "Salieron de Tetzcuco á veinte y dos Dias de Maio, Alvarado, y Christoval de Olid, para ponerse en sus Puestos; y en Aculma (Acolman), adonde fueron á dormir aquella Noche, tuvieron diferencia, sobre el Alojamiento:"5 "ya habiamos echado mano á las armas (escribe Díaz del Castillo) los de nuestra capitanía contra los de Cristóbal de Olí, y aun los capitanes desafiados, y no faltó caballeros de entrambas partes que se metieron entre nosotros, y se pacificó algo el ruido, y no tanto, que todavía estábamos todos resabidos; y desde allí lo hicieron saber á Cortés, y luego envió en posta á fray Pedro Melgarejo y al capitan Luis Marin, y escribió á los capitanes y á todos nosotros, reprendiéndonos por la cuestion y persuadiéndonos la paz; y como llegaron nos hicieron amigos; mas desde allí adelante no se llevaron bien los capitanes."6

"E otro dia (23) de mañana se partieron de allí, y fueron á dormir á otra poblacion que se dice Gilotepeque, la cual hallaron despoblada,

1 Díaz del Castillo, 1752.

2 Herrera, III, 281.

3 Díaz del Castillo, 1752.

4 Herrera, III, 282.

5 Torquemada, 1, 5402.

6 Díaz del Castillo, 1752.

porque era ya tierra de los enemigos. E otro dia siguiente siguieron su camino en su ordenanza, y fueron á dormir á una ciudad que se dice Guatitlan...... la cual asimismo hallaron despoblada; y aquel dia pasaron por otras dos ciudades y poblaciones, que tampoco hallaron gente en ellas. E á hora de visperas entraron en Tacuba."1

Aquella noche "oimos grandes gritas (de los tenochca)................. diciéndonos....... que no éramos hombres para salir á pelear con ellos....... como estábamos escarmentados........ no quisimos salir hasta otro dia, que fué domingo, después de haber oido misa...... y...... de nos encomendar á Dios, acordamos que entrambas capitanías juntas fuésemos á quebrar el agua de Chapultepeque, de que se proveia la ciudad................ E yendo á les quebrar los caños, topamos muchos guerreros, que nos esperaban.................... porque bien entendido tenian que aquello habia de ser lo primero en que los podriamos dañar...... (trabada la pelea) y como aquellos grandes escuadrones estuvieron puestos en huida, les quebramos los caños por donde iba el agua á su ciudad, y desde entonces nunca fué á Méjico entretanto que duró la guerra. Y como aquello hubimos hecho, acordaron nuestros capitanes que luego fuésemos........ por la calzada de Tacuba........ para les ganar una puente; y llegados que fuimos á la calzada...... en la primera refriega hirieron treinta de nuestros soldados é murieron tres; y aunque nos hacian tanto daño, todavía les fuimos entrando..... hasta una puente, y á lo que yo entendí, ellos nos daban lugar á ello, por meternos de la parte de la puente; y como allí nos tuvieron...... cargaron tanta multitud de guerreros sobre nosotros, que no nos podiamos valer...... Porque ya que nuestros escopeteros y ballesteros no hacian sino armar y tirar á las canoas, no les haciamos daño, sino muy poco, porque las traian muy bien armadas de talabardones de madera...... Pues los de á caballo no aprovechaban cosa ninguna, porque les herian los caballos..... desde el agua; y ya que arremetian......... echábanse al agua, y tenian hechos unos mamparos, donde estaban otros guerreros aguardando con unas lanzas largas que habian hecho con las armas que nos tomaron cuando nos echaron de Méjico........ y desta manera estuvimos peleando con ellos obra de una hora, y tanta priesa nos daban, que no nos podiamos sustentar contra ellos....... y acordamos de con buen concierto retraernos y no pasar mas adelante. Pues cuando los mejicanos nos vieron retraer y echar fuera los tlascaltecas, ¡qué grita y alaridos nos daban!

1 Cortés, 208.

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