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Ahora bien, bajo la liberal dominación de los árabes, cuando por fuerza desaparecen las luchas religiosas, todas ellas de carácter netamente destructor, el pueblo español progresa y prospera con rapidez sorprendente: la agricultura forma jardines de vastos desiertos; la industria y el comercio desparraman por doquiera las riquezas; multiplícanse los caminos; se levantan portentosas obras arquitectónicas cuyas ruinas forman todavía hoy el mejor adorno del territorio español; fúndanse escuelas, bibliotecas y laboratorios; toman en fin elevado vuelo las artes, las letras y las ciencias: fué la dominación árabe, en una palabra, el más glorioso período de la civilización española.

Eran los árabes no sólo industriosos é inteligentes, sino de sentimientos levantados; entre ellos no se juzgaba "digno de ser caballero más que el que poseía las diez cualidades siguientes: «bondad, valor, afabilidad, talento poético, elocuencia, fuerza, destreza en cabalgar, y habilidad en manejar la lanza, la espada y el arco." 1 Dos hechos históricos demuestran cuán brillantemente se practicaba esta máxima: sitiaban los moros en 1139 á Toledo, donde se encontraba doña Berengüela sin soldados bastantes para resistir; al principiar ya la expugnación de los muros y torres, "Envió la emperatriz á los caudillos musulmanes un embajador que en su nombre les dijo: «¿no veis que es mengua de caballeros y capitanes generosos guerrear contra una mujer, cuando tan cerca os espera el emperador? Si quereis pelear, id á Aurelia, y allí es donde debeis acreditar que sois valientes y hombres de honor.» Oyéronlo los jefes sarracenos, y como al propio tiempo dirigiesen la vista al alcázar, y distinguiesen á la emperatriz de los cristianos adornada con las vestiduras imperiales, circundada de damas y doncellas que al son de cítaras y salterios cantaban........... haciendo un respetuoso acatamiento á tan gran señora, volvieron la espalda y se retiraron." 2 Tres siglos después, durante el cerco que pusieron á Málaga los Reyes Católicos, salieron á la madrugada los moros, "é dieron en las Estancias de gente del Maestre de Alcántara por orilla del mar, é mataron é firieron algunos Christianos, que hallaron durmiendo á mal recaudo, é ficieron alboroto é rebato en el real é allegó Abrahem Zenete encima de su caballo á unos mozuelos donde pudieran matar siete ú ocho é bolvió al encuentro de lanza, é dioles de coscorrones, diciéndoles, andad, andad, rapaces, á vuestras madres; é los otros Caballeros

1 Le Bon, 139.2

2 Lafuente, I, 343.11

Moros desque vieron los muchachos ir corriendo, comenzaron de reñir con él porque habia llegado á ellos é no los habia matado; é él les respondió, no maté porque no vide barbas, é esto le fué contado á gran virtud." 1

Es de deplorar que la acendrada hidalguía de los árabes no trascendiese al pueblo español; haremos ver en el curso de este capítulo cuán faltos de ella estuvieron los más ilustres capitanes, como el decantado Ruy Díaz de Vivar y el no menos celebrado don Juan de Austria, ambos dechados perfectos, según se dice, de la caballería española.

§ 4. DESTRUCCIÓN DEL IMPERIO OMNIADA.

Caído el imperio omniada hacia 1301, el clero católico extiende de un golpe todo su antiguo poder, que ciertamente no se había debilitado, porque ya desde antes "los monarcas y príncipes cristianos imbuidos en máximas de una no bien regulada piedad, concedieron pródigamente á las iglesias y monasterios sus bienes patrimoniales, y aun los que estaban afectos á la corona, y eran inajenables por ley y constitucion del Estado; y se vió desde luego quebrantada aquella máxima fundamental de la primera legislacion, que los cuerpos muertos no pudiesen aspirar á la propiedad territorial. Ya los primeros reyes de Asturias otorgaron á sus siervos fiscales facultad de dar ó dejar á las iglesias la quinta parte de sus heredades, y á las personas libres que pudiesen conceder á aquellos cuerpos cuanto quisieren." 2 Nuevamente aparece entonces en primer término el espíritu exagerado religioso, mezcla peregrina de odio ciego y falsa piedad, aniquilando el progreso conquistado y dando origen á inhumanidades sin cuento.

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Aunque el catolicismo desarrolló y exacerbó de manera inaudita la crueldad española, no intentamos sostener por esto que fuese hija del mismo; se manifestó con frecuencia desligada de toda idea ó sentimiento religiosos, y constituía notoriamente un rasgo psicológico peculiar de la raza española.

El Cid Campeador, Ruy Díaz de Vivar, orgullo de España, y cuyas correrías fueron "unas veces en fauor de los Reyes Christianos, otras de los Moros," 3 sin que le moviese el sentimiento religioso, logró apoderarse de Valencia, á fines del siglo XI, por capitulación que

1 Bernáldez, I, 181.

2 Martínez Marina, I, 92-3.

3 Sandoval, Reyes de Castilla, fol. 55 vta.

ajustó con Ben Gehat; violando no obstante su palabra, dió á éste un tormento espantoso á fin de que le descubriese donde guardaba sus tesoros: "En medio de la plaza hizo ahondar un hoyo (leemos en Lafuente), en el cual dispuso fuese metido el antiguo cadí de modo que quedaran solamente descubiertas la cabeza y las manos. En derredor de esta fosa se pusieron haces de leña á los cuales se les prendió fuego. Aquel desventurado mostró una serenidad horriblemente heróica. Pronunciando las palabras sacramentales de los árabes: «En el nombre de Dios Clemente y misericordioso,» á fin de abreviar su suplicio con su propia mano se aplicaba las ascuas y tizones encendidos, y así espiró entre tormentos horrorosos." 1

Durante el siglo XI, á causa de disenciones netamente civiles, don Alfonso I de Aragón, llamado el Batallador, pidió y obtuvo de la ciudad de Ávila, en calidad de rehenes, varios caballeros principales y más de cien escuderos nobles, jurando "sobre vn Missal co toda solenidad..... que..... los guerdaria y bolueria libremente, sin dañarlos en cosa alguna." 2 Mas apenas les tuvo en su poder, "mandó á los suyos, que alli, delante del, los hiziessen pedaços, sin perdonar a ninguno, por niño que fuesse, mostrando con animo cruel gran gusto en verlos assi matar; y sus ministros hazian lo mismo, haziendo juegos con las cabeças de los inocentes. Y para mostrar mas su ferozidad, mandó el Rey cocer algunas de aquellas cabeças, para mostrarlas y poner pauor a los lugares de Castilla, que no se le rindiessen. Por esto dizen los de Abila, que el lugar, donde fue este hecho inhumano, se llamó, El lugar de las Feruencias, por auer heruido y cocido las cabeças de sus nobles ciudadanos: si bien es verdad que alli ay vnos manantiales de agua, que parecen estar hirbiendo."3 Á la vez que perjuro é inconcebiblemente inhumano, fué el Batallador tan apegado al catolicismo, que al morir dejó dicho en su testamento: "todo mi reino, toda mi tierra, cuanto poseo y heredé de mis antecesores y cuanto yo he adquirido...... todo sea para el Sepulcro de Cristo y el hospital de los pobres y el templo del Señor para que los tengan y posean por tres justas é iguales partes," 4 disposición que produjo después serias perturbaciones en España.

1 I, 309.1

2 Sandoval, Reyes de Castilla, fol. 116 fte. y vta.

3 Idem, fol. 117 fte.

4 En Lafuente, I, 327.2

Conquista.-2

§ 5. EL REY SAN FERNANDO.

Fernando III de Castilla, que "unió á su persona la mas reconocida santidad con la mayor suma de poder que entonces podia alcanzarse,"1 desplegó inconcebible crueldad, principalmente contra los infieles. Ascendido al trono en 1217, "distinguióse por su dureza en el castigo de los delincuentes, pues pareciéndole suaves y blandas las penas que se imponian á los criminales, añadió otras extraordinarias y hasta repugnantemente atroces, tales como la de sumergir á los reos en el mar, la de precipitarlos de las torres, ahorcarlos, quemarlos, cocerlos en calderas y hasta desollarlos." 2 "De los herejes era tan enemigo (nos dice Mariana), que no contento con hacellos castigar á sus ministros, él mismo con su propia mano les arrimaba la leña y les pegaba fuego." 3 En las guerras se mostró igualmente feroz: "porque no se estragasen los soldados con la ociosidad y con los vicios que della resultan, acordó renovar la guerra contra moros........ junto buen golpe de gente, rompieron por el reino de Valencia, talaron los campos, quemaron y saquearon los pueblos, y con una grande cabalgada, volvieron ricos y contentos á sus casas...... se enderezó (luego san Fernando), contra los moros de Andalucía...... Seria largo cuento relatar por menudo todo lo que sucedió en esta jornada. La suma de todo es que muchos pueblos por aquella comarca quedaron yermos de gente, huidos los moradores, otros se rindieron por no desamparar sus casas: algunos quedaron destruidos del todo."4 La tenaz persecución desplegada contra los infieles, fué causa á no dudarlo para que el pueblo español empezase á mirar como santo á Fernando III, y para que más tarde le canonizase la Iglesia romana bajo el papa Clemente X.

§ 6. ALONSO X.

El hijo de san Fernando, don Alonso X, justamente llamado el sabio, fué en España "aborrecido del pueblo," 5 sin otro motivo, á nuestro entender, que porque “tenia condición mansa,.............. (y) era dado al

1 Idem, I, 414.1

2 Idem, I, 392.1

I, 356.1

4 Mariana, 356. ly 2

5 Idem, I, 384,1

sosiego de las letras," 1 cualidades ambas abiertamente contrarias al espíritu turbulento y obscurantista de la nación. Deseoso el sabio rey de ilustrar á sus súbditos, combatió con energía la ignorancia tan ger neralizada entonces en España, obligando á los clérigos, "sacados los vieios (á que aprendiesen latin)," 2 Gramática, Lógica, Retórica y Música, y promulgando otras acertadas disposiciones acerca de los seglares.

3

Honra grande es de don Alonso X haber declarado que "de los omes sabios, los omes e las tierras e los reynos se aprouechan, e se guardan, e se guian por el consejo dellos," y no haber escatimado, consecuente con esta declaración, privilegios y honores á los maestros; fué el quien dijo: "(los) que muestran los saberes, en los estudios, en las tierras del nuestro Señorio,...... deuen ser quitos de pecho, e nō son tenidos de yr en hueste, nin en caualgada, nin de tomar á otro officio sin su plazer." 5

No obstante, aquel hombre insigne no pudo substraerse al espíritu religioso exagerado de España; arrastrado por él, dispensó á manos llenas gracias y exenciones exorbitantes á los miembros de la Iglesia: "Franquezas muchas han los clerigos, (decía) mas q otros omes, tābiē en las personas, como en sus cosas;" "6 sometió las causas de los eclesiásticos al Papa,7 y mandó que todos pagasen diezmos á la Iglesia, "aun los maestros (de cualquiera ciencia que fuesen),"s pesada carga que más tarde dió origen á furibundas excomuniones lanzadas sobre cuantos dejaban de pagar el tributo eclesiástico, siquier fuesen simples proletarios. Industriales y labradores quejáronse amargamente, durante largos años, del extremado rigor con que el clero exigía los diezmos: decían los últimos al Rey, todavía en 1438: "Ca sabrá vuestra alteza, que en muchos lugares de vuestros reynos los tales clérigos é dezmeros se han muy rigurosamente en los demandar et levar allende de aquello que segun derecho é costumbre pueden é deben llevar." 9 Otras varias prerrogativas concedió al clero don Alonso X, con to

1 Idem, 385.2

2 Flores, España Sagrada, XXXVI, 217.

3 Partida, 13, tít. V, 1. 37.

4 Idem, 2, tít. XXXI, proh.

5 Partida 1a, tít. XXXI, 1. 8.

6 Partida 1, tít. VI, 1. 50.

7 Partida 1a, tít. V, 1. 5.
8 Partida 12, tít. XX, 1. 3.
9 Martínez Marina, II, 53.

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