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de estaban anclados los navíos; pero á causa de una diferencia surgida entre los pueblos de Cempoala y Tezapantzinco, luego se volvió.

"Después que hubimos hecho aquella jornada (dice Díaz del Castillo), y quedaron amigos los de Cingapacinga con los de Cempoal, y otros pueblos comarcanos dieron la obediencia á su majestad, y se dederrocaron los ídolos y se puso la imágen de nuestra Señora y la santa cruz...... fuimos á la villa y llevamos con nosotros ciertos principales de Cempoal, y hallamos que aquel dia habia venido de la isla deCuba un navío, y por capitan dél un Francisco de Saucedo, que llamábamos el Pulido," "el cual traia setenta españoles y nueve caballos y yeguas, que no poco esfuerzo y alegría le pusieron (á Cortés)."2

Con tal refuerzo, y sobre todo á causa de las varias é importantes alianzas celebradas hasta entonces con los pueblos indígenas de aquella región, envalentonáronse sobremanera los aventureros españoles, en quienes cada día aumentaba la sed del oro, y resueltamente dijeron á Cortés "que habia ya mas de tres meses que estábamos en aquella tierra, é que seria bueno ir á ver qué cosa era el gran Montezuma y buscar la vida y nuestra ventura."3

Pensóse era conveniente enviar una relación á la monarquía española de todo lo acaecido, comisionando para ello á Alonso Hernández Puertocarrero y á Francisco de Montejo. No quiso Cortés firmar esa relación, sino que prefirió la subscribieran la Justicia y Regimiento de la Rica Villa de la Veracruz, tal vez porque en la misiva se lanzaban tremendas acusaciones en contra de Diego de Velázquez, y se concluía. por pedir al reino español "no proveyese de............... (cargo alguno en las nuevas tierras) al dicho Diego Velazquez, ante le mandase tomar residencia, y le quitase el cargo que en la isla de la Fernandina tiene."4

Para que la petición fuese más eficaz, resolvió Cortés acompañarla de un rico presente, "y porque lo que él tenia ojo á enviar al Rey, valia mas que lo que le venia del quinto, rogóles (á sus compañeros) no se lo tuviesen á mal, pues era lo primero que enviaban;"5 de buena voluntad renunciaron los aventureros castellanos á su parte, esperanzados como estaban de hartarse de riquezas en la gran Tenochtitlan. Antes de que partieran los procuradores Puertocarrero y Montejo,

1 462.

2 Gomara, 321-22.

3 Díaz del Castillo, 462

4 En Cortés, 28.

5 Gomara, 322.1

acordaron algunos de los amigos de Velázquez volverse á Cuba; pero incontinenti fueron aprehendidos por Cortés, "y por sentencia que dió, mandó ahorcar al Pedro Escudero y á Juan Cermeño, y á cortar los piés al piloto Gonzalo de Umbría, y azotar á los marineros Peñates, á cada (uno) ducientos azotes; y al padre Juan Díaz si no fuera de misa tambien lo castigara, mas metióle algo temor." Pedro Escudero fué quien en Cuba había entregado á Cortés á la justicia,2 circunstancia que mucho debió contribuir aquí para que éste le sentenciase á muerte.

No quedaron todavía tranquilos con tan terrible ejecución los amigos de Cortés, por lo cual le aconsejaron "que no dejase navío en el puerto ninguno (dícenos Díaz del Castillo), sino que luego diese al través con todos, y no quedasen ocasiones, porque entre tanto que estábamos la tierra adentro no se alzasen otras personas como los pasados; y demás desto, que teniamos mucha ayuda de los maestres, pilotos y marineros, que serian al pié de cien personas, y que mejor nos ayudarian á pelear y guerrear que no estando en el puerto; y segun vi y entendí, esta plática de dar con los navíos al través que allí le propusimos, el mismo Cortés lo tenia ya concertado, sino que quiso que saliese de nosotros, porque si algo le demandasen que pagase los navíos, que era por nuestro consejo, y todos fuésemos en los pagar.'

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Cortés sabía bien que estaba ya condenado á permanecer indefinidamente en Nueva España, porque si salía de aquí no dejaría de prenderle y ajusticiarle Diego de Velázquez con sobrada razón; aquél mismo nos habla del "propósito que traia (Narváez, meses después) y lo que por Diego Velazquez le era mandado (dice), que era ahorcarme á mí y á muchos de los de mi compañía."4 Necesitaba pues Cortés impedir á todo trance que sus soldados le abandonaran: por esto "habló con algunos de los que iban por maestros de los navíos, é á algunos rogó que diesen barrenos á los navíos, é á otros que le viniesen á decir que sus navíos estaban mal acondicionados; é como lo hiciesen así, dicíeles: «Pues no están para navegar, vengan á la costa, é rompedlos, porque se excuse el trabajo de sostenerlos;» é así dieron al través con seis ó siete navíos."5 Según Francisco de Aguilar, Cortés "mandó llamar a un compadre suyo, maestro de un navio, muy su amigo, al qual

1 Díaz del Castillo, 50.2

2 Herrera, I, 244.2

3 50-1.

4 125.

5 Tapia, 563.

rrogó en secreto que aquella noche entrase en los navios y les diese a todos barrenos, aviendo mandado salir la gente primero a tierra. Y asi el dicho maestre entró en los navios sin que nadie lo viese ni pensase lo que avia de hazer, y los barrenó, y otro dia de mañana amanecieron todos los navios anegados y dados al traues, salvo una carabela que quedó.”1

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Montejo declaró en España que "los navíos......... eran viejos....... y algunos de ellos se hundieron antes (de que se los barrenase);" Puertocarrero y Montejo se dieron á la vela "en 26 dias del mes de julio de 1519."3

Diremos de una vez que llegados á España, el Real Senado de Indias juzgó que Cortés y los suyos habían obrado "contra rectitud y justicia; como que, sin contar con el vicegobernador de Cuba, que con autoridad real les había enviado, han acometido una empresa ajena del mandato que tenían, y aunque sea para presentarse al Rey, han venido sin saludarle [al gobernador de Cuba.]

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'..... El Gobernador pide contra ellos pena capital, y ellos piden los cargos y el premio de los trabajos y peligros que han arrostrado. Se ha diferido así el premio como el castigo, ordenando que sean oídas ambas partes."4

La resolusión definitiva fué, sin embargo, contraria á Velázquez, que por aquel tiempo, á causa de las varias armadas que había mandado á Nueva España, se encontraba completamente arruinado, en tanto que Cortés cada día reunía mayores riquezas; por cédula real fecha 22 de octubre de 1522, se previno á Velázquez "no fuesse ni enviasse á aquella tierra gente ni armada alguna só ciertas penas."5

§ 5. JALAPA. XICO CHIMALCO. IXHUACAN. XOCOTLA. IXTACMAXTITLan.

Hundidas las naves y partidos para España Montejo y Puertocarrero, Cortés volvió á Cempoala, desde donde pensaba seguir hasta México. Empero, detúvose algunos días, porque á la sazón aparecieron en la costa cuatro naves. Sobresaltóse Cortés, temiendo fueran de Velázquez, pero pronto se tranquilizó, pues habiendo logrado apoderarse de

1 5.

2 Docs. de España, I, 489.

3 Díaz del Castillo, 481.

4 Mártir, III, 94-5.

5 Oviedo, I, 5402.

siete hombres de los que venían en dichos navíos, supo que la expedición era enviada por Francisco de Garay.

Como las naves se alejaron de la costa y no volvieron á aparecer, Cortés, que no "veia..... la hora de ser con Moteczuma,"1 emprendió al fin su marcha hacia México. "Después de bien considerada la partida..... tomamos consejo sobre el camino que habiamos de llevar, y fué acordado por los principales de Cempoal que el mejor y mas conveniente era por la provincia de Tlascala, porque eran sus amigos y mortales enemigos de mejicanos."2

"Partió pues Cortés de Cempoallan, que llamó Sevilla, para Méjico, á 16 dias de agosto del mesmo año, con cuatrocientos españoles, con quince caballos y con seis tirillos, y con mill y trecientos indios entre todos, así nobles y de guerra como tamemes, en que cuento los de Cuba."3

Ixtlilxochitl asegura que fueron "mil indios de carga y mil trescientos de guerra..... (y que además Cortés llevaba) consigo ciertos rehenes."4

Díaz del Castillo, empeñado siempre en exagerar el esfuerzo de los españoles en la Conquista, disminuye en cambio extraordinariamente el número de los aliados indígenas; dice asi: "(los de Cempoala) ya tenian aparejados cuarenta principales, y todos hombres de guerra, que fueron con nosotros y nos ayudaron mucho en aquella jornada, y mas nos dieron ducientos tamemes para llevar el artillería;"5 olvidó sin duda que ya había dicho que ese mismo pueblo dió desde un principio á Cortés "cuatrocientos indios de carga."

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El número de aliados que acompañó á Cortés debe haber sido enorme, toda vez que el contingente de un solo pueblo, Quiahuistla, ascendía á cien mil hombres, como hace poco indicamos.

De nuevo advertiremos que no sólo Díaz del Castillo, sino todos los conquistadores que escribieron acerca de sus empresas, ó bien omiten absolutamente á los aliados indígenas, ó bien procuran por lo menos aminorar hasta un grado increíble el número de éstos.

Á medida que Cortés avanzaba, agregábansele más y más naturales; así lo indica el mismo Díaz del Castillo cuando escribe: "llevábamos

1 Gomara, 3242.

2 Díaz del Castillo, 522.

3 Gomara, 3252.

4 II, 361.

6 401.

con nosotros muchos amigos, así de Cempoal como los de Zocotlan y de otros pueblos por donde habiamos pasado;" fueron éstos Xalapa, Xicochimalco, Ixhuacan y Xocotla, de donde pasó el ejército á Ixtacmaxtitlan, cuyo cacique proporcionó á los españoles "trecientos soldados."2

§ 6. TLAXCALA.

Hasta allí Cortés había sido "muy servido y festejado (por los naturales);"3 pero no bien pisa las tierras de Tlaxcala el miércoles 31 de agosto, cuando luego tropieza con treinta valientes guerreros del pueblo de Tecoac, que le combaten denodadamente, "con determinacion de morir antes que rendirse;"4 en efecto, los españoles mataron á todos, no quedando "uno ni ninguno."5 "Eran estos (indígenas) tan esforzados y tan animosos, que antes se dejaban hazer pedazos que rendirse ni volver atrás."6 En la reyerta, resultaron heridos cuatro españoles, quienes, siguiendo su asquerosa é inhumana costumbre, "con el unto de un indio gordo que allí matamos (dice Díaz del Castillo)...... se curaron."7

Al día siguiente, 19 de septiembre, traba Cortés batalla formal con los Tlaxcalteca, cuya pujanza fué tal, que puso las vidas de los españoles "en mucho peligro."8 Cortés no alcanzó victoria, supuesto que los tlaxcalteca "se trujeron con muy buen concierto, y á nosotros (habla Díaz del Castillo) que no nos pesó dello."9

Los tlaxcalteca habrían destrozado fácilmente á los castellanos, si éstos no hubiesen sido defendidos con gran denuedo por sus muchos aliados, de los cuales no obstante apenas si hacen mención los cronistas españoles; verdad es que Gomara asienta "que les dió Cortés muy cumplidas gracias, (pero agrega el autor que se condujeron tan esforzadamente), ora fuese por miedo de ser comidos, ora por vergüenza y amistad." 10 Miedo sí que lo hubo, mas no en los aliados que con su natural

1 542.

2 Gomara, 3271.

3 Ixtlilxochitl, II, 361.

4 Gomara, 3271.

5 Tezozomoc, 701.

6 Códice Ramírez, 84.

7 552.

8 Díaz del Castillo, 561.

9 562.

10 3281.

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