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empero los estragos que allá se han hecho del hambre é guerra en ellos han seido tan desordenados, que ha de tener por verdad V. M. I. S. que han muerto dellos más de cincuenta ó sesenta mil, segun que dicho habemos, de los cuales todos, aunque con muy grande diligencia se cuente, no hay en toda la isla ochocientos.

"Y porque vea algunos de los muchos estragos que allá hicieron, diremos aquí á V. M. I. S. algunos de los que nuestros propios ojos vieron é nuestras orejas oyeron. Acaesció que morando los religiosos de Santo Domingo en un su monasterio en un pueblo desta dicha isla Española que se llama Santiago, cerca dellos vivia un armador, que así se llaman aquellos que tienen cuidado de hacer las armadas, y le estaban contando lo que allá habia acaescido, é era que habian recogido tres mil indios á una pequeña isla, é habian puesto entre ellos siete cristianos que los guardasen, quitándoles las canoas, que son unos palos grandes cavados, en que ellos suelen navegar, é otro remedio que para salir de la isla toviesen. Allí los tenia como en corral para de allí los embarcar é traer á esta isla Española. No les inviaron de comer ni habia donde lo hobiesen, y morieron de hambre todos los tres mil indios que allí traian, como diximos, y tres ó cuatro de los siete cristianos que los guardaban. Acaescia todas las veces con los indios que traian de sus tierras morirseles tantos en el camino de hambre, que pensamos que por el rastro dellos que quedaba por la mar, pudiera venir otro navío hasta tal puerto. Empero un fecho que ante los dichos frailes acaesció, diremos á V. M. I. S.

"Llegados á un puerto desta isla, el cual llaman puerto de Plata, más de ochocientos en una carabela, estovieron en el puerto dos dias sin desembarcarse; morieron dellos seiscientos, y echábanlos en la mar y arrollábalos el agua á la orilla como maderos. Y rogándoles dos frailes de Santo Domingo que allí estaban que siquiera los enterrasen en el arena, no quisieron, sino como á perros los dejaban en aquella orilla de la mar á que los comiesen perros ó peces. Sacando otra vez otros tantos ó más o menos de otra carabela en el mismo puerto, trajéronlos á otro pueblo que se llama Santiago, que está diez leguas de allí dentro en la tierra, dejando el camino lleno de cuerpos muertos sin los querer enterrar. Llegaron al dicho pueblo llamado Santiago, los que llegaron más muertos que vivos, viendo los dichos frailes de Santo Domingo que de todo aquel número no podian escapar veinte, como de hecho fué seguro, pidieron á los armadores que les diesen los niños solamente para los bautizar, y que despues hiciesen dellos lo que

les plugiese; pero ellos no quisieron, diciendo que podia ser que se les perdiese alguno, é ansí perecieron todos ánimas y cuerpos.

"De aquí puede conocer V. M. I. S. si el título con que los pidieron al muy católico Rey D. Fernando, que en gloria sea, que era hacerlos cristianos, era hasta henchir su apetito de oro; y lo que á los indios decian en sus islas para que de buena gana viniesen, era que los venian á hacer cristianos, y á eso venian con ellos con estas crueldades que los frailes de Santo Domingo vimos y oimos, con otras muchas de las cuales no nos han dado parte, aunque por vera via lo habemos muy bien sabido. Han destruido y disipado cuantas islas arriba digimos, y muerto aquel número de indios, ó por ventura más, trayéndolos á esta isla como á la carnicería, y esto es un grande mal y una carcoma ó polilla, que en las gentes de todas estas partes ha entrado, que ya muertos todos los indios que en esta isla estaban con los otros que de las otras islas han traido, y otros muy muchos de Tierra Firme, tienen tan grande ánsia de traer indios á ella, que en otra cosa no se habla ni se entiende. Y las principales mercedes que de S. A. desean recibir, es que les dé licencia para disipar todas las otras tierras y traerlos á esta isla como á carnicería." 1

§ 4. ALONSO DE OJEDA Y DIEGO DE NICUESA.

Sabemos ya que Alonso de Ojeda obtuvo permiso en 1499 para yenir á descubrir á las Indias. Ojeda y sus compañeros llegaron hasta Venezuela y "Navegaron ochenta Leguas la Costa abaxo, por la Tierra de Paria, que el Almirante havia descubierto." 2 Durante el viaje, los naturales les recibieron con su acostumbrada generosa hospitalidad. "Los Bailes, Cantares, i Regocijos, que los Indios hacian, eran muchos. i la comida que les daban, i regalo que les hacian, era increíble." 3

Posteriormente, Ojeda, asociado á Diego de Nicuesa, obtuvo la gobernación de las provincias de Veragua y de Uraba, que tan justamente reclamaba para sí don Diego Colón, Disgustado con Nicuesa y llevándose un navío de éste, parte Ojeda de la Española hacia 1509; 5 le acompañaba como segundo Juan de la Cosa, el "primer salteador (de

1 Docs. de América, VII, 423-27.

2 Herrera, I, 99.1

3 Idem, I, 99. 2

4 Docs. de Ultramar, VII, 3.

5 Oviedo, II, 421.2

Castilla del Oro)," según Oviedo.

Arriba Ojeda á Cartagena cuyos habitantes "ya estaban mui alborotados, y siempre aparejados para resistir á los Castellanos, por los daños que havian recibido de Christoval Guerra, y otros, que los Años atrás havian andado por alli, con titulo de rescatar." 2 "Entrado Hojeda en el puerto, hizo violencia á los habitantes, que encontró sin orden y desnudos;" 3 "el cacique con todos sus indios de pelea, se hizo fuerte en un buhio muy grande que estaba en medio de la plaça, é allí lo cercó Hojeda; y estaban dentro hasta cient hombres flecheros. Y cómo el cacique tenia sabido que los chripstianos eran cobdiciosos de oro, arrojaba por la puerta hácia ellos algunas patenas é otras pieças de oro labradas, é los chripstianos cobdiciándolas yban á tomarlas, y los flechaban y mataban desde el buhío.

"Viendo esto los nuestros, apretáronlos con los ballesteros y espingaderos, dándoles mucha priessa; é una india, de edad de diez y siete ó diez y ocho años, salió del buhio de entre los indios, é metióse entre los chripstianos con un arco é sus flechas, con penssamiento que por su persona é contra la voluntad de los españoles le bastaba el ánimo de se salvar peleando. É antes que la pudiessen prender, hirió quatro chripstianos, imitando aquellas armigeras y feroces amaçonas, de cuyo esfuerço y valor Justino é otros muchos auctores hacen mencion. Assi que, entre aquestos indios muchas mugeres se han visto no menos bien exercitadas é animosas en la guerra que los hombres.

"Finalmente, fué pegado fuego á aquel buhio, é mucha parte de los indios fueron quemados vivos, sin se querer rendir, é de los que huian de enmedio de las llamas los mas mataban los nuestros, é muy pocos fueron pressos." 4 "Encontraron allí cantidad de oro, pero exigua." 5 Naturalmente no satisfizo á los españoles este botín, por lo que, habiendo tenido "noticia Hojeda de otro pueblo que estaba tres ó quatro leguas de allí, que era del cacique Catacapa; tierra llana y en la misma costa dentro del ancon de Cartagena, al qual otros llaman Matarap...... envió al capitan Johan de la Cosa adelante con parte de la gente, el qual llegado á aquel pueblo, lo saqueó. É tomáronse ocho ó nueve mill castellanos de buen oro y hasta cient prissioneros, la mayor parte de mugeres; y el cacique y los indios de pelea escaparon hu

1 III, 2.1

2 Herrera, I, 197.2

3 Mártir, II, 16.

4 Oviedo, II, 422.1

5 Mártir, II, 17.

yendo, sin poder llevar mas de sus arcos y flechas. É los chripstianos apossentáronse por aquellos buhios para descansar la siesta, quel sol era muy grande: é de dos en dos ó mas o menos compañeros, con mucho descuydo, se desarmaron é ataron sus hamacas, tan seguros como si ninguna guerra tuvieran. Desto se dió mucha culpa al capitan Johan de la Cosa, é no se ovo como hombre de experiencia ni de prudencia alguna...... teniendo aviso (los naturales) por sus espias del mal recaudo y peor guarda que los chripstianos ponian en sus proprias vidas, como hombres ofendidos, animosamente volvieron sobre el pueblo, é con súbito asalto é grita dieron sobre los chripstianos, é mataron é hirieron hasta ciento dellos é cobraron todo el despojo; é allí murió el capitan Johan de la Cosa." 1

Apareció á la sazón en Cartagena Diego de Nicuesa con una segunda expedición; aunque venía "con determinacion de probar su espada con (Ojeda),"2 luego que supo la derrota de los cristianos, olvida su cólera, y sin darse momento de reposo vuelve luego aquella misma espada contra los indígenas que habían matado á Juan de la Cosa y á sus compañeros: "Embistiéndoles descuidados en la última vigilia de la noche; para que ninguno se escapase rodearon todo el pueblo, que constaba de más de cien casas, pero estaba atestado de triple número de vecinos [pues habitan agrupados], y prendiéndole fuego acabaron con él. Son las casas de ellos de madera, techadas con hojas de palma; sólo perdonaron á seis de la gran muchedumbre de hombres y mujeres, muriendo á filo de espada ó con el fuego, junto con sus muebles, todos los demás que no huyeron;"3 "fué tan grande la priessa que los chripstianos se dieron en quemar los buhíos llenos de indios, y en matar indios, que quando fueron las diez horas del dia, no avia en todo el publo indio vivo chico ni grande." "Encontraron algo de oro entre las cenizas (dice Mártir y agrega): La sed de oro, no menos que la de tierras, mueve á los nuestros para sobrellevar estos trabajos y peligos."5

Hecho esto, se separan Ojeda y Nicuesa marchando el primero hacia Uraba "que era su gobierno." 6

1 Oviedo, II, 422.1y 2

2 Oviedo, II, 423.2

3 Mártir, II, 20-1.

4 Oviedo, II, 424.1

5 II, 21.

6 Mártir, loc. cit.

Conquista.-8

§ 5. JUAN PONCE DE LEÓN Y HERNANDO DE SOTO.

Cuando Ovando hizo pregonar la guerra contra la provincia de Higuey, envió allá "por Capitan de la Gente de Santo Domingo.... á Juan Ponce de Leon." Después de concluída la campaña, éste "tuvo noticia de algunos Indios de los que le servian, que en la Isla de San Juan, que los Indios llamaban Boriquen, havia mucho Oro..... Dió parte..... á Nicolás de Ovando, de las nuevas que havia sabido, i le pidió licencia para pasar á la Isla, á inquirir la verdad, i tomar trato con los Indios....... (obtenido el permiso partió) i fue á desembarcar adonde señoreaba Agueybaná, el maior Señor de toda ella, que tenia Madre, i Padrastro: los quales recibieron, i aposentaron á Juan Ponce, i á los Suios, con mucho amor, i el Cacique trocó su nombre con él, que era hacerse Guatiaos, llamandose Juan Ponce, Agueynabá; i Agueynabá, Juan Ponce...... que era vna señal, entre los Indios de aquellas Islas, de perpetua confederacion i amistad."2

En recompensa de sus servicios, obtuvo Ponce de León en 1510 el nombramiento de Capitán de la isla de San Juan "con los Ofycios de Xustycia e Xuresdecion cevil e creminal."3 Ya en su cargo, "Hiço luego Juan Ponce el Repartimiento de los Indios, (por lo cual resolvieron éstos levantarse.)"4 Sostuvo entonces el Capitán español una guerra análoga á la que antes había hecho contra la provincia de Higuey. Ahora bien, esa guerra y los continuos repartimientos, produjeron "la muerte é acabamiento de los indios."5

Llegó á tanto la crueldad de Ponce de León y sus soldados, que ni las ancianas escapaban á ella; después de hablar Herrera de un perro llamado "Becerrillo, que hacia en los Indios estragos admirables, i conocia los que eran de Guerra, i los de Paz, como si fuera vna Persona; por lo qual temian mas los Indios de diez Castellanos con el Perro, que de ciento sin él, i por esto le daban parte i media de lo que se ganaba, como á vn Ballestero, asi de Oro, como de Esclavos, i otras cosas, i lo cobraba su Amo...... (agrega): haviendo acordado (los españoles) de hechar vna India vieja á este Perro, el Capitan la dió vna Car

1 Herrera, I, 158.2

2 Idem, I, 181.2

3 Docs. de América, XXXI, 536.

4 Herrera, I, 195.2

5 Oviedo, I, 73.2

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