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THE NEW YORK PUBLIC LIBRARY

483584

ASTOR, LENOX AND
TILDEN FOUNDATIONS.

1501

PRÓLOGO.

Desde muy atrás pensóse en España que no había cosa más meritoria ante el pueblo y ante Dios que la matanza de los infieles; dícenos un insigne historiador, refiriéndose al rey don Fernando I de Castilla: "Gozaba en su reino de una paz muy sosegada, las cosas del gobierno las tenia muy asentadas; mas por no estar ocioso acordó hacer la guerra á los moros. Parecíale que por ningun camino se podia mas acreditar con la gente ni agradar mas á Dios que con volver sus fuerzas á aquella guerra sagrada." "Estas ideas no pudieron ser extirpadas por la guadaña de la civilización, y antes bien echaron hondas raíces con el transcurso de los tiempos; el clero mismo desvirtuó desde temprano su misión de concordia y caridad, y llegó hasta usurpar la palabra de Dios para predicar en púlpitos y plazas el exterminio de los infieles, con lo cual produjo, entre otros resultados funestos, la matanza general de los judíos que en 1391 ejecutó el pueblo español en masa, azuzado por fray Pedro de Olligoyen y el canónigo Ferrán Martínez.2 Todavía á fines del siglo XVI, “D. José Esteve, obispo de Orihuela...... en los comentarios sobre los libros de los Macabeos, obra dedicada al Papa Clemente

1 Mariana, I, 246.2

2 Amador de los Ríos, Judíos, II, 349 y sigs.

VIII, explica los casos en que una persona particular puede sin autoridad pública quitar la vida á los hereges é infieles: decide que se puede matar sin escrúpulo á los renegados, y que los Reyes de España deberian matar á los moros ó echarlos de sus domínios, aunque fuese quebrantando los pactos hechos por sus predecesores. Pone en cuestion si los hijos. pueden asesinar á sus padres idólatras ó hereges, y tiene por lícito y corriente hacerlo con los hermanos y aun con los hijos."1

Dados tales antecedentes, sin entrar en otras consideraciones, se pudo predecir, llegada la hora del descubrimiento de América, que la conducta de los conquistadores españoles sería despiadada, toda vez que iban á encontrarse frente á frente de una población idólatra, formada de individuos "más "12 La semejantes á bestias feroces que á criaturas racionales.' predicción habría quedado plenamente comprobada; esos conquistadores casi despoblaron las Indias: creían "que por ser (los indios) gentes sin fe, podian indiferentemente matarlos, cautivarlos, tomarles sus tierras, posesiones y señoríos e cosas, e dello ninguna conciencia se hacia."8

......

Empero, en los informes verbales que daban al reino los conquistadores que volvían á la Península, lo mismo que en las cartas ó relaciones que escribieron, procuraron naturalmente, para evitar probables responsabilidades y ganar mercedes y privilegios del reino español, enaltecer sus propios hechos, callando, ó atenuando al menos, cuanto les era desfavorable, y pintando á los indígenas como feroces y detestables idólatras plagados de todos los vicios; decía el bachiller Luis Sánchez: "quasi todos los que vienen de Indias y dende allá escriben, informan mal y á su gusto, que es el interese, el qual an de sacar forzoso de los indios, y en esto todos son á una, todos desean vivir en aquella libertad y anchura, y que na

1 Clemencín, 388-89.

2 El obispo fray Juan de Quevedo, en Beaumont, II, 128.

3 Varios Padres, 401.

die les vaya á la mano; y no an de informar lo que á ellos les está mal, porque no se remedie.”1

Verdad es que poco tardaron en llegar á España documentos fidedignos completamente contrarios á dichas relaciones; pero la monarquía hizo que se sepultasen luego en sus archivos y permanecieran allí bajo el secreto más riguroso, porque pensó, que si se les daba publicidad, la nación española se desprestigiaría enormemente, fuera de que "debían levantar borrasca de pasiones," y servirían "para dividir á sus individuos de ambos mundos y sembrar entre ellos la discordia." No faltaron tampoco emigrantes que al regresar á España dijeran la verdad; fueron "muy pocos (según decía el propio bachiller Luis Sánchez, agregando)...... y como...... no les dan crédito, ni á las veces oidos...... cánsanse y déxanlo."4

Á pesar de que entre los historiadores que desde un principio escribieron acerca de la Conquista, hubo quienes tuvieran á la vista los más fehacientes documentos, sólo los aprovecharon en cuanto podían favorecer á los intereses de España; el cronista mayor Antonio de Herrera, por ejemplo, consultó para escribir su obra, leemos en un informe dado entonces por el Colegio Hispano Boloniense, "los papeles, cartas, libros e escripturas que se fallaron en los Archivos de los Secretarios que subcedieron en los Rexistros e Protocolos de las Indias, e en los Archivos del Colexio de San Gregorio de Valladolid, que por mandado de Su Maxestad se lentregaron al Cronista; los quales conthienen cosas abominables e peores que las quescribe, e dexa munchas descrebir por modestia, e por conservacion de la onra de la Nacion, non siendo fasta ahora públicas á los estranxeros."5 Confiesa esto

1 Docs. de América, XI, 166-7.

2 Fernández Duro, en Docs. de Ultramar, XII, 13.

3 Navarrete, I, 57.

4 Docs. de América, XI, 167.

5 Docs. de América; XXXVII, 102–3.

el mismo cronista mayor, al escribir: "E quanto a la cobdycia e granxerías de Pedrárias, aunque el Coronista a fallado un mundo de papeles, a proscedido con modestia en esto, como en todo, porque symplicitas et modestia Deo grata sunt."

De tal suerte, la historia de la Conquista, groseramente falseada, continuó siendo una serie de panegíricos encomiásticos para los conquistadores, y de acerbas diatribas para los indígenas.

Hubo no obstante quien en pleno siglo XVI dejara oir la voz de la verdad sin enmudecer ante la opinión general ni arredrarse ante las temibles iras de infinitos enemigos; fué el inmaculado, el excelso, el venerando don fray Bartolomé de Las Casas, el cual "Desde sus primeros años tuuo muy intima amistad con los estudios de la virtud, y letras;"2 "padre de los desamparados, y como le llamauan en la Corte, el Apostol de las Indias;" cuya vida "fué gastada en bien, y prouecho de las almas, assi de los Españoles, como de los naturales destas partes," y "en la defensa de los Indios...... vnico."5 Habiendo tenido oportunidad de conocer íntimamente la conducta de los conquistadores, descubrió que toda ella constituía una larga serie de horrendas crueldades, y justamente indignado entonces en contra de sus compatriotas, y á la vez compadecido hasta grado sumo de las víctimas, los inocentes indios, para los cuales tuvo siempre caridad inagotable, atrevióse á publicar en España, su propia patria, lo que ningún otro español había osado antes ni ha intentado después, á saber: que la Conquista de América fué solamente una obra de bárbara destrucción; "aun antes de tomar (el hábito religioso)......... con cristianísimo y piadoso celo (escribe Men

1 Ídem, XXXVII, 119–20. 2 González Dávila, I, 190. 3 Dávila Padilla, 303.12

4 Remesal, 59.2

5 González Dávila, I, 191

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