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ARGUMENTO DE LA OBRA.

El Obispo de Chiapa Don Fray Bartolome de LasCasas, pidió al real y supremo Consejo de las Indias con grandes instancias que repitió muchas veces, una declaracion general de que los Indios poseidos por Españoles europeos en concepto de esclavos, no eran siervos sino hombres libres, y que en su consecuencia se les autorizase, para disponer de sus personas sin peligro de ser perseguidos por los que se decian señores suyos. El Consejo mandó al Obispo exponer por escrito los fundamentos de su opinion, y la presente obra fue redactada para cumplimiento de lo mandado. El Obispo procura en ella demostrar la nulidad del título de aquella esclavitud, y la obligacion del Rey á declararlo así en justicia

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INDIOS QUE SE HALLABAN REDUCIDOS A LA

CLASE DE ESCLAVOS. al. 201

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Nulidal del Titulo con que los Indios han sido hechos esclavos.

Yo me propongo probar por ahora tres proposiciones en este artículo: Primera que todos los Indios reducidos á esclavitud desde el descubrimiento de las Indias Occidentales han sido hechos esclavos sin razon

y sin título. Segunda que el mayor número de los Españoles que hoy tienen Indios por esclavos, es de poseedores de mala fe. Tercera que se verifica esta cualidad aun en la posesion de la esclavitud de aquellos Indios que han sido adquiridos de mano de otros Indios.

Comenzando por las pruebas de la proposicion primera debemos suponer que aun cuando los hombres hacen guerra contra otros hombres, con justa causa, y ocupan paises, no tienen derecho para convertir los habitantes en esclavos. No tomando estos una parte activa en la guerra, carecen de relacion directa con ella, sino solo en cuanto deben reconocer por gobernador del pais al que vence aunque sea su enemigo, pagarle aquellas contribuciones que imponga y hacerle aquell os servicios que mandé mientras ocupe el país. La duda podia estar únicamente con respecto á los militares vencidos y cogidos. Antiguamente hubo naciones que los hacian esclavos; pero despues se introdujo sujetarlos á la única pena de prisioneros de guerra y cangearlos con otros que, la naciòn vencida tenga en su poder, y en su falta retenerlos hasta que se hagan paces y cobrar entonces el importe de los gastos de su manutencion personak

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Quando la guerra es injusta, falta todo motivo, toda razon, y todo título para convertir en esclavos no solamente a los habitantes civiles, sino aun á los militares; pues ninguno puede alegar derecho proveniente de su propria injusticia.

Una guerra es injusta en dos casos: primero cuando se hace sin autoridad legítima; segundo cuando aun que intervenga esta, falta notoriamente la razon: los dos defectos concurrieron contra los Indios de América.

Los que han guerreado, lo han hecho sin autoridad legítima porque los reyes católicos Fernando é Isabel, y posteriormente nuestro emperador y Rey actual Carlos Quinto jamas autorizáron á los gobernadores de Indias, ni menos á los capitanes dependientes de ellas para tener guerra contra los Indios siuo defensiva en caso de ser atacados. Los soberanos encargaban por el contrario tratar bien siempre á los Indios de manera que no tuviesen jamas motivos de queja, y que antes bien estuviesen contentos con el trato de los Españoles, mediante algunos regalos de objetos europeos del gusto de los Americanos para que se aficionasen á comerciar, con los Españoles, y á oír la predicacion del Evangelio y de la buena moral de la qual debian dar egemplo los Españoles, siempre y por siempre, para que los Indios formasen buen concepto de la religion cristiana y la recibiesen con gusto. La misma regla prevenian los reyes para descubrir nuevos paises.

Los gobernadores de las Islas del Océano y tierras firmes de América, y los otros capitanes enviados por ellos ó separados por voluntad propria no se sujetáron á las órdenes é instrucciones de los reyes; y estimulados de sola su codicia siguieron un rumbo totalmente contrario en sus expediciones de descubrimiento de nuevos paises. Apenas los descubrian, pensaban ser dueños del

oro, plata, y perlas que hubiera en el pais; para lo qual establecieron un sistema de terror, haciendo en los principios una matanza horrible del grande número de personas que la casualidad, ó el fraude reuniesen á su disposicion, sin distinguir sexos, edades, estados ni situaciones; luego pedir á los demas oro, plata y perlas; por último hacer esclavos y venderlos; ó matarlos despues á fuerza de hambre, golpes y fatigas.

Para que no se les imputase desobediencia, insubordinacion, ni usurpacion de la soberanía, escribiéron á la Corte muchas veces que los Indios les hacian guerra y que necesitaban defenderse con modos extraordinarios mediante ser excesivamente mayor el número de los Indios que el de los Españoles; pero ni aun así pudiéron decir jamas que guerreaban con auto. ridad legitima; pues los reyes respondian siempre aprobando la defensa, mas no autorizando la guerra ofensiva, ni ataque alguno voluntario contra unas gentes que sus Magestades querian atraer á su servicio con medios pacíficos y amables.

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Aun era mas notorio el defecto de causa justa para guerrear contra ellos. Las diferentes naciones habitantes de los vastísimos territorios de América, ocupaban cada una su pais pacíficamente sin hacer mal á nadie, cuando los Españoles descubriéron; y es tan claro como evidente que estos no habian recibido jamas ningun agravio de parte de aquellos; pues no se habian conocido antes; ni era facil, mediante tan enormes distancias entre América y España.

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