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tos vicios oficiales, y si nos deja descender. La arenga real parece que se habia hecho como lo vemos en este momento á un proceso para herir todos los diputados de la oposideplorable; si nos deja descender hasta las tracion. Los constitucionales resistieron la injugedias de la corrupcion; si deja afligi, humiria, tanto mas vivamente, cuanto que en sus llar la nacion, y la posteridad por la improbi- discursos habian tenido cuidado de no separar dad de los poderes públicos, caerá esta mo la reforma de la monarquía de 4830, cuanto narquia, estad seguros de ello! ¡Caerá, no en que esta misma precaucion habia traido una su sangre, como la del 89, sino caerá en su escision entre ellos y una parte de los repu-propia red! Y despues de haber tenido las re-blicanos. Por eso en la discusion se mostravoluciones de la libertad y las contrarevolu- ron los mas ardientes adversarios de la política ciones de la gloria, tendreis la revolucion de ministerial; señalaron su inaccion, sus faltas y la conciencia pública y la revolucion del des- sus peligros. El ministerio respondió con alprecio.» Esta última palabra de Lamartine tanería é insolencia, no haciendo diferencia debia ser incesantemente repetida por la opi- entre los dinásticos, que pedian un simple nion, como una advertencia, como una ame- cambio de sistema, y los radicales, que no nazante prediccion al gobierno de Luis Felipe. ocultaban sus aspiraciones h icia otra forma de Casi por todas partes la oposicion consti- gobierno. Declaró su firme resolucion de no tucional tuvo mano alta en la direccion de los ceder á ninguna manifestacion. Vanamente albanquetes, donde el partido republicano, que gunos conservadores, presentando, cualquiera era, sin embargo, el mas activo propagador, que debiese ser el resultado de la lucha en se contentó con el segundo lugar, haciendo que el ministerio recibia la oposicion, los pepor otra parte sus reservas para el porvenir.ligros que debian seguirse, quisieron tentar En algunas localidades, sin embargo, la opi- una transaccion prometiendo algunas reformes nion democrática tomó el paso sobre los cons- vagamente definidas. El ministerio rechazó titucionales; Ledru-Rollin, en Lille, y en Cha-los ensayos de sus amigos como los esfuerzos lons; Luis Blanc en Dijon, reivindicaron alta- de sus adversarios, y la mayoría votó dócilmente la herencia de la Convencion, y propu- mente lo que queria el ministerio. La reforma sieron algunas de aquellas costumbres sociales, fue desechada del Parlamento. que debian un poco mas tarde levantar tantas Durante la discusion, los electores del borrascas. La izquierda dinástica se amedrentó duodécimo distrito de Paris habian organizado tal vez de estos auxiliares comprometedores; un banquete que debia verificarse el 19 de sin embargo, prosiguió la empresa y logró ha enero. El 44, un comisario de policia significó, cer brillar sobre todo el territorio la indigna- en nombre del prefecto, la prohibicion de cecion pública contra las faltas y los vicios del lebrar banquetes. La autoridad espedia en esta sistema gubernativo. El ministerio se alarmó circunstancia, una ley de 1790 que jamás hacon las manifestaciones de la opinion, y pa- bia sido aplicada en este sentido. El comité sando de la burla á la cólera, hizo entender central de los electores sometió la medida ofipor el órgano de sus diarios, amenazas cuyo cial al exámen de diversos jurisconsultos, efecto no podia calmar ni intimidar á los ad- quienes despues de haber investigado con cuiversarios. La prensa oj ositora respondió con dado todos los precedentes, dedujeron que la vehemencia, y cuando la retirada del mariscal pretension del prefecto era inadmisible y su Soult suministró al rey la ocasion de dar á prohibicion ilegal. Se resolvió entonces resisMr. Guizot la presidencia del Consejo, los re-tir á la jurisdiccion administrativa, pero en publicanos aplaudieron esta decision, que les parecia mas que un desafio, la señal de la suprema lucha entre la revolucion y el espiritu contrarevolucionario.

presencia de la discusion empeñada ante la Cámara, se aplazó la decision sobre el modo de resistencia.

Al dia siguiente de la votacion, los dipuTal era la situacion de los espiritus y de tados de la oposicion se reunieron para delilas cosas el dia en que Luis Felipe, abriendo berar sobre esta grave y decisiva cuestion de la sesion, pronunció las palabras referidas mas la resistencia. Antes de esta reunion, tuvo luarriba. Esta era una significativa respuesta á gar una consulta preparatoria en casa de los oradores de los banquetes. Ciegos ó ene- Mr. Marie, abogado. ¿Se debia ir al lugar del migos eran los hombres a quienes no satisfa-banquete, y hallándose la puerta guardada por cian los actos y las doctrines del gobierno; la fuerza pública retirarse protestando? ¿O bien ciegos ó enemigos, que al lado de los derechosse debian poner los medios para entrar en el conferidos á la propiedad, reclamaban un lugar por pequeño que fuese para la inteligencia; que creian que la Carta de 4830 no era el último término del progreso politico. La monarquia les significaba que ella no queria admitir ninguna de sus reivindicaciones, y que la posteridad debia contentarse con las instituciones que agradaban á Luis Felipe y á Mres. Guizot y Duchatel.

SUPLEMENTO.

salon rechazando la fuerza por la fuerza? Tal era la alternativa. El primer partido era casi ridículo; el segundo casi empeñaba una lucha sangrienta, cuyas consecuencias parecian poco dudosas, habiendo tenido tiempo el gobierno de tomar sus precauciones. El redactor en jefe de El National, Armando Masrat, bien cierto de que los diputados no querrian empeñar el combate á mano armada, propuso la dimision T. I. 54

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colectiva de toda la oposicion, lo que debia abrir sobre todos los puntos de Francia reuniones perfectamente legales, donde el gobierno seria encausado y sostendrian la emocion ya esparcida en el país. Al mismo tiempo, los diarios de la oposicion debian dejar de ocuparse de las Cámaras, para consagrar sus co-prevenidos hubiese visto al pueblo entero esfumnas á los discursos pronunciados en las

reuniones electorales.

En la formal Inglaterra, esto no hubiese sido un espediente de salvacion inventado á la última hora; hubiera sido el primer pensamiento de todos. El mas humilde magistrado hubiese sentido su conciencia elevarse al nivel de una causa semejante; y detrás de los perando con confianza la decision de la justicia: hubiese sido, en efecto, un grande y solemne espectáculo. Dichosas las naciones donde la ley es bastante respetable y bastante pro-respetada para que todos, jefes y administrados se inclinan ante ella! En Francia, los gobiernos han enseñado con frecuencia á los gobernados el desprecio á la ley.

Pero los espiritus estaban demasiado irritados para detenerse en los términos medios. La reunion de los diputados rechazó el yecto de Masrat y publicó una nota en que, afirmando con energía el derecho de reunion, anunciaba la resolucion de presentarse en el banquete prohibido por el ministerio.

Se necesitaron algunos dias para procurarse un local. Los diputados no querian aquel que habia sido designado en el duodecimo distrito, barrio populoso, donde de la resis tencia legal se pasaria facilmente á la insur

reccion.

El 19 de febrero, aun antes de haber un local, la oposicion nunció que el banquete tendria efecto el 22, y que se reunirian, en corporacion.

La prueba propuesta por Mres. Vitet y de Morny no debia tentarse.

El 21 de febrero, los periódicos de la oposicion publicaban una nota procedente de los diputados, y donde, en la prevision de que un gran número de ciudadanos y de guardias nacionales sin armas querian asistir al banquete, estaba designado el lugar de cada uno; los guardias nacionales presentes, agrupándose por número de legiones, estabaŭ invitados para encargarse de asegurar el sosten del órden y de la tranquilidad pública

Todos estos manifiestos de la oposicion habian producido en París una sensacion estraor- Convino al ministerio ver en esta nota una dinaria. Hasta en el mundo oficial habia pene-infraccion à la ley, que atribuia solamente á trado el sentimiento de la imprudencia, si no la autoridad el derecho de convocar á la guarde la ilegalidad, de las medidas tomadas por dia nacional y una contravencion á la ley el ministerio. Sus amigos, los mas juiciosos, de 4790 que prohibia las reuniones en la via veian que se aproximaba un gran peligro, é pública. La ley de 4831 no estaba segurameninsistian en que se diese una satisfaccion à la te violada cuando se rogaba á los guardias naopinion. El 14 de febrero, el Journal des De-cionales, venidos voluntaria y espontáneamenbats, hubiese ó no hubiese sido inspirado porte à agruparse por números á fin de que la el ministerio, fué desengañado. influencia colectiva de hombres habituados á En fin, el 20 de febrero, por los cuidados encontrarse juntos, fuese una mas segura gade un antigno diputado, Mr. Taschereau, se rantia de buen órden. En cuanto à la ley encontró y se alquiló un local para el banque- de 4790, el ministerio mismo habia consentite, calle du Chemin de Versalles, en la estre-do en olvidarl, encargando á Mres. Vitet y midad de los Campos Eliseos. El campo de de Morny, proponer la transaccion antes reftebatalla estaba señalado; la hora del combate rida. Venir á anunciar la vispera del banqueestaba designada; la lucha parecia inevitable. te, la aplicacion, por otro lado contestable, de En este momento crítico, en que era me- esta ley, era provocar á sabiendas la guernester, en fin, reconocerlo, se encontraba en ra civil. frente de una revolucion posible; los amigos Al final de la sesion del 24 de febrero, del ministerio, Mres. Vitet y de Morny, vi- Mr. O. Barrot subió á la tribuna para pedir al nieron á proponer á la oposicion una combi-ministerio esplicaciones. Mr. Duchatel, minacion que parecia conciliar los derechos reivindicados por los diputados con los que invocaba el ministerio; esto era llevar la cuestion delante de la magistratura. Los invitados de bian dar libremente el banquete con el séquito convocado por ellos. Una vez instalados, un comisario de policía vendria á levantar el pro 'ceso verbal de la contravencion cometida; los jefes del banquete serian citados delante del tribunal correccional, y los jueces pronunciarian. De este tribunal, la cuestion podia subir á la corte Real y hasta á la corte de Casacion. Los diputados y sus auxiliares acogieron esta combinacion, que evitaba al menos la efusion de sangre.

nistro del Interior, se limitó á declarar que el gobierno tenia el derecho de impedir toda reunion sobre la via pública, y que usaria de este derecho. Mr. Barrot cargó sobre el ministerio la responsabilidad de las turbulencias que podrian sobrevenir, pero dejó presentir que los diputados de la oposicion no tendrian la temeridad de empeñarse en una lucha contra la fuerza militar.

Con efecto, en una reunion que se siguió á esta sesion, despues de un borrascoso, pero corto debate, los diputados de la oposicion de cid:eron que no asistirian al banquete. Algu nos hombres solamente persistieron en la primera resolucion, en la de ir al banquete, su

cediera lo que sucediera. «Aun cuando la plaza, ruinado las rentas del Estado, y comprometide la Concordia quedase desierta, dijo Lamar-lo las fuerzas y la grandeza nacionales. tine, aun cuando todos los diputados se reti rasen, yo iria solo al banquete seguido de mi sombra.»>

Mientras que la oposicion retrocedia, el gobierno adelantaba En la noche del 24 mandó fijar una proclama Mr. de Jacqueminot á la guardia nacional, otra del prefecto de policia á los habitantes de Paris, una órden de la policía recomendando la ley de 4790, advirtiendo á toda reunion, que despues de tres amonestaciones legales se haria uso de la fuerza. Estos documentos se leian con luces por la multitud, y eran comentados y con frecuencia anatematizados. En las oficinas de La Reforma, los hombres mas resueltos de la opinion democrática agitaban la cuestion de apelar á las armas. Ledru-Rollin y Luis Blanc combatian la idea de lanzarse en una lucha en la que de antemano el gobierno se habia asegurado la ventaja. Se separaron sin decidir nada, como si se hubiese comprendido que ya la voluntad de los hombres estaba dominada por una fuerza que debia arrastrarlo todo: era el soplo irresistible de la revolucion que comenzaba á hacerse sentir.

El 22 por la mañana, los periódicos publicaron una nota donde la oposicion, disfrazando bajo la solemnidad del lenguaje la debilidad de accion, declaraba que renunciaba al banquete para no empeñar una colision sangrienta. La nota terminaba de este modo: «No asistiendo al banquete la oposicion, hace un grande acto de moderacion y de humanidad., Ella sabe que tiene que cumplir un grande acto de firmeza y de justicia.»

Estas últimas palabras hacian alusion á una demanda de acusacion contra los ministros, demanda que Mr. O. Barrot depuso el dia mismo sobre la mesa de la Cámara, y que no recibió otra publicidad que la de los periódicos del 23, pues las formalidades parlamentarias no permitieron que se leyese en sesion. Esta demanda estaba formulada de la manera siguiente:

«Proponemos poner al ministerio en acusacion como culpable:

4. »Por haber hecho traicion en el esterior al honor y á los intereses de la Francia.

2. »Por haber falseado los principios de la Constitucion, violado las garantías de la libertad y atacado á los derechos de los ciudadanos.

3.o >> Por haber, por una corrupcion sistemática, tentado sustituir á la libre espresion de la opinion pública, los cálculos del interés privado, y por pervertir de esta manera el gobierno representativo.

4. »Por haber traficado, en un interés ministerial, con las funciones públicas, asi como con todos los atributos y privilegios del poder.

5. »Por haber, en el mismo interés, ar

6. >> Por haber violentamente despojado á los ciudadanos de un derecho inherente á toda constitucion libre, y cuyo ejercicio le habia sido garantido por la Carta, por las leyes y por los precedentes.

7. »Por haber, en fin, por una politica abiertamente contrarevolucionaria, puesto en cuestion todas las conquistas de nuestras dos revoluciones y lanzado en el país una perturbacion profunda.»

Este documento estaba firmado:
O. Barrot.

Duvergier de Haurane.
Thiard.

Dupont (de l'Eure).
Isambert.

L. de Maleville.
Garnier-Pagés.
Chambolle.
Betmont.
Lherbette.
Pages.
Baroche.
Haveri.

L. Faucher.
F. de Lasteyrie.
Courtais.

Hort. St.-Albin.
Cremieux.

Gauthier de Bumilly.
Bimbault.

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Maurat-Ballange.
Taillandier.

sion no habia sido mas animada: una demanda de interpelaciones formada por el marquès de Bossy quedó sin efecto, pues nadie habia en

autoridad militar revocaba las órdenes dadas en la prevision de una lucha mas grave.

sacion, acogida con una sonrisa burlona por Mr. Guizot y enviada por el presidente al exáSi, no cabe duda que el ministerio era cul- men de las mesas para el jueves siguiente, pable, y que era justa la acusacion que contra 2 de marzo; despues de lo cual, la Cámara, no él se habia levantado. Pero, ¿cuál podia ser teniendo mas que hacer, 'se levantó la sesion á el resultado de estas firmas? La causa, ¿no ha-las cuatro de la tarde. En Luxemburgo la sehia ya sido litigada y perdida delante de esta misma mayoría á quien se venia a pedir la condena de los hombres que ella habia absuelto, aprobado, aplaudido en las discusiones an-contrado útil apoyarla. teriores? El acta de acusacion no era mas que Sin embargo, la multitud habia refluido una imponente maniobra destinada á enmas- desde el palacio de Borbon á la plaza de la carar el camino de la opinion. Así se com- Revolucion y los Campos Eliseos, donde la prendió en las Tullerías desde que se supo la guardia municipal á caballo ejecutaba cargas determinacion de los diputados; así lo com- brutales, en las que muchos ciudadanos fueron prendieron los electores del segundo distrito, heridos y una mujer muerta. Los obreros y los que sometieron inmediatamente á la oposicion estudiantes se retiran por los boulevares, por á resignar colectivamente su mandato. Tal el barrio y por la calle de Saint-Honoré, desfué tambien el sentimiento de la multitud, armando algunas tiendas de armeros, levanque desde la mañana del 22, ignorando los in- tando algunas barricadas que entregaban sin cidentes de la noche del 24, se habia aglome- combatir, á la tropa, y llevando al corazon de rado en las cercanías de la Magdalena para la ciudad la agitacion y el descontento. Por la acompañar á los ciudadanos del banquete. noche, algunos batallones de la guardia naCuando los periódicos, circulando de mano en cional procuran reunirse espontáneamente, mano, vinieron á hacerle saber la defeccion pero no viniendo òrden alguna, se separan irde aquellos que la habian convocado, su asom- ritados, no sin haber cambiado manifestaciobro, su irritacion se manifestaron por medio nes de simpatia, con el pueblo por una parte y de comentarios donde la conducta de los dipu- con la tropa por otra. Sonaron las doce de tados era enérgica y justamente censurada. noche, y Paris parecia que entraba en su tranSin embargo, a pesar de algunos murmullos quilidad acostumbrada. El gobierno se felicitaprovocados por la aparicion de algunos desta-ba de una victoria tan fácilmente ganada, y la camentos militares, la multitud que no tenia ya ni objeto ni plan, permaneció inofensiva hasta medio dia. En este momento, una numerosa columna de alumnos de las escuelas, desembocando en buen órden por la plaza de la Revolucion cantando La Marsellesa, atravesó por en medio de la multitud y dió dos vueltas en derredor de la Magdalena. Los estudiantes se presentan delante del domicilio de Mr. Barrot, que no estaba en su casa. Se dirigieron entonces por la plaza de la Revolucion hacia la Cámara de los diputados, seguidos de una masa de ciudadanos á quienes electrizaban los acentos del himno revolucionario. Los guardias municipales que rondaban por el puente, calan bayoneta. «Tirad» esclama un jóven descubriendo su pecho. La tropa vacila, los estudiantes se juntan, y apiñados atraviesan el puente, se esparcen sobre el peristilo del palacio; algunos hasta penetran en los corredores. Conducidos sin violencia por los guardias nacionales de servicio, entregan una peti-claracion siguiente: cion á Mres. Cremieux y Marie, quienes pro- «Los abajo firmados, pertenecientes à la meten hacer justicia contra los ministros. En guardia nacional, declaramos, en medio de este instante, un escuadron de dragones que las turbulencias de la capital, batiéndose marhabia salido del cuartel del muelle de Orsay, cha y reclamando nuestra reunion, nosotros, llega sable en mano sobre la multitud; pero protectores del órden iremos a donde seamos no viendo mas que hombres desarmados, y dirigidos para impedir ó detener la efusion de cuya actitud no era hostil, el oficial manda en sangre, pero al mismo tiempo, protectores de vainar los sables, y la caballería disipa los gru-la libertid, declaramos que nuestra reunion pos con atenciones, y la multitud se retira gritando: ¡vivan los dragones! En este mismo momento Mr. Barrot deponia su acta de acu

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En la mañana del 23 se vieron las tropas acampadas sobre los puntos principales de la ciudad, fatigadas de una larga noche pasada bajo la lluvia, al lado del fuego del vivac, y escepto la guardia municipal, muy poco animadas para la guerra civil. El pueblo se esparció con afluencia por las calles pidiendo las armas de los guardias nacionales, desarmando las guardias aisladas, formando barricadas y empeñando el fuego por todas partes donde se encontraba en frente de los guard as municipales. Al mismo tiempo, á la órden tardia de Mr. Jacqueminot, la caja batia llamada de tropa en todas las legiones. Los guardias nacionales no llegaban en gran número, y los que acudian anunciaban en voz alta la intención de no hacer fuego contra los ciudadanos, y de no soltar las armas hasta la caida del ministerio Guizot. En la cuarta legion se firmó la de

no tiene de ninguna manera por objeto aprobar la politica ministerial en lo interior, ni en el esterior, ni dar un apoyo cualquiera á un

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FEBRERO

Estas eran patrióticas y juiciosas palabras, y si la guardia nacional hubiese siempre comprendido así su deber, hubiera evitado tal vez á la Francia mas de una jornada sangrienta, é impedido á Luis Felipe empeñarse en la vía donde debia necesariamente sucumbir

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real. Mr. Jacqueminot mismo lo anunció ofi-
cialmente á la guardia nacional.

ministerio que vituperamos por el contrario con toda la energía de los buenos ciudaLa retirada del ministerio Guizot fué acodanos. >>Nosotros no deliberamos con las armas en gida con gozo por la masa de la poblacion, la mano; nosotros damos á conocer todo nues-aun cuando el nombre de Mr. Mole no protro pensamiento antes de pasar á ocupar nues-metia una política muy diferente. Pero los acontecimientos que le habian traido daban á tros puestos.>> este cambio una significacion que todo el mundo comprendia; un nuevo ministerio no podia negarse á la reforma. La ciudad entera sé iluminó como por encanto, y los habitantes recorrieron las calles, los boulevares, felicitándose por tan dichoso resultado, aclamando por todas partes el uniforme de la guardia nacional. Sin embargo, en los barrios del Temple, Saint-Denis y Saint-Martin, quedaban de pie las barricadas, guardadas por ciudadanos armados, que ya hablaban de caida y amenazaban marchar al dia siguiente sobre la Cámara. Pero sus resoluciones ¿habrian podido violentar el espíritu general si un acontecimiento imprevisto no hubiera venido muy pronto á cambiar el órden de las cosas?

Todas las legiones, por lo demás, participaban de los sentimientos espresados por la cuarta, y sin concierto preparatorio, obraron lo mismo por todas partes donde se presentaha la ocasion. Subdividiéndose en batallones ó destacamentos, recorrieron el territorio del distrito respectivo, deteniendo las luchas em peñadas, asociándose á las manifestaciones pacificas, protegiendo, hasta con la amenaza de sus armas, á los ciudadanos inofensivos En la noche misma del 23, entre nueve y contra las agresiones encarnizadas de la guardia municipal. Algunos jefes superiores pro- diez, una columna de ciudadanos que venia curaron vanamente oponerse á este movimien- del barrio de Saint-Antoine, despues de haber to general: ellos debieron resignarse ó aban-recorrido toda la línea de los boulevares camdonar su mando.

biando los gritos de ¡viva la reforma! con los La nueva de la actitud tomada por la guar- transeuntes y con las tropas estacionadas en dia nacional consternó al rey, lleno hasta en- diferentes puntos, llegó á la altura del ministonces de una soberbia confianza que se con- terio de Negocios Estranjeros, situado entonvertia en epigramas y en burlas contra los ces en el ángulo del boulevard y de la calle familiares, cuya inquietud comenzaba á mani-Neuve des Capucines. Un destacamento de infestarse. Su ansiedad se aumentó cuando supo fantería ocupaba toda la longitud de la calzada que, no contenta con interponerse entre el del boulevard, interceptando así el paso á la pueblo y la tropa, la guardia nacional habia multitud que debia refluir por los costados ó venido armada y sin haber sido llamada, hasta por la calle Barre-du-Rempart. La columna se el estado mayor general, en las Tullerías, á encontró, pues, detenida por el destacamento: un débil intervalo le separaba de ella, sin imreclamar la reforma y la caida del ministerio Luis Felipe mandó llamar á Mr. Guizot, y pedir á los ciudadanos cambiar con la tropa despues de una entrevista donde la dimision proposiciones que no tenian nada de hostiles. del ministro no fue abiertamente ni dada ni Repentinamente se oyó un tiro seguido inmeaceptada, este último se dirigió á la Cámara diatamente de una descarga ejecutada por la para anunciar que el rey acababa de encargar tropa. Un grito prolongado de espanto y de à Mr. Molé la formacion de su gabinete. Esta dolor respondió, y cuando hubo pasado el primer momento de estupor se vieron cincuenta nueva, recibida con aplauso por los unos y con cólera por los otros, fué el único incidente y dos cadáveres y numerosos heridos revolimportante de la sesion de este dia; la accioncándose en el suelo cubiertos en un mar de parlamentaria estaba ya separada de la escena de los acontecimientos: la oposicion no habia sabido ponerse á la cabeza del movimiento; el partido ministerial era incapaz de resistirla sériamente.

sangre. Al estupor sucede la cólera. Mientras que los heridos eran trasladados à las casas vecinas, la multitud se apodera de un carro y coloca en él los cadáveres de las victimas, conduce el carro fúnebre á las oficinas de El Mr. Mole habia venido, en efecto, á las National, luego á las de La Reforme, y desde Tullerías, y habia tenido una conferencia sinalli á todo París, donde ya la nueva siniestra ' resultado con el rey, que le dió una segunda cita para la noche.

Si no estaba formado un nuevo ministerio, el antiguo estaba disuelto de hecho. La nueva se propagó inmediatamante por los amigos de la monarquía, dichosos de haber escapado de una crisis amenazante, y por los jefes del movimiento reformista, ansiosos de consagrar sn victoria y de hacer asi irrevocable la decision

se habia propagado por la multitud de los paseantes que dispersa por todas partes gritaba: «¡A las armas! ¡Abajo Luis Felipe!» En esta hora el sentimiento general era que el gobierno habia querido tomar la revancha de los sufrimientos del dia y aterrar al pueblo por un gran golpe. La horrible catástrofe quedó por lo demás envuelta en el misterio. En el instante, Mr. de Courtais, diputado, presente en

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