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trional comienzan en las montañas volcánicas largo de la costa por las cordilleras de la Sode Goatemala, donde abundan los picos de 3,000 nora y de Sierra Madre, para reunirse con su á 5,000 metros de elevacion, con sus cabezas ramal oriental en el valle del Rio del Norte, cubiertas de nieves y vapores. La sierra de cuya naturaleza salvaje recuerda la de los AlVeragua se eleva bruscamente desde el fondo pes, donde se elevan magestuosamente el del valle de Panamá hasta una altura de Pico Español, el. Pico James y el Bighorn, con 2,800 metros, mientras que la cresta princi-una altura de 3,666 metros; forma la parte pal, de una altura de 2,000 metros, viene á occidental del plantel de Méjico. De aquí se caer en el istino de Tehuantepec. al Noroeste, dirige mas al Noroeste, donde toma el nomy casi á pico, en una altura de 366 metros. La|bre de Oregon, llegando primero á una elevasierra de Yucatan es su ramificacion al Este.cion de 2,250 á 2,700 metros; despues desEntre las cimas volcánicas mas considerables cendiendo para no formar mas que una cadeque allí se encuentran, es necesario citar las na de vua altura mediana y uniforme, que de Barba, de Miraballos, de Conguina y de rompen, sin embargo, de tiempo en tiempo Amilpas. picos escarpados, como por ejemplo, en el 7. Mas allá del valle de Tehuantepec, territorio del Saskatschawan Septentrional y las Cordilleras de Méjico toman un carácter Meridional, la Pirámide y la Nariz del Diaque les es propio y que deberia hasta qui-blo, pero frecuentemente se detienen delante tarles el derecho de llamarse así, pues no se de profundos valles que sirven de canales de encuentra mas que acá y allá, sobre la cos-desagüe á masas de aguas que corren en la dita oriental, crestas vigorosamente acentua-reccion del Este. das; y no forman mas que la vertiente orien- 10. Mas lejos, pero paralelamente á la tal de un plantel que se prolonga al Oes- Cordillera Central, de la cual la separa un te, el plantel de Anahuac, cuya elevacion es plantel, cuyo suelo participa de la naturaleza de 2,333 metros. Se eleva insensiblemente de las etapas, la costa occidental de la Ameridesde el fondo de las bajas y ardientes tierras ca del Norte, está acompañada de las Cordide la costa, describiendo una sucesion de ter- lleras Occidentales ó Alpes marítimos de la razas, para formar los deliciosos paises desig- América Septentrional, que comienzan en la nados bajo el nombre de Aitas Tierras de estremidad Sur, en el cabo San Lucas, no lleMéjico, donde reina una primavera eterna, y gan al principio mas que à una mediana eleseñalan los puntos de transicion y la diferencia vacion, y no presentan mas que el pico volcáentre la Tierra Caliente, la Tierra Templa-nico Giganta, con una altura de 2,000 metros da y la Tierra Fria. Se divide en cadena sep- escasos, pero que se elevan despues mas, á tentrional y cadena meridional, por una suce-medida que se adelantan hacia el Norte. Su sion de volcanes paralelamente situados, en-grande proximidad á la orilla del Océano les tre los cuales es necesario principalmente da al norte de la embocadura de Colombia mencionar el pico de Colima, con una altura de 2,833 metros; el de Toluca, con una altura de 4,766 metros; el Popoca-Tetel, con una altura de 5,533 metros, y en fin, el de Orizaba, con una altura de 5,433 metros.

una fisonomía que nos hace recordar las costas de Noruega. Bajo los 44°, el Pico Jefferson llega á mas de 3,700 metros de elevacion; y despues, á los 60° paralelo, en la vecindad del mar, el Monte Beautemps, se eleva á 8. Bajo los 22o de latitud, entre San Luis 4,600 metros, el Monte Elio á 5,233 metros. y Queretaro, la cadena reaparece mas pronun- En fin, en las islas Aluetas, otros picos volcáciada, pues la ramificacion de las Cordilleras, nicos, cuya altura varía de 4,000 á 2,700 medividiendose para dirigirse al Este y al Oeste, tros, marcan la estremidad Noroeste del sisrodea, prolongándose hacia el Norte, un nuevo | tema de las Cordilleras, sistema tan importante plantel: el de Méjico, elevado de 790 á 4,000 | para todo este continente. Con efecto, las enmetros sobre el nivel del Océano, es el mas trañas de esta vasta cadena encierran en abunconsiderable de todo el sistema de las Cordi- dancia los metales mas preciosos, como la plalleras, y que forma el alto valle del Rio del Nor-ta, el oro y la platina, tesoros fascinadores, te Superior hasta cerca de los 40° paralela. El que atrayendo al codicioso estranjero, prepacontra-fuerte oriental lleva el nombre general ran nuevos destinos á la América. de Cordilleras del Oeste, y bajo los 30o de latitud, el valle trasversal del Rio del Norte detiene bruscamente su desarrollo. Echándose entonces en el Nordeste, forma, bajo el nombre de sierra de Tejas, un ramal lateral que se prolonga hasta los montes Ozark, cuya elevacion no es mas que de 7,000 metros, y que forman la separacion entre el profundo valle del Misisipi y las sábanas superiores, así como las llanuras de Arkansas.

9.0 La Cordillera Central, que comienza en el Sur, siempre paralelamente, sigue lo

Bajo todas las zonas á que acabamos de pasar revista, hasta la zona tórrida, una espesa capa de hielos eternales, cubre las cimas de estas montañas, contra las paredes de las cuales vienen á estrellarse los vientos, y por cuyos flancos se escapan torrentosos manantiales que van á llevar á lo lejos la fecundidad y la vida.

CORIANDRA. (Botánica.) Del griego coris, chinche, á causa de su olor; género de la familia de las ombiliferas, contiene muchas especies, y con particularidad la coriandra

cultivada, originaria de Italia y naturalizada | donde sus grandes bienes y sus talentos le en Francia. Sus flores son de un blanco rosa- elevaron al trono, que ocupó bajo el nombre do, y mas grandes en la circunferencia de la ombela que en el centro; su tallo, un tanto ramoso y cubierto de hojas con segmentos muy estrechos. Su planta sobre su pié exhala el olor de la chinche, pero sus frutos desecados tienen un olor agradable; entra en la preparacion de los licores; es estomacal y carminativa.

CORNETO. (Geografia é historia.) Este arrabal de los Estados de la Iglesia, en la delegacion de Civita-Vecchia, ocupa hoy el lugar donde se elevaba en otro tiempo Tarquinias, una de las ciudades mas importantes entre los doce pueblos que componian la confederacion etrusca.

de Tarquinius Priscus (Tarquino el Antiguo.) Entonces, si hemos de dar crédito à estas leyendas históricas, de las cuales Niebuhr y Muller, que no veian aquí mas que una série de mitos, han sacado gran partido, se vengó de sus conciudadanos sometiendo á sus armas la confederacion etrusca. Las doce ciudades reconocieron la autoridad de Roma, donde enviaron doce haces y los otros signos del poder soberano. Segun los incrédulos, la leyenda que refiere la llegada de Tarquino á Roma y su advenimiento al trono, tomada en su sentido verdadero, representa, por el contrario, la conquista de Roma por un principe ó lucumun de Etruria, que lievó las instituciones de su país, é hizo de ella la capital de un poderoso estado dependiente de la confederacion etrusca.

Las leyendas de la antigüedad varian cuando refieren el origen de Tarquinias. Poco tiempo despues de la guerra de Troya, dicen Herodoto y Estrabon, Tirreno, hijo de Atis, Cuando Servio Tulio sucedió á Tarquino rey de Lidia, habiendo sido espulsado por el el Antiguo, la confederacion etrusca hizo la hambre, de su país natal, llevó una colonia á guerra á Roma, cuya supremacía no queria Italia, y resolvió fundar doce ciudades para ya reconocer. Tarquinias, con Veyes y Ceré, sus colonos lidios. Confió la direccion de los representó el principal papel en esta guerra, trabajos á Tarcon, su hijo, segun unos, su que duró veinte años y concluyó por la sumision hermano, segun otros, y dió el nombre de definitiva de la Etruria Oriental. Mas tarde, Tarquinias á una de las ciudades así funda- Tarquino el Soberbio, echado de Roma, imdas. Justino, que repudia esta tradicion, quie- ploró el socorro de los tarquinos, en nombre re que Tarquinias haya sido edificada por los de la sangre de que era descendiente. Los tartesalónicos y los epinambrios, ó en otros tér-quinos, con los veyes sus aliados, enviaron un minos, por los pelasgos. En cuanto á Virgilio, nos demuestra á Tarcon conduciendo tropas en socorro de Eneas contra Turno y Micenas. Todas estas tradiciones prueban, á pesar de sus diferencias y de su oscuridad, que Tarquinias habia conservado en los anales romanos una reputacion de alta antigüedad.

ejército para restablecer en el trono al desterrado, pero en la batalla que se dió cerca del bosque de Arsia, la fortuna de la jóven república la ganó, á pesar del valor desplegado por los etruscos, y Roma inauguró esta série de victorias que debia hacerla dueña del mundo.

Despues de estas primeras luces, queda- Despues de esta derrota de los habitantes mos durante largo tiempo sin saber nada de de Tarquinias, no hemos oido hablar mas de la historia de los tarquiños, y no escuchamos ella durante mas de un siglo, hasta el año de hablar ya de ella desde Tarcon hasta el primer Roma 357 (397 antes de J. C.), época en que siglo de Roma. En esta época, Demarate, rico tomaron las armas para venir en socorro de mercader de Corinto, desterrado de su patria los veyes, sitiados por los romanos; pero esta por una revolucion, vino á establecerse en vez tambien fueron severamente castigados Tarquinias, donde se casó y llegó á ser padre por su intervencion. Vuelven á aparecer el de dos hijos. Habia llevado consigo un gran año 388 antes de J. C. En esta época los ronúmero de compañeros de destierro, entre los manos invadieron el territorio de Tarquinias: cuales se encontraban dos alfareros, llamados el año 359 tocó á los Tarquinos penetrar en el Eucheir y Eugramos, y un pintor llamado territorio romano: arrasaron el campo, batieCleofanto. Que estos nombres característicos ron al ejército enviado contra ellos y condese apliquen á personajes reales, ó que sea ne- naron á muerte en el foro de Tarquinias, á cesario tomarlos por símbolos, su recuerdo trescientos siete prisioneros que habian hereligiosamente conservado, prueba que De-cho. En los años siguientes, aliados á los famarate llevó á Etruria la civilizacion de la Gre- liscos, esperimentaron sangrientas derrotas, cia, y sus artes. De todas maneras, supo, gra- y los romanos vencedores, tomaron una ruicias á sus inmensas riquezas, nos dice Estra-dosa venganza por el degüello de sus compabon, apoderarse del soberano poder en su triotas. Pero estos reveses no abatian á los patria adoptiva. Su hijo mayor, Lucumon ó tarquinos: esta ciudad continuó luchando ayuLucio, no pudo, sin embargo, á pesar de sus dada por los habitantes de Ceré y los faliscos. tesoros, á pesar de su casamiento con una no-En vano Ceré hizo separadamente su paz con ble, hija de Etruria, soportar el desprecio que Roma; las otras dos ciudades continuaron la le atraia, por parte de los tarquinos, su origen guerra con valor; en fin, el año 354 antes estranjero, y pasó á establecerse en Roma, de J. C., viendo su territorio entregado á sanT. I. 36

SUPLEMENTO.

gre y fuego por los romanos, cuya politica era no dejar reposo al enemigo que no se hubiese declarado vencido, imploraron y obtuvieron una tregua de cuarenta años.

se conservan desde muchos siglos los restos del arte etrusco. Los sepulcros de Corneto son notables sobre todo por sus numerosas pinturas y por la variedad de los asuntos que representan: fiestas, banquetes, juegos, danzas, cacerías, ceremonias profanas y religiosas, demonología, escenas de la vida futura, todo ocupa su lugar, todo se encuentra allí trazado en cuadros, cuyo estilo y procedimiento de ejecucion, acusan y demuestran una alta antigüedad. Entre la necrópolis y Corneto se hallan otras cavernas de una profundidad y de una estension mas grandes que las de las grutas sepulcrales: los anticuarios creen distinguir allí todavía la obra de los antiguos etruscos, pero es probable que no se vea otra cosa que los lugares de donde se han sacado las piedras que han servido para edificar á Corneto.

A la espiracion de este período, volvieron á tomar las armas, al mismo tiempo esta vez que las demás ciudades confederadas, á escepcion de Arrecio, y sitiaron á Sutrio, ciudad aliada de Roma. Los romanos hicieron primero vanos esfuerzos para hacer levantar este sitio. En fin, en 340, Fabio batió á los etruscos y prosiguió su victoria atravesando el bosque Cimaniano. Tarquinias, aun cuando no se ve su nombre espresamente mencionado, tomó parte sin duda en la gran lucha cuya consecuencia fué decidida por la derrota de los etruscos cerca del lago de Vadimona, el año de Roma 445; pues el año siguiente se vió obligada á suministrar trigo al ejército romano y á pedir otra tregua de cuarenta años. Nosotros no sabemos precisamente en qué época Tarquinias quedó completamente bajo el dominio de Roma; pero esto debió ser á principios del siglo III antes de nuestra era. Durante la segunda guerra púnica, contribuyó al equipo de las naves de Escipion. Fué por consiguiente colonia y municipio, y las inscripciones que se han encontrado en el suelo que ocupaba, prueban que gozaba bajo Trajano y los Antoninos, de un cierto grado de prosperidad. Se supone que fué saqueada por los sarracenos por los siglos VIII y IX de Como las coronaciones de los emperadonuestra era: en esta época sus habitantes se res de Oriente son las primeras que se preretiraron sobre la colina situada en frente de sentan en el órden cronológico, y como por la que ocupaba, y allí edificaron á Corneto; otra parte ellas han inspirado probablemente pero Tarquinias no fué definitivamente aban-ála Iglesia latina, nosotros diremos primero en donada hasta 4307, cuando sus últimos restos fueron destruidos por los habitantes de la nueva ciudad.

CORONACION DE LOS EMPERADORES. (Historia.) El uso de las coronaciones imperiales por la Iglesia, ha existido casi simultáneamente en las dos capitales del imperio romano: en Constantinopla fué el privilegio de los patriarcas, en Roma el de los papas. Pero estas coronaciones difieren esencialmente en cuanto á su espresion. En la Iglesia griega, las coronaciones fueron simplemente una ceremonia religiosa; en la Iglesia romana, las circunstancias en medio de las cuales se produjeron, convirtieron esta ceremonia en una institucion á la vez religiosa, social y política.

qué consistia su ceremonial. Se juzgará en seguida de las diferencias que existian en la forma entre las coronaciones de Santa Sofia y El lugar donde estaba situada Tarquinias las de San Pedro. se llama todavía Tarchina; es un vasto plan- En Constantinopla, el emperador redactatel donde nada indica la existencia de la ciu-ba y firmaba primeramente una profesion de dad destruida, si no es algunos trozos de pie-fé destinada al patriarca; despues, en una sala dra maciza de forma rectangular, cimientos de los palacios, era elevado sobre un escudo, de antiguos muros, y la naturaleza misma delen medio de todos los oficiales y en presencia suelo, compuesto de restos de objetos de bar-del pueblo. El emperador pasaba en seguida a ro y de mármol. Sin embargo; un ojo ejerci- la iglesia; el patriarca hacia la señal de la tado puede encontrar tambien, estudiando la cruz sobre su cabeza con el santo óleo, diciendisposicion de estos trozos y siguiendo la li-do en voz alta: SANTO, palabra que el pueblo nea de las sustracciones, las huellas de la repetia tres veces. El padre del emperador le acrópolis ó de la ciudadela que dominaba la ponia en este momento la diadema sobre la ciudad, baluartes que la ciñen, puertas que la cabeza, mientras que el patriarca cantaba: dan acceso, y algunos grandes edificios roma- EL ES DIGNO DE ELLA. Si habia una emperanos, tales como un nymphæum, templos, ba-triz, el emperador la coronaba con otra diaños, etc. Se ve tambien una cámara subterrá-dema, y el patriarca pronunciaba oraciones nea abierta en la roca, y que se tomaria por acerca de ella. Mientras que los dos coronauna tumba, si no supiéramos que las tumbas etruscas no se encuentran jamás en el interior de las ciudades. Con efecto, Tarquinias tiene su necrópolis abierta sobre los flancos de la altura inmediata, cuya estremidad ocupa Corneto, y que se llaman el Monterosi. Allí se ven en gran número grutas funerarias, divididas en muchos aposentos, en los cuales

dos se dirigian á su trono, los arquitectos imperiales se adelantaban hacia el soberano, le presentaban diferentes especies de mármol ó de metales, y le preguntaban de que materia |deseaba que fuese su sepulcro para que en este momento el emperador no olvidase que era mortal. En seguida venia la ceremonia de las oblaciones, y luego la Comunion; el empe

rador comulgaba con el cáliz. La Misa se acababa; despues el emperador volvia á caballo á palacio, y terminaba el dia con una comida de aparato y con distribuciones de larguezas al pueblo.

superior á todas las dignidades hasta entonces
conocidas, aunque el nuevo emperador, reci-
biendo la diadema y las otras insignias de las
manos del papa, parecia, á los ojos del pue-
blo, que las recibia directamente de Dios.>>

El asombro de la Iglesia de Roma debió Las coronaciones de los emperadores de Occidente, nacidos de la turbacion profunda ser muy grande, cuando volviendo sus miraen que se veía envuelta la Europa desde la das hácia Constantinopla para buscar en ella caida del imperio romano, no tuvieron el ca- alguna inspiracion, recordó que ya habia prorácter simplemente religioso de las coronacio- cedido á una coronacion hacia tres siglos, y nes de Constantinopla. «Fueron, dice Mr. el cosa mas estraña, habia procedido á la de un abad Hery en su libro sobre las coronaciones emperador de Oriente, consagrado en su cade los emperadores, hechos complejos que pital por un papa que habia salido de Roma. revelaban a la vez dos órdenes de ideas que Hé aquí en qué circunstancias se habia verifitienen el privilegio de remover poderosamen-cado este acontecimiento. El emperador Justino I, que era católico, te al mundo, á la religion y á la política.»> Fueron el producto del estado de los pueblos habiendo querido obligar á los arrianos á convertirse á la fé romana, Teodorico, rey de de entonces y de la iniciativa de la Iglesia.

pla, encargándole de aconsejar al emperador que retrocediese de su designio. Durante este viaje se efectuó la coronacion de Justino I, y esta coronacion la cuenta la Iglesia romana como la primera de las treinta que ha celebrado hasta este dia.

En el siglo IX, ya nada se sabe, nada que-Italia, que era arriano, se irritó tanto por esto, daba en Occidente de los elementos constitu- que amenazó de emplear las represalias contivos de la antigua sociedad. Todas las insti- tra los católicos de Italia con el mayor rigor. tuciones habian desaparecido bajo las invasio- No deteniéndose en esta demostracion, obligó nes sucesivas de los bárbaros, y un solo edifi-al papa Juan I á que partiese á Constantinocio habia quedado de pié en medio de tantas ruinas; este edificio era la Iglesia. En estos tiempos de anarquía, en que todos los derechos eran pisoteados, ella sola custodiaba la dignidad humana. Por eso los ojos de todos los pueblos se habian vuelto hácia ella, y era tanto mas el objeto de sus esperanzas y de sus votos, cuanto que, batidos desde mucho tiempo por la tempestad, aspiraban á un estado definitivo de órden y de reposo. La sociedad queria, en fin, un jefe que fuese capaz de reconstituirla fuertemente. Pero ¿dónde encontrar este jefe en la multitud de reyes rivales que mútuamente se despedazaban? ¿Cómo hacerle reconocer como tal, y por quién?

Una tarea tan dificil no podia cumplirse mas que por un poder en posesion de un grande ascendiente sobre los espíritus.

En primer lugar, la alianza del papa y del emperador fue sincera. Las coronaciones ejercieron sobre los hombres y los acontecimientos una influencia, que aun siendo menos grande que lo que la Iglesia hubiese deseado, era, sin embargo, apreciable; en una palabra, la obra de la civilizacion que la Iglesia habia tenido presente, continuaba. Pero todo esto cambió á consecuencia de los tiempos; los gérmenes de division que contenia la institucion, se agrandaron; poco a poco, papas y emperadores, armonizando siempre respecto La Iglesia se encargó, pues, y con tanto al nombre, no armonizaban sobre la cosa. En mas apresuramiento, cuanto que se sentia el pensamiento de los primeros, las coronamuy débil, muy amenazada, á pesar del res-ciones eran un beneficio, una consagracion; en peto de que generalmente se encontraba ro- el de los segundos, una ceremonia simplemendeada: su supremo representante comprendió te religiosa, á la que el papa no podia negarque afirmando la sociedad civil se aseguraba al mismo tiempo un brazo, que por sumision tanto como por reconocimiento, la defenderia contra todas las agresiones, especialmente contra las empresas incesantes de los romanos, que continuaban soñando sobre el antiguo estado de cosas. Se conoció que para alcanzar el fin que se proponia, el nuevo jefe Hacia mas de trescientos años que el títudebia ocupar en la sociedad civil el rango supremo, á fin de que su autoridad soberana se lo de emperador estaba estinguido en Occiejercitase sin contrariedad; que debia ser en dente, cuando fué exhumado para Carlo-Magcierto modo en el órden social seglar, un per-no por el papa Leon III. El carácter de la sonaje tan importante como el papa en el órden religioso. Se pensó que para conseguirlo era necesario «asociar, por un acto religioso, á la autoridad divina de la Iglesia, la autoridad moral de que se iba á investir este jefe, imponiéndole de parte de Cristo una dignidad

se. Todas las luchas tan conocidas del sacerdocio y del imperio, todos los males que trajeron en su consecuencia, nacieron de estas pretensiones diametralmente opuestas de los dos jefes, que vinieron á ser, primero rivales, despues enemigos; y estas pretensiones estallaron en las diversas coronaciones que vamos á referir.

coronacion de este príncipe es de los mas estraños, si damos crédito á las autoridades contemporáneas. Se verificó sin preparativos, sin aviso prévio y como por sorpresa. CarloMagno estaba hacia algun tiempo en Roma, donde habia ido para reprimir una insurrec

:

bierno de la Iglesia y en las elecciones de los
sucesores de San Pedro.

La coronacion de Oton II (967) no ofrece
ningun incidente notable. Poro no sucedió lo
mismo con la de Oton III. Llamado á Italia
por Juan XV contra Crescencio, Oton llegó
cuando el papa habia muerto. Mandó elegir á
su sobrino Bruno bajo el nombre de Grego-
rio V, y pocos dias despues, el nuevo papa co-
ronó solemnemente á Oton, declarándole abo-

La coronacion de Enrique II por Benito VIII (1044), no ofrece tampoco nada notable.

cion, cuando el dia de Navidad, 25 de diciem-
bre de 799, entró en la basílica de San Pedro
para asistir á la Misa. Mientras que se encon-
traba arrodillado delante del Santo Sepulcro
para hacer su oracion, el papa Leon se aproxi-
mó á él, colocó una corona de oro sobre su
cabeza, y el pueblo romano presente en la
ceremonia, comenzó á gritar: «¡A Cárlos Au-
gusto, coronado por Dios, al grande y pacifico
emperador, le conceda larga vida y la victo-
ria!» Despues de estas aclamaciones de la mul-gado de la Santa Iglesia.
titud, el papa rindió al nuevo emperador los
homenajes de deferencia que se tenia costum-
bre de rendir á los emperadores desde Cons-
tantino, y le dió, así como á su hijo Pepino, Dos revoluciones sangrientas en Ravena y
las santas unciones con el óleo consagrado. una en Roma, señalaron la presencia del em-
Segun Baronio, el príncipe coronado prestó perador Conrado en Italia (1027). Estas que-
este juramento: «En nombre de Cristo, yo, rellas entre alemanes é italianos, frecuente-
Cárlos, prometo y me obligo delante de Dios mente nacidas de los motivos mas fútiles, se
y de su apóstol Pedro, á proteger y á defen- renovaron en casi todas las demás coronacio-
der esta santa Iglesia romana, mediante lanes, tomando algunas veces las proporciones
ayuda del Altísimo, tanto como yo sepa y pue-
da.» Lo que puede hacer creer la ausencia
completa de premeditacion de parte del papa
y del emperador, ó á lo menos de parte del
último, son las palabras dichas por Eginardo
pronunciadas por el príncipe franco despues
de la ceremonia. «Al salir de la basílica, dice
este autor, el príncipe nos repitió, que á pe-
sar de la solemnidad de la fiesta de Navidad,
se hubiera abstenido de presentarse en la
iglesia si hubiera tenido conocimiento de los
proyectos del papa.»>

La coronacion siguiente fué la de Luis el Benigno por Esteban (846.) Se diferencia de la de Carlo-Magno, en que el papa vino á Francia, y en que la esposa del rey fué la primera mujer consagrada y declarada emperatriz por el papa.

de verdaderas batallas. Enrique III, el Negro,
vino tambien à Roma á ruegos de Grego-
rio VI (1046).

La coronacion de Enrique VI (4444) es
particularmente célebre. El emperador acaba-
ba de llegar á Roma y la ceremonia de la co-
ronacion debia seguirse inmediatamente. An-
tes de proceder á ella, el papa invitó á Enri-
que á ratificar un tratado secreto aceptado por
él. El príncipe dió una respuesta evasiva; los
señores alemanes murmuraron, á lo cual se
siguió una acalorada discusion: Enrique insis-
tió para recibir la corona, el papa exigió el ju-
ramento obligado. Enrique manda se apode-
ren del papa, le hace prisionero, y fué condu-
cido á un fuerte castillo, mientras que un
sangriento combate se empeña entre los ale-
manes y los italianos. Despues de sesenta dias
de cautiverio, el papa vencido procedió á la
coronacion del emperador en la basílica Va-
ticana.

Lotario fué, como Carlo-Magno, coronado en Roma en la basílica de San Pedro (823.) Antes de recibir la corona como emperador, la recibió como rey de Lombardia, hecho que En 1434, Inocencio II, echado de Roma no debia reproducirse mas que en la consa- por el partido del anti-papa Anacleto II, se gracion de Segismundo y de Cárlos V. Nos- refugió en Francia, y de este país pasó á Lieotros no diremos nada de la coronacion de ja, donde Lotario II fué coronado por él en Luis II por Leon IV (850), la cual no ofrece recompensa de la promesa que le hizo de banada notable, y por la misma razon, de las dejar al año siguiente á Italià para volverle á Carlos el Calvo (875), Cárlos el Grueso (880), poner sobre su silla. Guido (891), de Arnolfo (895), de Luis de Provenza (904), y de Berenguer (916).

La coronacion de Oton IV por Inocencio III (1209), se coloca despues de las de Federico I En 962 se verificó la coronacion del empe- y de Enrique VI. Despues que Oton hubo rador Oton I, con quien el imperio pasó á los prestado, fuera de la basilica, el juramento de alemanes. La historia de Oton es la de Carlo- no atehtar jamás contra la Iglesia de Dios en Magno y la de casi todos los emperadores. El sus derechos, y de ser protector de los huerpapa Juan XII temia las facciones que asedia- fanos, las puertas del templo se abrieron como ban á Roma, llamó á Oton, y en recompensa de costumbre, y se procedió á la consagracion de su auxilio, puso sobre su cabeza la corona religiosa. Pero apenas terminó la ceremonia imperial. Pero apenas el emperador hubo par-se empeñó un combate entre los soldados imtido, comenzaron de nuevo las turbulencias. periales y los romanos. Oton acusó de ello á Juan XII, volvió á Roma, depuso al pontifice y mandó elegir en su lugar al anti-papa Leon, introduciéndose de este modo abiertamente el primero en el go

Pedro de Courtenay es el primero y el único emperador de Oriente que recibió la consagracion imperial en Roma (4247.) Este príncipe, llamado al trono de Constantinopla

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