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y traer el grande apoyo de Reynaldo, que en sus anales pone la ,,bula de Alejandro VI en que espresamente se lee el rótulo: Di,,lecto filio &c. arriba apuntado" Pero como se halla empeñado en atribuir esta primacía á un paisano suyo el padre Marchena, sintiendo mucho que hubiese autores bastantes que lo hacen portugués, añade, que alegar esto fuera dar salida, pero no satisfaccion; espresiones que envuelven contradiccion, reflejando en su contesto, á todo esto se podria satisfacer y no dar satisfaccion. Prosigue diciendo,,los principios del padre Bóil (que ciertamente fué Ber,,nardino) no los adoptará jamás por suyos la religion Francisca.“ No sé que pueda haber distincion mas clara, y inas auténtica que la que dà un soberano pontífice en la expedicion de sus bulas, suplicado y bien informado de los Reyes católicos D. Fernando y Doña Isabel que deseaban establecer con acierto la conversion de los gentiles del mundo descubierto, y por descubrir, una vez que en el ròtulo de su bula se la dirije con espresion de su nombre, apellido y religion. Dilecto filio Bernardo Boil fr. ordinis minorum vicario &c. luego consta evidentemente que fué Franeisco, aunque los mas de los historiadores del nuevo mundo, digan que era Benedictino: no es menester mas prueba que el dicho rótulo, siendo mas regular que se hayan engañado estos autores, por no reflejar en èl, ó no haberle á las manos, y porque desde luego se han trasladado unos à otros, fiados en la autoridad que se merecen; pero que no llega á la que se debe dar á una bula pontificia tan solemnemente espedida. A mas de esto, no sé que principios tan malos pudo haber tenido el padre Bóil, para que ose decir el padre crónista, que no los adoptará jamàs por suyos la religion de San Francisco. Esto es hacer manifiesto agravio á la discreta eleccion de los Reyes católicos, quienes para obra tan santa como era la conversion de sus nuevos súbditos infieles, escogieron de toda España doce sugetos de los mas eminentes en virtud y letras, religiosos y eclesiásticos seculares, y presentaron al romano pontifice por superior á dicho padre fr. Bernardo Bóil, que vino confirmado por su santidad, y le lleno de honras y facultades amplas, ¡tanto puede la pasion! por lo que me toca protesto ingenuamente que no es mi empeño hacer al dicho fraile Bóil FranCisco, para de allí deducir que mi sagrada religion seráfica fué la primera que por uno de sus hijos plantò el estandarte de la fé en las Indias, sino que hay tanta confusion y contradicciones en los autores que han escrito de las indias occidentales, que no es posible tomar partido para acomodarse á la verdad de la narracion que exige la historia; y solo hallo en la espresion de la bula Alejandrina fundamento sobrado para establecer, que el padre Boil fué ciertamente Francisco, y logró el honor de ser el primero que con facultades pontificias trabajó en la conversion del nuevo mundo. Siendo muy dudoso que el padre Marchena acompañase á D. Cristobal Colón en su primer viage, pues uno ú otro autor lo dice espresamente, y los mas ò callan esta circunstancia, ó la niegan,

la esponen en términos tan obscuros que no dejan fundamento cla ro para el crédito.

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Lo que diò lugar à muchos historiadores para decir que el padre Bóil era religioso Benedictino, fué, que como dicho es, el no atender al rótulo de la bula que el señor Alejandro VI despachò á fr. Boil, ò que no tuvieron à las manos, o porque como en esa primera mision se juntaron de diversas partes de España, eclesiásticos seculares y religiosos, à quienes constituyeron por su~ perior un religioso catalán, pudo haber otro religioso del mismo apellido mas conocido, y facilmente introducirse la equivocacion de religiones por los apellidos, ó tal vez por la graduacion de superior, que se pudo considerar como una de las que tenia la religion de san Benito, llamado al padre Bóil Abad, y comisario de aquellos religioses y clérigos, que se le asignaban de súbditos. Esto último que profiriò, pase por congetura, pero lo que dió mas márgen á hacer Benedictino al padre Boil fué un librejo que publicó un autor Benedictino Abad de su religion, llamado Constantino Cayetano, en el que preten lió probar con estraña vanidad, que el dicho padre Bóil fué discípulo de san Benito, como lo soñó Fuma lib. 1. cap. 2. en su historia Galicia de las Indias Occidentales, y asentado este falso principio, prosigue aseverando, que fué enviado fr. Bóil por Alejandro VI, como su legado à latere, y patriarca de las Indias cen otros doce compañeros misioneros de la esclarecida órden de san Benito: que peregrinó las Indias y predicó el evangelio y el reino de Dios á estos idólatras: que en la isla Española quemó y hizo pedazos ciento setenta mil ídolos, y plantó en ella el trofeo de la Cruz, que penetró hasta lo interior de las Indias: destruyó innumerables templos de ídolos, y convirtió á la fé un sin número de pueblos: que erigió Iglesias, instituyó escuelas, edificó monasterios y estableció obispados, por donde mereció juntamente el honroso título de primer Apóstol de las Indias. Estos delirios de Fuma esparcidos en su historia de Indias, que es traduccion en francés de la de Francisco Lopez de Gomara, estan aun mas abultados en el libro del padre Honorio Filópano, que lo escribió en tan remota provincia de España, como es la Styria, engañado por algune é algunos que le comunicaron la autoridad, y se las confundieron de suerte que no pudo averiguar las equivocaciones que traian hasta el titulo de su libro, que es bien retumbante. Claudica en el órden de los tiempos, y citando una bula con fecha errada ó forjada à su antojo, dice así. Nova typis trasacta navigatio, novi orbis indiœ occidentalis, admódum RR. PP. FF. reverendisimo atque illmo Buellio Catolini ablatis Montiserrati, et universam Americam, sive novum orbem S. S. Apostolico legati, et Patriarchæ sociorumque Monachorum ex ordine S. P. N. Benedicti, ac supra dicti mundi novi bárbaras gentes Christi S. evangelium prædicandi gratia delegatorum sacerdotum &c... dimisis pre S. D. D. papam Alejandrum VI anno 1492. Despues de afirmar este padre que ha sacado su libro de varios autores de

la mayor consideracion, por donde el que no fuere versado en la noticia individual de los sucesos, à que merece algun crédito, pone un anacronismo intolerable, refiriendo el primer viage de Colón cerca de primero de setiembre de mil quinientos dos, y su vuelta de descubrir las Indias ó islas de Barlovento el de mil cuatrocientos noventa y tres, y citando à Bocio, y otros varios autores, (39) asienta que D. Cristobal Colón, pasó à Roma á dar cuenta al papa del nuevo descubrimiento, y que volvió à España con el padre Bóil (que habia sido Abad de Monserrate) y doce monges Benitos, à los cuales recibieron con notable afabilidad los Reyes católicos D. Fernando y Doña Isabel: que el segundo viage de Colón ya Almirante á primero de setiembre de mil cuatrocientos noventa y tres, llevo consigo al padre Bóil, y á los doce religiosos de su órden, que llevaron á Canarias àcia el Polo Antártico en mar desconocido lleno de yerva: se hallaron, cerca de Paria, cuatro grados de la Línea equinoccial, debajo de la Torrida Zona, con tan gran calor, que se podrian los bastimentos, reventaban las botijas y se derretia la brea: que luego sobrevino una furiosa tempestad en que temieron pereciese la armada, y que se sosegó la borrasca habiendo predicado el padre Bóil, y echado en el mar agua y aceite bendito, de modo que pudieron proseguir su. viage: que llegaron á la Isla de Santa Cruz, cuatrocientas leguas distante de la Española, y allí levantó el padre Boil una gran Cruz, dando aquel nombre á la isla por este motivo: añade que habiendo surgido en la isla de Haity o Española, erigió otra. Cruz grande, y empezó con sus monges benitos á predicar contra la idolatría, derribando ciento setenta mil ídolos, conformàndose en toda su mentirosa narracion con los delirios de Fumeo, y prosigue diciendo que pasó el Almirante á la isla de Cuba, donde tambien predicaron el padre Boil y sus monges sin olvidarse de erigir otra Cruz, como en las otras islas, y desfogó todo su espíritu apostólico, derribando ídolos, fundando iglesias, oratorios y monasterios, consagrando á un obispo, y refiriendo este buen autor algunos de ellos de la Española, concluye con decir:,,Qui omnes a fratre et Monacho ord nis S. Benedicti Bueliv, ut poté Patriarcha, et omnis orbis S. Pontificis Romani, et Papae vicario in episcopos ordinati, et consecrati sunt." Y sin duda porque no hallaba à Juan Mayor Frisigiense en el epitome de las crónicas, á. Juan Metello, y à nuestro ilustrí simo Gonzaga, favorables para apoyar sus estravagancias, los reprende de paso. Tambien hace hablar al padre Boil en la Jamaica isla fertilísima, donde quiere que mandàse hacer una enramada para que se digese misa, la que celebró con admiracion de los indios, por ver tanta devocion en oirla de parte de los caste

[39] Tomo Bocio de sign. eccles. Humes hist. de Ind. lib 1. cap 2. Gonzalez Hernandez de Oviedo, y Valdés en ita iano à Pedro e Ciaeca en la segunda parte de la hist. del Perú. Genebrardo lib. 4. Chron.

Ilanos; y que para conformarse con lo que habia respondido el Almirante Colón, á un cacique que le vino à ver que Boil y sus monges nuncios y apóstoles de la divina palabra, les darian á en• tender mejor lo que les habia dicho acerca del premio de los buenos y del castigo de los malos, y otras cosas; trataron luego Bóil y sus compañeros de catequizar a estos isleños y convirtieron à muchos.

No para aquí el padre Filopono con las peregrinaciones que supone hizo el padre Bóil: pasa mas adelante, y como lo dice Fumeo, le hace penetrar las Indias. Comenzando á tratar del descubrimiento del Perú refiere que llegaron al Darien los españoles el año de mil quinientos noventa y siete, y que envió el Almirante à reconocer hasta los confines del país: que tomó el camino del Cuzco, con una comitiva competente de hombres bien armados, y el padre Bóil y sus compañeros que llevaban un libro de los santos evangelios, en que estaban pintados los casos de los artículos de la fé. Añade que iba el padre Bóil Patriarca, vestido con una cogulla roja, y sobre el rcq tete llevaba el palio apostólico, y una cruz en la mano, y que con este bello equipaje subió en los reales carros de Atahualpa, emperador del Perú, que tiraban huanacos (ovejas de la tierra:) que cuando llegaron á los arrabales de Cuzco, concurrió infinita gente á la novedad, y los indios se incaban de rodillas, hacian grandes sumisiones hasta el suelo, adorándolos por dioses, y con mayor veneracion á los de los caballos: que entró el Almirante con el padre Boil á palacio, y halló á Atahualpa deseandole de parte del Rey de España, paz, salud y felicidad, para cuyo logro eterno dijo le enviaba aquellos religiosos de san Benito, predicadores de Dios, en que conociera el amor de su Rey al Perú, y en su real nombre le ofrecía aquellos regalos que presentó, y consistian en un vestido español, màscaras, espejos, agujas, y otras bujerías: que despues de este razonamiento, trataron el Almirante y el padre Boil de que Atahualpa y todo su imperio abrazase la religion católica; pero como llegaron à conocer los españoles que no estaban seguros entre estos barbaros, que desampararon la tierra.... Omito otras muchas singularidades de esta relacion romanesca de los viages de Colon y el padre Bóil en que el padre Filopeno los representa como si fueran avasallando toda la tierra, y corriéndola del mismo modo que cuentan los mitologios de Castor y Polus, bastando lo insinuado para que se trasluzca el motivo que pudo tener para escribir tan inadvertidamente estos sucesos confundiendo acciones, tiempos y héroes, cuya mira toda es para persuadir, que el padre Bóil fuè el primer vicario apostolico que pasó á las indias, y que él y sus compañeros todos de su órden Benedictino fueron los primeros que plantaron la religion en toda la América como lo dice él mismo fol. 96.

Este es en breve el contesto de la relacion del padre Filopono, que por hacer à mi intento he insertado aquí casi en los mismos términos que la vierte D. Gabriel de Cárdenas en su pró

logo á los comentarios del Perú por el Inca, para repugnarla. Yo, procedo como lo hace este juicioso crítico por ser tan opuesta á lo que el Inca y los historiadores de las Indias afirman, y consta por documentos auténticos, y para que se vea como la pasion y la mala eleccion de monumentos en nuestros autores que han escrito de Indias con harta confusion en órden al primer religioso que hizo glesia, y dijo misa en las Indias occidentales, hace tropezar con la mayor facilidad en infinitos yerros á los autores mas graves y eruditos. En comprobacion de esto mismo basta reflejar sobre las repetidas inconsecuencias de que está llena la relacion del padre Filopono, y atender à la solidéz con que la refuta el citado Càrde. nas, que dice, (y dice bien) no haber hallado que el padre Bóil recibiese de mano del papa ni que fuese á Roma con ocasion del descubrimiento, ni à Paria, ni que pusiese nombre, ni se hallase al descubrimiento de la isla de Santa Cruz, ni en el de Cuba, ni Jamaica, ni que ordenase, ni consagrase obispos, ni hiciese monaste. rics ni capillas, mas que la iglesia de la ciudad de Isabela donde llegó al fin del año de mil cuatrocientos noventa y tres. De las historias de las Indias solo aparece haber sido elegido el padre Bóil, como religioso y docto, y nombrado por vicario del papa y cabeza de doce ministros sacerdotes que le acompañaron, buscados por toda España con gran desvelo y cuidado: que pasò á Indias con D. Cristobal Colón en el segundo viage por camino mas derecho que el primero hasta Puerto de Plata y Puerto Real, segun Gomara, donde llegó, dice Oviedo, por diciembre de mil cuatrocientos noventa y tres: que poco mas de un año despues (como dice adelante) volvió á España con Mosen Pedro Margarit, y es evidente que nunca volvió á las Indias, de que se infiere ser manifiesto engaño del padre Honorio Filopono querer pasase al Darien el padre Fr. Bòil, y del Darien al Perú con Colón, porque aunque Colòn llegó cerca del Darien, no snpo del Perú, ni lo vió, ni tuvo noticia de Atahualpa, que ni reinaba entonces, ni reconoció otra cosa que lo referido por los autores magistrales del nuevo mundo. De estas y otras juiciosas reflexiones de D. Gabriel de Cárdenas, que manifiestan claramente los engaños del padre Filopono en órden á las excesivas prerrogativas, los hechos extraordinarios y viages multiplica dos y fingidos del padre Boil, se deduce que el padre Filopono, aunque venerable por su doctrina y piedad no se despojó del deseo apasionado que tenia de autorizar á un religioso que creyó ser de su órden, por no haber visto los autores que cita, y no haber querido examinar la bula del señor Alejandro VI, dirigida al padre Boil, suponiéndole proezas admirables que solo son dignas de los espacios imaginarios, y la lástima es que su engaño y las fábulas de Fumeo hayan arrastrado á muchos autores que hacen al padre Boil Benedictino creyéndolos sobre su palabra. (*)

[*] Suplico al lector disimule el que haya presentadole ess ta digresion que, en alguna manera hé creido convenir á là

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