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desde el principio del mundo han sido menos esclavos que los demàs hombres, sin interés y sin pasion. No lisongeemos nuestra codicia, ni nos dejémos cegar de la libertad que poseemos. Todas las naciones son igualmente libres, y á nadie le es permitido intentar cosa alguna sobre la libertad de otros. Tratemos à estos pueblos americanos como hubiéramos querido que nos tratasen si hu bieran parecido sobre nuestras costas, con la misma superioridad de fuerzas que teniamos sobre ellos, cuando los hemos descubierto. ¿Y quién impide esta igualdad de una y otra parte? ¿Desde cuando el derecho del mas fuerte ha prevalecido y prescripto contra el de la justicia? ¿Qué ley, que artículo del cristiano lo autoriza? ¿Qué derecho tenemos de hacer esclavos unos pueblos que nacieron libres, que nosotros invadimos sin que jamás nos hubiesen ofendido? Sean enhorabuena súbditos nuestros: la ley del mas fuerte lo autoriza.... ¿Pero por donde merecieron ser esclavos?

Dicen que son estúpidos, bru tales, y dados á los vicios, ¿quién lo puede estrañar? ¿Qué otras cos tumbres se pueden esperar de unos pueblos privados de la luz del evangelio? Tengamos làstima de ellos; pero no los oprimámos: procurémos instruirlos, alumbrarlos, corre girlos, y ponerlos en órden; pero no los exâsperémos. Si el reverendo obispo quiere reflejar en aquello que les achaca de viciosos en estremo, convendrá con migo, en que los mas de los vicios que tienen, los han aprendido de los mismos cristianos, y que en aquellos que los cristianos han tomado de los indios les han llevado su ventaja. ¿Acaso puede negarse que el orgullo, la avaricia, la ambicion, la blasfemia, la traicion, y otros muchos monstruos semejantes, no han aún inficionado à estos infelices, ni los han conocido, y que toda la ventaja que podemos lisongearnos tener sobre ellos, se reduce á la posesion de mayores luces, de mas despejado entendimiento y modo de pensar mas elevado? Ventajas todas que suplen sobradamente estos pueblos con su grande sencilléz, su mansedumbre inalterable, y el candor de su buena fé.

Dicen que no son capaces de gobernarse por sí mismos. ¿Cómo pues han perseverado tanto tiempo bajo el gobierno de sus caciques? ¿Quién les ha preservado de guerras hasta aquí intestinas que han turbado tanto en tan repetidas ocasiones los estados mas florecientes y mas bien arreglados de la cristiandad? Pero en fin, demos por supuesto lo que ante todas cosas se debe probar, esto es, que hayan menester tutores. ¿Y donde se han de hallar? ¿Entre nosotros?... ¿Y cómo hasta ahora han sido tratados? ¿No seria esto fiar á lobos el cuidado de los corderos? Todas las regiones del nuevo mundo estàn horrorizadas con los gritos de aquellos infelices que las pueblan, y gimen bajo de un yugo mas tirànico que el de los Phalaris y Dionisios. ¿Què diriamos si estos pueblos logrando la ocasion de hacernos en retorno todos los daños que les hemos hecho, se pusieran en estado de aprovechare de ella? porque al fin al derecho de represalia, juntarian el que sugiere y da la necesidad para precaverse en lo de adelante.... No por esto se han

auterizado ni se autorizarán jamás en el tribunal de la posteridad las concusiones, los engaños, las violencias, las rapiñas y otros excésos por cuyos medios se han llegado á destruir pueblos innumerables; con todo esto, son cristianos que pongo en paralelo con los idolatras, y lo que es mas de admirar, que se coloréan todos estos delitos bajo de la especiosa apariencia del celo.

¿Qué diré del pretesto de religion conque se quiere cubrir una injusticia tan abominable? ¡Qué! ¿las cadenas y los grillos han de ser el primer fruto que saquen estos pueblos del evangelio? ¿Cómo han de gustar de la santidad de nuestra ley unos corazones envenenados con el ódio, é irritados con el robo de lo que mas estiman en este mundo, quiero decir, de su libertad? ¿Se sirvieron los apóstoles y otros varones santos de tales medios para convertir las naciones? Fueron ellos mismos encadenados; pero à nadie pusieron en cadenas. ¿En qué paises del mundo los apóstoles y otros ministros evangélicos han pensado tener derecho sobre la vida, hacienda y libertad de los infieles? ¡Qué estraño modo es este de predicar el evangelio! ¡Esta ley de gracia y de santidad, que de esclavos del demonio los hace disfrutar la libertad de verdaderos hijos de Dios, reduciendo á la mas dura esclavitnd, los que han nacido libres, vejando y azotando cruelmente á unos inocentes, cuyo delito para nosotros no es otro que el no poder sufrir los trabajos que les imponemos, cubriendo su tierra de un diluvio de sangre, robándoles hasta lo mas necesario, y lo peor de todo escandalizándolos con los mas vergonzosos excésos! Vino Jesucris— to á librarnos de la servidumbre, y no á reducirnos á la esclavitud. La sumision á la fé debe ser un acto libre; la persuacion, la suavidad, y la razon la predican. La violencia hará hipòcritas, mas nunca hará verdaderos cristianos. Seame permitido preguntar al reverendo obispo, ¿si desde la esclavitud de los indios se ha notado en ellos mas anhelo para abrazar la religion? ¿y si los amos á quienes han sido entregados han trabajado mucho en instruir y discipar su ignorancia? ¿Qué grande servicio ha hecho el repartimiento á la iglesia y à la religion? Cuando llegué por primera vez à la isla, estaba habitada por un millon de hombres; mas apenas queda hoy la centésima parte. La miseria, los trabajos, los castigos, la crueldad y la barbàrie, los han hecho perecer à millares, ¿Es un juego la muerte de estos miserables?... Los sepulcros tan vivos en horrorosas cuevas, donde no reciben ni la luz del dia, ni la del evangélio.... Ved, señor, lo que ocultan á V. M. Esto es lo que he visto, y nadie se atreverá à contradecir lo que he alegado en defensa de los pobres indios.... Ahora, juzgad la causa de estos infelices segun las màximas de vuestra sabidurìa, equidad y religion. Serà mny propio de vuestra sacra real magestad, en el principio de su reinado, poner en esto remedio." Acabó el señor Casas su razonamiento implorando la clemencia del emperador ácia unos súbditos tan injustamente oprimidas, y diciéndole que le pediria Dios cuenta de tantas injusticias que podia impedir.

Tuvo órden despues el padre franciscano de hablar, obedeció y aseguró, que habiéndosele mandado bajo de obediencia en dos distintas ocasiones que contáse los indios, habia hallado que habian perecido en aquel tiempo muchos millares, que se veian disminuir cada dia en número, y que respecto á los daños y males de la isla que se intentaban remediar, le parecian incurables. Dijo despues que se temia mucho hubiesen llenado la medida los delitos de los castellanos en las Indias para que Dios les echáse fuera de las nuevas conquistas, que contra sus propios intereses y toda razon habian enteramente despoblado de sus habitadores naturales; porque en fin añadió.... „Cuando el Señor le dijo à Cain, ved la ,,sangre de vuestro hermano Abél, que desde la tierra levanta el „grito àcia mi.... no era mas que la sangre de uno muerto injus,,tamente; y si la sangre de un hombre derramada inícuamente cla,,ma al cielo por venganza, ¿qué clamores no darà la de tantos ,,infelices derramada cada dia inhumanamente? Pues señor, por la ,,Sangre de Jesucristo, y por las llagas de San Francisco mi pa,,dre, suplico á V. M. que lo remedie, poniendo fin á una tira,,nía, cuya continuacion le atraerà sin remedio sobre su real coro,,na, y á todos nosotros todo el peso de la justa indignacion del ,,Rey de los Reyes nuestro Señor Dios."

El Almirante Colón fué el último á quien se le mandó dijese su sentir, y en pocas palabras dijo.... Que jamás habia aprobado los repartimientos; añadiendo, que si no se apresuraba el remedio, bien presto las Indias no serian mas que un desierto vastísimo. (161) Que no habia tenido en parte otro motivo para volverse à España, que el de representar esto mismo al difunto Rey católico....

Levantóse luego el obispo del Darien pidiendo la palabra; pero el gran canciller le dijo de parte del emperador que hablá se por escrito.

De allì à poco murió dicho obispo de una fiebre aguda que lo llevó dentro de tres dias, y no se volvió ya á tratar mas de este grave negocio de las Indias. El señor arzobispo Pradt en su tratado de las colonias, ha presentadò en una bella hipótiposis á la América defendiendo sus derechos á presencia de todas las naciones, y haciéndole gravísimos cargos à la España. En este razonamiento en que no tiene lugar la ficcion poética ni retórica, comparece el señor Casas como un gigante armado con la masa de Hércules, pleiteando la justicia de esta nacion afligida. Sus voces atronadoras llaman la atencion del universo, y aun parece que los manes de las víctimas inmoladas por el furor rabioso de los conquistadores salen de la tumba para presenciar esta escéna, y girar en

[161] Esta prediccion tuvo su cumplimiento: en el dia no se conoce un indio ni en la isla Española ni en la de Cuba; el éxito de tales profesias indica que estas esposiciones no fueron acaloradas ni jabulosas.

torno del sólio de Carlos V. para pedir venganza. Yo no ceso de hacer votos al Dios de la misericordia por la paz del que la tuvo de millares de infelices: que arrebatado en álas de la caridad atravesó diez y siete veces los mares, fué tenido por un loco despreciable, recibió insultos de sus enemigos, y una fuerte reprimenda del obispo de Burgos D. Juan Fonseca encargado de los negocios de Indias, é interesado en el repartimiento.... ¡Ah! si hubiera fijado su atencion sobre este trozo de elocuencia el panegirista de Her◄ nán Cortés, autor del bello poéma de sus Naves destruidas, habria deseado oirlo por mas largo espacio de tiempo del que gastó en su versificacion, y penetrado de su justicia y bello razonar habria dicho con mas propiedad que del conquistador. Que...

Hasta Fébo pendiente de su acento,

Dibujando en las plumas mil colores
Segun me lo pintó mi fantasía,

Quiso alargar los términos del dia....

¡Ilustre génio de Casas! Recibe nuestros homenages, y vive eternamente en nuestros pechos agradecidos. La justa posteridad te concede el sufragio que te negaron tus encarnizados enemigos: tú alientas a los buenos para no abandonar la causa de la justicia y de los miserables.”

No ha sido sola mi voz la que ha tributado el gage de respeto y adiniracion debido à este genio de la caridad: este tìtulo merece sin disputa dicen los editores del Oriente de Xalapa número 699. „Un hombre de un caràcter tan vehemente y osado, que ni se arredró por los peligros, ni temió à los tiranos, ni dejó nunca de sostener la justicia contra el torrente de las preocupaciones de su siglo: un hombre leon contra las maldades de sus paisanos, era una paloma para con los infelices indios. Prodigábales toda especie de consuelos, con la dulzura y la diligente oficiosidad de una madre tierna, y hacia cuanto estaba de su parte para que la triste situacion de aquellos miserables fuese menos penosa. Fr. Bartolomé de las Casas en el siglo de los Corteses y Pizarros, es el mayor de los fenómenos, el mayor de los contrastes.

El cabildo eclesiàstico de la santa iglesia catedral de Chiapa, habia conservado en su sala capitular un retrato antiquísimo del illmô. señor D. fr. Bartolomé de las Casas, su segundo obispo; y con motivo de la publicacion de la constitucion de aquel estado mandó construir un cenotafio dentro de la misma iglesia, frente à las bóvedas en donde se depositan los cadáveres de los obispos, sobre el cual se colocó el referido retrato, y en el centro del pedestal se lee la inscripcion siguiente:

REPOSE SOSEGADA,

LAS CASAS VENERABLE,

TU ERRANTE SOMBRA, POR ILUSTRES HECHOS,
AL MIRAR CORONADA

TU EMPRESA INESTIMABLE:

QUE LOS SACROS DERECHOS

DEL HOMBRE LIBRE FUESEN RESPETADOS:
PUES EN CHIAPA SE MIRAN SANCIONADOS.

Nació en Sevilla año de 1474.
Fué consagrado obispo en 1544.
Llegó á Chiapa á principios de 1546.

Salió para España á responder sobre sus opiniones en 1547.
Coronó su gloriosa carrera

En Atocha de Madrid en julio de 1566.

A principios de este año de mil quinientos doce mientras tanto el capitan Diego Velazquez aseguraba su conquista de Cuba, y el padre Casas trataba de la conversion de sus habitantes, se consagró el obispo de San Juan Puerto Rico el lic. D. Antonio Man80, canònigo de Salamanca, y fué el primero que pasó á las Indias occidentales en cumplimiento de su obligacion; tomó posesion de su mitra, y no contento de tener encomienda de indios que habia pedido, quiso llevar diezmos personales: resistiéndose los españoles de su diócesis procedió contra ellos con censuras, (162) y no pudiendo sufrir los desacatos que por esta causa le hicieron, volvió a España á quejarse; despues no contento de su canongía de Salamanca, pasó otra vez à la isla de San Juan con tìtulo de Inquisidor de las Indias, y por evitar escándalos gobernó con siego no tratando mas de los diezmos personales: algunos años despues fué á su obispado el obispo de la Concepcion de la Vega, y succesivamente los demás en sus respectivos distritos.

CAPITULO 24.

SO

Descubrimiento de la Florida por Juan Ponce de Leon: dan muerte à dos misioneros domínicos los indios de Cumána: primer descubrimiento de la mar del Sur por Basco Nuñez de Balbóa. Año de 1512.

En este año se descubrió la Florida, pais situado en la América septentrional sobre el golfo mexicano que al medio dia tiene el mar occéano, y la grande isla de Cuba distante veinte y cinco leguas no mas: al oriente tiene las islas Lucayas y Antillas. Forma la Florida una punta muy larga de tierra del continente de la América, y encorbándose àcia el norte no se sabe á donde va á parar: tiene cincuenta leguas de latitud, y estendiéndose ácia el sud como cien leguas se pierde en la mar. La mayor parte de la Florida cae en el golfo mexicano, que la baña àcia el sud, y la otra sobre el mar del norte àcia el oriente, entre este golfo y el

[162] Este pobre hombre muy luego dió la carta y desar rolló su codicia, otros hay que la ocultan con máscara hipócrita.

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