Discursos leidos en las recepciones públicas que ha celebrado desde 1847 la Real Academia Española, Volum 2Imprenta Nacional, 1860 - 459 pàgines |
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Passatges populars
Pàgina 240 - Divina Elisa, pues agora el cielo Con inmortales pies pisas y mides, Y su mudanza ves, estando queda, ¿Por qué de mí te olvidas, y no pides Que se apresure el tiempo en que este velo Rompa del cuerpo, y verme libre pueda, Y en la tercera rueda Contigo mano a mano...
Pàgina 240 - ¡Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, escuro, con soledad y llanto, y tú, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro!
Pàgina 213 - Y como codiciosa, por ver y acrecentar su hermosura, desde la cumbre airosa una fontana pura hasta llegar corriendo se apresura. Y luego sosegada, el paso entre los árboles torciendo, el suelo de pasada de verdura vistiendo, y con diversas flores va esparciendo.
Pàgina 202 - Porque todo ha de pasar Por tal manera. Nuestras vidas son los ríos Que van á dar en la mar, Que es el morir : Allí van los señoríos Derechos á se acabar Y consumir.
Pàgina 221 - Dilata hasta los montes su ribera. Aquel entre los héroes es contado Que el premio mereció, no quien le alcanza Por vanas consecuencias del Estado. Peculio propio es ya de la privanza Cuanto de Astrea fué, cuanto regía Con su temida espada y su balanza.
Pàgina 334 - ¿Ves el furor del animoso viento, embravecido en la fragosa sierra, que los antiguos robles ciento a ciento y los pinos altísimos atierra, y de tanto destrozo aun no contento, al espantoso mar mueve la guerra? Pequeña es esta furia, comparada a la de Filis, con Alcino airada.
Pàgina 236 - El aire se serena y viste de hermosura y luz no usada, Salinas, cuando suena la música extremada por vuestra sabia mano gobernada. A cuyo son divino el alma, que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino y memoria perdida de su origen primera esclarecida.
Pàgina 248 - MAR. Calma un momento tus soberbias ondas, Océano inmortal , y no á mi acento Con eco turbulento Desde tu seno líquido respondas. Cálmate, y sufre que la vista mia Por tu inquieta llanura Se tienda á su placer. Sonó en mi mente Tu inmenso poderlo, Y á las playas remotas de occidente Corrí desde el humilde Manzanares Por contemplar tu gloria, Y adorarte también , Dios de los mares.
Pàgina 118 - Bañóte en su color sangre divina de la deidad que dieron las espumas; y esto, purpúrea flor, y esto ¿no pudo hacer menos violento el rayo agudo? Róbate en una hora, róbate licencioso su ardimiento el color y el aliento; tiendes aun no las alas abrasadas, y ya vuelan al suelo desmayadas. Tan cerca, tan unida está al morir tu vida, que dudo si en sus lágrimas la aurora mustia tu nacimiento o muerte llora.
Pàgina 377 - Y puesto que el principal intento de semejantes libros sea el deleitar, no sé yo cómo puedan conseguirle, yendo llenos de tantos y tan desaforados disparates ; que el deleite que en el alma se concibe ha de ser de la hermosura y concordancia que ve ó contempla en las cosas que la vista ó la imaginacion le ponen delante; y toda cosa que tiene en sí fealdad y descompostura, no nos puede causar contento alguno.