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fa mayor consideracion, por donde el que no fuere versado en la noticia individual de los sucesos, à que merece algun crédito, pone un anacronismo intolerable, refiriendo el primer viage de Colón cerca de primero de setiembre de mil quinientos dos, y su vuelta de descubrir las Indias ó islas de Barlovento el de mil cuatrocientos noventa y tres, y citando à Bocio, y otros varios autores, (39) asienta que D. Cristobal Colón, pasó à Roma á dar cuenta al papa del nuevo descubrimiento, y que volvió à España con el padre Bóil (que habia sido Abad de Monserrate) y doce monges Benitos, à los cuales recibieron con notable afabilidad los Reyes católicos. D. Fernando y Doña Isabel: que el segundo viage de Colón ya Almirante á primero de setiembre de mil cuatrocientos noventa y tres, Hevo consigo al padre Bóil, y á los doce religiosos de su orden, que llevaron á Canarias àcia el Polo Antártico en mar desconoci do lleno de yerva: se hallaron cerca de Paria, cuatro grados de la Kínea equinoccial, debajo de la Torrida Zona, con tan gran calor, que se podrian los bastimentos, reventaban las botijas y se derretia la brea: que luego sobrevino una furiosa tempestad. en que temieron pereciese la armada, y que se sosegó la borrasca habiendo predicado el padre Bóil, y echado en el mar agua y aceite bendito, de modo que pudieron proseguir su viage: que llegaron á la sla de Santa Cruz, cuatrocientas leguas distante de la Española, y allí levantó el padre Boil una gran Cruz, dando aquel nombre á la isla por este motivo: añade que habiendo surgido en la isla de Haity é Española, erigió otra Cruz grande, y empezó con sus monges benitos á predicar contra la idolatría, derribando ciento setenta mil ídolos, conformàndose en toda su mentirosa narracion con los delirios de Fumeo, y prosigue diciendo que pasó el Almirante á la ista de Cuba, donde tambien predicaron el padre Bóil y sus monges sin olvidarse de erigir otra Cruz, como en las otras islas, y desfogó todo su espíritu apostólico, derribando ídolos, fundando iglesias, oratorios y monasterios, consagrando á un obispo, y refiriendo este buen autor algunos de ellos de la Española, concluye con decir: „Qui omnes á fratre et Monacho ord nis S. Benedicti Buellio, ut poté Patriarcha, et omnis orbis S. Pontificis Romani, et Papae vicario in episcopos ordinati, et consecrati sunt." Y sin duda porque no hallaba à Juan Mayor Frisigiense en el epitome de las crónicas, á Juan Metello, y à nuestro ilustrí simo Gonzaga, favorables para apoyar sus estravagancias, los repren de de paso. Tambien hace hablar al padre Boil en la Jamaica ́isla fertilísima, donde quiere que mandàse hacer una enramada para que se digese misa, la celebró con que admiracion de los indios, por ver tanta devocion en oirla de parte de los caste

[39] Tomo Bocio de sign. eccles. Fumes hist. de Ind. lib 1. cap. 2. Gonzalez Hernandez de Oviedo, y Valdés en italiano à Pedro e Ciaeca en la segunda parte de la hist., del Perú Genebrardo lib. 4. Chron.

llanos; y que para conformarse con lo que habia respondido el Almirante Colón, á un caciqué que le vino à ver que Boil y sus monges nuncios y apóstoles de la divina palabra, les darian á en. tender mejor lo que les habia dicho acerca del premio de los buenos y del castigo de los malos, y otras cosas; trataron luego Bóil y sus compañeros de catequizar a estos isleños y convirtieron à

inuchos.

No para aquí el padre Filopono con las peregrinaciones que supone hizo el padre Bóil: pasa mas adelante, y como lo dice Fumeo, le hace penetrar las Indias. Comenzando á tratar del descubrimiento del Perú refiere que llegaron al Darien los españoles el año de mil quinientos noventa y siete, y que envió el Almirante à reconocer hasta los confines del país: que tomó el camino del Cuzco, con una comitiva competente de hombres bien armados, y el padre Bóil y sus compañeros que llevaban un libro de los santos evangelios, en que estaban pintados los casos.de los artículos de la té. Añade que iba el padre Boil Patriarca, vestido con una cogulla roja, y sobre el roquete llevaba el palio apostólico, y una cruz en la mano, y que con este bello equipaje subió en los reales carros de Atahualpa, emperador del Perú, que tiraban huanacos (ovejas de la tierra:) que cuando llegaron á los arrabales de Cuz co, concurrió infinita gente á la novedad, y los indios se incaban de rodillas, hacian grandes sumisiones hasta el suelo, adorándolos por dioses, y con mayor veneracion á los de los caballos: que entró el Almirante con el padre Boil á palacio, y halló á Atahualpa deseandole de parte del Rey de España, paz, salud y felicidad, para cuyo logro eterno dijo le enviaba aquellos religiosos de san Benito, predicadores de Dios, en que conociera el amor de su Rey al Perú, y en su real nombre le ofrecía aquellos regalos que presentó, y consistian en un vestido español, màscaras, espejos, agujas, y otras bujerías: que despues de este razonamiento, trataron el Ale mirante y el padre Boil de que Atahualpa y todo su imperio abrazase la religion católica; pero como llegaron à conocer los españo. les que no estaban seguros entre estos barbaros, que desampararon Ja tierra.... Omito otras muchas singularidades de esta relacion romanesca de los yiages de Colon y el padre Bóil en que el padre Filopeno los representa como si fueran avasallando toda la tierra, y corriéndola del mismo modo que cuentan los mitologios de Castor y Polus, bastando lo insinuado para que se trasluzca el mɔtivo que pudo tener para escribir tan inadvertidamente estos sucesos confundiendo acciones, tiempos y héroes, cuya mira toda es para persuadir, que el padre Bóil fuè el primer vicario apostòlico que pasó á las indias, y que él y sus compañeros todos de su órden Benedictino fueron los primeros que plantaron la religion en todą Ja América como lo dice él mismo fol. 96.

Este es en breve el contesto de la relacion del padre Filopono, que por hacer à mi intento he insertado aquí casi en los mismos términos que la vierte D. Gabriel de Cárdenas en su pró

logo á los comentarios del Perú por el Inca, para repugnarla. Yo, procedo como lo hace este juicioso crítico por ser tan opuesta á lo que el Inca y los historiadores de las Indias afirman, y consta por documentos auténticos, y para que se vea como la pasion y la mala eleccion de monumentos en nuestros autores que han escrito de Indias con harta confusion en órden al primer religioso que hizo glesia, y dijo misa en las Indias occidentales, hace tropezar con la mayor facilidad en infinitos yerros á los autores mas graves y eruditos. En comprobacion de esto mismo basta reflejar sobre las repetidas inconsecuencias de que está llena la relacion del padre Filopono, y atender à la solidéz con que la refuta el citado Càrdenas, que dice, (y dice bien) no haber hallado que el padre Bóil ecibiese de mano del papa ni que fuese á Roma con ocasion del descubrimiento, ni à Paria, ni que pusiese nombre, ni se hallase al descubrimiento de la isla de Santa Cruz, ni en el de Cuba, ni Jamaica, ni que ordenase, ni consagrase obispos, ni hiciese monaste. rics ni capillas, mas que la iglesia de la ciudad de Isabela donde llegó al fin del año de mil cuatrocientos noventa y tres. De las historias de las Indias solo aparece haber sido elegido el padre Bóil, como religioso y docto, y nombrado por vicario del papa y cabeza de doce ministros sacerdotes que le acompañaron, buscados por toda España con gran desvelo y cuidado: que pasò á Indias con D. Cristobal Colón en el segundo viage por camino mas derecho que el primero hasta Puerto de Flata y Puerto Real, segun Gomara, donde llegó, dice Oviedo, por diciembre de mil cuatrocientos noventa y tres: que poco mas de un año despues (como dice adelante) volvió á España con Mosen Pedro Margarit, y es evidente que nunca volvió á las Indias, de que se infiere ser manifiesto engaño del padre Honorio Filopono querer pasase al Darien el padre Fr. Bòil, y del Darien al Perú con Colón, porque aunque Colòn llegó cerca del Darien, no snpo del Perú, ni lo vió, ni tuvo noticia de Atahualpa, que ni reinaba entonces, ni reconoció otra cosa que lo referido por los autores magistrales del nuevo mundo. De estas y otras juiciosas reflexiones de D. Gabriel de Cárdenas, que manitiestan claramente los engaños del padre Filopono en órden á las excesivas prerrogativas, lus hechos extraordinarios y viages multiplicados y fingidos del padre Boil, se deduce que el padre Filopono, aunque venerable por su doctrina y piedad no se despojó del deseo apasionado que tenia de autorizar á un religioso que creyó ser de su órden, por no haber visto los autores que cita, y no haber querido examinar la bula del señor Alejandro VI, dirigida al padre Boil, suponiéndole próezas admirables que solo son dignas de los espacios imaginarios, y la lástima es que su engaño y las fábulas de Fumeo hayan arrastrado á muchos autores que hacen al padre Bòil Benedictino creyéndolos sobre su palabra. (*)

[*] Suplico al lector disimule el que haya presentádole esta digresion que en alguna manera hé creido convenir á la

CAPITULO 8.°

Descripcion de todo lo que pasò en el segundo via ge del Almirante Colón, hasta su vuelta à España; diferencias entre el padre Bóil y el Almirante.

Habida la bula del pontífice Alejandro VI, como se ha dicho, determinaron los Reyes despachar á este grande hombre otra vez para las Indias con mayor aparato de gente, con el fin de des. cubrir y poblar en aquellos remotísimos paises; quedando todo arreglado, é instruido el Almirante del particular órden que le intimaban sus Altezas de que los indios fuesen bien tratados y con dádi◄ vas y buenas obras atraidos á la santa fé, y que si los castellanos los tratasen mal fuesen severamente castigados; se despidió del Rey y de la Reina, y del príncipe de España, dejandole por pa jes suyos à sus dos hijos, y fué á Sevilla, á donde en virtud de las órdenes de sus Altezas Juan Rodriguez de Fonseca dean de Se. villa (que despues fué presidente de Indias) le tenia aprestada la flota que debia mandar, y bien proveida de artillería, de municiones de guerra y de boca, no tan solamente las precisas para el viage, mas aun para dejar en las colonias la que juzgase conveniente establecer. Se embarcó tambien crecido número de caballos de Andalucía, herramienta de toda especie, é instrumentos propios para beneficiar minas y purificar el oro; mucha cantidad de mercaderías para trocar, rescatar y regalar á quien le pareciese al Almirante: se hizo provision competente de semillas de varias plantas de España, como de trigo, cebada, arroz y semillas de todo género de legumbres, de vides y otros árboles que allà no habia, como tambien ganados, y varias cosas necesarias para la vida humana, que fueron de mucho costo para los Reyes, y con el particular cuidado de que no les faltase asì á los que acompañaban al Almirante en tan heróicas hazañas, como á las nuevas gentes que se trataba de reducir por bien con la predicacion evangélica; y en fin, todo lo que pareciò necesario para formar un nuevo establecimiento, y para poblar aquellas tierras, como oficiales de todas artes, hombres de trabajo y labradores. Mas de mil y quinientos voluntarios, la mayor exactitud de la historia. He tenido que suprimir como dos pliegos de inconducencias del padre Vega, en què ha escrito menos. como historiador que como fraile franciscuno, para probar que el padre Boil no era benedictino sino francisco: lo que importa saber es que fué un varon asàz tonto y caprichudo como buen catalán: que hizo nas daño que provecho á la expe• dicion de Colón: que fomentó las desazones de Margarit y otros, y que la mejor cosa que pudo haber hecho fué regresar á España à rezar salmos en el coro de su convento.

parte caballeros hidalgos, concurrieron al husmo del oro y de las otras cosas nuevas de aquellas tierras, y algunos de nacimiento ilustre quisieron hacer el viage á su costa; pero fué necesario, reformar el número de los pasageros, hasta que se viese en alguna manera como iban las cosas en aquellas partes, porque no se podia acomodar à tanta gente como era la que quería embarcaise, no componiéndose la armada mas que de diez y siete navios: otros dicen de diez y ocho (40) entre grandes y pequeños, que no eran del mayor buque. Con todo no se pudo estrechar tanto el número de la gente, que no llegase como à mil y quinientas personas. La Reina costeó el viage á la mayor parte de los pasageros, é hizo el gasto de una gran cantidad de artesanos. Ninguna expedicion se hizo con mas ardor de parte de los Reyes y de sus vasallos como esta, pues todos hasta los grumetes se prometian hacer una fortuna rápida en este viage. Nombraron los Reyes por capitan gene ral de la flota, y de las Indias por nueva cédula al Almirante Colòn, y para volver con ella, á Antonio Torres hermano de la ama del príncipe D. Juan, persona prudente y hábil para aquel cargo. [41] Como la intencion principal de los Reyes católicos era la conversion de aquellas ciegas gentes, para cumplir lo que su santidad mandaba en su bula acerca del cuidado que se debe tener en la conversion de los indios, buscaron en todos sus reinos tales personas como convenia, asi eclesiásticos como seculares para poblar tierras nuevas y cultivarlas santa y rectamente en lo espiritual y temporal, sobre todo religiosos de santa y aprobada vida: en especial fué escogido para eso el padre Fr: Bernardo Boil, catalán y fraile menor como queda dicho, al cual el mismo santo padre dió plenísimo poder para la administracion de la iglesia, y casos arduos ocurrentes en estas partes, como cabeza y prelado de los clérigos y religiosos en número de doce que iban en su compañia, todos sacerdotes, virtuosos y doctos, para introducir el culto divino y la fé de Cristo nuestro Señor en los indios. Uno de los clérigos era D. Bartolomé de las Casas ó Casaus, quien despues fué religioso de santo Domingo y obispo de Chiapa. Dieron á estos misioneros todo lo que necesitaban para el culto divino, ornamentos, vasos sagrados é imágenes, que cuenta por menor en su crónica de Indias Gonzalez Fernandez de Oviedo. Concluidos todos estos preparativos, salió con esta segunda armada el Almirante Colón de la bahia de Cadiz, el dia veinte y cinco de setiembre del año de mil cuatrocientos noventa y tres, dirigiendo su rumbo al sudéste por las islas Canarias, yendo con Alonso de Ojeda y Juan Ponce de Leon, que se distinguieron tanto despues en los descubrimientos del nueyo mundo.

[40] Illescas hist. pontifi. lib. 6 vida de Pio III pág. 132. Gonzalez Ferdin. de Oviedo lib. 2 cap. 7 Chrón ind.

~ [41] Murillo Geograf. hist. lib. IX cap. 1. de la América, Illescas.

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