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sionario. Así vaciló Colón tanto tiempo, proponiendo sus vastas ideas, ya á una corte ya á otra, sufriendo desaires, y desprecios en todas. Viendo pues que lo entretenian en la corte de los reyes católicos, medio desesperado de conseguir sus intentos, se fué al convento de la Rabida en Palos de Moguér, con intento de llevar à su hijo D. Diego á Córdova, y proseguir su viage à Francia; pero como Dios tenia guardado este descubrimiento para la Corona de Castilla, y de Leon, le inspiró por el mucho tiempo que havia vivido en España una cierta repugnancia á salir de ella, á tratar con otros principes, y como dice Aroldo (7) le facilitó la comunicacion de un religioso franciscano llamado Fr. Juan Perez de Marchena, guardian del convento de la Rabida, situado á media legua de Palos de Moguér, algo cosmógrafo, y versado en letras humanas, quien se honró con su amistad; y como le habia agradado tanto la empresa que Colón le comunicó, le causó 'sentimiento su resolucion, y por sus ruegos hizo que suspendiese el viage. Este padre para informarse mejor de los fundamentos de D. Cristobal, puso su proyecto en manos de algunas personas conocidas por su ciencia y erudicion, quienes lo aprobaron con mucho elogio de su penetracion, y solidéz; y asi pareciendole que su amigo Colón no iba fuera de camino, le aconsejó, que dejase de procurar esta navegacion, que no podia ser sino muy provechosa para España: y como el padre Marchena tenia un vehemente deseo de la conversion de tantas almas sumergidas en los errores de la idolatria, y consideraba tan dilatado campo en este proyecto, para remediarlas con la introduccion del evangelio, le animó, y prometió favorecerle en la córte à donde tenia gran cabida por haber sido algun tiempo confesor de la reina. Escribióla, y S. M. le mandó que fuese á la córte, y que dejase á Colón en Palos con buena esperanza de su negocio. Habiendose visto Fr. Juan Perez con la reina, la informó tambien de las circunstancias del proyecto ruidoso de un nuevo descubrimiento de tierras incógnitas hasta entonces, y la persuadió con tanta eficacia en distintas conferencias que tuvo con S. M. à que emprendiese una cosa tan útil y gloriosa para su corona, que la empeñó á dar audiencia á su amigo: mandó venir à Colón á la cóite, y con su llegada se volvió á tratar del negocio. Verdaderamente todo lo que proponia Colón se tuvo por muy juicioso y verosímil; pero como el parecer del prior del Prado con el de otros que le seguian era contrario, y D. Ċristobal pretendia condiciones muy grandes, y entre otras que se le dice título de almirante y virey perpetuo y hereditario de todas las tierras y mares que descubriese, pareció cosa dura conceder lo que queria si la empresa sucedia bien, y malográdose, ligereza, y asi se desvarató el negocio Viendo entonces Colón que no le quedaban esperanzas de lograr buen despacho en nuestra córte, se determinó de veras á pasar á Francia; pero el contador mayor Alonso de Quin

[7] Aroldo epitom. annal. min. an. 1492: fol. 605: núm. 2.

tanilla, y Luis de S. Angel, escribano de raciones de la corona de Aragón, no pudiendo sufrir que se descuidasen tanto sobre un asunto de tanta importancia, sentian que no tuviese efecto, y á instancia de Fr. Juan Perez, estos dos señores empeñaron al cardenal D. Pedro Gonzalez de Mendoza, arzobispo de Toledo y presidente del consejo de la reina, á que no dejase salir de España al piloto genovés, sin haberlo visto y tratado. En efecto, logró D. Cristobal una larga audiencia con el cardenal, á quien gustó mucho por parecerle hombre grave y de seso, y lo honró con su estimacion, gustoso de su proyecto tan bien discurrido; y como los contrarios inclinados al aire de la córte, que no era favorable á nuevas empresas y descubrimientos, decian que como no aventuraba nada en el descubrimiento, sino que venia de verse capitan general de una armada de España, no se le daria nada de salir con la em— presa, satisfecho con ofrecer que pondria la octava parte del gasto, y mas de no partir de lo que trajese en el retorno de su navegacion, sino sobre el pie de los gastos que hubiese adelantado, y con todo, en nada concluyó. Veia nacer obstáculos nuevos, por mas que se prestase a todo, y muy angustiado por enero de 1492, se partió de Santa Fé la vuelta de Córdova, á donde estaba su familia, y fué disponiendo su viage para Francia. En aquellos dias se rindió la ciudad de Granada, quedando ya en poder de los reyes católicos, y Luis de S. Angel, aprovechándose de la alegria de la córte por tan plausible noticia, representó vivamente á la reina el daño que resultaba á España, alejando de ella á un hombre de tan reelevante mérito como Colón.

,,Señora [la dijo]: ¿quién no se maravillarà que habiendo te,,nido espiritu para emprender cosas grandes, le faltase en esta oca~ ,sion, a donde tan poco se aventuraba, y de que podia_resultar grandísimo aumento y glorias de sus reinos y estados? ¿Ignorais, „[puede ser, señora,] que está resuelto este italiano de proponer á otras cortes sus vastos intentos? ¡Qué dolor no seria para V. A., ,,si el negocio venia á caer en manos de otro príncipe, como D. Cris„tobal afirmaba habia de ser, no queriéndole aceptar en Cast lla que ,,se aprovechase de lo que por acá no se habia hecho aprecio! ¿Qué teme V. A.? Colón es hombre cuerdo, hábil y prudente, segun ,,el testimonio de todos los que le han tratado: no pide premio ,,sino de lo que hallare, y concurre con parte de los gastos, aven.. ,,turando su persona: ni se debe tener por tan imposible la em„presa, como decian los cosmógrafos, ni atribuir á ligereza haber ,,intentado cosa tan grande, cuando aun no saliese Colón con lo ,,que afirmaba; pues era de grandes príncipes y generoses, saber las ,,grandezas del mundo conque otros reyes ganaron eterna fama, y nada ,,convenia mejor à tan gran reina, que conocer la vasta estension ,,del occeano para ilustrar su reinado; demás que D. Cristobal no "pide sino dos mil y quinientos escudos para dispouer la armada; por tanto la suplicaba que el medio de tan poco gasto no hiciese desamparar tan grande empresa, y mas que con esta con

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fedad eternizaria su nombre, logrando un descubrimiento que ef ,,Cielo sin duda le habia reservado."

Hizo este razonamiento de Luis de S. Angel grande impre❤ sion en la reina, que se veia importunar en la misma conformidad de Alonso de Quintanilla, que con ella tenia autoridad. Agradeció el consejo, y quiso que se ejecutase luego la empresa; y como los gastos de la guerra habian consumido su era io, dijo que tenia á bien se empeñasen sus pedrerías y las joyas de su càmara, para buscar el dinero que fuese necesario. Luis de S. Angel ofreció de prestar de su hacienda la cantidad necesaria, Con esto mandó la reina fuese un alguacil de córte tràs de Colón, que ya iba caminando para Francia, y de su parte le dijera que le mandaba vol→ ver y le trajese, el cual le alcanzó à des leguas de Granada en la puente de Pinos; y aunque muy sentido del poco caso que de él se habia hecho, volvió á Santa Fé, á donde fue muy bien re☛ cibido de la reina Doña Isabél, y luego se cometieron sus capitu laciones y despachos al secretario Juan de Coloma, despues de ocho años que andubo padeciendo muchos desaires y grandes penurias; pero que en breve se borraron de su memoria por la benigna aco gida de la reina, que lo dejó esclavizado con sus grandes modales á su servicio, y por la satisfaccion de verse despachado en la cons formidad que deseaba y pedia,

CAPITULO 2.

Conciertanse las capitulaciones siguientes à diez y siete de abril de mil cuatrocientos noventa y dos.

1.0 Que los reyes católicos como señores del occeano, nombrarian, como desde ahora nombraban á D. Cristobal Colón su almirante, y su virey perpetuo de todos los mares, islas y tierra firme que descubriese: que gozaria durante su vida, y despues de su muerte sus herederos y sucesores de uno en otro perpetuamente de los dichos empleos, con todas aquellas preeminencias y preiro, gativas en cuanto al primero, que tienen los almirantes de Castilla en sus distritos; respecto al segundo con la autoridad, y jurisdiccion, que se suele conceder á los vireyes y gobernadores.

2.0 Qué para el gobierno particular de cada plaza, isla, provincia ó reino, haga eleccion de tres personas para cada oficio, y que sus Altezas tomen, y escojan uno, el que mas fuerę de su agrado,

3.0 Que todas y cualesquiera mercadurías que se ganasen ó hubiesen dentro de los límites del dicho almirantazgo, sus altezas hacian merced á él como Almirante, y virey de la décima parte para sí mismo, quedando las otras nueve para sus Altezas.

4.0 Que en cualquiera parte de España, donde se comerciase con las indias, pusiese jueces que determinasen los pleitos tocantes á aquellas materias, segun que lo tenian los almirantes de Castilla.

5.. Que en todos los navios que se armasen para negociar en los nuevos descubrimientos, podia interesarse en la octava parte de lo que resultare de sus provechos, contribuyendo en la misma cantidad para sus gastos.

Firmáronse los dichos capítulos por los reyes católicos en la villa de Santa Fé de la Vega de Granada, donde acababan de destruir enteramente los muros, despues de ochocientos años de tan duro dominio. Dièronse á D. Cristobal cartas patentes para todos los reyes y principes del mundo, para que le diesen buena honra y buen acogimiento, como á capitan y ministro suyo, y Salió en doce de mayo del mismo año de mil cuatrocientos noventa y dos, para la villa de Palos á fin de disponer el viaje. Aunque pareció que la cédula y despachos de Colón se hubiesen espedido á nombre del Rey y de la Reina, no entró en nada de esta empresa la corona de Aragon: Castilla hizo todos los gastos de ella, y solo para esa corona se descubrió y conquistó el nuevo mundo; de modo que todo el tiempo que vivió la Reina Doña Isabel, casi únicamente se daba licencia á los castellanos para pasar y establecerse en las tierras occidentales descubiertas; bien que en los despachos se reconocía la soberanía del rey D. Fernando, firmándolos algunas veces, solo como representando á la reina de Castilla su esposa. Remitióse á Colón despues de haber salido de Granada órden de los reyes católicos, que no tocase á las costas de Guinea, ni que se allegase cien leguas á las conquistas del Portugal: precaucion que pareció necesaria, segun las circunstancias políticas de aquel tiempo. Fué D. Cristobal á la villa de Palos por que habia en ella muy buenos marineros, y tenia muchos amigos, y por la amistad del guardian de S. Francisco el padre Fr. Juan Perez de Marchéna, que le habia servido tanto en su pretension, y no dejaria de continuarle sus buenos oficios. En efecto, le ayudò particularmente disponiendo los ánimos de muchos marineros que repugnaban entrar en viage no conocido, y se valiò de los Pinzones que eran principales en aquella villa, ricos, y hombres en la mar. Tambien estaba obligada aquella villa á servir á sus altezas con dos carabelas [*] por tres meses de cada año, las cuales mandaron entregar á Colón, quien las armó con otro navio, con la solicitud y diligencia necesaria.

Emprendió D. Cristobal hazaña tan grande con diez y seis mil ducados (8), otros dicen diez y siete mil, que tomaron presta

[*] Carabela es un navio pequeño armado á modo de guer ra, y se puede ver su descripcion en la Historia de Portugal, por Osorio. Tom. 2.°

[8] Noticias sacras de las Indias Occidentales Juan Diaz de la Calle que cita estos autores. Gomal. Fernan. de Wiedo. fol 8. 1535. Gomara en su historia 1553: Fr. Juan Gomez de "Mendoza. Orden S. Agustin en su itinerario del Nuevo Mundo 1586. Herrera Chron. de cad. 1.a Fr. Alons. Fernandez

dos de Luis de S. Angel, escribano de raciones sobre las joyas de la serenísima reina católica Doña Isabel, y este caballero era uno de sus moyores protectores, como traen Herrera, Mariana, Illescas, y otros. Estando su armamento pronto, salió despues de vencidas tantas dificultades á esta empresa el grande Colón, alumbrado sin duda del cielo, viernes á tres de agosto de mil cuatrocientos no◄ venta y dos, de la Barra de Saltes, (que así se llama el rio de Palos) con una armada proveida de bastimentos para un año, compuesta de tres navios (9) con una tripulacion de noventa hombres [*] otros dicen de ciento y veinte soldados y marineros. (10) Lles ga el momento por fin, y el occeano recibe los bageles que vuelan al descubrimiento de un nuevo hemisferio bajo los auspicios de aquel genio sublime y esforzado: habiéndose todo ordenado con el ejemplo de Colón, que se confesó con el padre Marchena su amigo, y confesado y comulgado, se hicieron à la vela los navios media hora antes de salir el sol, siguiendo el rumbo la vuelta de las Canarias, y llegaron á la gran Canaria el dia once de agosto; despues á la Gomara donde se detuvo cuatro dias para hacer agua, leña y carne con la mayor diligencia, porque supo que andaban tres carabelas portuguesas por aquellas islas, para prenderle por el sentimiento que tuvo el rey de Portugal, cuando supo que Colón se habia concertado con los reyes católicos. Apartóse de esta isla á los seis de setiembre que se puede contar por principio de la empresa, y saló la vuelta del occidente experimentando muchas calmas; pero de todas las pruebas, porque debia pasar, la mas cruel le quedaba por vencer. Casi perdido enmedio de inmensos é ignorados mares, se vé hecho el objeto de las murmuraciones. Los insultos, los clamores y el furor de una tripulac on sublevada, fueron mas terribles para él, que los vientos y las olas; unas veces se vale de la autoridad y otras de la persuacion; y al mismo tiempo que amenaza, ruega, y promete, á fin de intimidar y de acalorar con su entusiasmo, unos corazones á quienes helaba el temor y acobardaba la desesperacion. Luego pues que perdió la tierra de vista, muchos temien

historia eclesiástica de nuestros tiempos fol. 14.1601. Monarquía Indiana Torquemada. 1614: Tablas Chronol. del padre Claudio Clemente Societato Jesu. 1641 Fr. Pedro Simon fol. 4548.

[9] Lamábanse la Nña, la Pinta y Sta. Maria. En la primera iba Colón, en la segunda Martin Alonso Pinzon, en la tercera que tenia velas latinas Vicenta Yañez. Por pilotos fue• ron Sancho Ruiz, Pedro Alonso Niño y Bartolomé Roldan, El núm. de personas que partieron llegó á 120. Muñoz Historia del Nuevo Mundo, pág. 69 tomo 1. El editor.

[*] Herrera deca 1. lib. 1. fol. 13. Fernan. Colon hist. cap. 14 fol. 13 y otros.

[10] Calle, noticias sacras cap. 1. folio 1 con los autores que oitu. Padre Charlevoix historia de la isla española tibro 1.o pàgina 105.

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