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DEMARCACION DEL MALUCO, HECHA POR EL MAESTRO
MEDINA. (1)

Muy Poderoso Señor:

El maestro Pedro de Medina declarando y verificando los dos puntos susodich os, que son el primero de la particion y demarcacion del universo entre V. M. y el serenísimo rey de Portugal, y el segundo punto que es lo que toca al empeño de las islas de Maluco y de las otras á ellas cercanas,

Á lo primero digo: que los sábios antiguos dividieron la redondez del mundo en trecientos y sesenta grados, de tal manera, que imaginada una línea del polo ártico al antártico, que se estiende del Norte al Sur, la cual se llama línea de la latitud ó anchura del mundo, é imaginada otra línea por medio del mundo, igualmente apartada de los dichos polos, la cual llamamos línea de la longura del mundo, que es traida de Levante á Poniente, que llamamos línea equinocial, cada una destas dos líneas, así la del Norte al Sur como la de Levante á Poniente, tiene en redondez los dichos trecientos y sesenta grados. Á cada uno de estos grados, segun la comun opinion, se dan diez y siete leguas y media de camino.

(1) Coleccion de Muñoz, tomo xxxiii.

Tenido esto, digo que en el año del nascimiento del Señor de 1492, los reyes de Castilla, D. Fernando y Doña Isabel, comenzaron á descubrir este universo por la parte de Poniente con la navegacion que hizo Cristóbal Colon, y el rey D. Juan de Portugal á descubrir por la parte del Levante; y luego en el año de 1493, nuestro muy Santo Padre Alexandro VI, porque este descubrimiento se continuase, para que las bárbaras naciones fuesen traidas y enseñadas en conocimiento de la santa fée, concedió por su bula apostólica á los dichos reyes que, echado un meridiano de un polo á otro, el cual se situase y contase desde cien leguas al Poniente de la isla de San Anton, que es una de las islas que llamamos de Cabo Verde, que de allí á la parte del Poniente donde el rey de Castilla iba descubriendo, tuviese y fuese de su conquista y descubrimiento ciento y ochenta grados de longitud de la dicha equinocial, que es la mitad de los dichos trecientos y sesenta grados de la longura del mundo; y que el rey de Portugal tuviese á la parte del Levante, donde así mismo descubria, por la misma manera otros ciento y ochenta grados de longitud; así que entre ambos reyes se incluyese el descubrimiento de los trecientos y sesenta grados de la redondez del universo.

Despues desto en el año del Señor de 1494, el dicho rey D. Juan de Portugal, pareciéndole que la dicha línea de las cien leguas al Poniente de la isla de San Anton, no estaba situada á su voluntad, reclamó della, y los Reyes Católicos por le complacer, y por bien de paz y deu- · do, que en medio habia, tuvieron por bien añadir en el sitio de la dicha linca otras doscientas y setenta leguas más adelante, á la parte del Poniente; por manera que como primero estaba cien leguas de la isla de San An

ton, quedase perpétuamente puesta y señalada á trescientas y setenta leguas de la dicha isla al Poniente.

Así del dicho tiempo hasta agora, esta línea se ha tenido y tiene por principio, límite y término, donde comienza el dicho descubrimiento, así de la parte de Poniente como de la de Levante, llamándose como de todos es llamada, línea de demarcacion.

Pues dando principio á la declaracion del primer punto susodicho, digo que lo que la Magestad del rey de Castilla ha descubierto en la longura de los dichos ciento y ochenta grados, que á su parte competen, es lo que se comprende desde la dicha línea de demarcacion hasta el meridiano de Zebu (1), en que hay ciento y sesenta y ocho grados contados desta manera.

De la dicha línea al meridiano de México, cincuenta y nueve grados; de México al puerto de la Navidad, (2) nueve grados.

Del puerto de la Nanidad á la isla de Zebu, cien grados; los cuales todos suman los dichos ciento sesenta y ocho grados. Estos números de grados que hay de distancia de unas partes á otras, aquí nombradas, tengo yo ser así, por lo que tengo sabido de muchos años que he dado obra á la cosmografía é arte de navegacion, de la cual escribí el libro que se llama Arte de navegar, y otro llamado Regimiento de pilotos, con que los navegantes hacen sus navegaciones á las Indias é á otras partes, sin peligros de ignorancia. Así mismo, he hecho cartas é otros instrumentos de navegacion, de muchos

(1) Zebú, una de las islas del archipiélago filipino.

(2) Pequeño pueblo del reino de Méjico, estado de Xalisco, situado en la costa del Grande Occéano.

años á esta parte; é puesto que los caminos del mar son dificiles de precisar, como la experiencia lo muestra, é lo tengo visto en lo que he, navegado, todavia la larga investigacion dello, da conocimiento de la verdad. Para todo lo susodicho, he imitado muchas relaciones de pilotos expertos, que estas mares han navegado, que tengo vistas, y hallo ser las distancias de los dichos lugares, en los números de grados que dicho tengo.

Por manera, que lo descubierto por la parte de S. M., son los dichos ciento y sesenta y ocho grados, donde claro parece tener otros doce grados adelante, para cumplimiento de los ciento y ochenta grados que le competen de su descubrimiento, en los cuales dichos doce grados, están las islas de Maluco, Borney, Gilolo é islas Philipinas, é otras muchas á ellas cercanas, las cnales, todas se comprenden debajo de los ciento y ochenta grados que dichos son; y esto es lo que yo entiendo en cuanto al primer punto.

Segundo punto.

Á lo segundo, digo: que por escritura auténtica, parece que la Magestad del emperador D. Cárlos V, señor nuestro, empeñó al dicho Rey de Portugal, como cosa suya y de su Real Patrimonio las dichas islas de Maluco por trescientos y cincuenta mil ducados, y parece por una cláusula de la capitulacion, que del dicho empeño se hizo, que dice que S. M. empeña al dicho señor Rey de

Portugal las islas de Maluco y las otras á ellas cercanas; y que tiene por bien que trescientas leguas de mar de la que cae en su demarcacion, cercana á las dichas islas, á la parte de la Nueva España, ningunos navíos de

castellanos naveguen por la dicha mar, ni lleguen á las dichas islas, ni perturben á los que en ellas habitaren. Y digo, que navíos ni gente de Castilla no deben navegar en la dicha mar, ni entrar en las dichas islas, antes guardar la dicha capitulacion, que entre S. M. y el dicho señor Rey de Portugal se asentó. Y en este punto, esto es lo que me parece, por lo cual lo escribí y firmé de mi、 nombre. El maestro Medina (1).

CAPÍTULOS DE UNA CARTA DE FRAY DIEGO SARMIENTO, OBISPO DE CUBA, FECHA EN LA VILLA DEL BAYAMO (2) Á 20 DE ABRIL DE 1556. (3)

Tantas son las calamidades y miserias, que han sobrevenido á esta isla en los tiempos pasados, que parece que por sus pasos contados se vá acabando.

Ha faltado el sacrificio de la misa algunas veces por falta de vino, y con estar en estremo pobre de dineros, venida la flota el dia de hoy, vale una vara de cañamazo un castellano, y un pliego de papel un real, y todo lo de España y aun lo que la tierra produce, es muy caro. Todos están alterados por dejar la tierra, y los pocos españoles que hay en ella, si no la dejan, es porque no hay

(1) El original de este documento existe en el Archivo de Simancas.-Maluco.-(Nota de Muñoz.)

(2) Está situada esta villa en la parte oriental de la isla de Cuba.

(3) Coleccion de Muñoz.-Tomo LXXXVIII.

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