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confesante se espantaba de que hobiesen hecho información de palabras que hobiese dicho, porque nunca este confesante dijo palabras contra el dicho Virrey ni su hijo, mas de lo que dicho tiene en la pregunta antes désta.

Fué preguntado si dijo en la dicha cibdad de Santiago á algún oficial de Su Majestad, compañero suyo, que los dichos Virrey y su hijo eran tiranos más que Gonzalo Pizarro, dijo: que, so cargo del juramento que tiene hecho, que nunca tales palabras dijo, ni otras equivalentes á ellas, mas de no querer aceptar las libranzas que dicho tiene; y esta es la verdad para el juramento que hizo; é ques de edad de más de treinta é seis años; é siéndole tornado á leer, se afirmó en ello; é firmólo de su nombre.-Juan Núñez de Vargas.-El Licenciado Santander.-Pasó ante mí.-Juan Pérez de Calahorra.-(Hay tres rúbricas).

6 de octubre de 1557.

XXIV.-Carta de Bernardino Romay al Presidente del Consejo de las Indias.

(Archivo de Indias, 70-1-14).

Ilustrísimo señor y muy magníficos señores:-Habrá nueve meses que escrebí á vuestra señoría y ministros muy largo, dándoles noticia de las cosas desta tierra desde que á ella vino nueva que el visorrey Marqués de Cañete había llegado á Tierra Firme, y de la manera que se había en el gobierno y destribución de la hacienda real, y no osé dar la carta á mensajero conoscido, porque se tenía aquí por cierto que el Visorrey mandaba tomar todas las que se escribían, así en este puerto como en Tierra Firme, y dila á un marinero para que él la diese á los oficiales reales de Tierra Firme, para que de allí la enviasen á los de Sevilla; y bien sé que el contador de cuentas Pedro Rodríguez Puerto Carrero escribió lo mismo, porque lo uno y lo otro es verdad, y porque ninguna de las cartas ha aportado á ese Real Consejo, que podría ser fuese así, segund lo que dice mal de mí el Visorrey, diré en ésta lo más breve que yo pueda lo que entonces escribía y lo demás que de nuevo tengo que escribir, pues cumplo con lo que S. M. por su

real instrucción me manda que avise de su hacienda real y de lo demás del buen gobierno y doctrina de los naturales.

En lo que toca á lo que el Visorrey hizo y gastó en Tierra Firme, aquí se sabe que vuestra señoria y ministros tienen razón dello. Allí ordenó el Visorrey cincuenta alabarderos á pié, en que entraron los criados de su casa, que vuestra señoría y ministros verán por el traslado de la nónima que el contador de cuentas é yo enviamos, señaló á cada uno doce pesos de paga cada mes y un vestido cada año, con cuatro ventajas, y al capitán de la guarda, que es su criado, mill y doscientos pesos de partido; después acá cresció á cada alabardero á quince pesos y al capitán á dos mill y cuatrocientos pesos.

También ordenó una compañía de cincuenta de caballo con seiscientos pesos de salario, y al capitán criado suyo mill y ochocientos pesos, y al alférez, su criado, mil y doscientos pesos: en ellos entraron los criados de su casa y unos indios por trompetas, que el salario dellos se daba á su caballerizo, que eran trescientos pesos cada año, debajo de decir que eran para que vistiese á los indios. La copia de esta gente enviamos á V. S. y ministros. Esta compañía hizo dos pagas y después se deshizo, y hizo otra de ochenta plazas con mill pesos cada plaza, y al capitán tres mill pesos, cuya copia de las sesenta dellas enviamos á V. S. y ministros; y después añadió veinte plazas, que gozaron desde primero de noviembre de mil quinientos cincuenta y seis, y en el mismo instante hizo otra compañía de cincuenta arcabuceros con quinientos pesos cada uno por año, ylas escuadras á mil pesos, en que entran muchos criados suyos, cuyas copias enviamos á V. S. y ministros con las glosas necesarias por mí hechas, que sé que son verdad.

De la compañía de alabarderos era yo veedor y como veía más de lo que había menester, se me quitó y lo dió á Diego de Montoya, su mayordomo, que por sola fee suya se hace la paga, y él recibe cuatro ventajas que hay en la compañía, y todas tres compañías montan ciento y veinte mill pesos, poco más ó menos, las cuales todas van glosadas.

En llegando á la ciudad de Trujillo, hizo una plática, cuyo traslado nos enviaron aquí, de exhortaciones para los criados de su casa, en que les exhortaba que viviesen bien y como cristianos, que no pidiesen á nadie nada é que no enojasen á los vecinos y que le diesen aviso de lo que se hablase contra el servicio de S. M. y suyo; y lo primero que aquí se ejecutó fué hacerse todo al contrario, porque él no es cristiano

y los criados cohechan y negocian por otros por dineros, de tal manera que entre otros que hay que han rescebido dádivas y cohechos, hay uno que se dice Antón Velásquez, su maestre-sala, que en un año ha habido por estas formas ocho mill pesos, y Pedro de Vega, su privado, buena suma de dinero, y dió licencia á algunos criados suyos que rescibiesen dádivas y las rescibieron del Obispo del Cuzco y de Lorenzo de Aldana y Gómez de Solís y de otros muchos particulares, y su persona del Visorrey las ha rescibido, como son caballos y joyas de oro y de plata y cosas de comida, y á unos ha dado galardón y á otros no: y su hijo don García de Mendoza antes que fuese á Chille rescibió más de veinte caballos muy buenos y algún negro y otras presas y los llevó á Chille. Allí en Trujillo hizo algunas mercedes antes de ser infor mado de las gentes ni de la tierra, y cuando Don García con algunos galanes se quería pasear por las calles, enviaba á decir á la mujer del Adelantado Alderete que hiciese parar á sus damas á la ventana para pasearse él, y hasta once que había se paraban muy cargadas de luto y sin osar hacer otra cosa su señora.

Venido aquí, ordenó que hubiese un Consejo de Hacienda y eligió al Doctor Cuenca y al fiscal y al contador de cuentas y á los oficiales de la hacienda real y hizo secretario dél á Pedro de Avendaño con seiscientos pesos de salario, y allí se trataban cosas de hacienda real y ministros, y luego quitó lo de ministros y lo despachaba con el secretario Avendaño y con firma del Doctor Cuenca, como se hace en Castilla con uno del Consejo de Cámara.

Comenzó á hacer liberalidades, y yo, como oficial del Rey, visto una cédula particular que el visorrey don Antonio de Mendoza tenía para poder librar cosas extraordinarias en la hacienda real, le pedí que me mandase mostrar el poder particular que tenía para poder librar, y me dijo que el Licenciado Muñoz, su criado, me lo mostraría, el cual me mostró una cédula de S. M. en que decía que librase con parecer de los oidores, á lo menos con dos, y más con todos los oficiales; y como yo le dijese que se le hiciese caso, respondió que él era rey vivo en carne y que cumpliese lo que él mandaba; y nunca más esta cédula ha parecido ni la ha presentado, ni otras que traía para comunicarse con los oidores las cosas de sustancia del gobierno; y después dijo que era yo muy sobre mí, que él me allanaría, y así lo hizo, que sobre un subceso muy liviano, que los oidores me dieron por libre, con

un ímpetu muy grande me mandó encarcelar en mi casa á mí y á Jerónimo de Silva, contador, y á Bernardo Ruiz, tesorero, hombres veci nos muy abonados y honrados, que tenían los oficios por cédula de Su Majestad, y encontinente nos tomó las llaves de la caja y proveyó de nuestros oficios, el mío á un cirujano, que diz que le prestó en Castilla tres mill pesos, y el de contador, á un Villegas, criado de don Rodrigo de Mendoza, su hermano, y el de tesorero, á su secretario Joán Muñoz Ríos, con cada dos mil pesos de salario y de comer al año dellos en su despensa; y estuve suspenso cuarenta y ocho días, so color que diese mi cuenta de factor, y yo la dí y buena, sin hallarse contra mí por la pesquisa cosa que no debiese; y al cabo me volvió el oficio y pagó dos oficiales, al cirujano y á mí, y después acá no me ha tratado como criado antiguo de S. M., que le ha tenido tan principales car gos como yo, pues fuí veedor general del ejército contra Langrave y contador mayor de cuentas con iguales poderes que don Juan Manrique de Lara, y con don Rodrigo Mendoza y con Eraso, y secretario del Rey de Bohemia, y es público, que me hace sudar como gato de Algalia, y diciendo palabras en perjuicio de la confianza que de mí hicieron los oidores con oficios principales que me encargaron, y haciendo yo lo que debo en mi oficio y en lo demás, me amenaza, porque sabe que entiendo lo que pasa, que me embarcará para Castilla.

Después envió á don García de Mendoza, su hijo, siendo, como es, menor de edad, por gobernador y capitán general á Chille, con veinte mill pesos de salario y más de ciento y cincuenta mill de gastos de la gente que llevó y bastimentos y regalos de miel y almendras y otras conservas y otras cosas, á costa de la hacienda real y de tributos vacos y compusiciones; y envió por contador mayor de cuentas al dicho Villegas, con tres mill y ochocientos pesos de salario, y proveyó el oficio de contador de aquí á Diego de Montoya, su mayordomo, que no sabe escrebir, y llevó cosas que vender en Chille.

Deshizo el Consejo de Hacienda, diciendo que no servía de otra cosa sino de oir peticiones de personas que pretendían que S. M. les debía dinero: hízolo y hácelo con sólo el secretario Avendaño, de quien se informa de todo lo del (roto) si es á costa de los negociantes, y fírmalo el Doctor Cuenca, que sabe bien poco de las cosas del reino, y no habiendo quien le diga lo que hace, se hacen y libran las cosas que V. S. y ministros verán por las cuentas que el contador de cuentas é yo enviamo s

Añadió al fiscal Joán Fernández mil pesos de quitación, por manera que tiene tres mill, como los oidores; añadió á los oficiales de Potosí sobre quinientos y diez mill maravedíes que tenían de partido, á un cuento y trescientos y cincuenta mil maravedís á cada uno, y proveyó con el mismo partido á un criado suyo per veedor de Potosí, y dijo que aunque viniese Turegano á servir aquel oficio, que no le había de admitir.

Proveyó un carpintero criado suyo, á Potosí, por veedor de la mina de S. M. de Porco, con mill pesos de salario y otros dos mill que le pagasen los señores de minas, y que sirviese el cargo de alcalde de minas y veedor de la mina de Porco, que hasta hoy no se ha dado salario á alcalde de minas.

Proveyó al Licenciado Altamirano, oidor, por corregidor de Potosí, con siete mill pesos de salario y más que goce de los tres mill de oidor y el alguacilazgo mayor, el cual ha apocado con un mal gobierno los quintos de allí, que era la principal cosa que S. M. tenía en estas partes; y con quitar de la Audiencia Real á Altamirano y al Licenciado Santillán que envió á Chile con Don García, su hijo, con otros siete mill pesos de salario, no hizo ningún bien á los negocios de la Abdiencia, pues usando el Doctor Cuenca de muchas comisiones particulares que el Visorrey le comete, no se puede hacer buena abdiencia con sólo dos oidores, aunque para lo que ellos al presente hacen, sobran, pues para lo que se provee y manda en abdicncia, son muy poca parte, pues el Visorrey no los deja proveer ni hablar, ni tampoco están libres en los acuerdos, segund ellos dicen, en las cosas que el Visorrey da de cabeza, y sobre esto y otras cosas han comenzado á encontrarse.

También proveyó á Andrés de Villarreal, su tiniente de caballerizo, al Cuzco por fator, y á Diego'de Avila á la ciudad de la Paz: son criados, suyos; y á Tomás de Ceberechia en Arequipa, con cada dos mill pesos de salario, y en ninguna destas partes hay necesidad de fator ni veedor, ni nunca le hubo, porque en Arequipa casi no valen los tributos vacos más de los dos mil pesos que dan al fator de allí.

También proveyó en esta ciudad al licenciado García de León por corregidor della, con mill y doscientos pesos de salario, y á Sebastián Cherinos por alcalde de corte, con otro tanto, y á Diego Díaz por alcaldo de la mar con seiscientos pesos de salario, y ningund oficio de estos había ni son menester; Cherinos es criado suyo; y después dejó el Li

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