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llanes, doy fee y verdadero testimonio á todos los señores què la presente vieren, cómo en veinte y tres días del mes de enero de mil é quinientos é cincuenta é ocho años, el capitán Juan Ladrillero, general de la dicha real armada, andando en la prosecución del descubrimiento del dicho Estrecho, llegó á un brazo ó canal, en el cual el piloto Hernán Gallego, que consigo el dicho general llevaba, tomó el altura en cincuenta y dos grados é medio y cuarenta é cuatro minutos; y á veinte é cinco deste dicho mes y año, habiendo andado por este brazo y canal adelante hasta seis ó siete leguas, el dicho general saltó en tierra en una isla y echó mano á la espada y cortó unas ramas de un árbol é dijo que tomaba posesión en aquella tierra en nombre de Su Majestad y de S. E. y de su muy amado hijo don García Hurtado de Mendoza, gobernador y capitán general por Su Majestad en las provincias de Chile, sin contradición alguna; y al tomar de la altura y echar cuenta del estrolabio, fueron presentes Sebastián García y Francisco de Bri huega, y al tomar de la posesión fueron presentes Gonzalo de Borges y Francisco Martín Palomino y Juan Macías.

E de pedimento del dicho general é porque conste de la verdad, di la presente, que es fecha á veinte y seis días del mes de mayo de mil é quinientos é cincuenta é ocho años, en este puerto de Nuestra Señora de los Remedios; é por ende, fice aquí este mi signo, que es á tal, en testimonio de verdad.-Luis Mora, escribano del armada de S. M.

Fecho fué y sacado este dicho traslado de la dicha fee, en la villa de Madrid, á treinta días del mes de marzo de mil é quinientos é sesenta é seis años; testigos que fueron presentes á la ver corregir y concertar con la dicha fee original: Lucas González y Pedro de Garay, estantes

en esta corte.

E yo Francisco Hencio, escribano público del número de la dicha villa de Madrid é su tierra, por Su Majestad, presente fuí, juntamente con los dichos testigos, á lo corregir é concertar este dicho traslado con el dicho original, el cual va cierto é verdadero é bien é fielmente sacado; é fice aquí este mío signo, á tal, en testimonio de verdad.-Francisco Hencio, escribano público.

1.o de noviembre de 1558.

XL.-Copia de carta original del Cardenal de Burgos á S. M. (Archivo general de Simancas, Secretaría de Estado, legajo 130, folio 71).

S. C. R. M.:-Luego que se entendió la provisión que V. M. había hecho de virrey para el Perú, escrebí á V. M. besando sus reales manos por la merced que hacía al Marqués de Cañete, mi hermano, y á su casa, y juntamente di cuenta á V. M. de la razón que había de tener por sospechosos en las cosas del Marqués á algunos de los ministros que iban á aquellos reinos, y la poca amistad que había habido entre el Marqués de Cañete, mi padre, y el arzobispo de Toledo don Alonso de Fonseca, y aunque yo tenía á don Diego de Acevedo por buen caballero, no sé si con memoria de cosas pasadas, ó si por persuasión de algunos de los que envió presos del Perú el Marqués, naturales de Salamanca y amigos suyos, mostró claramente antes que muriese que es. taba mal informado del Marqués, y que la mesma información tenía V. M., y que por esta causa había sido proveído para el Perú y se quitaba el cargo al Marqués; y con esto y con el agravio y disfavor que acá se le ha hecho, toda la gente ha tratado y trata muy en perjuicio de su honra y persona y con tanta desautoridad que tengo temor si en el Perú se entiende lo que acá pasa, según es la condición y costumbre de aquella gente, intenten cualquier cosa contra el Marqués y contra el servicio de V. M., el cual sólo y el de Nuestro Señor ha teni do el Marqués delante los ojos desde que determinó de ir á servir á V. M., y si no hubiera tratado las cosas de aquel reino con el celo y limpieza que las ha tratado, V. M. no fuera tan servido como ha sido, ni las cosas dél estuvieran tan asentadas y pacíficas como están; y quien de otra cosa ha informado á V. M. ó le informare, se habrá movido por su propria pasión y interés, y serán, ó los ministros que no han tenido la mano y libertad que quisieran para se aprovechar á sí y á sus deudos, como solían, de lo cual ha resultado parecelles delito muy grave que el Marqués use del poder y autoridad que tiene de V. M. como ha convenido á su servicio y á asentar y perpetuar las cosas de aquella tierra de la manera que las ha asentado, y como gente tan acostumbrada á no

tener superior, ó hase de rebelar contra él y quitalle la vida ô echalle de la tierra, han sentido mucho haber de vivir en obediencia y justicia y informado á V. M. y á los de su Consejo que la autoridad y superioridad es tiranía; y no dejar á los ministros de la justicia y de la hacienda de aquellos reinos hacer lo que solían y desagualle de gente codiciosa y revoltosa es injusticia, y entretener tanta gente de pie y de caballo cuanta ha sido menester para no estar desarmado y para que la justi cia sea guardada y el ministro de V. M. obedecido, llaman interese proprio y robar á V. M., acriminando haber enviado á Don García, su hijo, á lo de Chile á costa de V. M., y no miran que todos estos gastos se han hecho sin tocar á la renta y caja real, sino de aquellos tributos que el Marqués pudiera repartir, como se solía hacer entre los que lo pretendían y no lo merecían, ni con ello se pacificaba ni asentaba la tierra, como se ha visto por la experiencia; ni tampoco hacen caso de que son gastos que, con hacerse una vez, quedan acrecentadas las rentas. reales perpetuamente en tanta suma como se gasta algún año con dar de comer V. M. á docientas personas más, que son las que le han de conservar y tener la tierra en obediencia y justicia; y de lo que Don García conquistare y allanare, V. M. es señor y habrá sido muy poca la costa que habrá hecho en comparación de lo mucho que se acrecentará en provecho de V. M., servicio de Dios y beneficio de los mesmos indios, que no serán tratados con la tiranía que han sido de los que los han conquistado á su costa; sin la necesidad que había de sacar del Perú tanto número de gente como fué con Don García, que no fuera con otro ninguno, en lo cual ha consistido poder tener pacífica la tierra y en justicia y religión, y en un reino en que las armas han podido tanto y tan poco las leyes; y no eran tan pocos los oidores que quedaron en la Audiencia que no bastasen á hacer una sala, y para un negocio como el de Chile, razón era que fuese un oidor con Don García; y porque desto y de todo lo demás que del Marqués han querido decir, estoy cierto que V. M. será certificado con cuanta falsedad y pasión le han informado, y lo poco que el Marqués ha echado en su bolsa ni enviado á su casa con el gobierno del Perú, y como los que más limpia y derechamente sirven, son más calumniados y menos favorecidos; y de la cualidad y costumbre antigua del Arzobispo de los Reyes, que ha muchos años que yo conozco, para no se contentar de ningún virrey que no se gobierne por él.

Humillmente suplico á V. M. que, juntamente con la merced que hace al Marqués y á todos nosotros con mandalle venir á su casa, sea servido de hacelle la merced que sus servicios merecen y V. M. acostumbra, no permitiendo que el Virrey que fuere, ni los otros ministros tengan más poder sobre él del que han tenido sobre los otros virreyes y ministros semejantes, pues él vendrá á dar cuenta de sí á V. M., y no será rázón que se la tomen estando ausente, ni que se detenga á dalla con la indignidad y desautoridad que estaría, ni que los que han sido sus inferiores sean sus jueces, aunque hasta ahora sola una queja de parte ha habido contra él; y porque tengo por cierto que V. M. se sirve en entender todas estas cosas tan particularmente, me he atrevido á escribir tan largo, y también porque creo que valen más cerca de V. M. los buenos servicios y conocidos, que las calumnias y palabras de gente apasionada y interesada, como espero en Dios que V. M. dará á conocer al mundo con lo que hará con el Marqués y conmigo, que tan lealmente y tan sin respeto de nadie ni de propio interese le habemos servido y tan acusados y tan calumniados habemos sido.

Sacra Católica Real Majestad, Nuestro Señor la real persona de V. M. guarde por largos tiempos con aumento de su santa fe y de más reinos y señoríos, como sus vasallos y criados deseamos.

De Burgos, primero de noviembre de mil y quinientos cincuenta y ocho.-S. C. R. M., muy humill capellán y criado de V. M. que sus reales manos besa.-F. Cardinalis Burgen.

A la S. C. R. M. del Rey de España, Inglaterra y Francia, nuestro

señor.

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DOC. XXVIII

Año de 1558.

XLI.-Memoria de lo que han valido y rentado los diezmos de las décimas de la ciudad de la Serena, que han estado para... (roto) y arrendar los oficiales de la real hacienda.

(Archivo de Indias, 154-7-13).

Año de mill é quinientos é cincuenta y uno se dieron al padre Bartolomé Pozo, cura desta santa iglesia, con más doscientos pesos de la real caja, como parecerá por los recaudos que llevó el contador mayor Jerónimo de Villegas.

En año de mill é quinientos é cincuenta é dos se dieron al padre Miguel de Valdés, cura y vicario desta santa Iglesia desta ciudad de la Serena, porque sirviese el dicho oficio, como parecerá por el concierto de los oficiales reales, con los demás recaudos que se dieron al contador mayor Jerónimo de Villegas, que tomó estas cuentas, con más doscientos pesos de la real caja de S. M.

En veinte de enero del dicho año, se arrendaron en Juan de Aguirre y Diego Sánchez de Morales, como parecerá por el dicho arrendamien to, que pasó ante Jerónimo de Peñalosa, escribano público y del Concejo, siendo contador Pedro de Cisternas y tesorero García Díaz y fator é veedor Pedro de Herrera.

En diez y nueve días del mes de marzo de mil y quinientos cincuenta y cuatro años se arrendaron y remataron con el cuarto que echó Sancho García en dos mill y ciento y veinte é cinco pesos, como parecerá por la escritura que hizo el dicho Sancho García ante el dicho Jerónimo de Peñalosa, escribano público.

Año de mill é quinientos é cincuenta é cinco años se arrendaron y remataron en Diego Alvarez, en ochocientos pesos, y los oficiales, por acuerdo de todos tres, los tomaron á beneficio de los dichos diezmos y pusieron á Gonzalo de Liejas para que lo recojese y beneficiase, como parece por los recaudos y cuenta que se dió dello al contador mayor Jerónimo de Villegas, que montaron mil é ciento é veinte y ocho pesos y un tomin.

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