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con cincuenta soldados á pasar de la otra parte, y por ser tan pequeñas que no caben de cuatro hombres arriba en una, y ser entrada de invierno, se volvieron, tomando relación en las islas postreras que anduvieron que en la tierra firme de adentro había mucha cantidad de indios y buena tierra de oro, comidas y ganados, dando la forma cómo lo sacan y funden; visto esto y que algunos indios que servían á la ciudad de Valdivia pasaban mucho trabajo en ir tantas leguas balseando los ríos y esteros que hay en medio, poblé á quince leguas del dicho lago la ciudad de Osorno, en un asiento muy fértil que allí hay, en que hice sesenta vecinos, repartiéndoles lo que he descubierto y los que con más trabajo venían á servir á esta ciudad, y con el favor de Nuestro Señor será una de las mejores de estas provincias, por los muchos indios y otras buenas cualidades que tiene; y della, con un par de bergantines que he mandado hacer, para el verano se descubrirá la demás tierra que hay adelante. Yo he visitado y dado orden en estas ciudades de arriba, que están tan pobres y los indios servían tan mal, que lo han habido bien menester; agora queda todo asentado y vuelvo á entender en el gobierno y administración de justicia de las de abajo, de donde daré siempre aviso á vuestra señoría y mercedes de lo que se ofreciere.

El Arzobispo de los Reyes proveyó por visitador general de estas provincias al licenciado don Antonio Vallejos, maestrescuela de la Santa Iglesia de la villa de Plata, que es en el Perú, persona de letras y autoridad, y ha dado en esta tierra tan buena doctrina y ejemplo, que las ciudades de la Concepción para acá arriba envían á suplicar á S. M. les haga tanto bien y merced de señalallo por su pastor y perlado, pues según la dispusición y largueza de la tierra, son menester dos en ella, y es persona en quien concurren calidades para tan santo oficio: suplico á vuestra señoría y mercedes intercedan con S. M. para que nos ha, ga á todos esta merced. Nuestro Señor la muy ilustre y muy magnífi. cas personas y casas de vuestra señoría y mercedes guarde y acrecien te. De Valdivia, veinte de abrill de mill quinientos cincuenta y ocho

años.

Muy ilustre y muy magníficos señores.-Besa las manos de vuestra señoría y mercedes.-Don García de Mendoza.-(Hay una rúbrica).

5 de mayo de 1558.

XXXVII-Consulta del Consejo de Indias por lo que toca al descubri miento del Estrecho de Magallanes.

(Archivo Indias, 140-7-32).

Muy alto y muy poderoso señor:-En este Consejo presentó el capitán Pero Menéndez una cédula de V. M. del tenor siguiente:

El Rey.-Presidente y los del nuestro Consejo de las Indias. Pero Menéndez, nuestro capitán general de la carrera de las Indias, nos ha suplicado le hiciésemos merced del descubrimiento del Estrecho de Magallanes y conquista de la tierra que está de la otra parte dél, al Sur, como lo veréis por el memorial que sobre ello ha dado aquí, que presentará con ésta: Nos vos mandamos lo veáis, y habiendo platicado en ese Consejo en este negocio, Nos enviaréis con brevedad relación junto con vuestro parecer de lo que se debería hacer y proveer para que, vista, Nos podamos mejor resolver en ello. De Bruselas, á veinte y dos del mes de marzo de mil y quinientos y cincuenta y ocho años.-Yo EL REY.-Por mandado de S. M.-Francisco de Eraso.

Visto y platicado y conferido en este Consejo este negocio como cosa de tanta importancia ha habido y hay razones aparentes, por una par te y por otra, y las que al Consejo parecieron quentonces eran bastantes para que el Estrecho no se navegase ni se to viese dél más noticia de la que al presente se tiene.

Cuando V. M. hizo merced de el dicho descubrimiento de el Estrecho á Jerónimo de Alderete este Consejo las representó á V. M., que fueron las siguientes:

Lo primero, porque V. M. tiene al presente muy quieta y pacífica toda la Mar del Sur, la cual no se navega sino por solos los naturales de V. M., y si el dicho Estrecho se navegase y descubriese, podrían entrar por él navíos de franceses y de otros enemigos é inquietarían y robarían todas las costas de Chile y del Perú y podrían llegar hasta la Nueva España por la Mar del Sur, y aun podrían ocupar algunas tierras que al presente no están subjetadas ni pobladas por los vasallos

de V. M., y se ternía el trabajo que agora se tiene en la Mar del Norte en defender de los franceses las naos que vienen cargadas de oro y plata y de otras mercaderías.

Lo segundo, porque como la tierra del Perú está siempre tan inquie. ta, los que se alterasen contra el servicio de V. M. podrían meter valedores por el dicho Estrecho de otros príncipes, lo cual al presente no se puede hacer por no saberse la navegación, porque según la noticia que se tiene, aunque el Estrecho se pueble y hagan fortalezas en él del un cabo y del otro, no se podría prohibir que no pasasen navíos por él, sabiéndose el pilotaje y la navegación, porque por la parte que más angosto es hay cerca de una legua, ó poco menos, y demás de esto, la tierra questá de la otra parte del Estrecho podría ser que fuese isla y descubriéndose y boxándose, la navegación estaría libre para se navegar la Mar del Sur, sin entrar por el Estrecho, por donde no sirvirían de nada haberse hecho fortalezas para prohibir la entrada dél.

Lo tercero, porque la puerta para entrar agora en el Perú sólo es por el Nombre de Dios, y desde allí se ha de ir por tierra á Panamá, que está en la Mar del Sur, y ningund enemigo puede hacer daño ui perjuicio en el Perú ni en Chile sino son los mesmos que están en la tierra, súbditos y vasallos de V. M.

Y ya que V. M. quisiese mandar descubrir tierras en la Mar del Sur, hay otras que importaría más que se descubriesen que no el dicho Estrecho, de que se tiene relación; y así, con consulta que con V. M. se tavo antes que de estos reinos partiese, se acordó de dar orden al virrey que había de ir al Perú, como se le dió, de lo que debía de hacer cerca de enviar á descubrir por la Mar del Sur, y porque V. M. decía en la carta que nos mandó escrebir entonces que los portugueses podrían tener intento á ocupar aquello del Estrecho, respondimos que hasta entonces no se tenía entendido que toviesen tal propósito, porque es tierra muy distante de su demarcación y porque se creía que en ella no había especiería, ni aún creemos al presente que podría haber facilidad para ir ó venir por allí á las Molucas.

Demás de lo dicho, al presente se nos representan otros inconvenientes: el uno, que teniendo el Estrecho ochenta leguas de largo, como tiene, y siendo por allí la navegación, podrían los enemigos aguardar allí los navíos que viniesen de Chile y del Perú con oro y plata, y no podrían pasar sin verlos, por ser poca la distancia que tiene de ancho, y

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II

los podrían tomar, de que redundaría gran deservicio á Vuestra Majestad.

El otro, porque navegándose el dicho Estrecho se daría ocasiones á que más fácilmente pudieran hurtar á Vuestra Majestad los quintos de oro y plata y los derechos de otras cosas, porque no habría, después de embarcados en la Mar del Sur, dónde les tomasen cuenta de lo que traían y se podrían ir con ello á donde quisiesen, lo cual al presente no se puede hacer tan fácilmente, porque los que navegan agora de Chile van á hacer la primera escala al Perú, á la ciudad de los Reyes, y allí se les toma cuenta de lo que traen y si viene quintado y registrado; y desde la ciudad de los Reyes vienen á Panamá, donde asimismo á todos los que vienen del Perú y de Chile y otras partes por los oficiales de V. M. son visitados y se ve asimismo lo que traen; y desde allí se pasa el oro y plata por tierra hasta la ciudad del Nombre de Dios, donde otra vez los oficiales de V. M. que allí están, tornan á ver todo lo que se embarca y saben si va quintado y registrado, y si no, lo toman por perdido.

Y aún con todas estas dificultades defraudan á V. M. sus quintos y derechos, cuanto más lo harían si no hobiese quien les pidiese cuenta ninguna, porque por el Estrecho, si se navegase, se podrían salir sin que en la tierra se supiese é irse con ello á donde quisiesen, como está dicho, sin que acá se toviese noticia dello.

Por la parte contraria para que el Estrecho es bien que se navegue, parece que, haciéndose algunas poblaciones á la boca del Estrecho, se podría facilitar la entrada y la salida por el dicho Estrecho y subjetarse toda aquella tierra comarcana, ques mucha tierra, ques conjunta con la del Río de la Plata, ques una gran provincia, la cual se va agora á poblar por el capitán Jaime Rasquín por mandado de V. M., y el patrimonio de V. M. podría ser muy acrecentado, y las naves que fuesen á entrar por el Estrecho podrían llevar á todas estas poblaciones las cosas nescesarias de estos reinos, con que las dichas poblaciones se ang. mentarían y la fee se ampliaría por aquellas naciones, de que Nuestro Señor sería muy servido.

Lo otro, porque se excusarían los excesivos gastos que se hacen en llevar las mercaderías al Perú y á Chile por el Nombre de Dios y por Panamá, que son grandes, y cuando llegan allá, van mal acondicionadas, lo cual todo cesaría si se navegase el dicho Estrecho, porque no habría más de una embarcación y el viaje es muy más corto.

Lo otro, porque por razón de este beneficio y merced que V. M. les haría en abrirles este camino, les podría imponer algún derecho más de lo que al presente pagan de almoxarifazgo, que podría ser alguna buena cantidad, y aunque no fuese más de lo que al presente pagan, como la navegación fuese más continua, como será, la renta de Vuestra Majestad sería más acrecentada por esta vía.

Lo otro, porque del dicho descubrimiento y navegación podría subceder que la especiería se pudiese contratar por allí, de que vernía mucho provecho á estos reinos; y para defensa del dicho Estrecho podrían andar en él algunas zabras ó galeotas para que defendiesen aquel paso á los enemigos que por él quisiesen entrar, juntamente con las fuerzas que se hiciesen del un cabo y del otro del Estrecho, y en hacerse esto sería prevenir á otros príncipes que no ocupasen aquella navegación y paso para poder ellos navegarle é infestar todas aquellas tierras y ocuparlas.

Lo otro, porque si los vasallos de V. M., que en aquellas partes residen se alterasen, como lo han hecho hasta aquí, también habría más facilidad para poder entrar á castigarlos, lo cual no se puede hacer tan fácilmente por el Nombre de Dios, por tomar, como toman, ellos luego en la Mar del Sur el puerto de Panamá.

Y así, como cosa que tiene estas dificultades, en este Consejo no se ha tomado resolución de lo uno ni de lo otro por la mayor parte, porque los unos estamos en la primera opinión y los otros en esta última, y como es negocio dudoso y que del subceso ha de resultar cual de los pareceres es más acertado, es causa que este Consejo esté diferente. V. M. podrá mandar lo que más sea servido.

Nuestro Señor la muy alta y muy poderosa persona de V. M. guar. de, con augmento de más reinos y señoríos, como su real corazón desea. De Valladolid, á cinco de mayo de mil y quinientos y cincuenta y ocho años.-De V. M. humildes criados que sus reales manos besan. -(Firmado). Licenciado Birbiesca.-(Firmado).-Licenciado don Juan Sarmiento.—(Firmado).-El Doctor Vásquez.-(Firmado).-—El Licenciado Villagómez.

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