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desbaratar los indios, hasta que á la postre los arcabuceros que de ahí truje, se dieron tan buena maña que los vencieron, matando muchos dellos, y los que han librado bien de la burla, es el capitán Reinoso que iba con la gente, que por haber andado toda esta jornada alentado. como buen soldado, le di á escoger de los repartimientos que tenía vacos el que mejor le pareciese.

24 de enero de 1558.

XXXII.-Carta de Francisco de Villagra á S. M.

(Archivo de Indias, 70-4-15).

S. C. R. M.: En el año de cincuenta y seis, por el mes de junio, se supo en la gobernación de la Nueva Extremadura y provincia de Chile la merced que Vuestra Majestad la había hecho con el proveimiento de gobernador en Jerónimo Alderete, por ser persona tan antigua en ella y haberse hallado en todos los trabajos, y conoscer á todos. Por el mes de octubre adelante se supo su muerte y nuevo proveimiento hecho por el Marqués de Cañete en su hijo Don García, de edad de veinte y un años, que, á tenerlos de experiencia, aún fuera poco. En aquella sazón yo estaba por justicia mayor, con comisión desta Real Audiencia, peleando de noche y día, sustentando la gente de guerra que era me. nester, á mi costa, que fué desde el día que Valdivia murió hasta que llegó Don García: gasté en este tiempo pasados de doscientos mil pesos, y hoy en día debo los ciento é cincuenta mill; no lo digo para parescerme es mucho, ni para pedir merced por tan pequeño servicio, que bástame á mí ser el menor vasallo y en deseo de servir querer igualar con el mayor.

Por las cartas que el Virrey me escribió del proveimiento hecho en su hijo, proveí en lo que convenía para su llegada y despaché los dineros que había para que se enviasen á Vuestra Majestad, que no eran cuantos yo quisiera, por haber estado la tierra de guerra y rebelada.

Estando entendiendo en esto y en otras cosas que al servicio de Dios y de Vuestra Majestad convenía, tuve noticia cómo los naturales de aquellas provincias iban todos con determinación de destruir á las ciu

dades Imperial y Valdivia y Villarrica, que están en lo postrero de la gobernación, y con la más diligencia que pude las socorrí, á mi costa, como lo demás; plugo á Dios fué á tan buen tiempo, que llegué primero que ellos, y poniendo recaudo y fortalesciéndolas de reparos y municiones, estando en esto, supe cómo los indios volvían sobre la de Santiago, paresciéndoles yo me detenía en la Imperial, que es la primera que ellos habían de acometer; dejé en ella recaudo y volví con cincuenta y siete soldados y cinco arcabuces á socorrer á Santiago, y por mucha prisa que tuve, estaba ya la gente de guerra ocho leguas dentro en los términos y habían desbaratado á los mineros y destruido muchas comidas y ganados: fué Nuestro Señor servido que una mañana, estando en un fuerte, les tomase las espías y con la gente que digo y con cuatrocientos indios amigos diese en ellos y los desbaratase y echase del fuerte, con pérdida de su general y diez y ocho capitanes y seiscientos y cuarenta y cinco indios, todos de la provincia de Arauco, que cada uno es tan bueno como un muy buen soldado; eran estos indios los que mataron al gobernador Valdivia, sin que escapase persona que pudiese traer la nueva, y los que me desbarataron á mí y me mataron setenta y seis hombres; es gente que pelea en escuadrón, puestos en sus hileras y sacan dellas sus mangas de muchos flecheros; tienen tan buena orden que jamás se destrozan hasta que se llega al cabo del escuadrón; pelean con picas y garrotes y lazos; es tanta su determinación que jamás se ha visto en nación en estas partes, y para que se crea lo que son, mill indios acometieron á Don García estando en un fuerte con trescientos soldados, doscientos arcabuceros y seis piezas de artillería y el fuerte muy bien hecho; matáronle dos soldados y hiriéronle treinta.

Ha tenido el Virrey en mucho en haberse su hijo defendido de mill indios con la gente y aparejo que digo y no ha querido entender lo que yo he servido á V. M.

Gastó en su proveimiento, dicen, ciento y cincuenta mil pesos de la caja real; señalóle veinte mill pesos de salario y al Licenciado Santillán, que envió con él, siete mill; cierto, se pudieran estos gastos excusar con mandarlo á un vecino de aquella tierra; y los demás que se han hecho, que dicen los que vienen de allá pasan de cien mill, á mí parésceme mucho, porque hasta aquí los vasallos de V. M. y capitanes gastábamos lo que era menester para la defensa de la tierra, y si

nuestras haciendas no bastaban, tomábamos prestado de la caja y obligábamonos todos á volverlo.

Doy esta cuenta porque soy obligado, como vasallo y criado de Vuestra Majestad, y porque siento y see la nescesidad que Vuestra Majestad tiene de dineros para la defensa de la cristiandad, y veo que la hacienda real en estos reinos se gasta sin haber guerra, como si la heredaran; y para que se dé crédito á lo que digo, me remito al tesorero Joán Núñez de Vargas, criado de Vuestra Majestad, y á los demás que de acá van.

En pago de lo que yo he servido y gastado, sin haber causa para ello mas de querer hacer gobernador á su hijo, me sacó de mi casa el Virrey y me tiene aquí sin hacerme cargo de ninguna cosa;

A V. M. suplico humildemente desto que digo mande tomar información de todos los que me conocen, y si no se hallasen más servicios por mí hechos que los dichos y lo demás ser como digo, se me corte la cabeza, y siendo verdad, V. M. me haga merced, como se acostumbra hacer con los leales y buenos criados.

Estando yo en esta ciudad de los Reyes, mis procuradores quisieron hacer probanzas de mis servicios y sacar escrituras y cosas que en aquella gobernación habían sucedido y yo hecho en servicio de V. M., y no me las han querido dar ni consentir hacer probanza, como se ve claro por ese testimonio que con ésta va;

A V. M. suplico mande leer y veer para que se entienda mis servicios ser hechos como soy obligado, pues no quieren que se sepan ni vean los que tienen ganas de gobernar aquella tierra.

Nuestro Señor la Sacra Católica Majestad guarde y en reinos acreciente, como yo criado de V. M. deseo.

De los Reyes, y de enero veinte y cuatro de mil quinientos cincuenta y ocho años.

Sacra Católica Majestad.-De V. M. criado y vasallo que vuestros muy reales pies besa.-Francisco de Villagra.-(Hay una rúbrica).

15 de marzo de 1558.

XXXIII.-Carta del Marqués de Cañete á S. M.

(Archivo de Indias, 70-1-28).

S. C. R. M.-En veinte y ocho de febrero deste año di cuenta á V. M. cómo estaba con cuidado de no haber venido nueva de lo sucedido en Chile, y á los once deste mes de marzo llegó Rengifo, vecino de la ciudad de la Paz, con la relación que Don García me invía de lo sucedido con aquellos indios de Arauco, que son los más belicosos de cuantos en lo descubierto se han visto, y ansí, si se acabaren de asentar, irá adelante hasta lo del Estrecho, como por V. M. está mandado; y cierto, aunque parezco parte, tengo entendido, por religiosos y por otras personas, que su cuidado, diligencia y presteza es la que ha convenido, y así, espero en Nuestro Señor, que le ha de servir y acrecentar á V. M. más reinos; y yo le proveo agora de un navío de los que había mandado hacer y de bastimentos y municiones y de alguna gente de refresco, porque estas entradas han menester gran calor por la gente que con él está; y así la doy á Gómez Arias y á Salinas, porque no se me vuelvan á este reino, como la gente querría, y es imposible la tierra nueva dejar de encomendar á los que la conquistan, á los principios, porque en ninguna manera pueden hacer sus casas ni sostenerse; esto ha de ser sin servicio personal; después de asentada la tierra y sosegada, se puede hacer, como se va ordenando lo de aquí en todo si se tiene cuidado; y porque ha tan pocos días que de lo de aquí he dado cuenta á V. M., aquí no la doy.

Nuestro Señor la S. C. R. persona de V. M. guarde, con acrecentamiento de más reinos y señoríos, como los vasallos y verdaderos criados de V. M. deseamos.

En los Reyes, quince de marzo de mil quinientos cincuenta y ocho. De V. S. C. R. M., vasallo y criado que sus reales pies y manos besa.— El Marqués de Cañete.-A la S. C. R. M. del rey Don Felipe, nuestro

señor.

16 de marzo de 1558.

XXXIV.-Carta de Pedro Rodríguez Puertocarrero al Rey.

(Archivo de Indias, 70-1-28).

S. C. M.-En esta flota tengo escrito largo á V. M., dando cuenta del estado de este reino é de su real hacienda y de todo lo sucedido hasta el tiempo de la partida de los navíos en que fueron las cartas; é porque después acá han sucedido algunas cosas de que me pareció convenía dar aviso, escribo ésta para hacer saber á V. M. cómo habrá cuatro días llegó á esta cibdad una fragata de Chille, que envió don García de Mendoza á su padre, dando cuenta de lo sucedido en aquella provincia, de lo cual yo me he informado é visto muchas cartas de personas de aquella provincia, por las cuales é por relación de personas que en la dicha fragata vinieron, se ha entendido y es así que á los indios se ha hecho mucha guerra, en la cual han muerto gran cantidad dellos, é de los que se tomaron é prendieron hizo el dicho Don García justicia, mandando ahorcar, como ahorcaron, veinte caciques, é á otros muchos indios se cortaron pies y manos, con lo cual la provincia está más de guerra que nunca, porque ningún indio ha venido de paz ni se espera que vernán con las muchas crueldades que en ellos se ha hecho, antes se ha entendido que algunos de los indios que servían y estaban de paz se han comenzado á alterar con los temores de las crueldades que han visto hacer á los demás; y por la que de antes de agora tengo escrito á V. M., habrá entendido lo mucho que ha costado esta jornada, pudiéndose hacer sin ningún gasto de su real hacienda.

E como el Visorrey hizo ir tanta gente con su hijo, sin ser necesario, porque bastaba la tercia parte de la que fué, la provincia, por ser estéril é pobre de comidas é mantenimientos, no ha podido ni puede sufrir tanta gente ni tiene de qué los sustentar. E así he sabido que el dicho Don García escribió á su padre que tenía necesidad de socorro de bastimentos.

Para la gente que consigo llevó é para lo proveer, el Visorrey, en uno

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