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Al leer estos pensamientos, fuerza es convenir en que san Isidoro, ya se mire como conserva de las ciencias y como crítico sagaz que sabía elegir para mejor enseñar, prestó á la humanidad servicio importante. No sé en cuál escritor español he leido un juicio de santo Tomas de Aqui que decia estas ó parecidas palabras: A ninguno han canonizado por ajenas obras, y si la d trina de santo Tomas fué toda de los santos padres, si no dijo cosa propiamente suya, ¿qué ravilla pudo haber en su doctrina? ¿Es milagro, es portento acaso, valerse de los ajenos escri No es milagro, no, pero sí prodigio hacer de uno propio todo lo ajeno excelente sin hurtar alguna á nadie. Santo Tomas hizo propia la doctrina de los santos padres, sin violencia de gun género. ¿Y cómo fué esto? Lo explicaré por medio de este ejemplo: Sapientia ædificat domum, Una casa labró para sí la Sabiduría. El texto sagrado no designa más materiales que s columnas, Exadit columnas septem. Estas columnas fueron cortadas para perfeccion del edifi faltaba poner cada una en su lugar correspondiente, es decir, ordenarlas. Esto hizo el Doctor gélico. Dispuso con tan admirable arte, que es método para todos cuantos deseen entrar e casa de la Sabiduría. Con lo mismo que los padres y los doctores dijeron, fabricó la casa de doctrina celestial; pero la obra, ¡oh! la obra se debe toda á tan sabio artífice. Los padres lo d ron ántes, pero santo Tomas de Aquino lo hizo despues todo. Con los materiales se erige el ficio, pero al maestro, á su criterio, á su ciencia, á su buen gusto se debe toda la disposic magnificencia y hermosura. >

Otro tanto se puede decir de san Isidoro en la mayor parte de sus obras filosóficas. Eligi filósofos paganos y de padres de la Iglesia lo mejor, y formó un cuerpo de doctrina filosófica ciencia, no sólo estimado en España, sino en la córte de Carlo Magno. El filósofo Flavio Al Alcuino, maestro de este famoso monarca, ordenó unos extractos de las Etimologías para e ñanza.

Si examinamos las diversas colecciones de sentencias de filósofos y teólogos que se han pu cado desde el siglo xvi hasta la edad presente, en todas hallarémos muchas de san Isidoro, cuente testimonio del aprecio con que en las modernas edades se han visto y se ven sus obra que la veneracion de su siglo tiene más fundamentos que el afecto de los contemporáneos.

La victoriosa invasion de los árabes en España abrió en la historia un período de guerras, duraron siete siglos, entre la cruz y la media luna.

Córdoba y Sevilla fueron los centros de la civilizacion en nuestra península; allí las cien eran cultivadas con gran empeño por los judíos, y especialmente los árabes, no sin que tam muchos cristianos viniesen de distintas naciones de Europa á aprender filosofia.

El hombre más notable que hubo en esta época fué Averroes, por unos llamado Aben-Raso y por otros Abulvalid-Mohamad-Ben-Ahmad-Ebn-Roschd, natural de Córdoba, doctísim filosofia, jurisprudencia y medicina; gran comentador del Estagirita, por lo cual mereció e nombre de Alma de Aristóteles.

Cuéntase como indubitable que era tan generoso para con sus contrarios, que decia: «Del hombre ser benéfico con los que le son hostiles, no con los amigos; con éstos no hace otra que seguir las corrientes de su inclinacion, con aquéllos ejerce una virtud altísima. Distril mis bienes en la misma manera que mis padres los adquirieron ; entrego á la virtud lo que virtud tomaron; la tolerancia con que trato á mis adversarios no por eso me arrebatará á amigos verdaderos, y puede conquistarme el afecto de los que sin razon me odian.›

Escribió muchos tratados de lógica, de metafisica, de física, de ética, de astronomía, de lítica, de retórica, de teología y de medicina.

Entusiasta admirador de Aristóteles, fué en su siglo y en los inmediatamente posteriores q más contribuyó á la veneracion de Europa en todas las escuelas.

Creia en la posibilidad de la union del alma con la Divinidad en este mundo, y tambien habia un alma universal, de que la nuestra era parte pequeña, pero eterna, inmortal y di con un espíritu sensitivo y perecedero.

Los animales estaban, para Averroes, dotados de una potencia estimativa, que ciegam los llevaba á lo útil, en tanto que el hombre conocia lo útil por la razon.

El célebre filósofo español Juan Luis Vives creia que Averroes mal podia haber comen bien á Aristóteles, cuando no conocia el texto griego sino por malas y muy incorrectas tra ciones, y no traducciones latinas siquiera, sino árabes. Agregábase á esto ser, segun Vive talento de Averroes muy mediano.

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Y ¿cómo adquirió tal fama en las escuelas? Porque Averroes, á lo que aparece, era más sutil é Ingenioso que profundo, y supo dar á sus escritos una forma singularmente atractiva para aquelos tiempos. Ese dón de deslumbrar con cierto modo agradable de poner en órden los pensamienLs, ha hecho que aparezcan para su siglo eminentes muchos hombres que de otra manera jamas Aubieran podido distinguirse. Así las medianías se engrandecen en ocasiones á los ojos de los contemporáneos. Pasa la edad de la veneracion, y la medianía, despojada de la imaginaria y caprichosa grandeza, queda en medianía.

Averroes, en medio de todo, sufrió graves contradicciones en su siglo. Es cierto que el califa Almanzor, de Marruecos, le entregó el gobierno de sus estados y dióle la comision de organizar los tribunales y corregir las leyes; pero tambien que sus émulos se conjuraron contra él, acusándolo de mal mahometano. Sus doctrinas filosóficas, llevando por guía las de Aristóteles, no se avenian bien con las del islamismo.

Desposeido de cargos, honras y riquezas, vióse Averroes perseguido é insultado, y en la precion de tener que estar todos los viérnes en las puertas de una mezquita con la cabeza descubier11, para experimentar los ultrajes del pueblo por sus impiedades.

Señas dió de arrepentimiento; pasó á Fez, de Fez á Córdoba; y más tarde Almanzor, persuadide las quejas que el pueblo tenía contra la ignorancia, injusticias y violencias del sucesor de Averroes en el gobierno de Mauritania, y convencido por la opinion de algunos sabios que Averroes verdaderamente se habia arrepentido de algunas doctrinas contrarias á la ley de Mahoma, lo restituyó en sus cargos.

Averroes murió en Marruecos el año de 1225 (1).

Contra el aplauso general y la admiracion con que se miraban los libros y las doctrinas de Averroes, se levantó la inteligencia y actividad de un español, que consideraba un mal para la fe cristiana la propagacion de tantos errores. Ese hombre era RAIMUNDO LULIO.

Fué RAIMUNDO LULIO hijo de Ramon Lull, caballero insigne, esposo de una señora de la estirpe de los condes de Eril, que vivian en Mallorca. Entró en palacio como paje del rey don Jaime I, alcanzando el cargo de senescal y mayordomo. Ni seguia las ciencias ni las virtudes; las diversiones, y áun los vicios, eran sus ocupaciones. Tal vez se ocupaba en escribir tiernas trovas de amor ó licenciosas.

Sacarlo de sus errores procuraron sus padres con casarlo con Catalina de Lasbot, dama en quien competian lo noble del linaje con la riqueza.

Hubo en ella RAIMUNDO LULIO dos hijos, pero ni las altas cualidades de su esposa ni el amor de estos lograron desviarlo de la pasion que desde ántes de su matrimonio tenía con una señora ca¡sada igualmente y de quien anhelaba verse favorecido. Para mostrar lo invencible y vehemente de su amor, se cuenta que en un dia festivo, estando la señora de sus pensamientos en la iglesia á los divinos oficios, RAIMUNDO LULIO OSó entrar á caballo en el templo, para ponerse así en presencia de su amada. Avergonzado de su loca accion y del escándalo, así como de verse reprendilo por todos, no dejaba por eso de seguir en su temeraria porfia para conquistar el afecto de aquella señora, la cual, con permiso de su esposo y en el deseo de que hubiesen fin aquellos deVaneos, tan en daño de su tranquilidad como peligrosos á su reputacion, dió á RAIMUNDO una cita para su propia casa. Acudió el enamorado con la alegría de quien cree llegar al término de us esperanzas. Ella lo recibió dulcemente; alentáronse más los deseos del galan, y entonces ella descubriendo su pecho y presentando á los ojos de RAIMUNDO LULIO el cáncer que lo devoraba, e dijo: Contempla, RAIMUNDO, lo que amas, desiste del afecto con que me idolatras. Pon todo ese cando en objeto digno de la adoracion de todos. Ama á Jesucristo. Si tantas muestras de amor hubieses hecho por él, cual las hiciste por mí, ya hubieras merecido el reino de los cielos.. Horrorizóse del cáncer, quedó conmovido ante las voces de aquella señora tan infeliz como bey virtuosa, y se acogió al retiro de su casa vertiendo lágrimas de arrepentimiento. Quiso dejar y dejó la córte, dió, con permiso de su mujer é hijos, su hacienda á los menesterosos, y dedicóse á emplear en servicio de Dios cuanto le durase la vida.

Pasó á París en edad de cuarenta años, donde aprendió gramática, y para adquirir el conoci

(1) En el siglo xu florecieron tambien Maimonides Moyses ben Mayemon), judío muy celebrado, autor del bbro Gula de los extraviados, y Salomon Ben Gabirol

(Avicebron), que escribió el libro llamado Fons vitæ por unos, y por otros Librum singularem de verbo Dei agente omnia.

miento de la lengua árabe compró un esclavo africano, en cuyo trato logró su designio. Refiér que entendiendo este esclavo que el anhelo de su señor por aprender la lengua arábiga se diri á la predicacion de la doctrina de Cristo entre los moros, determinó darle muerte, lo que inte con un cuchillo. Pero si bien hirió á RAIMUNDO gravemente, no consiguió su objeto. Los vecin avisados por el estruendo y las voces del que intentaba matar y del que persistia en oponer su na ral resistencia, se apoderaron del esclavo y lo pusieron en manos de la justicia, el cual, en la d esperacion de haberse frustrado su propósito y temeroso de los horrores del suplicio, quiso breve muerte, por medio de un lazo al cuello, castigar su desventura.

Tornó RAIMUNDO á su patria, y en una ermita situada en la cumbre de la montaña de Rauda dedicó al estudio y á la penitencia por medio de solitaria vida; de aquella ermita pasaba á la Algayde á proseguir en sus contemplaciones científicas y divinas. Alli, segun la tradicion, co cibió el pensamiento de un Arte general para todas las ciencias. Y porque se atribuyó à inspirac nes celestiales, los seguidores de sus doctrinas dieron á RAIMUNDO LULIO el renombre de Do iluminado.

En el deseo de comunicar la ciencia que en la soledad habia creado, pasó á Mallorca y em zó á enseñarla. No alcanzó por el momento ser entendido de la mayor parte de sus discípulos. novedad y lo complicado de sus abstracciones eran muy dificiles para los entendimientos de contemporáneos, y sus compatricios imaginaban que RAIMUNDO LULIO habia perdido la razo fuerza de estudios y de oraciones. Si le preguntaban ¿Dónde vas? respondia Al amor.» ¿Quié tu padre? El amor. El amor, solia decir, es un árbol de, dulces frutos y con hojas y flores afliccion y de trabajos. ›

Nuevamente volvió á su soledad, consideró que su Arte para ser entendido habia menester comento, y allí lo compuso.

Trasladóse á Roma, habló al papa Clemente V y á los más doctos cardenales; dió á exami su doctrina, y Su Santidad le ordenó trasladarse á Francia para que la universidad de la Sorb examinase su Arte. Cuarenta doctores y licenciados oyeron su doctrina y le dieron la más cum da aprobacion.

El sutil Escoto estaba entónces en París. RAIMUNDO LULIO llegó á la puerta del aula en la qu sabio leia. Reparó Escoto en aquel ermitaño, que unas veces hacia señales de aprobacion y o de desconformidad con las doctrinas que escuchaba, y le preguntó: ¿Qué parte de la oracion Señor (Dominus). Respondió RAIMUNDO LULIO: «El Señor no es parte, es todo. Y de aquí to fundamento para disertar larga y doctamente, con admiracion de Escoto y demas que lo o Mucho le favoreció este sabio; alcanzó para él licencia de leer públicamente su arte; dióle re tacion en Francia con el aprecio y los loores de su talento prodigioso. Los cartujos hospedare RAIMUNDO y le confiaron sus estudiantes.

De Paris se trasladó á Montpellier, ciudad donde compuso muchos de sus libros; de Mont llier pasó á Génova, donde tradujo á la lengua arábiga su Arte; tornó á Roma, presentó al S Pontífice escritos de universidades y sabios en aprobacion de su doctrina.

Alentado por el aplauso de los unos y por la esperanza de lograr sus designios, solicitó del I que en todas las provincias se fundasen colegios para enseñar las ciencias y la lengua arábig fin de que sus discípulos pasasen á tierras de infieles á la predicacion de la fe.

Viajó por Armenia y Chipre para alentar al pensamiento de la conquista de la Tierra Sa predicó en Egipto y Túnez, consiguiendo la conversion de algunos, no sin haber experimen los rigores de los enemigos de Cristo, que lo persiguieron.

De Túnez pasó á Nápoles, de Nápoles á Génova, de aquí á Mallorca, de Mallorca á París; nó á su patria, volvió á Chipre y á Génova, despues à Roma y á Francia, enseñando po quiera sus doctrinas y promoviendo la expedicion á Jerusalen y la defensa de los griegos, ame zados del poderío de los árabes.

Convencido que nada podia alcanzar, por las discordias mutuas de los principes cristianos, á África á combatir el mahometismo por medio de la predicacion. Bona, los Gelves, Túnez, gía fueron teatro de su enseñanza é intrepidez, así como de sus sufrimientos constantes y pe cuciones por amor de Cristo.

Pasó á Génova, donde recibió el hábito de hermano en la tercera órden de san Franc Continuó en sus peregrinaciones por diversas ciudades cristianas, hasta tornar á la de Paris donde prosiguió leyendo su Arte y escribiendo libros en latin, lemosin y árabe, para c

batir las doctrinas 'mahometanas y las de Averroes, que entonces estaban muy en estima. De Viena, adonde acudió al capítulo general de la órden de san Francisco, regresó á su ermita, donde vivió en el retiro tres años; de allí, inflamado más y más del vehementísimo deseo de abolir el mahometismo, pasó á Egipto, Armenia, Siria, Grecia, Polonia é Inglaterra; visitó las córtes de los reyes de España, siempre con el estímulo de persuadir á todos á la gran empresa objeto de sus afanes. De Mallorca volvió á Túnez y á Bugía, donde comenzó sus predicaciones. Pero renovada la persecucion y el ódio contra RAIMUNDO LULIO, fué encerrado en una mazmorra y oprimido con cadenas, de donde salió para morir apedreado.

Unos mercaderes genoveses pudieron tomar su cadáver, y lo llevaron á Mallorca.

El inquisidor Eymerich era adversario decidido de las doctrinas de RAIMUNDO LULIO, con especialidad, segun se cree, del libro de La Filosofia del amor, á más de otras obras. No sólo supuso en ellas proposiciones heréticas, sino que fingió una bula de Gregorio XI para recoger y examinar sus libros. Apremió con censuras para que los entregasen aquellos que los ocultaban con cariñoso cuidado.

Los parientes de LULIO se opusieron á esta guerra á su memoria y escritos, y apelaron al rey don Juan de Aragon. Examináronse éstos, y en Mayo de 1385 se pronunció sentencia favorable. El mismo rey don Juan, con consejo de la Inquisicion, ordenó que Eymerich fuese castigado con el destierro. Eymerich fué citado para ante la córte pontificia, donde se declaró ser falsa la bula. En los tiempos del pontifice Paulo IV se pusieron en los índices las obras de LULIO como prohibidas, por olvido de estos sucesos; hasta que en el Concilio de Trento se revisó el asunto y se dió por aprobada la doctrina del filósofo y teólogo español.

Grandes semejanzas hay en el designio de RAIMUNDO LULIO y el que tuvo en el siglo xv en Italia el autor del Triunfo de la Cruz, de La Verdad de la Fe, de La Sencillez cristiana y de La Exposicion del Miserere, de fray Jerónimo de Ferrara, conocido por Savonarola.

Uno y otro anhelaron apartar de entre los cristianos toda doctrina gentilica, y abolir el estudio de las obras de Aristóteles.

La constancia del uno y del otro fué grande. Las obras de ambos se vieron condenadas, y luégo restituidas á su crédito. ¡Dos defensores de la pureza de la religion en las costumbres, en las ciencias y en las artes, infamados como herejes! Y sin embargo, RAIMUNDO LULIO tuvo la satisfaccion de morir á manos de infieles por ódio á Jesucristo, en tanto que el infeliz Savonarola pereció en el suplicio por manos de católicos. La Santa Sede fué, como siempre, justa con la ciencia y las virtudes de ambos; su memoria fué rehabilitada contra el ódio y la envidia.

RAIMUNDO LULIO es celebrado en la historia de la filosofia, y con razon. Entre el portentoso número de obras que se deben á su talento, se halla el Gran Arte ó Arte Magno, ingeniosísimo sistema que por medio de fórmulas abstractas, combinadas sutilmente, se dirige á la adquisicion de la ciencia universal.

Compárase el libro Opus Magnus, de Bacon, con el Arte Magno, de RAIMUNDO LULIO, en cuanto al atrevimiento y á ser la misma audacia llevada á la especulacion y á la experiencia.

Muratori decia que el Arte de LULIO no era otra cosa que una buena lógica, y con respecto á su autor, no dudó en calificarlo de hombre adornado verdaderamente de fervorosa piedad y de Ingenio portentoso, si bien propuso su Arte con un poco de fanatismo.

Se ha llamado al Arte de RAIMUNDO Cáos científico y Ciencia universal, porque sus principios son universalísimos para todas las artes y ciencias; porque por medio de reglas infalibles desciende y se puede descender hasta lo más pequeño y oculto de aquéllas.

El célebre cardenal Jimenez de Cisneros consideraba los escritos de LULIO utilísimos.

La idea de RAIMUNDO fué combatir á los aristotélicos-averroistas, que sostenian ser sus doctrinas verdaderas en cuanto á la filosofia, y falsas en cuanto á la teología.

RAIMUNDO LULIO Opinaba que no puede existir verdad filosófica que sea adversa á la teológica; que todo lo conocible es Dios y la criatura; que de Dios, como sumo é infinito sér, procede otro sér, y que el sér de la criatura se asemeja al sér divino, y que estando en Dios, como está toda perfeccion, sus criaturas deben tener igualdad con él en lo infinito y alcanzar una semejanza de sas perfecciones.

En todas las criaturas hay una escala de mayor y menor perfeccion. Lo imperfecto se encuentra sometido á lo perfecto, lo perfecto atrae á lo imperfecto, y esta atraccion anima á todas las criaturas.

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La inclinacion de lo atraido á su atraente es uno de los principios y fundamentos generales la filosofía luliana (1).

Se atribuye á RAIMUNDO LULIO la invencion de la aguja náutica, ó al ménos ser el primero q escribió sobre ella en el libro Félix de las maravillas del orbe, segun estas palabras: Tambi sabrás que la calamita tiene virtud para hacer volver la aguja á la Tramontana y al Mediodía que es tan fuerte en su sequedad, que no la puede fundir el fuego. Esto se escribia en el a de 1286. En el mismo libro decia: «En el iman ó calamita ha puesto Dios tanta simplicidad tierra, dijo el filósofo, que el hierro tiene apetito á ella, y por esto la calamita mueve á sí el hi ro, por la gran influencia de su simplicidad de tierra, á la cual se mueve el hierro naturalme te, etc.

En el libro de Astronomía escribia: «La virtud de la estrella septentrional con el iman at al hierro, y por eso la virtud del iman es el medio que tiene virtud de concordar la virtud de estrella septentrional y la del hierro, cuya concordancia está firme por la grandeza, poder y ap tito del cielo por medio de la sequedad y frialdad.›

Atribúyese á LULIO ser el primero que escribió Arte de navegar, así como haber manifesta que en la parte occidental de nuestro hemisferio hay continente de tierra opuesto al nuestro. Terra et mare sunt sphæricum corpus. La tierra y el mar forman un cuerpo esférico, dijo en libro de las Cuestiones solubles por el arte demostrativa.

Habla del Océano ó gran mar, y al discurrir sobre el flujo y reflujo, habla del arco de agu que en el Poniente estriba en una tierra opuesta á las playas de África, España, Francia é I glaterra, en las que se ve el dicho flujo y reflujo. La verdadera filosofía conoce, segun LULIO, parte esférica del agua, y por eso comprende que el flujo y reflujo imprescindiblemente exig dos vallas contrapuestas que enfrenen el agua y sirvan como de pedestales ó fundamentos

su arco.

En el libro del Félix de las maravillas del orbe, hablando del mar, dice: «Y porque es donda se mueve al rededor y en ondas ó á oleadas, segun el balance de su rotundidad, por cual se mueven las ondas de la mar hácia la tierra y se mueve la mar de Inglaterra, pues bala ceando, se inclina en un tiempo á una parte y en otro á otra.»

Compuso LULIO varios tratados de médicos. En su loor se dice que resolvió en su Arte de pr cipios y grados de la Medicina los de su certeza, adelantándose á Zimerman en distinguir la v dadera de la falsa experiencia. En su libro de Instrumento en Medicina se hallan las bases de u ideología clínica. Yo le intitularia la lógica del médico. Es de tanto interes, que no la recome daré bastante, escribe don Anastasio Chinchilla (2).

Escribió muchos libros de alquimia. Manget y Boherhave lo elogiaron por sus conocimien químicos. Se cree que LULIO fué uno de los que primero aplicaron la química á la medicina. Boerhave asegura que fueron sesenta los libros que sobre química escribió LULIO.

En una coleccion de tratados de Verdadera Alquimia, publicada en un volúmen el año de 15 en Basilea, se hallan los siguientes de LULIO:

El Apertorio de la composicion de la verdadera piedra.

Arte intelector de la piedra filosofal.

Práctica.

De Mercurio solo.

De Alquimia.

Repertorio ó intencion sumaria para inteligencia del Testamento, Codicilo y otros libros de Lu Luis Figuier (3) dice que para RAIMUNDO LULIO la piedra filosofal tenía tal fuerza, que no s podia cambiar el mercurio en oro, sino tambien dar al oro formado de tal suerte la virtud de nueva piedra filosofal.

RAIMUNDO, escribiendo al rey Eduardo de Inglaterra, le decia: Ya habeis visto, señor, la o racion maravillosa que he hecho en Londres con el agua de mercurio que yo he echado en

(1) Esto afirma el maestro don Antonio Raimundo Pascual en su libro Descubrimiento de la aguja náutica. urid, 1789.

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