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¡Qué diferencia entre un san Pablo y un SENECA! Mirad al Apóstol de las gentes. Predicando desnudo y afligido de la sed y del hambre, ganada la comida con singular desprecio de todo, con el trabajo de sus manos y el sudor de su rostro, no temia confesar sus errores: que habia sido perseguidor de Cristo, indigno de ser llamado apóstol. Hablaba de sí, y en cosas que para él eran de gran crédito ó gloria, prudente y generoso, ó callaba ó decia con gran violencia lo menos que podia decir, disminuyendo su importancia. Hacia poco caso de los juicios de los hombres sólo hacia mucho del de Dios. Hé aquí su altísima filosofia.

No buscó ni quiso los titulos de honra; apreció más las afrentas y los oprobios. Sin amar á Cristo no quiere su gloria, porque para él no habia más gloria que amar á Jesucristo.

En sus epistolas nos previene que debemos mirar este mundo y usar de él como si no hubera tal mundo ni de él hubiera uso alguno. En los mayores peligros se hallaba el primero, el primero en las más arduas empresas. Para todo me hallo con alientos, decia, puedo todo; pero ¿en quién? en aquel que lo confortaba, en Jesucristo, en su amor, en su doctrina. Hizo tanto ó más por la fe cuando convertido, como ejecutó cuando perseguidor.

He trabajado más que todos, decia: no escribió yo he aprovechado más que todos.> Si hubiera san Pablo preguntado á un filósofo deista: ¿Por qué no puede pecar Dios? hubiera obtenido esta respuesta: Porque es la regla primera, por la cual todas las acciones se rigen para el acierto. Pero san Pablo fundaba la impecabilidad de Dios en que Dios no es malo, ni en él puede caber pecado, porque, si lo hubiese, ¿cómo podria juzgar el mundo?

Se hizo Pablo para todos, de todos modelo y guía de todos para salvar á todos. En sus prisiones más parecia un rey sentado en su solio que un cautivo entre miserias.

No le bastó (como decia el Crisóstomo) ser apóstol ó doctor para enseñar, si no hubiera escrito con sangre su doctrina, si no hubiese tenido por púlpito la cruz, por libreria la cárcel, por libros las cadenas y los grillos.

Yo lleno ó suplo con mis obras lo que faltó á la pasion de Cristo», exclamaba san Pablo. Y ¿qué faltó en méritos, en dignidad, en martirio, en humildad, en paciencia, en constancia? Cómo podia suplir Pablo á Cristo, como un hombre á Dios? Ésa era otra de las grandes doctrinas de la filosofia de san Pablo. Nada faltó, es cierto, á la pasion de Cristo, nada en sí; pero a'go faltó para que aprovechase al mismo Pablo. Faltaba el padecimiento propio, faltaban las propias obras, faltaba el personal trabajo, porque no quiso Dios con sola su pasion perdonar nuestras culpas, sin que el hombre de su parte junte otros merecimientos. El perdon está como comenzado; queda perfecto con las obras; por eso san Pablo con las suyas suplia lo que faltaba para su cumplimiento.

De puro grande, el amor de Pablo se rinde ante una lágrima del prójimo. Dijo el Apóstol á los de Cesárea: ¿Qué haceis llorando, sino afligir y despedazar mi corazon?>

Esto escribia aquel que exclama: «¿Quién nos apartará de la caridad? Éste era el que no hacia caso de las fuerzas de los monarcas. Pero la caridad lo unia tanto con los cristianos, que antes hubiera sido posible dividirle que apartarlo de ellos.

En su caridad se unen todos los hombres: fué uno de los que contribuyeron á poner paz entre el pueblo judaico y el gentil, paz del espíritu, paz de la doctrina. Grandes martirios le costó el mostrar en su vida y obras la vida de Jesucristo.

Se hizo omnipotente en la conversion del mundo por su pobreza y desinteres en sus mi

sterios.

Corria de pueblo en pueblo, de penas en penas y de muerte en muerte, y el amor de la doctrina de Cristo era quien lo llevaba. Pasó de las tempestades del mar á las prisiones, de las manos de

los verdugos á las del pueblo. Un dia servia de irrision, otro de alabanza, de convertir almas á los suplicios, de predicar como maestro á ser llevado á los tribunales como malhechor.

No era ménos sabio cuando hablaba como niño á los niños que cuando mostraba su sabiduria Des entre los perfectos, ni era ménos cuando se hacia enfermo con los enfermos que cuando converaba en los cielos.

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Marco Tulio decia: Si Júpiter hubiese de hablar en griego, no usaria otro lenguaje que el de Platon. Esto escribia para encarecer su elegancia. Cumplióse este deseo en san Pablo. Para hblar Dios á los hebreos, les habló en el lenguaje del Apóstol de las gentes: lo mismo á los romanos, lo mismo á los hebreos; porque éste habló en lengua de todas las lenguas, predicó en kagua de Dios.

Con estas diferencias entre san Pablo y SENECA, Véase si parecen verosímiles tales cartas, de que será bien dar alguna muestra.

SENECA A SAN PABLO.

Creo, Pablo, tienes noticia de cómo ayer Lucilo y yo hablamos de tí acerca de los apócrifos y > otras cosas. Tambien con mis compañeros se hizo conversacion de tu doctrina; porque salién› donos á pasear á los huertos Salustianos, la ocasion y el tiempo nos convidaban al reparo de › ella. De verdad quiero que entiendas que deseábamos tu presencia, porque nos entretuvimos en leer tu librito y otras epístolas, que has enviado á otras ciudades y cabezas de provincias, con > admirable estímulo á la consideracion de la vida mortal, de las cuales sentencias juzgo que si > bien dices que no son tuyas, son de algun soberano númen que te asiste, porque es tanta la » majestad de sus conceptos, y tanta la generosidad de su adorno, que casi las tengo por inimi⚫ tables; en particular las de las edades de los hombres, que enseñé á todos, y de las que diré ⚫ que han podido aprovechar. Por lo que deseo, hermano, tengas salud y que te guarde Dios. ›

DE SAN PABLO Á SÉNECA.

Con mucho gusto ayer recibí tu carta, á la cual al instante respondiera si tu mensajero hu>biese parecido. Ciertamente sabes el cuándo, por quién, en qué tiempo, el qué, á quién se deba › dar y cometer. Ruégote que no tengas á menosprecio cuando miro la calidad de tu persona, ›ántes tus cartas me son de mucho contento siempre que escribes. Por feliz me considero de >> haber correspondencia con varon de tanto juicio. Creo que á ninguno darás noticia de ella, › siendo maestro tan prudente de tan gran príncipe y de todos, y te repito con la misma fineza ⚫ las saludes, rogando que Dios te guarde.»

Los que han fingido lo del cristianismo de SENECA y los que sinceramente lo han asegurado no pararon mientes en que murió como gentil, no invocando á Jesus, sino á Hércules.

Su muerte fué teatral, pero valiente, noble y resignada; pero de ningun modo dentro de las creencias de la fe en Cristo.

Segun Nourrison (1), á pesar de lo esplendente del lenguaje de SENECA, para él Dios se reducia á la naturaleza, la Providencia al destino, el alma á un cuerpo de una materia sutil, pero al fin materia.

SENECA, como buen estoico, era indiferente á la vida y á la muerte: el suicidio, el infalible y supremo recurso contra las adversidades invencibles.

Malebranche escribia que nada existe más magnífico que la idea que del sabio nos da SENECA, pero que en el fondo nada hay más vano ni más imaginario. El retrato de Caton es demasiado hermoso para ser exacto: sólo sorprende y maravilla á los que ni estudian ni conocen la naturaleza.

Prosiguiendo en el estudio comparativo, ligeramente, como sólo me es posible, de san Pablo de SÉNECA, Veamos cómo entienden la libertad. «Por precio habeis sido comprados: no os ha gais siervos de ningun hombre », decia el primero, para exhortarnos á la libertad de ánimo que da el tenerlo en la doctrina de Jesucristo. « Preguntas qué es libertad, enseñaba SENECA: no servir á cosa alguna, á ninguna necesidad, á ningun caso, y reducir la fortuna á lo justo. »

Discurriendo por sus obras, verémos que SENECA, Sometido á la doctrina estoica, queria afectar independencia en sus opiniones. Así, para persuadir que no habia jurado en palabras de otro filósofo, ni seguia ajenos pareceres por sola la autoridad de los maestros, dijo en una epístola (la 45): De nadie soy esclavo; no traigo nombre ajeno; tengo mi opinion, tengo mi voluntad propia.

No acabó de celebrar bastantemente SENECA aquel dicho de Marco Antonio, al verse desamparado de la fortuna: «Sólo me ha quedado lo que dí. » El filósofo cordobes exclamaba : ¡Oh cuánto pudo tener si hubiera querido! Y si sólo le quedó lo que habria dado, claro es que si hubiera dado todo, todo le quedára.

(1) Tableau des progrès de la pensée humaine, cap. xvii.

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El libro de La vida bienaventurada, que dedicó á su hermano Galion, donde traza la apología de sus acciones contra la maledicencia de sus émulos, fué escrito á los fines de su vida, y es de los e-critos mejores suyos, al sentir de Justo Lipsio y de Marco Antonio Mureto.

Al hablar del amor, dijo en una de sus tragedias (1): La deshonestidad desenfrenada, por acreditarse, fingió que el amor era Dios, y para proceder más libremente y sin que ninguno le atajase el camino, la honró con el título de la divinidad que habia inventado.

De SENECA Son estas notables sentencias:

Trabajo es comenzar la vida cuando ella se acaba.

Avida es siempre de peligros la virtud.

Argumento es de casta ser fea.

Para conocer las cosas que no mueren, se muere muy presto.

Si el padre es bueno, débese amar, y si malo, sufrir.

Buena es la mujer cuando claramente es mala.

El avariento nunca hace cosa acertada sino en la muerte.

La inconstancia de nuestro vivir hace más corta la vida.
Vende su propia libertad el que recibe ajeno beneficio.
Bueno es el dinero si lo manda la razon.

Consejo se debe tomar conforme al dia, y si fuere posible, segun la hora.
El que al afligido promete con duda la salud, ése se la niega.

Aun de males hay ambicion.

No queda que perder al que una vez el crédito perdió.

A quien fortuna favorece, para mayor trabajo lo guarda.

Malas palabras, áun ligeramente dichas, ofenden.

En el entendimiento del sabio, áun despues de sanada la llaga, queda señal.
El mayor mal que en los vicios puede haber es mudarse unos en otros.

El desdichado no cree á la prosperidad cuando viene.

La mujer no tiene medio: ó ama mucho ó aborrece mucho.

No hay cosa tan cara como la que con ruegos se compra.

Insufrible cosa es rogar por lo que ya se concedió.

Ninguno ama á su patria porque es grande, sino porque es suya.
Pocas veces el discípulo iguala al maestro.

Triste cosa es no saber morir.

No sabe tornar á casa la vergüenza que se fué.

Lo que nunca se hizo se puede hacer.

El que no quiere vivir sino entre justos, viva en desierto.

Tomada amistad créase, y ántes de tomarse juzguese.

El que aconseja que se piense en la muerte, libertad aconseja.

El Marqués de Argen decia, en su Historia del espíritu humano, que algunos modernos se han tilizado como propios, de varios pensamientos debidos al talento de SENECA. En el libro de las Cuestiones morales creia ver el Marqués la noticia de la circulacion de la sangre (2).

Hasta en el famoso coro de la tragedia Medea se ha visto una profecía del descubrimiento del Nuevo Mundo, y no somos nosotros solos, es decir, cuantos han hecho esta indicacion, los que han visto esta profecía. El mismo almirante Cristóbal Colon, en el libro en que recopiló los dichos y las sentencias, y áun las profecías del descubrimiento de las Indias y recuperacion de Tierra Santa, cita los versos de SENECA Con esta traduccion castellana :

Vernán los tardos años del mundo ciertos tiempos en los cuales el mar Océano aflojará los atamentos de las cosas, y se abrirá una grande tierra, y un nuevo marinero, como aquel que fué quia de Jason, que ovo nombre Tiphi, descobrirá mucho mundo, y estónces non será la isla Tule a postrera de las tierras.»

En el siglo xv, y en la córte de D. Juan II, el entusiasmo por los escritos filosóficos de SÉNECA

(1) El Hipólito.

Corpora nostra non aliter tremunt quam si spiritum aliqua causa conturbat: cum timore contractus est et venis rpentibus marcet, etc.

fué grande. No se olvidó de él su patria cuando empezó nuestra literatura á verse cultivada. más empeño.

El doctor Pero Diaz tradujo y dedicó al Rey los Proverbios de Séneca, é el libro que compt que intitula de las costumbres é los fechos, impresos luego en 1482, 1500, 1512 y 1552, sin cor otras ediciones sucesivas. Fernan Perez de Guzman trasladó á la lengua castellana las Epistola Séneca, que se publicaron, con una introduccion de filosofía moral, en Zaragoza, el año de 14 En el siglo XVII tambien se habló mucho de SENECA y sus obras.

Don Alonso Nuñez de Castro, cronista general de los reinos de Castilla, publicó un libro in tulado: Séneca, impugnado de Séneca en cuestiones políticas y morales (Madrid, 1651).

Su propósito es, sirviéndose de opiniones contrarias del mismo SENECA en diversas obras su defender al filósofo en aquellos pareceres que le parecian erróneos.

Don Juan Baños de Velasco y Acevedo publicó en Madrid, el año de 1670, otro libro con titulo: L. Anneo Séneca, ilustrado en blasones politicos y morales, y su impugnador impugnad sí mismo; y tambien al año siguiente este otro libro: El sabio en la pobreza, comentarios es cos é históricos á Séneca. Baños de Velasco lo calificaba del español más valeroso en las penal des, del rico más prudente en sus grandezas, del ministro más entero en sus decisiones, del vado más sencillo en la soberanía de su valimiento y del maestro más perfecto de un princip Entre estas publicaciones de Nuñez de Castro y Baños de Velasco, dió á luz Fr. Gaspar I Montiano, de la orden de San Benito, el libro Espejo de bienhechores y agradecidos, que cont los siete libros de beneficios de Lucio Anneo Séneca (Barcelona, 1666).

Fernandez de Navarrete habia dado á la estampa, á principios del siglo xvn, los siete libro SENECA, en la traduccion que sirve de texto en el presente libro.

Que en algunas de las doctrinas filosóficas de SENECA hay coincidencia con las de los pa de la Iglesia, en cuanto no son peculiares del estoicismo, nadie puede poner duda, en la cont za de que se dirige á la verdad.

Muchas de las doctrinas morales de SENECA parecen como inspiradas por la luz del Evang lo cual no es decir que el filósofo cordobés hubiese aceptado el cristianismo.

San Pablo fué citado en Acaya ante el tribunal de Galion, hermano de SENECA; más tard Roma ante el prefecto del pretorio, Burrho, amigo del filósofo. Tambien compareció ante N dos veces. Pudo, pues, tener SENECA noticia de San Pablo y áun de sus escritos, y aceptar de muchas de sus doctrinas morales, sin por eso creer en Jesucristo y seguir los demas precepto losóficos que estaban en contradiccion abierta con el estoicismo.

Si examinamos las opiniones de SENECA Sobre muchos puntos de moral filosófica en comp cion de los escritos de los santos padres, ¿cuántas semejanzas hallaríamos?

De aquí nació el gran crédito que en la Edad Media tuvo SENECA entre los sabios. Otro español eminente en letras y filosofia fué Marco Fabio Quintiliano, nacido en Calah el año 42 de la era cristiana; escribió las Instituciones oratorias, libro de gran elocuencia. Du por muchos que sean suyas várias declamaciones que corren con su nombre, y el fundament este dudar procede de reputarlas inferiores al mérito de Quintiliano.

El diálogo sobre las causas de la corrupcion de la elocuencia, que tambien se ha conside obra de su ingenio, se atribuye por algunos á Tácito, por otros á autores diversos, si bien co que con ese mismo titulo Quintiliano escribió un libro.

No cumple á mi propósito tratar de este autor como preceptista en la oratoria; sólo si man tar cuán alta era su inteligencia y cuánto cultivaba la filosofia.

En sus escritos es un filósofo orador el que habla, dando los preceptos más oportunos, y p riendo sentencias dignas de toda veneracion. Véanse algunas de ellas.

Cuando duda el que dice, presuncion es de verdad.

Por culpa nuestra es nuestra vida corta.

De los hijos, el que muere, ése es el más amado.

No te dejes caer aunque la adversidad lo quiera.

Falte la vida, pero no falte el esfuerzo.

Más eficazmente se arraiga lo peor.

Ninguna cosa pone en efecto el que siempre teme.

Las más veces se engañan los que mucho de si confian.
Mejor es no acusar al malo que absolverlo.

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La primera señal de buen juicio en los más es la memoria.
Grandes espíritus, si están ociosos, en maldad se ocupan.
No hay edad tan larga á que no falte saber.
Muchas veces por mentir se gana autoridad.
El mayor de los males es la condicion maliciosa.
Mudables son las esperanzas de los afligidos.
Libre es la aficion y no conoce señor.

Todo malo es ignorante.

Mucho siente de sí el que con ninguno se compara.
No desean sanar los enfermos de amor.

No hay fingimiento al morir.

Razon es que calle quien no ha de ser creido.

Témese de decir lo que con dificultad se ha de creer.

No moran juntos hambre y vergüenza.

La más cruel de las muertes es la que el pueblo da.

La ciencia se puede fingir, pero no la elocuencia.

Con quien la razon no puede, puede el miedo.

El que á los ignorantes se muestra sabio, á los sabios parece ignorante.

¿Qué no crió libre la naturaleza?

Lo que nunca se puede acabar de saber es tambien necesario que se sepa.

Torpeza es perder la esperanza de lo que es posible alcanzar.

Damos por hecho lo que mucho deseamos.

San Isidoro, arzobispo de Sevilla, perteneció á aquel ramo de sabios que ilustraron la monarquia visigoda, como San Leandro, San Julian, San Eugenio, San Ildefonso, San Félix y otros. Floreció á los fines del siglo vi y principios del vii.

Resumió en várias de sus obras lo más selecto de la filosofía griega y latina, en consonancia con el cristianismo, y todo de una manera sumamente clara y con superior criterio; entre ellas más célebre es la intitulada Etimologías. El octavo concilio toledano lo llamó Ecclesiæ Catholinovissimum decus..... et in sæculorum fine doctissimus.

Como una muestra de la excelencia de sus doctrinas, merecen citarse las sentencias que siguen: lucierta es la amistad en la próspera fortuna. No se sabe si se ama á la felicidad ó á la persona. ¿A qué admiras, hombre, la altura de las estrellas y la profundidad de los mares? penetra en labismo de tu alma y admirate si puedes.

El que corrige al delincuente con ánimo soberbio ó odioso, no lo enmienda, sino lo hiere. El principe justo quiere á veces dispensar los errores de los malos, no porque consienta su iniquidad, sino porque aguarda el tiempo oportuno de su correccion, cuando convenga enmendar us vicios ó castigarlos.

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que de bueno hicieres con discrecion, eso es virtud; lo que sin discrecion practicares, vicio . La virtud indiscreta, por vicio se considera.

La discrecion es provida en juzgar las causas de las cosas y razon moderadora de las humanas Inteligencias.

Se ha de preferir en la leccion, no las palabras, sino la verdad. Frecuentemente se halla la senillez vendida y la falsedad compuesta.

El buen doctor (ó prelado) es el que con humildad guarda la disciplina, y por la disciplina no ncurre en la soberbia.

Cuando alguno está constituido en superior lugar se halla en igual peligro, y cuando se encuentra en más elevado y espléndido honor, si delinque, es más pecador, más grande.

El primer estudio de la ciencia es buscar á Dios.

El colmo de la mayor culpa es saber uno lo que debe saber y no querer seguir lo que sabe. La penitencia tiene el nombre de pena. La penitencia no se ha de hacer por medio de las palabras, sino por medio de obras.

Siempre en la vida del hombre se ha de buscar el fin, porque Dios no mira cuáles fuimos ánles, sino cuáles estamos cerca de nuestras postrimerías.

Quien ama las heces del mundo, quiera ó no quiera, ha de sucumbir á la pena del miedo y del

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