Imatges de pàgina
PDF
EPUB
[blocks in formation]

En Santiago vivió, durante diez años, ocupado en parte de la enseñanza, hasta 1767, fecha de la expulsión de la Orden. Gómez de Vidaurre era en ese entonces sacerdote de primer voto.

Como se sabe, los jesutías expatriados de Chile fueron enviados á Lima, habiéndole tocado á Gómez de Vidaurre embarcarse para aquel destino con setenta y nueve de sus compañeros á bordo del navío El Valdiviano. Nuestro autor permaneció en Lima, viviendo en la casa de los Desamparados, hasta el 25 de Abril de 1768, día en que se embarcó nuevamente con rumbo á España á bordo del navío de permiso, nombrado La Concordia, de que era capitán don José Ventura de Salcedo.8

Cupo en suerte á la inmensa mayoría de los desterrados chilenos ir á establecerse en la ciudad italiana de Bolonia, donde, según Vidaurre nos lo refiere, hubo época en que moraban en ella más de doscientos miembros de la extinguida Compañía. Para vivir sólo contaba allí con la modestísima pensión de cien pesos anuales que el Soberano había asignado á cada escolar ó sacerdote, en cuya clase, como hemos dicho, se contaba nuestro autor.9

Gómez de Vidaurre, á poco de llegar á Europa, pudo penetrarse de la extraordinaria ignorancia que allí se notaba respecto de su patria, aún entre las gentes ilustradas.

«El Reino de Chile, decía aquel, que yo considero como uno de los países más beneficiados de la naturaleza, lo hallo

6 «El último terremoto, ocurrido en Chile, dice en la pág. 66 de su obra, y de que puedo hablar como testigo ocular, vino á veinticuatro de Mayo de mil setecientos cin cuenta y uno: arruinó enteramente la Concepción, etc.»>

7 «En diez años que estuve en la capital, sólo una vez ví nevar», dice en la pág. 41 8 La fecha del embarque de Gómez de Vidaurre la ha señalado él mismo en la pág. 67 de este primer volúmen de su Historia. Las demás circunstancias de su partida para España constan de la Razón de los jesuitas que se conducen de esta casa de los Desamparados al puerto del Callao, etc., manuscrito que se guarda en la Biblioteca Nacional. En este documento se atribuye también á Vidaurre veintiocho años de edad.

9 En la Biblioteca Nacional existe un recibo de Vidaurre por esa suma, fechado en 1.o de Enero de 1783 y datado en aquella ciudad.

todo él tan desfigurado por los geógrafos, que apenas por la

descripción que de él hacen, se puede venir en conocimiento

de su situación en el orbe. Su benigno clima, no sólo injusta-

mente degradado de aquel punto en que debe colocarse, sino

que lo han llegado á poner en la clase de los más nocivos ó
mortíferos; sus producciones utilísimas, ú omitidas del todo, ó
mal explicadas, ó equivocadas, ó confundidas; sus habitantes
nada bien caracterizados; sus guerras no expuestas con aquella
sinceridad y verdad que conviene; finalmente, su estado pre-
sente por ninguno expuesto. Hé aquí lo que me ha hecho pen-
sar en una historia geográfica, natural y civil de este reino.>>

<«<Los autores, agrega más adelante, se extienden hablando

del reino animal sobre la multiplicación que han hecho en el

reino de Chile los animales llevados de Europa, mereciéndoles

tan poca atención los propios del país, que han quedado satis-

fechos de su trabajo con sólo haberlos indicado... Una historia,

pues, que ponga bajo los ojos del lector, el reino no más exten-

dido de lo que él es, que hiciese ver su división natural, que

hable de estas sus partes, que explicase su temperamento, su

clima, aduciendo las causas que lo constituyen tal cual se re-

presenta, que no omitiese sus meteoros, que hiciese ver sus

aguas, tanto de lluvias como minerales y termales, que descri-

biese sus volcanes, refiriendo sus erupciones, que no pasase

en silencio sus terremotos, como las causas que para ello pue-

de haber, habría descrito de modo el reino de Chile que ello

sólo desterrara fundadamente los errores de los geógrafos.»>

De aquí nació en el ex-jesuita la idea de escribir una historia

de Chile. «Conozco, decía á este respecto, lo grande del asunto

y veo que mis fuerzas no pueden llegar á llenar el proyecto.

Con todo, yo lo abrazo por el deseo que tengo de servir al pú-

blico y de hacer conocer á mi patria en su propio y verdadero

aspecto.» «Yo protesto, dice en otro lugar, que cuando me re-

solví á tomar este trabajo, me propuse mirar el país que des-

cribo como que no fuese en él nacido, para proceder en la

[blocks in formation]

narración de sus buenas prerogativas y cualidades con aquella imparcialidad que pide la severidad de una historia.»10

Armado de tales propósitos, y habiendo podido disponer de algunos pocos papeles que tuvo oportunidad de consultar en Chile y de los valiosos consejos de su compañero de destierro el historiador chileno Miguel de Olivares, que vivió también en la ciudad en que se hallaba residiendo, y de los trabajos que acababa de publicar otro compatriota ilustre, don Juan Ignacio Molina, Gómez de Vidaurre se dedicó á la obra hasta llevarla á término en enero de 1789, en cuya fecha la envió al ministro español de Gracia y Justicia de Indias don Antonio Porlier, que se la habia pedido, dedicándosela con cortesanas frases.

Ya por ese entonces hacía tiempo había visto la luz pública un Compendio della storia geografica, naturale, e civile del Regno del Chili, Bologna, MDCCLXXVI, 8., que fué traducido al aleman por E. J. J. (Jagemann) y publicado en Hamburgo en un pequeño volúmen en 8.°, en 1782,12 atribuyéndolo al abate Vidaurre. De esta misma opinión participaba Meusel, en su Biblioteca Histórica.

Por el contrario, en la traducción francesa de la Historia Natural de Molina, publicada por Gruvel en París, en 1789; en la obra de los Padres Backer (t. V, pág. 540); y en la que el jesuita español Raimundo Diosdado Caballero imprimió en Roma en 1816 con el título de Bibliotheca Scriptorum Societatis JesuSuplementa, y, por fin, por no citar otras autoridades, en la pág. 41 de las Notas para una bibliografía de obras anónimas y seudónimas sobre la historia de América de don Diego Barros Arana, se afirma expresamente que aquel Compendio anónimo es de la pluma de Don Juan Ignacio Molina. Nosotros mismos

10 Tomo I, pág. 20.

11 Tomo II, pág. 41. «Los papeles antiguos que se hallan en el Archivo de la Concepción.»>

12 Des Herrn Abts Vidaurre kurzgefasste geographische, natürliche und bürgerliche Geschichte des Königreichs Chile. 208 págs. y un mapa.

hemos sustentado esta opinión en nuestra Historia de la Literatura Colonial de Chile. Mas, es esta la verdad? Creemos, por lo menos, que este punto merece alguna discusión.

El fundamento más fuerte que puede citarse acerca de que Molina sea el autor del Compendio, como lo ha hecho notar muy bien el señor Barros Arana, es la decisión de Caballero que, habiendo vivido en frecuente trato con los jesuitas expulsados, ha debido hallarse en situación de conocer al verdadero autor de aquel libro. Las demás aserciones no hay para que tomarlas en cuenta, ya que las de Gruvel y demás que le han seguido no emiten fundamento alguno de su dictamen. Contra ellos, y acaso con más fuerza, podría alegarse el hecho de que el traductor alemán manifestó en la portada misma de su libro que traducía una obra de Vidaurre.

Por lo que á nosotros toca, creemos que no hay para qué considerar ni unas ni otras opiniones y que en el examen atento del libro, y, sobre todo, en lo que los mismos autores á quienes se atribuye la paternidad de la obra han dicho acerca de él, debe buscarse la solución de la dificultad.

Conste, desde luego, que habiendo intitulado uno y otro la obra que firmaron, Historta geográfica, natural y civil del Reino de Chile, nada puede deducirse del título. Ambas también llevan á su frente el mismo mapa. Pero ya desde este punto puede deducirse algún antecedente útil para nuestro propósito. En efecto, sabemos positivamente que el Compendio se imprimió en 1776 y que el libro de la Historia natural de Molina, á cuyo frente va ese mismo mapa, solo vió la luz pública en 1787, ό sea once años después que aquel. Ésto nada probaría aún si no fuera que al manuscrito del libro de Vidaurre que hoy incluimos en la Colección de Historiadores de Chile acompañan exactamente las mismas diez láminas que se adjuntaron al Compendio, lo que no sucede en ninguno de los libros de Molina que se imprimieron con su nombre.

[blocks in formation]

Ya en nuestra Literatura Colonial habíamos tenido ocasión de manifestar que el estilo del Compendio era evidentemente inferior al usado por Molina; superioridad que el de éste conservó siempre sobre su compatriota, aún escribiendo en extraño idioma; siendo de prevenir, como lo hemos indicado ya, que en aquel entonces abrigábamos la persuasión de que el Compendio era de Molina y atribuyendo aquella deficiencia á una obra que creíamos un mero ensayo.

Entrando ahora en un examen más detenido entre el libro anónimo y el firmado por Vidaurre, se notan tantas analojías entre uno y otro, que se presentan á nuestra atención desde la primera frase. Véase en efecto como comienzan uno y otro.

Compendio: «Prefacio:-Chile, país no menos beneficiado de la naturaleza que desfigurado por los escritores, se conserva hasta ahora casi del todo desconocido á las personas que se dedican al estudio de la geografía y de la historia natural.»

Historia geográfica: «Prefacio-El Reino de Chile que yo considero como uno de los países más beneficiados de la naturaleza, lo hallo todo él tan desfigurado por los geógrafos que, apénas por la descripción que de él hacen, etc.>>

¡Cuán distinto comienzo en Molina!: «La Europa vuelve al presente toda su atención hácia la América, deseando conocer con erudita curiosidad la diversidad de sus climas, etc.»

Hubiéramos de extendernos demasiado si quisiéramos entrar en un cotejo detenido al estilo del que dejamos insinuado. Bástenos saber que esas analogías, que no podemos atribuir á una rara coincidencia, se repiten á cada paso en una y otra obra.

Pero hay más todavia. Por una circunstancia feliz podemos saber los términos en que Molina y Vidaurre se expresaron acerca del libro anónimo: aunque es convenienle que desde luégo sepamos lo que expresa Molina en su prólogo acerca de una obra de Vidaurre. Dice, en efecto, en la pág. VII que «el abate Vidaurre se dedicó principalmente á manifestar las produc

« AnteriorContinua »