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CUALIDADES DE LA TIERRA DE CUYO

La superficie de terreno de esta provincia, a decir la verdad, no presenta a la vista el mas bello y alegre aspecto del mundo. La parte occidental, esto es, desde la gran cordillera hasta la derecera del Gigante, es toda ella árida, sin yerbas y sin árboles. Esto hizo al Padre Alonso de Ovalle pintar al Cuyo como un terreno maldito de Dios; pero ciertamente se engañó mucho su imaginacion. Lo juzgó y calificó por lo que ofrecen sus desiertas campiñas, las cuales, abandonadas a la naturaleza, es cierto que parecen no las ha atendido Dios; pero considerando los lugares donde ha entrado la industria, donde se ha plantado, donde se ha sembrado, en suma, donde ha entrado la principiante agricultura de sus habitantes, se ve que ella corresponde a sus sudores con no ménos abundancia que las provincias superiores de Chile, y que a éstas hace, en algunos frutos, no pequeña ventaja. Se cultivan en dicha parte del Cuyo las tierras que pueden tener regadío, y ellas, ayudadas de sola la humedad, que por esto les viene, producen todo grano, toda menestra, toda verdura con una abundancia increible y con una perfecta sazon. Todas las frutas de Europa allí trasladadas se dan óptimas y exceden a las de Chile, no solo en que vienen un mes ántes, sino en que son mayores y mas sazonadas y delicadas. Las viñas son jenerosas y de buen cuerpo. Como experimentan la falta de maderas de construccion, y la conduccion les era muy costosa, pensó un hacendero de los Jesuitas redimir a su colegio de esta vejacion y ponerle en la posesion que estaba a su cuidado un nuevo fondo de entrada. Puso al principio unos pocos cipreses, y habiéndole salido bien su prueba, pobló la posesion de ellos. Con este ejemplo han empezado algunos particulares a hacer lo mismo, y se puede esperar que no solo lo sigan los mas, sino que de estos árboles pasen a otros y de ese modo quiten este oprobio de su provincia.

La parte oriental, esto es, desde el Gigante hasta la sierra de Córdoba, tiene otro aspecto bien diverso. Sus campiñas están pobladas de bellísi

mos árboles y la yerba crece de manera que llega en unas partes casi a cubrir los caballos, y, con todo, los frutos no son tan buenos ni en tanta abundancia. El trigo se da la mayor parte en paja y los frutos mas en grandeza que en sazon. La diversidad de esto es visible a quien echa el nivel sobre el terreno de toda la provincla. Esta parte es notablemente baja respecto de la otra, y así en ella vienen las aguas como a depositarse. Tambien en dicha parte las tormentas de truenos son mas furiosas y duran horas con deshechas aguas. ¡Qué mucho, pues, que en sus campos crezca mucho la yerba, y que ellos no den ni tanto ni tan buen fruto!

Todo el terreno de la provincia es muy fácil al trabajo, y de modo que con el arado se fatigan poco las bestias en profundarlo. Todo él no es sino una mezcla de tierra y arena, la que en la parte alta es menuda y en la baja gruesa. En unas partes domina la arena y en otras la tierra, pero nunca tanto que de ella se puedan hacer adobes, particularmente en la parte oriental. Esta cualidad de tierra lijera se conserva así en muchos estadios de profundidad, como se ve en los canales que han hecho y en pozos que han probado hacer en la que llaman Travesía, donde no hay agua para proveer de este alimento tan necesario. Aunque el asunto no lo hayan creido imposible, han desistido dél por que a tal profundidad solo han encontrado arena muy menuda y la agua vecina la han hallado salada y por consiguiente incapaz de servir.

RIOS DE CUYO

El poco declive que tiene la parte occidental y los pocos rios que le da la cordillera son la causa de las pocas aguas de esta provincia. Ella de los Andes recibe solo tres rios, y esos no muy grandes. Estos son el de San Juan, el de Mendoza y el de Tumugan. Los dos primeros tienen el nombre de las ciudades que bañan. Como la provincia sea por esta parte sin declive, estos rios no llevan gran corriente, y como, por otra parte, el terreno sea de la naturaleza que he dicho, ellos en las avenidas dilatan sus cauces, hoy comiendo aquí y mañana allí, lo que causa notables daños a aquellos poseedores, que ciertamente no serian ni tan frecuentes ni tan grandes, si procurasen precaverlos. De esto mismo es efecto el estanque que forman cuasi en el medio de la provincia estos rios a veinte y cinco o treinta leguas de su curso. Llaman estos estanques lagunas del Guanacache, las que se extienden de Norte a Sur mas de cincuenta leguas, y por un canal donde entra el rio de Tumugan van a sumergirse en las pampas. Estas lagunas abundan de truchas y pejerreyes exquisitos y otros peces, y así ellas hacen para con los habitantes de esta provincia las veces de mar. En sus márjenes se coje sal para proveer lo que se necesita.

Por el Norte de esta parte se descuelgan otros dos rios, esto es, el Rio Colorado y el Jacal, que, a cortísimo curso unidos, forman otras dos lagunas, que no se les ve desagüe; y así es de creer que estas aguas vayan subterráneas. Hácia las costas patagónicas hay otras lagunas que suministran en abundancia la sal: sobre lo que es de notar que es tanta la salobridad de las aguas de esta provincia, que en casi toda parte que se forma un pantano, se coje sal.

La parte oriental y mas baja es bañada del rio Coulara, que nace de una laguna que está a alguna distancia de la montaña de la Punta, co

rriendo la mayor parte de ella de Sur a Norte. Báñala tambien el Rio Quinto y otros pequeños. Fuera de estos, dicha montaña, por su parte occidental, descarga sus nieves en diversos arroyos, los cuales probablemente enterrándose al poco trecho, brotando en la parte mas baja, forman la laguna que llaman el Bebedero, porque ésta, sin formarla algun otro rio, da nacimiento a otro que corre a Occidente y va a incorporarse con el que llaman el Desaguadero.

DESCRIPCION DE LA CORDILLERA Y DEL CAMINO DE GUYÓ A CHILE

Aunque en el libro antecedente haya ya pintado la cordillera y hablado de lo trabajoso de sus pasos, hallándome en el nacimiento del rio de Mendoza, que es el mas frecuentado paso a Chile por la cordillera, me veo como en precision de hacer una descripcion particular suya y de esta pequeña parte de la cordillera, con la que creo se llegará a formar concepto justo de lo trabajoso de estos pasos y de la grandeza y materia de los montes que componen la cordillera. No omitiré o pasaré en silencio algunas cosas que puedan servir de obgeto de las inquisiciones de los curiosos de estos tiempos, las cuales a algunos servirán de apoyo de sus sistemas en órden a la formacion del mundo y revolucion de cosas causadas por el diluvio. He creido conveniente para mejor inteligencia, acompañar esta descripcion con una tabla que haga ver la vista que hace la cordillera cortada de oriente a occidente desde Uspallata hasta el Juncadillo. Al pié de ella pongo la vista que hace la parte septentrional de la falda y distrito de la cordillera hasta la sierra de Córdoba. La primera vista tiene sus reclamos con letras, y la segunda con números, para hacer notar y distinguir los lugares de que se ha hablado en la descripcion de la provincia como de los que se habla en esta del camino.

La que así los cuyanos como los chilenos llaman cordillera, es la cadena de montes que está en el medio, sin cortarse ni interrumpirse en parte alguna. Esta cadena, a grados 33 de latitud, despide por la parte oriental el rio de Mendoza y por la parte occidental el rio de Aconcagua a Chile, los cuales rompiendo entre los montes contiguos y que les sirven como de gradas, han dado el paso para el camino que voy a describir juntamente con ella. Esta gran montaña estriba sobre dos altísimos gradas que se ven por ambos lados. La inferior, por el oriente, es la serranía de Uspallata, alta como los Alpes, y por occidente la del Juncalillo, un tercio mas baja que la de Uspallata. Sobre esta grada se

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