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mas y en casi innumerables historias. El nombre de araucanos le viene de la provincia de Arauco, pequeña sí, pero que se ha usurpado la primacía sobre todas las otras. Se ignora si este nombre de araucanos, tan general, lo tuviesen aun ántes de la entrada de los españoles, o si éstos sean los que lo hayan extendido a toda la nacion, por la oposicion primera que estos hicieron. El nombre, sin embargo, mas ordinario con que ellos se denominan, es el de auca, que quiere decir hombre libre, o moluche, que significa hombre de guerra.

Todas estas tribus, bien que divididas, no forman sino una nacion, porque todas ellas hablan una misma lengua, tienen un mismo color, los mismos usos y se gobiernan cuasi por una misma forma de gobierno. Las diferencias que entre ellas hay, no bastan para que se pueda constituir naciones diversas, porque en lo sustancial todas ellas convienen. Que sean unos mas altos, que otros mas robustos, mas fuertes, de miembros mas recios, etc., son accidentes que provienen del temperamento en que se han criado, como sucede en todas las otras partes del mundo y dentro de unos mismos reinos.

CONSTRUCCION DEL CUERPO DE LOS INDIOS

Sobre la construccion de el cuerpo de los americanos se leen opiniones bien extravagantes, aun en autores modernos y que son reputados por diligentes observadores. Yo tengo, entre otros muchos, por muy extravagante lo que se lee en ellos, que todos los americanos tienen un mismo aspecto y que cuando se ha visto uno se puede decir haberlos visto todos. No sé con qué ojos han observado estos autores las diferentes naciones de la América, pues confrontados los individuos de una nacion con los de otra, las vagas apariencias de semejanza desaparecen inmediatamente. Olvidados, sin duda, de lo que vieron en un reino, hallando cuasi el mismo color en los individuos de otro, confundieron las diversas ideas que presentan estas naciones. Un chileno no se diferencia ménos en el aspecto de un peruano, que un español se distingue de los individuos de las otras naciones europeas. A la verdad, yo he visto indios paraguayes, cuyanos, magallánicos, peruanos, y no he encontrado otra diferencia que la que noto entre las naciones de la Europa, esto es, ciertos delineamientos particulares que los distinguen notablemente unos de otros. Aun entre los mismos indios chilenos es bien notable la diferencia de tales delineamientos que hay entre algunas de las tribus arriba mencionadas y que yo haré ver aquí para mayor ilustracion de esta verdad que se procura oscurecer no sé con qué fin.

La estatura de los indios chilenos es vária, segun el lugar en que han nacido y criádose. La de los que he dicho habitan los llanos, es la misma que el comun de los europeos; pero la de los habitantes de las montañas de la cordillera, es generalmente mayor. La estatura ordinaria de éstos, es cinco piés y medio. Los mas altos no pasan de los seis piés, lo que los hace comparecer gigantes, junto con la fuerte osadura, lo grueso de sus miembros, aunque proporcionados a lo alto de su cuerpo los ha

ce parecer mas de lo que ellos efectivamente son, y ha inducido su vista pasagera a los viagantes por el Estrecho, a pintarlos como unos enormes gigantes, lo que no es así; pues éstos no son otros que los indios montañeses de Chile que discurren en sus correrías hasta aquella parte, como lo demuestran las palabras que ellos ponen de su lengua, que todas son del idioma chileno. El color en éstos es mas de bronce que en los otros chilenos, lo que puede provenir de las inclemencias del aire, a que los obligan las contínuas correrías que hacen. No obstante, sus rostros no son desagradables; tienen el busto comunmente redondo, la nariz un poco ancha, los ojos vivos, los dientes blanquísimos, los cabellos negros y gruesos, y algunos se dejan crecer la barba sobre el labio superior, al modo antiguo de la Europa.

Los bárbaros de los llanos, esto es, aquellos araucanos que habitan fuera de la cordillera, son ordinariamente de estatura regular, membrudos pero bien proporcionados. Su cabeza y rostro son redondos, la frente pequeña y muy calzada, la nariz un poco chata, los ojos pequeños y vivos, con una ceja bien poblada, el pecho y la espalda ancha, las manos y los dedos gruesos y cortos, las piernas gruesas y cortas, los piés pequeños y chatos. En su rostro no se ve jamas barba alguna, así porque naturalmente la tienen poco poblada, como porque cuando les viene algun pelo, lo arrancan prontamente con ciertas pinzas hechas de laton, que traen siempre consigo colgadas al cuello. Nunca desisten de este empeño, porque entre ellos es reputado por poco aseado aquel que se deja crecer alguno. Aunque ellos tengan un color mas claro que todos los naturales de la América Meridional, con todo, no pueden decirse blancos, sino de un bronceado claro, o mas bien, del color de una aceituna próxima a madurar.

De esta generalidad deben exceptuarse los indios de la provincia de Boroa, situada en el centro de sus tierras, que son tanto o mas blancos que los españoles, rojos como los flamencos, con los ojos azules, los cabellos rubios y sutiles como los de los europeos, que nacen desde el grado 44 para arriba. Los españoles quieren hacer estos boroanos descendientes de sus prisioneros, lo que tiene contra sí el que los prisioneros españoles fueron igualmente dispersos por todas las otras provincias de los araucanos, donde no se ven blancos, mucho menos rubios y zarcos, por lo que esta opinion la hallo yo poco fundada. Yo no sabré decidir sobre este punto: lo que sí puedo asegurar es que los boroanos jamas se unen en matrimonio con alguna de las otras indias, ni permiten que las suyas tomen otro marido que no sea de su distrito, para conservarse siempre con este bello color, que ellos aprecian infinito.

Siendo la complexion de todos estos habitantes de Chile robustísima, gozan ellos de todo aquel vigor que puede suministrarles la influencia de un clima inalterable, sin causar en ellos el tiempo, sino muy tarde, las mutaciones a que van sujetos los atemperados. Despues de sesenta o setenta años de edad, comienzan a encanecer, y no se ponen calvos sino cuando se acercan a los cien años. Una tarda muerte viene de ordinario a terminar la larga carrera de sus dias. A la verdad, se ven de ellos mu

HISTORIA DE CHILE.-LIB. VI.-CAP. II

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chos, principalmente entre las mugeres, que viven mas allá de los cien años, manteniendo fuerzas para montar diariamente a caballo y agilidad para no necesitar de ayuda para ponerse sobre la silla. Mas serian de estos, si ellos no se entregasen tanto a la borrachera. Admira ver a estos indios hasta la edad mas decrépita conservar, no solo sana la dentadura, sino la vista como de un joven y la memoria de un hombre. Muchos mueren sin haber pasado un dolor de cabeza en su dilatada vida; en suma, ellos parece que solo mueren porque esta es la ley fulminada de Dios contra todos los hombres.

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