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ten igualmente de la pesca, y llegado el tiempo de la procreacion se retiran en las playas, y en un hoyo hecho en la arena la hembra se descarga de ocho huevos blancos, que no se distinguen de los del ganso ordinario sino porque son mas redondos.

Entre los acuáticos, merece particular mencion el flamenco por su rara belleza, que lo constituye, ciertamente, en órden superior a todos los dichos de esta clase. La grandeza de este pájaro, si se toma su dimension de la punta de su pico hasta la extremidad de sus uñas, es de cinco piés, en cuya dimension su cuerpo ocupa solo una quinta parte, las piernas que son sutiles, cerca de dos y media, comprendidos los muslos, el cuello uno, y el pico que tiene sus dientes como el precedente, corvo hácia la punta y cubierto de una piel roja, es de cerca de un pié. Los piés, que son amarillos, tienen cuatro dedos, los tres delanteros membranudos, y el de atras del todo libre. La cola es corta y redonda, el cuello cilíndrico, la cabeza pequeña, bislunga y adornada de una especie de copete que le cae hácia atras; los ojos muy pequeños, pero muy vivos. La belleza del flamenco chileno la constituye el color vivo de fuego de las plumas que cubren la espalda y la parte superior de las alas. Este bello color resalta admirablemente sobre el blanco brillante que tienen todas sus otras plumas, aun las maestras de las alas, que no son negras como en los otros flamencos de la América y en el fenicóptero de la Africa. Los araucanos aprecian infinito las plumas de este pájaro para adornar sus lanzas y los plumages de su corona mural, que usan a modo de los antiguos romanos, y en la realidad tienen justa razon de estimarlas, porque su barba es sumamente fina y delicada. Como por la construccion dicha de sus piernas les sea incómodo empollar sus huevos recostados sobre ellos, construyen su nido de modo que con toda comodidad los puedan empollar. Hacen de barro un cono truncado, dándole de alto un pié y medio, dejándole en el medio una ligera concavidad, en la que ponen sus huevos, que jamas son mas de dos. Entónces cuando anidan o los empoIlan, posan sus piés en tierra y apoyan el cuerpo sobre el nido con una ligera inclinacion de todo él. Estos pájaros no entran a nadar en el mar, pero están a sus orillas, y particularmente en las partes mas bajas, donde desembocan los arroyos y aun los rios. Viven en compañía y mútuamente se hacen la centinela para preservarse de las asechanzas de los cazadores, a los que jamas permiten acercarse, y así para matarlos, es preciso ir muy escondido, lo que no es fácil porque ellos no se ponen sino en playas abiertas y donde tengan mucho campo para extender su perspicacísima vista.1

Otros muchos pájaros, a mas de los dichos, se ven en aquellos mares, pero o que son comunes a la Europa o que no presentan alguna singularidad, o que no tengo bien examinados, por lo que ni quiero hacer mencion de ellos, como lo he hecho tambien con los terrestres, por ejemplo, las perdices, las tórtolas, las palomas monteses, etc., de que abundan tanto las campiñas de Chile, donde no es tiro bueno de escopeta, cuando

1 Aquí hay una lámina que contiene el pájaro niño, el picaflor, kelteu, nido del albañil o muratore, flamenco, y cóndor.

HISTORIA DE CHILE.-LIB. V.-CAP. XI

263 de estas, esto es, tórtolas y palomas, se matan dos o tres, y de las perdices, cuando en una tarde se cogen solo seis con perros y correteándolas a caballo. De las gallinas domésticas estoy firmemente persuadido que ellas no han sido introducidas por los españoles, sino que se encontraban en Chile de tiempo inmemorial. Estas tienen nombre propio en la lengua de los indios, que es el de Achau, lo que no sucede con las otras aves, que ciertamente han sido introducidas por los españoles, como las palomas caseras, los gansos y patos domésticos y los pavos de la Septentrional, de todos las que hay presentemente una suma abundancia. No debe esto causar admiracion porque estas aves, esto es, las gallinas, se han encontrado en cuasi todas las islas que se han descubierto en el mar del Sur por los viajantes. Se concluye de esto, sí, que parece que esta ave, como el perro, está destinada a seguir por todas partes al hombre.

CUADRUPEDOS EUROPEOS QUE HALLARON EN CHILE LOS PRIMEROS ESPAÑOLES QUE ENTRARON EN ÉL

De los animales domésticos y familiares al hombre, hallaron los españoles en Chile, entre los indios, los puercos y los perros. Esta es una verdad que no se puede traer en duda si es cierta la regla que el Padre Acosta da para distinguir las cosas originarias o no adventicias a la América o en algun país de ella, que es, si en el idioma de los naturales se encuentra voz propia que lo denomine. Esta regla, que es prudentísima y sabia al mismo tiempo, de sugeto que, desnudo de toda parcialidad, quiere indagar la verdad, tiene toda su fuerza cuando se halla que el nombre no tiene alguna proximidad con el europeo, el que podria decirse se habia corrompido en los naturales. Esto puntualmente sucede con los animales que llevo indicados. Ellos tienen su nombre propio y apelativo en el idioma chileno. Ambos están tan léjos de creerse corrupcion del vocablo español, que no tienen proximidad alguna con él. Puerco o cochino llaman al primero los españoles, y los indios chilenos lo apellidan chanchu, que, como se ve, ni siquiera se halla de corrupcion. de ninguna de las voces españolas. Al segundo, que los españoles llaman perro, llaman los chilenos quiltro o thegua, segun la especie. Por el quiltro entienden una casta de pequeños perros lanudos y por thegua una casta de perro mediano de pelo corto. De estas dos castas es de las que asevero encontraron los españoles y no las otras muchas que ahora se ven en el Reino aun entre los indios, por la razon opuesta, quiero decir, porque los indios las distinguen o con la misma voz española o con una voz que luego presenta su corrupcion.

Los puercos son de la misma especie, de la misma grandeza y del mismo gusto que los europeos. Hay de todos colores, negros, rojos y blancos; pero los mas comunes son estos últimos, diferentes en esto de los del

Perú, donde es mas frecuente que sean negros. Los de Chile son bien poblados de cerdas, y éstas de muy buena cualidad. Muchos se han hecho montaraces, por lo que algunos se han engañado y teniéndoles por javalíes, se han afirmado que en Chile hay de estos animales, lo que no es cierto ni averiguado aun. Se aprovechan poco de estos animales, porque creen no tan saludables sus carnes: lo que yo no atribuyo a la cualidad de ella, sino al modo de prepararla que tienen para comerla, porque ha de ser pasada primero por vinagre, con lo que ella debe ser indigesta y pesada. Tambien debe concurrir a hacerla poco digestible la mucha edad a que aguardan para matarlos, pues ha de tener por lo menos tres años para que hagan eso, y, en suma, no es ella tanto cuanto creen. En el continente se hacen pocos jamones, porque los tienen muy excelentes de los que traen del Archipiélago y a muy buen precio.

Las dos indicadas especies de perros desmienten la opinion de ser mudos los perros de América, porque ellos ladran al menor ruido que sienten, lo mismo que los de Europa. La aplicacion caprichosa de los nombres de los que ántes conocian en el viejo continente los primeros que entraron en América a los nuevos objetos que se les presentaban con algunas semejanzas con aquellos, ha dado orígen a la sobredicha opinion. que, bien examinada, es del todo errónea, como hija que es de la ignorancia de los que llamaron perro a lo que no lo era ni en la especie ni aun en el género. Por una ligera semejanza que hay en la figura entre el perro y el tiquiqui de! Mexico, que es animal mudo, pero no solo de especie, sino tambien de génerò diverso, lo llamaron perro y calificaron los perros de América por mudos. Lo maravilloso es que no hayan faltado naturalistas que hayan adoptado esta opinion. Yo solo les pregunto ¿por qué no sucede esto ahora con los que han llevado y llevan continuamente los europeos? Parece debian militar las mismas influencias con estos que con los otros que llevaron de muy atras sus pobladores, pues aquellos que llamaron perros, aun hasta ahora no han adquirido la voz ni muchos ménos con el ejemplo de los de su especie muestran esforzarse a ello.

Alguno, por ventura, querrá desvanecer con un golpe solo la fuerza de esta razon, trayendo el ejemplo de los perros europeos trasladados a las islas de Juan Fernández, de quienes se ha esparcido que han perdido la voz; pero esto es tan falso, como errónea la denominacion de perro al tiquiqui. Los perros de las islas de Juan Fernández ahullan y ladran y tanto que por su multitud hacen inquietísimas las noches, como atestiguan los que han estado en ellas. Yo me imagino que este dicho nació de haber visto discurrir por entre las breñas de la isla estos animales en sumo silencio, y lo que en ellos el instinto les ha sugerido como condicion necesaria para que no se les escape la presa, se le tomó por un efecto de su degeneracion.

De esta aplicacion ignorantemente hecha deriva el caprichoso sistema. de la degradacion de los cuadrúpedos en América. De las observaciones mal hechas sobre hechos de otra naturaleza de lo que los cree el nada inteligente relacionista, concluye una impostura, de que se agarran los enemigos de la América empeñados en calumniarla. Perdóneme el señor

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