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PIRITAS

Si fácilmente se concibe que la abundancia de las sobredichas materias bituminosas, mantengan siempre ardientes los volcanes de Chile, así tambien que las piritas son la verdadera causa de la inflamacion de dichas materias y de los fuegos subterráneos; el origen del calor de las aguas termales, simples o compuestas, y tambien la causa de los terremotos; siendo, como es, cierto que las piritas se encienden por medio del agua y del aire, es fácil concebir este mismo efecto en las entrañas de la tierra. El incendio de las minas de carbon no tiene otra causa sino las piritas que allí se hallan; aquel vapor tan pernicioso a los mineros, no es otra cosa que las piritas inflamadas, que exhalan un vapor sutil, rarefacto y ácido que quita al aire su movimiento tan necesario para la conservacion de la vida. El es, a las veces, tan cargado de flogístico que facilmente se enciende y con tanta violencia que no se le puede apagar; muchas veces produce tambien una terrible explosion, principalmente si está encerrado en minas cuyas bocas sean estrechas. Ved aquí como suceden los terremotos. A la descomposicion de la pirita, sucedida en una concavidad subterránea, llena de aire y agua, se sigue la inflamacion, la dilatacion y expansion del agua en vapores, y finalmente, en explosiones y sacudimientos de la tierra. Ahora, pues, un terreno donde son tan frecuentes los terremotos, donde tantos volcanes arden contínuamente, donde hay tantas aguas termales, donde no pocas veces sus mineros han quedado muertos de los vapores, como es Chile, no puede menos que abundar sobremanera de piritas.

En efecto, si se considera bien el terreno de este Reino, todo él se hallará sembrado de piritas, que está como amasado de ellas, y aun sobre su superficie. Estas, tal vez, forman minas por sí solas, tal vez ve

tas o venas de un grueso y extension considerable. Raras veces estas vetas están de por sí, sino que por lo comun acompañan las de las minas de los metales, entre los cuales tambien se ven sembradas, como tambien en las arcillas, gredas y piedras, y particularmente sobre los cuarzos y sobre los cristales de roca. Las cinco especies en que comunmente se dividen, si se hubiese de hablar de las variedades que cada una de ellas ofrece, compondrian una obra mas vasta que la que es toda esta. No me puedo dispensar del metal de los incas, que es una pirita pesante, muy dura, poco alterable a las impresiones del aire y del fuego; ella es blanquizca y luciente como el estaño o plomo recientemente cortado; poco o nada se empaña al aire, su figura es poco constante, la mas frecuente es la cúbica. Herida con el acero da poco fuego. En muchas partes de Chile se encuentra de esta pirita, de la que no hacen uso alguno sus naturales.

SEMIMETALES QUE SE ENCUENTRAN EN CHILE

Cuasi del mismo modo se hallan para con estas gentes los semimetales, porque si se exceptúa el antimonio y el mercurio (si se quiere poner en esta clase) los otros hasta ahora no les han merecido su atencion. Ignoran aun que con la mezcla del arsénico, el estaño se pone duro y difícil de fundirse, que al cobre da tal blancura, que lo hace equivocarse con la plata; que el arsénico facilita la fusion de varias materias refractarias, por lo que se hace entrar en la fábrica de algunos cristales, a los cuales comunica gran limpieza y blancura; que el arsénico y su rejalgar pueden conbinarse con varios metales, por lo que se hace entrar en ciertas composiciones, y, finalmente, que este es un ramo utilísimo de comercio, como lo experimenta la Sajonia. Del mismo modo ignoran que la sustancia metálica del cobalto suministra una tierra, la cual mezclada con la alcali-fija, el cuarzo o pedernal, se vetrifica, dando entónces un bello vidrio azul precioso, nombrado en el comercio azul esmalto, azul de esmalto, o vidrio de cobalto, sustancia utilísima en la pintura, sobre los utensilios de tierra, sobre la porcelana, en la tinta de los esmaites, etc. Asimismo ignoran que el bismuto facilita la fusion de los metales; que, mezclado con el cobre, en la fusion lo emblanca al igual del estaño y lo hace mas sonoro, que le da una consistencia que se arrima a la de la plata, como se observa en el estaño de Inglaterra, el cual, por cuanto se dice, tiene una liga de bismuto, de régulo de antimonio con una porcion de cobre; que con el zingo se purifica y se blanquea el estaño; que se mezcla ventajosamente con el cobre rojo, para hacer menos expuesto este metal al cardenillo; para darle el color de oro, y para formar el laton, el similor, la tumbaga, el prinsubero (sic), y el metal del príncipe Roberto, no dejarian perder estos precios semimetales, que se hallan, o en minas particulares,

o mezcladas con las otras sustancias metálicas, y por lo comun metalizados.

El antimonio tuviera la misma suerte, si no lo hubiesen conocido necesario para la fusion de algunos minerales de plata, y para purificar el oro. Y estoy persuadido que si supiesen el uso que hace ya dél la medicina, y el que tambien hacen dél las artes, no dejarian perder tanto como botan en las excavaciones necesarias para la extraccion del oro y de la plata.

Aunque el azogue no sea un semimetal, pues no es combustible, ni tampoco un metal, pues es volátil, se disipa al fuego, y es falto de solidez y de ductibilidad; pero no se puede dudar que él no sea una sustancia metálica. Será, pues, a lo menos un medio entre semimetales y metales, y por consiguiente, es este su lugar para tratar de él, ya que se halla en Chile. La extraccion de esta preciosa materia está prohibida a los particulares; con todo, no ha faltado quien ocultamente haya puesto manos a este real depósito. En varias partes del Reino se encuentran minas de azogue, ya vírgen, ya mineralizado, ya en el estado de cínabrio, que tambien se dice azogue rojo. Las provincias de Coquimbo y de Quillota tienen las mas ricas minas de esta sustancia necesarísima para el trabajo de las de oro y plata. De estas minas habla de este modo el señor Abate don Juan Ignacio Molina. «La Coquimbana, está situada en uno de los << montes mediterráneos, compuesto en parte de una arcilla algo oscura, << y en parte de una piedra arcillosa fragil. Ambas a dos sirven al azogue « de matríz, el cual se halla solo nativo en gran copia en filones inclina<< das al horizonte. Algunas venas de estos filones, se ven mineralizadas, es decir, bajo la forma de cinabrio, de un rojo cargado. La Quillo<< tana es igualmente situada en un monte alto, poco distante del lugar « llamado Limache, y por lo que muestra, no es menos rica que la prece«dente. Esta está descubierta mas de ciento y cincuenta años, y aunque «<diversas veces se ha pensado emprender su trabajo, y se ha proyec<«<tado, la Corte no ha hallado suficientes las razones que se han pro<< puesto de Chile para dar su permiso. El mercurio que en ésta está << mineralizado por el azufre, tiene por matríz una piedra calcárea, la <«< cual serviria de medio de detener el azufre, cuando por medio del fuego <<< se viniese a extraer de ella el azogue.»

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METALES DE CHILE

Por ventura no hay Reino en el universo que abunde tanto de metales como Chile. Esta prerrogativa es muy manifiesta para que alguno se la pretenda disputar. Mas oro y mas plata se sacará en otras partes de la América, pero esto no prueba otra cosa sino que es mas la gente que se ha entregado a la extraccion de estos metales, pero no que sus minas sean mas, ni mas copiosas de estos metales. El oro es tanto que fray Gregorio de Leon ha llegado a decir en su mapa de Chile' que todo su terreno está empastado de oro. Yo no diré tanto, pero no dudo decir que él, en toda su extension, es una continuada mina de todos los metales conocidos; aquí de uno, allí de otro, porque si no se halla, vbg., el oro, cavando en cualquiera parte, se encuentra otro, vbg., el cobre o el hierro, o el estaño, o el plomo, o la plata y tal vez de dos de estos, empastados entre sí.

Es cosa que debe causar admiracion la pereza de los mineros de Chile en esta parte de los metales. Ellos no solo saben buscar las minas sino distinguir de qué especie de metal son, no solo hacen las pruebas sino avaluar sus productos; no solo cavar en las situaciones mas ventajosas, sino distinguir las verdaderas vetas de las que no lo son, y todo esto por sola la práctica y la experiencia, sin haber sido fundados en principios de ciencia, de modo que muy pocas veces salen falaces sus congeturas.

1 El Mapa de Chile de Fr. Gregorio de Leon, ha sido citado por Ovalle, Hist. Rel., fols. 9, 28 y 61, por Rosales, Hist. General, T. I, 109, por Pinelo, Epitome, t. II, col. 656, por Molina, Hist. civil, pág. 380. Este mapa, que se dice impreso, y al que como se ve, se refiere tambien Gomez de Vidaurre, no hemos logrado verlo hasta hoy. Consta que fué dedicado al presidente D. Luis Fernandez de Córdoba, y de su autor sabemos que era hijo de Pedro de Leon, natural de Carmona, en Andalucía, y que llegó a Chile por los años de 1579, habiendo profesado en el convento de San Francisco de esta ciudad, en 1586, haciéndole cesion de todos sus bienes.

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