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za a despedir una infinidad de partes colorantes que, esparciéndose por todo el licor, en brevísimo tiempo lo tiñe perfectamente de un bellísimo color de púrpura, sin comunicarle mal gusto alguno. Se sirven tambien de ella los torneadores, carpinteros y embutidores, para pintar graciosamente sus trabajos. No se hace otro uso, aun cuando ella, como se ve por esto, parece que incita la industria a otras mas nobles inquisiciones. Yo estoy persuadido que mediante algunas preparaciones, ella contribuiria al tinte de las lanas, algodon o seda, porque su jugo, simplemente exprimido, comunica a estas cosas un bello color que dificilmente se quita.

PASTOS

La multitud de plantas que llevo descriptas, bastaba ciertamente para colocar el Reino de Chile en la clase de los países fértiles, cuyo obgeto voy demostrando; pero como esto no explique aun toda su fecundidad, me es forzoso llegue aun a decir algo de las yerbas que sirven de alimento a las bestias. En esta clase, a la verdad, estoy firmemente persuadido que no hay país en el orbe que le aventage, ni en la multitud de especies, ni en la vegetacion de ellas. Entre estas yerbas y pastos que naturalmente produce Chile hay tantas de las que se ven por los campos de Europa, que difícilmente discurriendo algun trecho de su terreno, no se encuentren en él. Mayor maravilla es que aquellas que se cultivan en las huertas de Europa, como los nabos, altramuses, alverjas, tomates, pimientas, mostaza, ápio, hinojo, cardo y otras muchas que se hallan silvestres en Chile, y se hacen ver en tan bello aspecto de vegetacion, que mas parecen cultivadas que silvestres, o por decirlo mas claro, estas mismas silvestres, con el mismo aspecto que las cultivadas en Europa. De todos cuanto han viajado por la campiña de Chile y escrito sobre él, podria traer su dicho en apoyo de esta verdad. Solo pido que el que dudare de esto, lea al señor Frezier, en el tomo primero de su viage, página 155, y al señor Ulloa, en diversas partes de su obra, particularmente al tomo tercero. El patriotismo no da lugar en esto, señores, para sospechar de la sinceridad de sus deposiciones, tan honoríficas para Chile en este punto.

Fuera de estas, produce un gran número de otras plantas de especies particulares, algunas de las cuales son comunes en toda su extension y olras que son peculiares, o a las provincias boreales o a las australes, o a la costa, o a la parte mediterránea o a la andina. Muchas de estas producen flores que hacen los campos del reino en tiempo de primavera un amenísimo jardin, recreando por todas partes la vista obgetos bellísi

mos, y el olfato delicadísimos olores. Ciertamente que muchas de ellas merecian por esto el cultivo, pero aquellos nacionales, como los otros hombres, cultivan con mas gusto las forasteras que las propias. Con todo, uno u otro, inducido de una industriosa curiosidad, ha trasplantado a su jardin varias de estas flores silvestres, con las cuales, si se cultivasen a lo menos las mas bellas, yo hallo que todo el año se podrá tener un jardin florido, porque hay plantas en Chile unas que florecen en primavera, otras en verano, otras en otoño, otras en invierno y no pocas las que florecen en todas estas estaciones.

Las bestias de toda especie hallan en estas yerbas un nutrimento sustancioso muy propio a conservarlos, no solamente sanos, sino lozanos y vigorosos y aptísimas a hacer sus carnes de un gusto exquisito. Estos pastos allí son perennes sin que en estacion alguna se experimente la escasez de ellos, y porque las producciones naturales de dicho terreno se suceden mutuamente, de modo que cuando unas acaban, entran otras a cubrir el mismo terreno; por lo que para el alimento de las muchas bestias que crian y engordan en sus campos, no es preciso hacer prados artificiales, con que proveer el nutrimento, ni aun de los caballos y mulas que se tienen en las ciudades, porque éstos los alimentan o con la cebada en yerba todo el invierno y parte de la primavera, o con su grano seco y cuando mas con la alfalfa que nace naturalmente y sin haberlo procurado, en las viñas. Esta abunda mucho en los prados, valles y dehesas y mucho mas el trifolio o trebol llamado por los indios gualputa; del que se cuentan diez o doce especies; la mostaza, de que gustan mucho las vacas, los cardos, que se extienden por lo largo de las costas, y una especie de peine de Venus, llamada vulgarmente alfilerillo, y en lengua del país laiqui-lahuen, por el que todos los animales son avidísimos.

Esta planta que el señor Molina llama scandix chilensis se distingue de su análoga europea por su olor aromático, por sus troncos no rayados y por sus hojas notablemente grandes, las cuales, bien que sean en forma de ala, como las del peyne de Venus, tienen las hojillas enteras y carnudas: su fructificacion en nada es diferente.

Los llanos, los valles, las dehesas, las colinas y las eminencias de los montes se ven todas cubiertas de estas plantas, en no pocas partes se alzan hasta cubrir los carneros, y en principios del verano no se puede correr a caballo por muchos de sus prados sin peligro grave de precipitarse, porque enredándose en lo alto de la yerba los piés del animal, es casi segura la caída de este. Si no fuese esto así, no podria el reino sustentar tanto animal, como él alimenta y veremos en su reino animal.

PLANTAS EXTRANGERAS

Con todo que esto hace ver una grande fertilidad en Chile, yo hallo que esta se ve mas en las plantas extrangeras. Los españoles con su venida lo han probado y experimentado a lo que llega la fertilidad del terreno. de Chile, y trayendo consigo las legumbres europeas, las menestras, los granos, el cáñamo, lino, melones, sandías, pepinos, rábanos. Es poco decir que todas estas plantas se nacen, crecen y vegetan en Chile, como si fueran cultivadas en sus paises, porque si se nota alguna variedad o en la sazon o en la grandeza o cualquiera otra cualidad, es para hacerlas superiores, como repetidas veces lo atestiguan Frezier, Feuillée, don Antonio de Ulloa y cuantos que escriben de Chile, habiendo estado en él. Algunos han llegado a decir que las semillas de Europa se han mejorado en Chile.

Lo que yo puedo decir es que el lino allí crece al alto de una vara, perfectamente madura su semilla, y esta, con ser tan expuesta a degenerar, allí, sin haberla mudado de la que se llevó a los principios, produce del mismo modo, sin que se conozca degradacion alguna; que el cáñamo se dá tan excelente, que las naves europeas hacen una buena provision de sus cuerdas al volver a la España. Mucho mejor él seria, si lo cosechasen a su debido tiempo y no lo dejasen endurecerse tanto, y mucho mas útil traeria al reino, si tanto como cogen de él, no lo empleasen todo en solo jarcia, sino tambien en telas para la provision de la gente del país, con lo que la mucha parte de ella que lleva cubiertas sus carnes con lana, no sentiria tanto la incomodidad que esta causa en el verano, y los que visten de lienzo, lo podrian hacer sin costarles tanto una camisa.

En el punto de sandías, pepinos, melones, rábanos, coles, repollos, lechugas, se han visto tales monstruosidades, que, solo viéndolas, se hacen creíbles. Yo no citaré ninguna de éstas, porque sé bien que una cosa

extraordinaria no califica un país, sino lo que mas comunmente sucede en él. En Chile, pues, las sandías son ordinariamente tan grandes, que una basta para saciar a cuatro personas, tan dulces y jugosas, que del jugo de una, evaporándolo al fuego, hacen una porcion de miel que un hombre solo no se la puede acabar. Los melones, de que se cultivan muchas especies, mas de un pié de grandes, suaves y de un gusto muy delicado; los pepinos, a esta proporcion; los rábanos y nabos de Europa, a proporcion, hacen ver mas esta fecundidad, porque los de la especie infima de estas raíces, son allá como las de la media, y las de esta, como las de la superior de Europa. Finalmente, las lechugas, coles y repollos, no ceden a ninguna de las dichas en corresponder a los sudores del hortelano del mismo modo.

Las menestras de lentejas, garbanzos, alverjas se cosechan en tanta abundancia, que, consumiéndose muchas en lo interior del Reino, tiene para sacar a Lima y puertos intermedios el importe de mas de doce mil duros y para proveer a todos los navíos que vuelven a Europa. Mucho mayor seria esta suma si tuviese mas partes y mayor populacion a donde llevar lo que le sobra de estos granos preciosos.

Lo mismo le sucede con la cebada, con ser que de ella se consume tanto en alimentar las bestias de caballería, que ella es su sustento ordinario. Esta en Chile fruta tanto que se puede decir que no se juzga por buena cosecha de este grano si no ha pasado su frutado el doscientos por uno. Entre los españoles no tiene uso alguno sino es cuando la recetan los médicos para alguna enfermedad.

Del trigo, ya yo he dicho lo que él fruta. Ahora solo añado que la especie que por la mayor parte se cultiva en este país es la que los naturalistas llaman mutica, porque ella es sin barbas, la cual, ciertamente, no es la mas fecunda, aunque en otras cualidades merezca ser preferida a las otras.

Finalmente, ninguna de estas cosas, a mi modo de entender, hace ver tanto la fertilidad, cuanto el ver que en una pequeña parte de él prosperen tambien las plantas de los trópicos, como la caña de azúcar, las batatas dulces, el algodon blanco y hasta el siam, la jalapa, el mechoacan y otras ménos considerables. Si como de éstas han probado y han hallado que vegetan muy bien, yo estoy persuadido que otras utilísimas como el añil, si se pusiesen, corresponderian al par de las otras. En suma, no se ha probado producccion alguna natural que el terreno de este Reino no la haya abrazado y alimentado con sobrada abundancia para su vegetacion. Como no sé que esto se pueda decir de otro país, no sé que se me pueda traer ejemplo alguno que pruebe lo contrario. Es verdad que no hay muchas de estas producciones, ni las que hay son abundantes, pero esto es porque no las han procurado traer, ni las traidas, las multiplican, como era necesario para decir que hay de ellas en abundancia.

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