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PLANTAS NOCIVAS

En medio de tantas plantas medicinales, como llevo dichas, y muchas otras utilísimas, se encuentran algunas nocivas, y aun venenosas. No son en la realidad muchas las que se conocen, pero esto puede provenir, por lo que dejo insinuado, del temor tan grande que tienen los indios que se sospeche de ellos que poseen este secreto, porque ciertamente a él se le atribuirian todas las muertes que naturalmente suceden entre los suyos. No se puede negar que en Chile haya entre las plantas algunas muy nocivas, y tambien venenosas. Y ya he puesto en esta clase la raiz, totalmente parecida a un rábano, de una planta acuática, la que un accidente, como el que llevo referido, ha hecho se conozca su virtud mortífera.

Es tambien conocida en Chile por nociva y muy perniciosa, la que allí llaman metonímicamente yerbaloca, porque cuando los animales, y particularmente los caballos, comen de ella, vienen furiosos como los locos. No se sabe si en los racionales produzca semejante efecto. Esta planta, que, segun el señor don Juan Ignacio Molina, forma un nuevo género, produce los troncos angulares, altos un pié y medio, con hojas opuestas, en forma de lamas, enteras, carnosas, de color ceniciento, largas una pulgada, y unidas a las ramas sin piececillo. En la extremidad de las ramas lleva sus flores de rosa, compuestas de cinco pequeños pétalos de color amarillo, y sostenidas por un cáliz dividido en cinco partes; en el pistilo se forma jun vaso compartido en cuatro divisiones o cajoncitos, que contienen las semillas negras, de figura de] riñon. Aunque los labradores procuren con todo empeño el aniquilar esta especie, se la ve reproducir contínuamente. El único remedio para sanar los caballos que han comido de ella, es calentarlos corriendo, para que por medio de un sudor grande venga a disiparse la malignidad de aquel jugo; de otra suerte hay grave peligro de perder la bestia.

No es tan perniciosa la que llaman tambien metonímicamente tembladera, porque el mal que causa al animal, es pasagero, y las mas veces superable sin aplicacion de remedio alguno. Esta planta que se da en los lugares húmedos y pantanosos, extiende por tierra sus muchas ramas, de cuyas junturas, naciendo nuevas raíces, hacen que ella ocupe mucho terreno. Sus troncos son tiernos y muy jugosos, de color blanco pálido; sus hojas opuestas y sustentadas de un pié muy largo, son cuasi redondas, muy carnudas y lisas, de un color verde muy oscuro que tira al azul. Hay grave fundamento para creer que su raíz sea vivaz, porque en toda estacion se le encuentra. Esta planta, si la come alguna bestia, causa un temblor grande en todos sus miembros, de modo que en el tiempo de este es incapaz de servicio. Suele durarles uno, dos o tres dias. La bestia ama en este tiempo el reposo, y este parece sea su principal remedio.

A este órden yo reduzco una cierta planta, cuya virtud perniciosa por lo que se puede abusar de ella, y utilísima, si solo se usase en bien de la sociedad, me ha sido atestiguada por dos sujetos, que por su carácter sacerdotal, que por su virtud comprobada en muchas ocasiones, que por su doctrina eran singulares, y, en suma, que por todas sus circunstancias no me dan lugar a discutir, ni aun dudar de la verdad de su deposicion. Por esta yo sé que hay en los campos de Chile una yerba que ablanda el hierro de modo que puede manejarse con las manos del mismo modo que la cera. ¿Qué ventajas no resultarian a la sociedad y particularmente a los chilenos, que tienen esta planta, si ella se hubiese de usar solo en bien del público? pero como muchas veces se usaria en mal de él, como del primero de quien se tuvo esta noticia, lo habia hecho, venciendo varias cerraduras para robar, es necesario dejarla sepultada en un perpétuo olvido. Y aunque quisiera describirla no lo podria hacer, porque los sujetos no me han dado ni el mas mínimo indicio con que poder, no digo conocerla, pero ni aun congeturarla. Puede ser que alguno me condene por esta noticia, diciendo que ella puede mover el ánimo de algun perverso a recorrer las yerbas de Chile hasta encontrar con esta. Yo, pues, añado para mi justificacion, que no basta la yerba para el efecto dicho, si no se le da una cierta preparacion, la que, no sabiéndola ninguno, por estar ésta sepultada con los que la sabian, se hace mas que moralmente imposible usar en bien o en mal la tal yerba.

PLANTAS QUE SIRVEN A LAS ARTES

Sin este peligro, esto es, de abusar de ellas, tienen los chilenos en sus campos muchas otras que sirven a las artes. Cuando entraron los españoles, hallaron a sus naturales vestidos y sus ropas de diversos colores; lo que, no teniendo ellos comercio alguno con otra nacion, es preciso todo fuese propio de su país. En efecto, los indios, sin concurso de drogas forasteras, y de ellos han aprendido los españoles, con el jugo de sus plantas, dan toda suerte de colores, los mas de ellos tan durables que se acaban con la cosa, sobre que se han dado, tan vivos, que no. he visto en su línea mejores en la Europa. Yo recorreré los mas usados, poniendo en cada uno las plantas de que se valen para ellos; pero ántes de ello yo noto que ninguna de estas plantas se cultiva, sino que queriendo dar alguno de dichos colores o a sus lanas, o a sus plumas, salen al campo y cojen las que les hacen al caso.

El color azul, que entre estos indios tiene la preferencia, lo sacan de una planta por medio del cocimiento. Yo malicio sea una especie de guado, y si ella es de otro género o especie, se deberá decir que son ya mas de tres los vegetables que dan este color. No tengo la suficiente noticia de los distintivos de esta planta para describirla, porque ella solo tiene uso entre los indios internados en las provincias australes, a donde con dificultad les llega el añil; y los españoles, viniéndoles éste del Perú, se han descuidado de esta yerba. Por ventura, la mayor facilidad con que lo dan con el añil, o el menor embarazo, ha hecho a ámbas naciones el abandonar éste. Por otra parte, me maravilla que, costándoles tan caro el dicho añil, y viniendo la tela o hilo teñido con él con un olor tan desagradable y duradero, no se hayan aplicado (los españoles) a esta otra planta. Puede ser que en ella hallen otros mayores inconvenientes, los cuales no

dudo que venceria la industria y la ciencia de esta arte, si se cultivase por los chilenos como se debe; y he aquí un nuevo ramo de comercio activo, que podrian entablar, o a lo menos un renglon con que impedir la extraccion del dinero, que hacen de él las otras provincias de América con el añil.

Tiñen de rojo sus lanas con el extracto de la raíz de la planta llamada por ellos relbun, que es una especie de rubio que crece en los lugares arenosos, a la sombra de los matorrales. Esta planta produce los troncos cuasi redondos, con las hojas ovales, puntiagudas, blanquizcas y puestas cuatro a cuatro, largo el tronco; sus flores son monopétalas, divididas en cuatro partes, de color blanco; suceden a éstas unas várias hojas ovales que se tocan en el medio, como las de la rubia europea. Su raiz, que es roja como la azala de Esmirna, se profunda mucho en tierra y brota una infinidad de fibras. El color bellísimo, vivo y durable que da esta raíz, cuando en Chile se despierte el espíritu de comercio y se amen las artes, hará que la cultiven y que perfeccionen su virtud con el beneficio, con el que, por ventura, llegará al mismo grado de estimacion que tiene la azala de Esmirna, pues no obstante que ella está al natural y silvestre, que se coje en todo tiempo, que no se atiende a su edad y que ella se usa fresca, no obstante, digo, ella da una tinta nada inferior.

El amarillo lo dan, o ya con la decoccion de una especie de eupatoria o con la planta que llaman poquel. La primera, que lleva el nombre de contra-yerba para con los españoles, tiene el tronco alto dos pies, de color morado, y de trecho a trecho nudoso; de estos nudos despuntan, de dos en dos, las hojas opuestas; éstas son largas tres o cuatro pulgadas, estrechas y dentadas, y de un verde claro. Las ramas, que salen de sus junturas, llevan flores amarillas flecudas, semejantes a las de la eupatoria: en el centro de estas flores se halla siempre un pequeño gusano rojo. El poquel tiene las hojas un poco largas, estrechas y poco diferentes de la linaria, hace tres o cuatro troncos, altos cerca de dos pies, rayados y coronados de una flor compuesta, esférica, amarilla. Estos troncos solos dan un bello color verde.

El negro le dan con la raíz vivaz de la planta que llaman, en lengua del país, corrompida, pangue, que debia de ser panque. Esta planta es por ventura una de las mas útiles a las artes que produzca Chile. Algunos la han llamado bardana, confundiéndola con esta otra planta, por la semejanza con ella en sus hojas, pero su fructificacion y sus caracteres son de tal suerte diversos, que no solo es diversa especie, sino que ella, segun el sentir del señor Molina, compone un género nuevo entre los vegetables. La raíz de esta planta es larga, tan gruesa que, por lo ménos, su diámetro es de cuatro pulgadas; ella por de fuera es negra y jugosa y blanca por dentro. Sus hojas, que sobresalen del terreno, plantadas sobre largos piés o colas, de cerca de tres cuartas, son de forma de abanico abierto y recortadas en diversas partes y muy profundamente ásperas y rugosas, todas ellas llenas de nervios que se enlazan unos con otros, de color verde claro por arriba y algo ceniciento o blanquizco por abajo, y son tan grandes que llegan a tener tres piés de diámetro Son la diversion de los muchachos, sirviéndose de ellas como de quita

HISTORIA DE CHILE.-LIB. III.—CAP. IV

131 sol. En medio de estas hojas radicales se alza un solo tronco, de alto hasta cinco piés, grueso como el brazo de un hombre regular, de corteza escabrosa, hiluda y sin hojas, fuera que en la cima, donde echa fuera tres o cuatro muy pequeñas, respecto de las radicales, se corona con un gran racimo cónico, donde se ven las flores y se encuentran las semillas. Las flores, que tienen del blanco y del rojo, son monopétalas, de figura de campana, y producen una semilla redonda, de color algo verde, dentro de un vaso de la misma figura. Ama esta planta de tal suerte la humedad, que no se le ve vegetar sino en los lugares pantanosos y de peremne agua. Como ésta no llegue a faltar, ella se multiplica al infinito. Y así debia ser, para que ya no hubiesen en Chile aniquilado su especie por el gran consumo que hacen de su raíz en las tenerías y otros usos. Esta raíz, cogida a tiempo, hecha rebanadas y secadas al sol, y despues majadas, se emplea ventajosamente en blanquear las pieles curtidas, a las que tambien le comunica una suavidad o pastosidad grande. Estando fresca y hecha hervir en pedazos, con la ayuda de una tierra negra, dá un color negro a la lana, indeleble, a la que tambien se lo dan con solo el jugo, pero no es tan bello. Este mismo jugo conservado por algun tiempo, sirve para escribir, y porque con el tiempo se pone perfectamente negro, sin perder su virtud, que lo hace indeleble. La pulpa de los piés de las hojas, que es blanca, tierna y jugosa, refrescante y de un gusto ácido muy grato, la comen con gnsto aun los españoles en tiempo de calor. Esta pulpa tiene ciertos hilos flexibles que dan alguna molestia, y comunican al paladar un gusto astringente, que tiene algo de amargo, si se rompen con los dientes. No sucede esto con otra especie de pangue, que llaman dinacho, el cual es delicadísimo al paladar, el que se disuelve todo en un jugo dulce con un poco de ácido. Yo atribuyo esto mas al modo con que se dá esta planta, que a la diversidad de la especie de la otra, porque el dinacho solo se coge en los lugares húmedos y arenosos, donde sus piés están siempre enterrados hasta el nacimiento de sus hojas, y así se blanquean como los cardos enterrados, las escarolas, el ápio y otras verduras, y toman aquellos delicados que he dicho y se distinguen entre las sobredichas verduras.

El color morado lo dan con las vainas de diversas plantas, y con una planta que llaman culli, que es del grueso de las aleluyas, muy parecido al caputveneris de los boticarios. Esta planta, mojada y reducida a panes, se guarda para dicha tinta. Es un específico contra las fiebres ardientes. Se bebe la agua en que ha estado en infusion y es muy grata al paladar.

Es célebre entre los chilenos la planta que lleva la flor que ellos llaman flor de la mistela, la cual, formando un género nuevo, hasta el señor Molina desconocido a los naturalistas, el que la ha hecho conocer. Con mas razon creo deber intitularla Molinea y no Sassia, como por amistad con un Sasi, la ha llamado el sobredicho señor Molina. Esta pequeña planta, que a las primeras aguas de otoño viene fuera de la tierra, es semejante al aseiro en las hojas, produce tres o cuatro florecillas cuadripétalas de un bellísimo color purpúreo; toman esta flor los misteleros, y puesta en aguardiente, apenas que ha sido puesta en infusion, comien

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