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en la cual se descubren sobre los sucesos que él presenció ó de que pudo recoger la tradición, algunos recuerdos personales que el historiador debe aprovechar. La obra de Vidaurre se cierra con un «estado presente del dominio español en Chile», que llena el último libro. Las noticias que allí hay carecen de la rigurosa proligidad de los datos estadísticos, y revelan, ademas, un observador superficial que solo fija su atención en la parte aparente y externa de las cosas. Describe largamente los trajes que usaban los chilenos, y se detiene en otras circunstancias de ménos interés; pero al dar á conocer el gobierno civil, militar y eclesiástico, la diversidad de rangos sociales, el comercio y la industria, su libro, si bien contiene algunos hechos secundarios que pueden utilizarse, se limita casi exclusivamente á generalidades.

«Vidaurre, por otra parte, es un escritor de mérito bastante mediocre. Aunque usaba su propio idioma, á diferencia de Molina que escribió sus obras en italiano con gran soltura y hasta con elegancia, Vidaurre no puede soportar comparación alguna con éste. Su frase es embarazada, tortuosa, y su vocabulario deficiente y con frecuencia impropio»>.>>17

No debemos olvidar, sin embargo, como decíamos en nuestra Historia de la Literatura colonial que aunque el libro de Vidaurre no puede ponerse en parangón con algunos de los que le precedieron, fué escrito léjos de Chile, sin los elementos necesarios para la realizacion de un trabajo tan completo como hubiera sido de desear, no debiendo ver en él sino la obra bien intencionada de un desterrado que ha querido recordar á su

deposición del gobernador Acuña por el pueblo de Concepción y los sucesos que se le siguieron, así como desconoce que hubo un gobernador llamado Peredo y todo lo que con él se relaciona. Mas adelante, cuenta en dos páginas el gobierno de don Juan Henriquez, suponiendo que vino á reemplazar á don Francisco Ibáñez. En los accidentes estos descuidos son mas numerosos todavia.

«Sin embargo, al hablar de los gobernadores de quienes fué contemporáneo, ó alcanzó á recoger la tradición inmediata, es mucho mas exacto, y contiene, como decíamos en el texto, algunas noticias aprovechables.»>

17 Barros Arana, Historia Jeneral de Chile, VII, pág. 512.

patria en la distancia, dándola á conocer á quienes tan ignorantes se mostraban, tanto de sus producciones como de los sucesos realizados en ella.18

18 El manuscrito que nos ha servido para la presente publicación fué copiado bajo nuestra dirección y por encargo del Gobierno de Chile, del original del autor, que se guarda en la Real Academia de la Historia en Madrid.

Como podrá observarse, hemos debido limitarnos á ilustrar el texto, cuya ortografia conservamos, con unas cuantas notas bibliogràficas, ya que la rectificación de los errores y aclaración de las dudas que contiene, nos habria demandado un desarrollo incompatible con el carácter mismo de esas notas.

Según D. Enrique Torres Saldamando, en la Biblioteca Nacional de Lima se conserva un libro de Gómez de Vidaurre que es una defensa de la Venida del Mesias de Lacunza. No conocemos esa obra ni la hemos visto citada en ninguna bibliografia.

AL EXCELENTISIMO SEÑOR DON ANTONIO PORLIER,

SECRETARIO DEL REY N. SEÑOR DE GRACIA Y JUSTICIA DE INDIAS

EXCMO. SEÑOR:

Suma fortuna mia será que entre los sabios sugetos que me animaban a dar al público esta obra que no reputaba digna de la luz, pueda yo contar a V. Exa. acordándome la facultad de valerme de su respetable y autorizado nombre, con el que ella venga condignificada. Con esto solo creo darle el precio que por sí sola no se merece.

Ninguno ignora que V. Exa. está instruido a fondo, no ménos en la Historia Natural que en la Geografica y Civil, no de un Reyno solo de América, sino de toda ella. Consta á todos la proteccion y acogida que da a los aplicados a este estudio y cuanto procura promoverlo. La Nacion toda esperimenta presentemente los efectos de tales conocimientos que adornan, y no dudaré decir, qualifican la persona de V. Exa.

Hará por esto época en la América el Ministerio de Gracia y Justicia de V. Exa., aun en la Europa; pues desde él se ven traer mas que nunca de sus utilísimas producciones todo, a influxos del patriótico amor con que V. Exa. procura los adelantamientos de la América concordándolos, o, por mejor decir, hermanando los intereses de ambos hemisferios con su vasta comprehension.

En esto se funda toda mi esperanza para prometerme que V. Exa. se dignará de acoger esta mi obra; pues ella texe no solo la historia de la conquista del Reino de Chile, sino la de sus producciones útiles; indica los usos que se hacen, sin omitir los que se pueden hacer, y hace en muchas de ellas veer la ayuda que podrian dar en las Artes con el comercio y aun en la Medicina.

Por otra parte, concibo ser este un tributo que debo no menos al modo lleno de benignidad y clemencia con que V. Exa. se ha dignado mandarme se la remita, que al puesto en que se halla colocado para tener campo correspondiente de esplicar sus patrióticas intenciones.

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