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OBEDIENCIA DEL GENERAL DE LA ORDEN

PARA EL AUTOR.

FRATER CHRISTOPHORUS DE CAPITEFONTIUM, totius Ordinis Minorum Minister et Servus, venerando sibique prædilecto Patri Fratri HIERONYMO DE MENDIETA, Prædicatori, Confessori, e Provincia Cantabria, salutem.

tibi

Cum e Nova Hispania in comitatu Reverendi Patris Custodis Provincia Sancti Evangelii (in qua bactenus pie laudabiliterque vixisti) ad generalia nostra Comitia veniens, ob adversam valetudinem in itinere substiteris, tuamque bonam ac fidelem operam, quam hucusque præclare navasti, in Nova Hispania adhuc esse necessariam intelligam, ea propter per sanctam obedientiam, in virtute Spiritus Sancti, harum tenore præcipio, ut ex quacumque Hispaniarum Provincia assumpto uno socio tibi grato, non contradicente, sed sponte comitante, in dictam Sancti Evangelii Provinciam redeas, cum primum tibi commodum atque opportunum erit, in conventu dicta Provinciæ tibi grato deinceps moraturus. Plurimumque esto commendatus Reverendis Patribus Indiarum Commissariis, qui tui (tamquam Patris de christiana republica optime meriti) rationem habebunt. Et quoniam in Provincia Mexicana superioribus annis in conversione gentilium multa memoratu digna ab Ordinis nostri sanctis Patribus gesta sunt, ut de his omnibus, quantum consequi poteris, lingua castellana commentarios conficiendos, ad nosque primo quoque tempore mittendos cures, harum etiam tenore mandamus, assignantes tibi ad eam rem, et locum et tempus opportunum, ac sub pœna inobedientia contumacis omnibus nobis inferioribus inhibentes, ne tibi in his omnibus contradicere, aut ullum impedimentum adferre possint. Vale in Christo. Datum Romæ apud Aramcæli, Anno Domini MDLXXI, die Junii xxvij.

CARTA DEDICATORIA

Á NUESTRO PADRE FRAY ANTONIO DE TREJO, LECTOR JUBILADO Y

COMISARIO GENERAL DE TODA LA FAMILIA DE LAS INDIAS DE NUESTRO SERÁFICO PADRE SAN FRANCISCO.

ENTRE otras cosas que califican mucho á una persona y la hacen amable y digna de suma veneracion, tres son las mas señaladas: una el linaje, pues vemos que á los de ilustre sangre da de ordinario sus honores el mundo, y los reverencia y estima. Otra es las letras, y esta es excelencia tan grande, que á hombres muy ordinarios precian los reyes por ser sabios, y les dan el primer asiento. Pompeyo Magno, alcanzada la victoria del rey de Ponto, y volviendo con la majestad y triunfo que imaginarse puede, llegado á Rodas (academia general entonces del mundo), despues de haber hecho señaladísimos favores y mercedes á los profesores de las letras, porque un filósofo, llamado Posidonio, por enfermedad no salia de casa, fué él mismo á visitarle, y en la visita hizo una cosa (que Plinio engrandece mucho), y fué que hizo quedar en la calle toda la majestad real, el acompañamiento grande, los arqueros, los lictores y á todos los demas, y él solo entró á ver al filósofo. Quiso (si no me engaño) enseñar con su ejemplo lo que aquella sentencia tan repetida de todos (cedant arma togæ), que á las letras reconocen ventaja é inclinan sus glorias las insignias imperiales. La otra y última es la virtud y santidad, y esta es excelencia tan levantada y superior, que á sus piés tiene postrados á los reyes y emperadores, reconociéndole superioridad. Cada cosa de estas por sí y á solas engrandece á un hombre; pero si se juntan todas tres en una persona, es indecible la gloria á que la levantan. El grado de perfeccion que en V. P. gozan todas juntas, es sugeto desigual para carta tan breve como esta. La primera pásese en silencio, que es á esta pena á que queda condenada la nobleza del linaje en los religiosos; y el haberla acoceado V. P. en lo mas florido de su juventud no da lugar á que se tome en la boca. No faltarán allá en el mundo quienes cuiden de eso, y digan las grandezas y blasones de las casas de Trejo y Paniagua de donde V. P. desciende; de lo que yo aquí podria hacer largas letanías, sin olor alguno de lisonja, y hablar como testigo de vista (y que sé más por trato y conversacion, que ninguno de los viven de puertas adentro en la religion). Es las otras dos cosas, la primera su mucha virtud y religion, la cual fué siempre en V. P. tan lucida, que parece profesó é hizo voto no solo de ser religioso, sino de aventajarse á los demas. La segunda sus muchas letras, pues aun no era V. P. sacerdote, por falta de edad, cuando por agudeza de su ingenio y sobrarle suficiencia, le hicieron lector de artes; y acabadas esas le ocuparon siempre en leer teología escolástica, con la satisfaccion que se ha visto en muchos actos públicos, y muestran los papeles que andan de mano en mano, pues á ningunas llegan que no las dejen muy ricas y confieso que á mí mismo, leyendo

que

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