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algunos cuadros notables de Eugenio Caxesi, y en el interior del convento la preciosa pintura de la Cena, espresada por Mateo Cerezo. En una de las capillas del mismo templo se veneraba la devota efigie titulada del Santísimo Cristo del Desamparo, llamado vulgarmente e los Siete reviernes. Encargó la construccion de esta ine: timable figura del Divino Redentor en la Cruz D. Juan Fariñas, corregidor de Granada, al distinguido escultor don Alonso de Mena, quien lo aceptó poseido de una gran piedad y respeto, y se refiere que durante aquella obra sublime observó este afamado artista una vida ejemplar y penitente, consiguiendo con su primor y esmero resentar una bien concluida imágen, viva representacion de la que describió el profeta.

Para formar el Santo Crucifijo, eligió el artífice una madera muy parecida al color de la carne humana, procurando no teñirla con el pincel mas que en los sitios donde debia aparecer salpicada de sangre ó acardenalada. La cabeza la espresó elevada y traspasada de agudas espinas, notándose en ella las señales de las heridas, los ojos casi eclipsados y levantados al cielo en ademán de llamar á su Eterno Padre, conforme á las palabras Deus meus, Deus meus, interrogándole por su desamparo : los labios de tan patética figura (porque aún se conserva) (1), se notan cárdenes y abiertos, tan perfectamente trazados, que casi parece que articulan; su desfigurado rostro sé advierte angustiado; se le divisan los dientes y la lengua alzada como en el acto de hablar. En el cuello se le patentizan los nervios, denotando agitacion, fatiga por la postura violenta de los brazos, y las manos encogidas por el dolor vehemente de los clavos. Levantado el pecho, sig. nificando ya la proximidad á espirar; las costillas tambien se le advierten con distincion, pues cada vez que el diestro escultor manejaba e buril y el escoplo, parecia escuchar los ecos del rey David; porque los huesos, nervios, arterias y venas se le pueden contar con facilidad. La postura la tiene derecha, estribando los piés, clavados

Benavarre en Cataluña, como patronato de los señores duques de Hijar.

(1) Por su congregacion, en una capilla de la parroquia de San José, en el convento del Cármen Descalzo.

cada uno de por sí, sobre otro maderillo aumentado al tronco de la cruz. Mena dió por concluida su obra al ilustre Fariñas, quien poseido de veneracion la hizo conducir á Madrid en hombros de sus criados, cuando fué nombrado corregidor de nuestra villa en 1644. El afamado artista apenas sobrevivió á su admirable escultura, con la que selló las diferentes que de su diestra mauo tiene España en grande estima.

El convento de Recoletos heredó este tesoro, labrando para su culto una espaciosa capilla, en la que estaba enterrado el presidente del supremo consejo de Italia, don Espíritu Bonifia. Por la misma capilla se entraba á otra que hizo construir á sus espensas el célebre Alejandro Pico de la Almirándula, dedicándola á Nuestra Señora de la Consolacion y Correa: cuando falleció este ilustrado abate, fué trasladado á esta capilla con devota pompa fúnebre desde sus casas, que estaban donde hoy es el palacio de los duques d Villahermosa, conocidas entonces por sus dorados ba'austres y rejas: fué depositado en la bóveda debajo del altar de San Antonio, donde tambien sepultaron al literato D. Diego Saavedra Faxardo. En la capilla mayor tenian su enterramiento los marqueses de Mejorada, y despues los duques de Hijar, especialísimos patronos. En este convento habia muchas preciosidades: entre otras era digno de visitarse el oratorio de Nuestra Señora de Copacavana, por su mucho adorno y riqueza, cuyo simulacro estaba cubierto de inapreciables joyas, y el camarin donde se veneraba aparecia cubierto de relicarios de oro, plata y pedrería. La imágen fué copia de la que habia en el Perú; la trajo á la metrópoli el comisario de Indias fray Miguel de Aguirre en 21 de noviembre de 1662.

Se refiere que la ilustre señora doña Teresa Centellez, nobilísima matrona, hallándose depositada en la bóveda de los patronos, en la que iba á ser enterrada al siguiente dia, se incorporó en el féretro donde estaba tendida, y que sobrevivió algun tiempo despues. De este incidente raro, segun dicen, hubo una pintura en aquel convento en tiempos antiguos. Tambien en la espaciosa huerta de esta casa se daba sepultura á los dependientes de la legacion inglesa que no profesaban el dogma católico.

Dia 29.

Desde que el santo rey D. Fernando de Castilla empren、 dió la conquista de Andalucía, que fué su primera y mas considerable empresa despues que se aseguró en el trono de sus mayores, parece que el cielo le asistió visiblemente en todas sus acciones militares. Son muchos los prodigios que el Dios de los ejércitos obró en su favor, para que se purgase aquella tierra tan amena de los poseedores sarracenos que la oprimian; pero no todas las victorias deben atribuirse á casos sobrenaturales, mayormente cuando no hay motivo ni razon que les apoye, y mucho menos cuando, sin fundamento de probabilidad, resulta en notorio descrédito de los esferzados y valerosos caudillos que estaban al servicio militar de aquel monarca. Los que sin parar la consideracion en las circunstancias de los hechos, vencen dificultades con el escudo de los milagros, se valeu de ello para hacer mas portentosa la conquista de Baeza, cuya posesion se verificó, segun algunos, en la noche del 29 de noviembre de 1227 por las tropas católicas. Dicen que el maestre de Calatrava, á quien estaba encomendado el castillo de aquella ciudad en tiempo que el rey moro de Baeza, sitiado por los suyos, que llevaban á mal el vasallaje que habia prestado al santo rey D. Fernando, y por cuya causa le dieron muerte, viéndose falto de víveres y en el mayor estremo por el sitio que le pusieron sus vasallos, intentó la fuga y abandono de la fortaleza á media noche con todos los suyos. Añaden que, volviendo la cara á cierta distancia del castillo, vió sobre sus almenas una cruz llena de resplandores, que le aseguraba la victoria bajo su proteccion, y á cuyo aviso regresó á él, quedando señaladas al revés las huellas de los caballos; como quieren otros, fué disimulada la fuga por haber hecho herrar los caballos eon direccion siempre al castillo. Ninguna de estas circunstancias se refieren por el arzobispo D. Rodrigo y obispo D. Lucas, haciéndose increible que dos prelados tan sábios hurtasen á Dios la gloria de esta accion por aplicar el triunfo á los hombres. La crónica del santo rey tampoco las menciona, y los historiadores graves ni la insinúan. El caso era digno de esplicarse con mayor claridad; porque si la falta de víveres obligó á desamparar el castillo, seria nuevo milagro los hubiese introducido la

cruz por el aire; y si fué temor á la multitud, es necesario, para referir el prodigio, pedir gracia al valor del gran maestre. Lo cierto es que las tropas sarracenas se hallaban en esta ocasion dispersas, y animadas únicamente con la esperanza y deslealtad, no habiendo hallado proteccion en el rey moro de Sevilla, como escriben Zúñiga y Argote de Molina. A este tiempo sobrevino el rey con nuevos refuerzos sobre Baeza, obligando por este medio á los moros á que levantasen el sitio del castillo, del que resultó que entraron en Baeza el rey y el conde D. Lope Diaz de Haro, con 500 infanzones, por la puerta que hoy Ilaman del Conde. Como esta feliz entrada se hizo en la víspera de San Andrés, se enarboló la bandera de la cruz en la ciudad, y en los pendones el aspa del santo, quedando desde entonces por esta casual ceremonia el estilo en nuestras tropas de llevarla por bandera.

Algunos autores señalan el tránsito del bendito San Isidro ocurrido en la noche del 29 de noviembre de 1172. El arcipreste Juliano y el historiador Bleda no están conformes en la época; Sículo, Marieta y Santoro tambien discordan en el tiempo que ocurrió el suceso; pero el diácono Juan conviene en que fué en el año antes mencionado, en cuyo dia nuestro ínclito patrono, varon escelente y de tan meritòria vida, mereció morir como los justos. Enfermó, y conociendo que se acercaba el término de su carrera, recibió los Santos Sacramentos, dispuso de su insignificante menaje, hizo una exhortacion devota y saludable á los de su casa, é hirió su pecho varias veces con devocion; juntó las manos, compuso su cuerpo, y entregő su espíritu al Criador, á los 82 años de edad, segun el cómputo mas aproximado.

Cuando aconteció la muerte de nuestro patrono, reinaba en Castilla D. Alonso el Noble; pero Isidro, ignorado de todos, fué envuelto en una pobre mortaja y llevado á enterrar desde su desaliñada, humilde y subterránea habitacion, en las casas del noble Ivan de Vargas (su amo), al cementerio de la parroquia de San Andrés, que estaba donde hoy es el presbiterio, permaneciendo por espacio de 40 años entre otros feligreses que, como á él, la misma parroquia sepultó de misericordia.

Dia 30.

En este dia del año 1146, se reunieron en San Esteban de Gormaz Raimundo de Aragon y D. García de Navarra, á conferenciar con el rey D. Alonso IV.

En igual día del año 1257, hizo el rey D. Alonso el Sábio donacion á doña Leonor, abadesa del monasterio de San Elías, de la villa de Cañizar.

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