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zalo de Luzon, canónigo de Toledo; y á Juan de Salazar, caballero de la órden de Santiago; y á Cristóbal de Modragon, contador de S. M. y su contador mayor; y al P. Pedro de Alarcon, su confesor.

El testamento se abrió en 28 de mayo de 1624 ante Marcos Enriquez de Villacorta, escribano del número de Alcalá de Henares, cuyo traslado original estaba en el archivo del monasterio (hoy lo tiene el gobierno). Despues, el duque de Lerma convirtió las encomiendas en otros bienes raices para el convento, con permiso del patrono, duque de Uceda, conde de Santa Gadea, heredero del fundador, adelantado mayor. Fué otorgado ante Agustin de Buendia, segun cédula de 12 de setiembre de 1601, de la mitad de las encomiendas de Sichos y Zangolqui, vacante por fallecimiento de D. Beltran de Castro y de la Cueva, los dos repartimientos de Indias, y de D. Justo Lopez de la Zarza, alguacil mayor de la audiencia de Quito.

Los testamentarios no cumplieron con la voluntad del fundador, valiéndoles las encomiendas más de 12,000 pesos cada año, por haberles tomado el rey un millon de reales para gastos perentorios, señalándoles una imposicion sobre el juro de millones de Toledo. De modo que el resto lo ocultaron los albaceas, quedando el monasterio en grande indigencia; por lo que prohibió el doctor D. Alvaro de Villegas, gobernador del arzobispado por el infante cardenal, que no se admitiese religiosa alguna, ni se diese la profesion á las novicias, opinando por estinguirle; decretando lo mismo el cardenal Zapata, administrador de la diócesis, mientras que el duque de Lerma, hijo del fundador, no se obligase á dar 2,000 ducados de renta.. A lo que accedió el duque, hipotecando la encomienda de Clavería de Calatrava: este era D. Francisco de Sandoval y Padilla, duque de Lerma y de Uceda, adelantado mayor, marqués de Denia y de Belmonte de Villamicar, conde de Santa Gadea y de Buendia y de Ampra, señor de la villa de Dueña y de Valdemoro y de Arganda, comendador de la Clavería mayor de la órden de Calatrava: lo cual otorgó desde la villa de Valdemoro, y el monasterio aceptó las obligaciones puestas por el patrono, otorgada la escritura ante Gerónimo de Soto, escribano; jurándolo así á campana tañida, sor María de San José, abadesa; Catalina de la Transfiguracion, priora; Beatriz de San Cristóbal, subpriora, y demas religiosas, todas profesas y capitula

res, en 31 de enero de 1632; entregando los testamentarios de la renta de Indias 333 patacones 22 mrs., que equivalian á 20,333 rs. 22 mrs., y por último entregaron hasta 60,666 ps. 22 mrs.

Compadecido D. Gerónimo Timoner del estado lastimoso de las religiosas, porque los testamentarios se quedaban con el dinero de las encomiendas, acudió á la reina doña María Ana de Austria, gobernadora de esta monarquía en la menor edad del rey D. Cárlos II, y decretó S. A. R. que el marqués del Carpio, gran canciller de las Indias, pusiese las encomiendas en cabeza del monasterio, para que por él se administrasen, llamando á los albaceas á cuentas de lo cobrado: así lo mandó, firmándolo el conde de Lemos, nombrando el convento á D. Manuel de Torrejon para que las administrase, á lo que se opusieron los testamentarios, venciéndolos el convento con la real cédula de S. M., dirigida al conde de Lemos, primer virey del Perú. Pero D. Pascual de Aragon nombró á D. Gerónimo Timoner para administrar la testamentaría. D. Pascual de Aragon era cardenal con el título de Santa Balbina, protector de España, arzobispo de Toledo. Con la nueva administracion del Sr. Timoner se dió órden de empezar el convento de planta, por estar arruinándose la casa que habitaban las religiosas, para lo cual se juntaron los maestros de obras, que fueron el hermano Bautista, de la Compañía de Jesus; Manuel de Olmo y Bartolomé Hurtado, aparejador mayor de obras reales, los cuales dispusieron el sitio y lugar, y se hizo una planta de iglesia y convento, moderando la fábrica segun el posible del caudal y disposicion de los tiempos, y el administrador pidió permiso al cardenal para hacerla menos suntuosa que la dejó trazada el fundador, en atencion à la escasez de fondos, y por lo subido de los materiales y manufacturas; y presentes D. Francisco Forteza, abad de San Vicente y vicario de Madrid y superintendente de los conventos de religiosas, y sor María de la Cruz, abadesa, se hizo la subasta. Pidieron permiso al ayuntamiento para que permitiese abrir una puerta que diese vista à la calle de la Parra, hasta las casas de D. Juan de Góngora y callejuela que sube á la cárcel de Villa, hoy del Rollo (1), y

(1) Llamado así porque habia un rollo en forma de esquina.

era de suma utilidad se cubriese aquella entrada, por donde tantas veces los ladrones habian asaltado el monasterio por sus ruinosas tapias, y alzar los solares de casas que compró y derribó el duque fundador para levantar el monasterio.

El ayuntamiento, en 20 de abril de 1671, comisionó al caballero comisario de cuartel para que con D. José Reinalte informasen sobre ello; pero en consejo se opuso el regidor D. Luis de Tapia; empero un fuerte catarro le impidió asistir al ayuntamiento, y ganaron las religiosas la votacion del corregidor D. Francisco Herrera Enriquez, vizconde de Pradenilla, de D. Diego Noriega, D. Marcelo Roman, D. Damian Vela, D. Andrés Coello, D. Juan Antonio de Zárate, D. Andrés Martinez Navarrete, D. Manuel de Alcedo, D. Juan de Coz y D. Angel Garreiba, regidores, dándoles licencia para comprar las casas de la calle de la Parra (1), quitando el esquinazo de la calle, segun la planta moderna de D. Martin Verdugo. Las casas eran del P. Fr. Luis de Lara, religioso Carmelita, que he redó de su tia doña María Caravajal en 1.000,500 rs., rebajada le regalia de aposento, dándole diez años adelantados de la renta; otra era de Fr. Matias de Quevedo, Mercedario Calzado, que la fundó su tia doña Beatriz de Saravia para su capiila: rebajadas cargas y un censo, se le dieron 80,998 rs., de que fundó censo. Compróse tambien

(1) Esta parra era muy célebre en los tiempos del maestro Juan Lopez, catedrático del estudio de la villa, porque fué multado varias veces por no impedir ó castigar á sus discípulos que arrebataban el fruto de aquella parra; pero molestado con las multas y apercibimientos, tuvo preso tres dias á Miguel Cervantes, que era el autor del asalto de las tapias y del robo de las uvas, despidiéndole de la clase; pero un regidor que le daba los dos reales mensuales para el estudio, intercedió por él: el maestro Juan Lopez, que le apreciaba por su ingenio, no tuvo dificultad en recibirle otra vez.

Esta nota la hemos visto en la escritura de venta de uno de estos solares, entre los documentos que nos ha facilitado la señora abadesa actual de este monasterio, sor María Manuela del Patrocinio, & cuya fina condescendencia estamos reconocidos.

la casilla de Gregorio Lopez y Elvira Riberos, ausentes muchos años: la administraba la cofradía de Nuestra Señora de la Almudena, vendiéndola en 10,823 rs., reservándose el convento indemnizar á los dueños, si parecian. Compróse otro sitio terremontero que llamaban Cuesta de la Cruz Verde, con una casilla pequeña encima, que pertenecia á las memorias de Calina Gonzalez y herederos de Luiz Galvez, cuyo patrono era D. Manuel Ter de los Rios, como esposo de doña Beatriz de Sala, en favor del cura y beneficiados de Santa María: rebajadas las cargas, se tomó en 8,000 rs. Se tomaron tambien siete pedazos de terreno de Amaro Rodriguez, perteneciente á sus herederos residentes en Galicia, en 50,181 rs. Despues el Consejo rebajó las cargas de regalía y aposento al convento, y se sacó el ripio por delante del estanque, adonde hizo la huerta.

El rey prorogó el goce de la encomienda por 51 años, y se empezó la obra en 1671, prohibiéndose pedir proroga de la vida de Doña Felicha Sandoval: dió el rey permiso para solicitar limosna en las Indias para construir el convento.

El monasterio tuvo demanda con D. Gaspar Giron, duque de Osuna, por el importe de las encomiendas que habia cobrado en Indias; pero el duque, hallándose de gobernador en Milan, resarció por medio de su confesor, el P. Andrés Mendo, de la Compañía de Jesus.

En 8 de marzo de 1853 se otorgó la escritura de la renovacion de reconocimiento de los patronos, dando la comunidad posesion al Excmo. Sr. D. José Pacheco Fernandez de Velasco, duqué de Frias y de Escalona, marqués de Villena; hizo su entrada como patrono á 29 de mayo, y fué recibido como manda la fundacion, acompañándole su Excma. madre, la duquesa viuda de Frias, siendo abadesa la madre Gertrudis, de la Santísima Trinidad.

Hoy tambien ha tomado posesion como tal patrona la Excma. señora doña Bernardina Pacheco Fernandez de Velasco, duquesa de Uceda.

La iglesia que hoy tiene este monasterio, es de una sola nave y muy capaz, con sus cruceros, presbiterio y media naranja: tiene buena fachada con su lonja y átrio, y los frescos fueron pintados por D. Luis Velazquez.

La procesion que se hizo para trasladar el Santísimo Sacramento, fué suntuosa, asistiendo el patrono y la prin

:

cipal nobleza ofició de pontifical el cardenal infante don Luis, arzobispo de Toledo.

Dia 16.

Despues que estuvo casado el rey D. Jaime de Aragon con doña Leonor, hija de D. Alonso VIII de Castilla, abuelo del santo rey D. Fernando, de quien por esta razon era tia, sentencióse por el legado apostólico Pedro Saviniense la separacion de los dos, por ser parientes dentro de tercer grado, en que acababa de prohibir el concilio lateranense poder contraerse matrimonio. En la sentencia de consentimiento de las partes, y en órden de la cláusula contenida en la bula de Gregorio IX, se señalaron á la reina doña Leonor alimentos bastantes con que vivir; pero como D. Jaime habia solicitado este divorció con empeño, y tenia á doña Leonor retirada enteramente, dando á entender en esto que se habia acabado el cariño mucho antes del matrimonio, no se hallaba contento con lo obrado el santo rey, y más viendo que á pocos meses de esta separacion trataba D. Jaime de casarse con doña Violante, hija del rey de Hungría.

Este suceso despertó más las sospechas en el noble pensar de D. Ferrando; y sin embargo de estar jurado por sucesor en los reinos de Aragon el infante D. Alonso, hijo de D. Jaime y doña Leonor, creyó que, no teniendo entonces otro sucesor, fuesen estas muestras efecto de aquella circunstancia, y á que faltaria al punto que tuviese sucesion en la segunda mujer.

Todo lo consideraba San Fernando, y así desde Leon envió varios embajadores al rey D. Jaime: aunque personas de ciencia, valor y conducta, para hacer presentes las razones de estas sospechas prudentes, nunca pudieron disuadir del intento al rey de Aragon, antes bien, esperimentaron que se llevaban adelante las preparaciones de bodas. Esto fué lo que obligó al santo rey á abocarse con D. Jaime, que no resistió á la conferencia, y de acuerdo de ambos se determinaron las vistas en el monasterio de Santa María de Huerta, para este dia 17 de setiembre de 1232.

Así lo prueban las cartas remitidas por una y otra parte, y que por no haberlas visto Papebroquio, atrasó dos

años este suceso.

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