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pieza estaba el torno por donde daban las religiosas los ornamentos y alhajas para el servicio del altar. En la misma estaba el confesonario de la comunidad, y habia pinturas de santos y los retratos de los reyes fundadores, espresados por buenos autores. Desde la pieza del recibi miento de la sacristía se subia á la tribuna del órgano y á otras, y tambien se comunicaba con la escalera de la bóveda, desde la cual se bajaba por otra de pocos peldaños al panteon de los capellanes y dependientes, en el cual está sepultado el Ilmo. Sr. Rentería, arzobispo de Santiago, prelado de esta real casa, y depositado el Excmo. senor D. Bartolomé de las Heras, caballero gran cruz de la real y distinguida órden española de Cárlos III y de la real americana de Isabel la Católica, arzobispo de Lima, que volvió á España cuando la sublevacion de aquel im-' perio: estaba enterrado en la bóveda del convento de padres Trinitarios Calzados de esta córte, y cuando las obras del ministerio de Fomento, le hizo trasladar aquí el difunto señor conde de Guaqui, su amigo y testamentario (1).

Volviendo á tratar de la iglesia, dirémos que habia dos tribunas más á los lados con un balcon de hierro sin vuelo, las que se destinaban para los señores ministros y embajadores.

A los lados del pórtico estaban las habitaciones del confesor y de las dos beatas que con el trage de la órden de Agustinas Recoletas, tocado y sombrero ancho, concurrian á palacio en los dias de besamanos.

Descripcion del nuevo templo de la Encarnacion.

Sabido que motivó la fundacion de este monasterio el voto que hizo Felipe III de dedicar un templo en honor del misterio de la Encarnacion, si lograba espulsar á los árabes del reino. Logró el monarca sus deseos, y se vió obligado á cumplir la promesa, edificándose en la forma

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(1) Este prelado se sepultó con un riquísimo ornamento, mitra y pectoral de brillantes y anillo de esmeraldas, y cuando se entregó el cadáver á su amigo, apareció despojado de todo, cosa que sintió estraordinariamente el conde, y quien descubrió á los autores de aquel robe sacrilego.

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que queda referido. Despues, siendo priora de esta real casa la madre Teresa de Jesus, señora principal y de un genio ilustrado, gran protectora de las artes y persona de mucho gusto, pidió permiso al rey D. Fernando VI para negociar el papel que este convento tenia en juros, y modernizar la iglesia: el soberano otorgó á su peticion, encargando la ejecucion del proyecto al célebre arquitecto D. Ventura Rodriguez, quien adoptó el estilo jónico. Hizo el altar mayor de bellos mármoles, constando de cuatro grandes columnas de órden corintio y de mármol de Tortosa, con sus pilastras y demás ornato; colocó en medio el cuadro de Vicencio Carducho, que estaba en el retablo antiguo, y puso en el ático dos ángeles, que construyó de mármol el famoso escultor D. Juan de Mena. Púsose el lindísimo tabernáculo que hoy se ve, que se reduce á un templecito cuadrado con cúpula; le adornan seis columnas de órden corintio, á las cuales corresponden seis ángeles mancebos sobre el cornisamento. A los lados hay sentados dos doctores de bronce, y de este metal es toda la escultura del tabernáculo y los ornatos de arquitectura, capiteles, basas, etc., como asimismo los ángeles mancebos del frontispicio de la puerta, sosteniendo una corona y las cabezas de serafines que forman la moldura del arco, todo dorado á molido. La cupulilla está adornada á lapislazuli y bronces, de cuya materia son los florones de su bóveda. Ď. Isidro Carnicero y D. Manuel Alvarez, trabajaron los modelos de las figuras, á saber: el primero los doctores y bajo relieve de la puertecita del sagrario, en que se representa el Salvador; y el segundo los ángeles sobre la cornisa. El frontal del altar es una especie de jaspe desconocido, de esquisitas manchas y notable dureza. Se proyectó hacer dos estátuas de mármol blanco, de San Agustin y Santa Mónica, para poner á los lados del altar mayor; pero no se realizó este pensamiento: el material, hasta hace pocos años, estaba en la puerta llamada de los carros. Las dos estátuas que hoy hay, son las del retablo antiguo, que ejecutó Gregorio Hernandez.

Los altares colaterales tienen las dos pinturas de Vicencio Carducho, que representan, la del lado del Evangelio á San Felipe Apóstol, y la del de la Epístola á Santa Margarita, que eran los nombres de los reyes fundadores: tienen marcos de mármol jaspeado, adornados de bronces, en cuyos remates hay dos ángeles de mármol blanco con

palmas y coronas de bronce: los del lado del Evangelio son del artista Mena, y los de la Epístola de D. Felipe de Castro. Los sagrarios de estos colaterales son muy preciosos, aunque menores y sin tanto adorno como el del altar mayor. Tienen sus puertecitas de bronce, en que se espresan de bajo relieve, en el uno Ruth recogiendo las espigas, y en el otro los esploradores de la tierra de Canaan. Los mármoles elegidos para todos tres altares fueron los llamados jaspes de Tortosa, amarillo de Cuenca, verde de Granada, jaspes de Lanjaron, de Naquera, de Espeja, y otro de Málaga ó Mijas, habiéndolos adoptado para cada cosa el arquitecto con el mismo buen gusto y propiedad que adornó las tribunas, órgano, confesonarios. y lo restante de la iglesia, toda enriquecida de molduras y estucos.

La nave tiene á cada lado una tribuna enmedio, y entre pilastras cuatro pinturas grandes, hechas por D. José Castillo, D. Ginés Aguirre, D. José Ramos y D. Gregorio Ferro, cuyos asuntos son: San Agustin distribuyendo las alhajas de un templo entre una multitud de pobres: el santo agitando su imaginacion acerca de lo incomprensible de un misterio, y la aparicion de un niño á las orillas del mar recogiendo las aguas con una concha para echarlas en un cántaro, significándole con esto que antes lograria su objeto, que él la comprension del arcano en que pensaba: San Agustin en audiencia con un monarca, cuya finfria del manto recoge un eunuco muy jovial y propio: el mismo santo en el acto de espirar.

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Los frescos de las pechinas representan á los cuatro arcángeles San Miguel, San Gabriel, San Rafael Ꭹ el tutelar, y la gloria que aparece en la cúpula, en que se ve la Santísima Trinidad con otros santos, y á San Agustin, vestido de pontifical, presentando á un joven que se dice ser su hijo Deodato, el cual opinan muchos ingenios que, si no hubiera fallecido, era tan aventajado en las ciencias, que hubiera puesto notas á las famosas obras de su padre. Estas hermosas pinturas las ejecutaron D. Antonio y D. Luis Velazquez. El cuadro asimismo al fresco en la capilla mayor, que representa á San Agustin delante de un Crucifijo y de la Virgen, lo espresó D. Francisco Bayeu. En los estucos de la cúpula y en los demas de la iglesia trabajaron varios escultores, siendo el friso de aquella en que representan niños, festones, etc., obra de

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D. Francisco Gutierrez. En los niños á los lados de las ventanas del crucero, y en otras partes, trabajó D. Isidro Carnicero. Las medallas sobre las tribunas en medio de la nave, que simbolizan la Esperanza y la Caridad, son hechas por D. Antonio Primo, y el escudo de armas sobre la nave principal de la iglesia por dentro lo ejecutó D. Manuel Pacheco.

Interior del monasterio.

La puerta reglar está guardada por la parte de afuera con un cancel cerrado; es muy alta y bien labrada; tiene diferentes llaves; ábrese en ocasiones precisas; tiene mayor ornato por la parte de adentro, y una mampara que cubre parte de la portería.

Esta es una pieza de buena proporcion; á un lado de la puerta estaba el torno (ahora se ha trasladado al frente): al lado inmediato estaba el locutorio con todas las circunstancias que marca la Recoleccion, de rejas, puertas y rayos y demás pertrechos que casi defienden la voz é imposibilitan la vista: por esta misma pieza tenia entrada á un jardin muy delicioso (1), con cuadros de variedad de frutas y flores; en medio una fuente de mármol: estaba debajo de la real cámara que en este convento tienen SS. MM. Este bellísimo bergel tenia una puerta ventana á la sala del capítulo, de que despues hablarémos.

Encima de la puerta reglar hay una pintura de la Sacra Familia, de escelente pincel. A los lados otros dos cuadros del Niño Perdido y de la Adoracion de los Santos Reyes. Enfrente de la entrada del antiguo jardin estaba el retrato de la venerable madre, de cuerpo presente en unas andas, ejecutado por buena mano. Eufrente de la puerta del claustro se ve otra preciosa pintura que figura á las 48 religiones que siguen el código de San Agustin: es escelente por la agrupacion de personas: la regaló Felipe III. Cerca de la misma puerta hay otro cuadro de la Encarnacion, que hizo Bartolomé Roman.

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Desde esta pieza de la portería se entra inmediatamente al cláustro bajo: su forma es cuadrada, de cuatro ámbitos, que se forma de siete arcos cada uno; las formas

(1) Ha desaparecido hace pocos años cuando se levantaron las casas inmediatas.

de ellos estan cerradas con marcos de vidrieras, y de allí abajo con cortinaje para defensa de los temporales: tienen sus antepechos, que uno y otro son de cantería, por donde se descubre el medio de este cláustro: está colado de la misma materia; hermoseaban su espacio en la mayor parte del año tiestos de diferentes frutales, naranjos, limones y otros que hacian una vista apacible y exhalaban un suave aroma (1). Las bóvedas de los cláustros las dividen diferentes fajas y compartimientos; el suelo es de azulejos y compartimientos pequeños. Las paredes tienen correspondencia á los arcos; estos estan adornados de cuadros grandes, con sus molduras doradas, que ocupan todo su campo, y pertenecen á la Pasion del Señor y vida de la Vírgen; las figuras son casi todas del tamaño natural, obra de un célebre artista romano, costeadas por el cardenal D. Antonio Zapata, y regaladas á esta real casa cuando tomó el velo en ella su sobrina, sor María del Nacimiento.

En el primer arco inmediato á la portería, estaba la capilla llamada del Cordero, hecha á devocion de sor Aldonza del Santisimo Sacramento: la forma del arco de ella era toda de vidrieras guarnecidas de un marco dorado: la bóveda, que aún existe, está hermoseada de escelente pintura, toda dorada, con variedad de grotescos de colores. En la tarjeta de enmedio hay pintado un Espíritu Santo despidiendo rayos de resplandor: en los cuatro rincones, y en el campo azul, hay cuatro escudos relevados y en Aleluyas con grandes letras de oro: en los lados de los arcos colaterales está en uno San Clemente, y en el otro Santa Inés, ambos con sus corderos. El retablo en arco era grande, y ocupaba todo el hueco de la pared de enfrente de la reja. La pintura representaba la vision de San Juan Evangelista en el Apocalipsi, del cordero que estaba sobre el libro cerrado con siete sellos, lámparas, trono, y los cuatro animales y veinte y cuatro ancianos, y San Juan entre muchos bienaventurados escribiendo: era muy vistosa esta pintura, y estaba guarnecida con un precioso marco dorado.

En el altar, sobre una grada, habia, de talla, una urna

(1) Ahora, con la destruccion de los jardines, no sabemos si será igual.

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